Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cada
vez se reducen más las opciones de futuro para Israel. El único que no parece
darse cuenta de esto es el propio Netanyahu que sigue sin querer entender el
final de lo que ha causado. El final del proyecto israelí de Netanyahu es cuestión
de tiempo, cifrado en lo que le dure el apoyo norteamericano, es decir, lo que
duren en la Casa Blanca Trump y los suyos, en lo que duren sus posibilidades de
control de la respuesta de los países árabes, que lo aceptan como freno a
Hamás. No se puede pretender que lo que Netanyahu está haciendo se convierta en
una realidad duradera, que aquí no ha pasado nada.
Es tal
la barbarie genocida creada por Netanyahu que es difícil que se pueda sostener
en el tiempo, que no genere una mayor presión en los diferentes países para
frenar al gobierno israelí. Netanyahu no está construyendo una "paz",
sino una animadversión eterna hacia el estado de Israel construido sobre la
sangre de decenas de miles de inocentes, contraviniendo las normas más
elementales, no ya de estado de derecho, sino de la Historia y su recorrido
hacia un humanitarismo necesario para no caer en la barbarie que hoy vemos
cotidiana y normalizada.
Netanyahu
necesitará de una protección eterna para poder mantenerse en el poder y que ese
poder llegue al grado de impunidad alcanzado. Solo le mantiene el fanatismo
interno de los que se consideran el "pueblo elegido" y por ello por
encima de los demás, cumpliendo un designio divino que todo lo justifica y el
conglomerado de intereses económicos que Israel ha sabido construir, de la
defensa a la tecnología, pasando por todo tipo de intereses asentados en países
por todo el mundo.
Hemos
pasado del derecho de Israel a tener un estado al fracaso por rechazo de la
fórmula de los dos estados y, finalmente, al colonialismo genocida del
exterminio de un pueblo cuya presencia incomoda y molesta en su expansión.
En 20minutos se recogen las declaraciones del propio Netanyahu anunciando un futuro "autártico" para Israel. El país debe redefinirse, señala, y comprender que va a ser el centro de ataques y recortes de todo tipo, lo que le obliga a ser autosuficiente, especialmente en lo que respecta a su propia defensa con la industria armamentística. En el diario se titula "Así es 'Súper Esparta', la idea de Netanyahu para convertir Israel en una autarquía si el embargo comercial se extiende por el mundo", En el texto, obra de Chema Lizarralde, se trata de explicar por boca de Netanyahu lo que dijo unos días antes:
Como la palabra autarquía pesa mucho y la imagen de
una súper Esparta, también, el primer ministro tuvo que salir a aclarar sus
comentarios del lunes. Según él, sus palabras fueron
"malinterpretadas" por los medios, pero que "los mercados sí
entendieron lo que decía".
"En esencia, la bolsa —los mercados— entienden
lo que dije sobre la fortaleza de la economía israelí y la rentabilidad de
invertir en Israel. Y esto es muy importante para asegurar nuestro
futuro", aseguró en una conferencia de prensa en la noche del martes.
Netanyahu afirmó que el shekel (moneda de Israel) estaba más fuerte que antes
de la guerra, que la bolsa se estaba comportando a niveles récord, que el
desempleo estaba en un mínimo histórico y que recientemente se había producido
una gran afluencia de inversión extranjera en Israel.
Pero no todos los actores económicos hacen piña con el
optimismo del actual Gobierno. El Foro Empresarial de Israel declaró que
"no somos Esparta". Según esta organización que representa a los
trabajadores de 200 de las empresas más grandes de Israel, las políticas de
Netanyahu estaban llevando al país "hacia un abismo político,
económico y social que pondrá en peligro nuestra existencia en Israel»".
Al tiempo, el presidente de la federación sindical Histadrut, Arnon Bar-David, también discrepó del primer ministro: "No quiero ser Esparta... Merecemos la paz. La sociedad israelí está agotada y nuestra posición en el mundo es muy mala".
También la oposición al actual Gobierno ha saltado como un resorte al escuchar hablar de una autarquía que podría durar años. "Ustedes son la principal causa del aislamiento diplomático", acusó el líder de la oposición, Yair Lapid. Y citó el silencio de Netanyahu cuando Israel enfrentó críticas de la prensa internacional después de que ministros de extrema derecha hicieran comentarios que sugerían el lanzamiento de una bomba atómica sobre Gaza y que podría estar justificado matar de hambre a los residentes de la Franja.*
Empresarios, sindicatos y oposición no comparten la idea de Netanyahu; es
decir, no ha convencido a nadie que no estuviera ya convencido, la ultraderecha
religiosa en la que se apoya.
Los apoyos a Netanyahu se debilitan y las críticas se radicalizan. Lo de La
Vuelta o Eurovisión no son más que pequeños detalles llamativos, efectistas y,
desgraciadamente, algo que obliga —dada la polarización— a los rivales
políticos a hacer encaje de bolillos ante la opinión pública. Hoy la política real
se maneja desde la sombra; el griterío de las calles afecta relativamente; son
muchas veces poco eficaces y, en ocasiones, hasta contraproducentes.
Es dentro del propio Israel donde se tiene que decidir si realmente quieren
un Israel separado del mundo —eso implica limitaciones en comprar y vender—,
objeto de boicot constante y objetivo de todos los que quieran hacerse visibles
aprovechando la ocasión.
Hace muchos meses ya que señalamos que la causa no tiene futuro porque no
hay solución por este camino. Lo que Netanyahu llama "solución", la
destrucción del pueblo palestino, ya que no hay "estado" que destruir,
no es solución sino un grave problema. Compararse o tener como objetivo ser
como Esparta, fuerte y autosuficiente, no es más que un ingenuo sueño
imperialista. Y no está en el lugar adecuado ni en el tiempo propicio. Puede
intentarlo, pero no prosperará más allá de un punto. El fututo es un nuevo
"éxodo", una nueva huida fuera de Israel. No es fortaleza lo que espera, es más debilidad.
En cuanto comiencen los boicots, oficiales o populares, a las empresas que
apoyan o negocian con Israel, la prosperidad que "hoy ve" Netanyahu
irá desapareciendo. Cuando los gobiernos calculen cuántos votos les cuesta su
apoyo o abstención con Israel, empezarán a retroceder o a buscar otras vías.
La idea autártica no es más que una ficción. En realidad, Israel se está beneficiando de lo contrario: del temor de los países árabes a que prosperen organizaciones como Hamás que intenten cambiar dogmáticamente sus cómodos reinos. El silencio de los países árabes depende precisamente de ese temor. Y ahora se les ha ido de las manos, con un Netanyahu autártico en conjunción con el apoyo de Trump. Resulta irónico, por no decir otra cosa, el que algunos se refieran al Estado de Israel como la "única democracia de la zona". ¿Dónde está ahora la "democracia", ese privilegio de unos pocos frente al destino cruel de todo un pueblo al que se le niega hasta el alimento? Creo que la democracia es otra cosa, unos valores de los que ahora carecen. Fundamentar la "defensa" en el exterminio no es democracia.
Netanyahu no tiene un futuro que lo cambie todo como él cree en las manos. Es una cruel fantasía que solo se sostiene por la fuerza y los intereses, que se basa en la extinción de un pueblo. Pero ni uno ni otro son eternos. Es un oscuro y sangriento futuro por delante.
* Chema Lizarralde "Así es 'Súper Esparta', la idea de Netanyahu para convertir Israel en una autarquía si el embargo comercial se extiende por el mundo" 20mintos 20/09/2025 https://www.20minutos.es/internacional/asi-es-super-esparta-idea-netanyahu-para-convertir-israel-una-autarquia-si-embargo-comercial-se-extiende-por-mundo_6327249_0.html






No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.