lunes, 15 de septiembre de 2025

La Vuelta

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Si ayer decíamos que ser asesinado no convertía a Charlie Kirk en mejor persona, por el mismo razonamiento debemos decir que el hecho de que sea para condenar el genocidio israelí en Gaza no justifica la violencia desatada ayer en Madrid.

Mucho me temo que nos estamos equivocando en algún punto, que las bases sobre las que se construye este enfrentamiento diario gobierno-oposición son poco comprensibles y fuera de cualquier sentido de la realidad. No sé muy bien por dónde empiezan, pero sí sé cómo acaban, con una pérdida de sentido común.

Lo que ha ocurrido en Madrid no es una manifestación de libertad, es simplemente una manifestación incontrolada que acaba como solo saben acabarlas, de mala manera.

Nada tiene sentido desde el principio, pese a los avisos de que era así como iba a terminar. Nadie ha sabido o querido pararlo y estaba muy claro desde hacía ya algún tiempo. Pero nadie quiso dar el paso lógico, el punto en el que se podía tomar una decisión juiciosa.

De las declaraciones "nucleares" de Sánchez que no se sabe a cuento de qué venían, a la respuesta del gobierno israelí, pasando por las manifestaciones de Núñez Feijoo y el Partido Popular.

No se ha avanzado nada en los que verdaderamente está sufriendo, los palestinos. Se escoge finalmente lo que menos sentido tiene, convertir la ciudad de Madrid en un espacio de enfrentamiento. Pero lo insólito ha sido la forma de presentarlo desde el gobierno de España, con presidente y gobierno celebrando la forma de actuar. Todo parece un acto, premeditado o no, de celebración de la locura que, insisto, no reporta nada al pueblo palestino.

Si España quería ser ejemplo de Europa, mucho me temo que será un ejemplo negativo. Las palabras de Pedro Sánchez no son las de un gobernante, sino las de alguien que no entiende qué significa gobernar, las de alguien que se pierde en el barullo y grita enfebrecido.

No creo que esto sea ejemplar en Europa, que se entienda como un pueblo que se levanta contra la injusticia. No, no hemos enseñado nada a Europa, solo que Pedro Sánchez no es capaz de conseguir lo que buscaba, un liderazgo europeo. Es difícil encontrar un precedente de este comportamiento y de los resultados.

La Vuelta debería haberlo previsto y tomado una decisión sobre la participación del equipo de Israel, un plan claramente buscado por Netanyahu, un nuevo desafío para poder presentarse como una víctima del "antisemitismo" español, en este caso. Lo ocurrido le permite ahondar en la cuestión y presentarlo como una realidad.

Se equivoca el gobierno si piensa que los gobiernos europeos van a valorar lo ocurrido de forma positiva, como una manifestación del sentir popular frente a la inacción de la fría "burocracia" de la Unión. Se equivoca completamente.

Sánchez, por su parte, convierte la violencia en causa noble y se la lanza a la ciudad de Madrid, a sabiendas de que sus dirigentes, el alcalde y la Comunidad, tendrán que actuar y salir en defensa del orden público. Cree que eso apretará al PP en Madrid, en la Comunidad y en toda España.

La cuestión real es si van a aceptar la "lectura" que hacen desde el PSOE y los partidos a su izquierda, que tratarán de apropiarse del "resultado" callejero. Pero la lectura final es una lucha entre "solidaridad" y "desorden", los dos polos del acto. La violencia acabará destacándose pues es difícil de camuflar su origen con "buenas intenciones". La violencia es lo que es, violencia.

Hay muchas maneras de manifestar el apoyo al pueblo palestino, de organizar envíos de comida o medicamentos a hacerle hueco en nuestras actividades diarias. La resistencia de la Vuelta en no resolver el problema (¿para no ser acusados de "antisemitas?) inicialmente, las malas decisiones intermedias y el desastre final, que nadie quería ver y solo lo celebra el gobierno, por absurdo que parezca, es el panorama que queda.

Por mucho orgullo nacional que le queramos echar a la Vuelta, es un negocio al que nadie ha querido renunciar.

Pero ahora se abre otro melón, el del Festival de Eurovisión. Está claro que Israel no se retira de nada; busca que le echen y cuanto más escándalo mejor para su propaganda y el cultivo del interior.

No creo que nadie entienda lo que ha ocurrido y las reacciones posteriores. Solo en esta imposible España se ve esto. No creo que Europa lo valore como piensa Sánchez. Otro punto más de fricción, pero con consecuencias que tendremos que ver dentro y fuera.

Nuestro apoyo al pueblo palestino; nuestra condena de la violencia que se ejerce contra él. Nuestra condena al terrorismo de Hamás, cuya víctima constante es el propio pueblo palestino, manipulado y usado. Que se suelte a los secuestrados por los terroristas. Y que la paz se busque con la paz, pacíficamente. Condenamos a los que no quieren la paz porque viven de los enfrentamientos.

La violencia en las calles de Madrid no se puede achacar al sufrimiento palestino. Es un monumental error pensarlo así.

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