Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Leo en La Vanguardia de hoy una interesante entrevista con Freshta
Karimi, una activista afgana de los derechos de las mujeres preocupada porque
la retirada de las tropas signifique el retroceso de los derechos femeninos en
su sociedad increíblemente cruel en este aspecto. Karimi es fundadora de una organización jurídica, Da
Qanoon Ghushtonky, creada en septiembre de 2005. Su principales actividades
son la representación jurídica gratuita en casos penales y de familia para
mujeres, niños y hombres. Se dedican también a la formación jurídica sobre la igualdad a profesionales y estudiantes de Derecho. Ha recibido el premio del Tercer Objetivo del Milenio, de Naciones Unidad, la igualdad de género. Es el Afganistán que intenta abrirse camino.
Explica Karimi que existe el
peligro de que los pactos para conseguir estabilidad sean a costa de las
mujeres y de los derechos que la nueva constitución les reconoce. Temen el
retroceso.
Entrega del Premio MDG3 (ONU) a Freshta Karimi por la labor de la organización |
El gobierno afgano apostó por la justicia informal de los
consejos de las tribus para administrar justicia en diversos temas, más allá de
las pequeñas disputas locales. Como señala Karimi, no se puede pretender que
los consejos de ancianos se equiparen a los conocimientos legales de los jueces.
Afganistán es una república islámica con una constitución que supuso un gran avance
en 2004. Cuando le hablan a Karimi de su fundamentación en la sharía, señala que es mejor que la
justicia local, que al menos reconoce la igualdad de hombres y mujeres. Muchas veces se mantienen antiguos elementos preislámicos, como ocurre también en otros países con ciertas prácticas que se piensan son coránicas y no lo son.
La Sharía no perjudica a las
mujeres, al contrario, las defiende. Nuestras leyes nacionales, nuestra
Constitución, se inspiran en la Sharía. El problema es el sistema informal de
justicia en casos criminales, que según nuestra carta magna deben de ser resueltos
ante una corte penal. En Afganistán hay una larga tradición de justicia
informal. La shura, la jirga, los consejos comunales, forman parte de nuestra
historia. En algunos casos esa mediación es buena para solucionar pequeñas
disputas familiares, pero hoy, en nuestro país, los consejos de ancianos están
tomando decisiones en casos como las violaciones. Desafortunadamente la
comunidad internacional está apoyando este tipo de justicia informal. EE.UU. ha
invertido mucho dinero en formación a pesar de que nosotros nos opusimos.
Formar a los consejos comunales en aspectos legales es bueno, pero no podemos
ponerles en la posición de tomar decisiones en casos criminales o complicados.
Un abogado va a la escuela y a la universidad como mínimo durante 16 años.
¿Cómo puedes explicar 16 años de educación a una persona anciana e iletrada y
que ya no tiene una mente ágil en un mes, dos meses, seis meses, incluso en un
año? No es posible.*
Seminario jurídico de formación de Da Qanoon Ghushtonky |
La unidad de las leyes se disuelve ante la arbitrariedad de
la interpretación y aplicación de la justicia local tradicional. El gobierno de los
talibanes representaba la concentración de todos los prejuicios y prevenciones
contra las mujeres. Las muertes, mutilaciones y agresiones terribles a mujeres están grabadas en nuestra memoria. Los talibanes prohibieron el trabajo femenino, permitiendo
solo a algunas doctoras y enfermeras para que pudieran atender a las pacientes;
igualmente se acabó con la educación y las mujeres solo podían salir a la calle
acompañadas. No es fácil cambiar todo eso por sus raíces sociales.
En 2009 se aprobó una ley para la protección de las mujeres
que tiene que luchar contra los hábitos, costumbres y estructuras sociales del
país. La periodista Ruth López nos cuenta en United Explanations:
[…] la Ley sobre la eliminación de la violencia contra la mujer de 2009 [que]
tipifica como delitos algunas prácticas habituales en Afganistán como por
ejemplo los matrimonios forzados, la compraventa de mujeres bajo el pretexto de
un matrimonio, la entrega de una mujer o una niña para solucionar una disputa (baad) o los crímenes de honor.
Sin embargo, la eficacia de esta
ley está todavía por determinar. Según un informe de UNAMA, la Misión de
Asistencia de la ONU en Afganistán, existen importantes lagunas: no se
establecen diferencias entre una violación o el mantenimiento de relaciones
sexuales fuera del matrimonio (la zina,
que está castigada por ley), dejando indefensa a la víctima si tenemos en
cuenta que en el imaginario colectivo afgano la palabra de un hombre tiene más
valor que la de una mujer; no hay una clara criminalización de los crímenes de
honor, cometidos normalmente por familiares de la víctima; y existe un gran
desconocimiento de la ley por parte de gobernadores y jueces locales proclives
a aceptar sobornos, además de una insuficiencia clara de instrumentos jurídicos
para hacer efectiva la ley.**
La cuestión femenina,
milenaria, no se resuelve en diez años. No se cambian las mentalidades de una
sociedad que vive —y a la que se quiere mantener— como hace siglos, sin
evolucionar en ninguna dirección. Para la mentalidad fundamentalista, la
historia es una foto, no una película. El tiempo se detiene en un momento que
se alarga por milenios sin transformación. Nada cambia. Se ha alcanzado el
punto en el que todo cuadra sin contradicciones aparentes. Es la Ley. La Ley
está por encima de los individuos y la Ley no cambia, es la voluntad de Dios.
El concepto de progreso
es atípico, moderno y mayormente occidental. La idea de que las cosas e
instituciones son perfectibles es una anomalía que, desde la mentalidad
tradicional, las debilita. El truco para que nada cambie es hablar en nombre de
Dios y divinizar las instituciones en su origen. ¿Cómo va el hombre a osar
cambiar lo que nos ha sido dado? Entre ese paquete de medidas está la sumisión
de la mujer de la que evidentemente se beneficia, no Dios evidentemente, sino
los que hablan, juzgan y castigan en su nombre.
Periodistas radiofónicas afganas |
Ruth López concluye: “la salida de las fuerzas
internacionales en 2014 augura un Afganistán olvidado de la agenda mundial, lo
que con toda seguridad llevará a un retroceso en las condiciones ya de por sí
precarias de las mujeres afganas.”**
El retroceso
augurado será una lucha dramática en la que las mujeres que han podido mejorar
algo en estos años su situación se enfrentarán de golpe a las reacciones
brutales de los que consideran que todo esto no ha sido más que un pequeño
paréntesis pecaminoso del que se debe salir cuanto antes. Sin una fuerza
presente que garantice los derechos se volverá en poco tiempo a la misma
situación, y la Constitución o cualquier otra ley serán papel mojado ante el
peso de la tradición.
Será responsabilidad de todos tratar de que ese Afganistán fuera de agenda, que ese Afganistán olvidado, no se produzca porque no hay
peor condena que sumar el olvido a las penalidades por las que habrán de pasar. La mujeres afganas, a su suerte, necesitarán mucha atención y apoyo de todos.
* Freshta
Karimi: "Si la comunidad internacional nos deja solos en Afganistán,
perderemos todo lo que hemos logrado". La Vanguardia 1/05/2012
http://www.lavanguardia.com/internacional/20120501/54287901015/freshta-karimi-comunidad-internacional-deja-solos-afganistan-perderemos-todo-logrado.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.