viernes, 4 de mayo de 2012

Mi pueblo, la realidad y yo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Descubro con horror que ha sido en mi pueblo y un escalofrío me recorre la columna al leerlo: “Un hombre sobrevive tras entrarle un rayo por el escroto y salirle por un pie”*. Estás más enterado de lo que ocurre en el otro extremo del globo que lo que ocurre a un tiro de piedra de tu casa. Y este es el tipo de caso que hubiera conmocionado a todo un pueblo en otros tiempos, que hubiera servido para poner mote a una familia durante generaciones, algo que no quiero ni pensar.

Espero que lo del rayo no haya sido parte de la campaña promocional del estreno de Los Vengadores y se le haya ido la mano con los rayos al que hacía de Thor, que nunca se sabe. Consultaré a los chicos del cine este fin de semana por si saben algo del asunto. Las campañas de promoción son cada vez más agresivas, pero no quiero pensar que hayan ido tan lejos. Cuando estrenaron “2012”, la película de desastres, creo que no pasó nada, aunque algunos no opinen lo mismo.
La verdad es que estoy preocupado con estas cosas del cine porque creo que igual que la publicidad se personaliza conforme al perfil del consumidor, tengo la sospecha de que con las películas está empezando a pasar lo mismo, que nos las personalizan. Lo digo porque hace unas semanas asistí al estreno de una película —muy mala, por cierto— en la que al comienzo mataban a Bruce Willis a cien metros de mi despacho en la Universidad y al final acababan con Sigourney  Weaver a otros cien de mi antigua casa en Madrid. Es inquietante ver como matan a alguien en el mismo sitio por donde pasas todos los días. Nuestro nivel de aceptación de las ficciones tiene un límite: nos creemos lo que pasa en cualquier galaxia muy, muy lejana, pero somos incapaces de creernos las cosas que nos dicen que aceptemos si ocurren a cincuenta metros de nuestra casa. No sé si es una ventaja o una desventaja evolutiva, como se dice ahora. A lo mejor por eso me parecen más creíbles los discursos de los políticos extranjeros que de los nacionales. A lo mejor por eso veo la crisis en ojo ajeno, pero me resisto a verla en los míos. Quién sabe.

Willis y Weaver en plena Complutense conspirando

Yo debo aceptar sin dudar —lo dice la agencia EFE— que el destino ha interpuesto el escroto de un vecino de mi pueblo en la trayectoria de un rayo que finalmente —gracias a Dios— le salió por un pie, mientras que no debo aceptar más allá del tiempo que están las luces apagadas en la sala que Bruce Willis es disparado desde la facultad de enfrente y Sigourney Weaver estrella un coche en la salida del metro de la Plaza de Las Ventas.  Me creo todas las barbaridades que hace Bruce Willis en Los Angeles o Nueva York; me creo que Sigourney se cargue a todos los aliens que quiera mandándolos al espacio de una patada en el cielo de la boca o con un disparo de arpón ballenero…, pero me cuesta creérmelos en las puertas de mi casa o Facultad. Si el rayo hubiese caído sobre un escroto de alguien en las antípodas, sobre un escroto australiano, quizá me hubiera resultado menos chocante, más creíble. ¿No tienen en Australia ornitorrincos? Todo es muy confuso.



Sin embargo, siempre hay una salida a la confusión: enterarte. Cuando busco morbosamente en el callejero virtual del ayuntamiento de mi pueblo para saber a qué distancia de mi casa estaba el escroto alcanzado por el rayo, descubro que la Avenida de la Ilustración, número 46, lugar en el que, a las 21 horas, ocurrió el certero fogonazo ¡no existe! No existe esa avenida en mi pueblo. Se han equivocado de pueblo o de avenida. Aturdido por el descubrimiento, intento recuperarme del impacto emocional y epistemológico y respiro aliviado. Habrá sido otro escroto, otra calle, otro pueblo, otro país, otro planeta, otra galaxia muy, muy lejana.
La duda se abre paso y cualquier cosa es ya posible. Está claro: no te puedes fiar ni del rayo ni del cine. Ni de muchas otras cosas, claro. Ya lo decía Descartes.

* "Un hombre sobrevive tras entrarle un rayo por el escroto y salirle por un pie". El Mundo EFE 4/05/2012 http://www.elmundo.es/elmundo/2012/05/03/madrid/1336082099.html

Sigourney Weaver disparando por el espacio

Sigourney Weaver disparando por Madrid

¿Dónde esta la Avenida de la Ilustración?




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