miércoles, 21 de febrero de 2024

¡...y 5.000 entradas!

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

¡Queridos hipotéticos lectores, gentes del otro lado! Esta entrada que estás leyendo es la número 5.000 del blog, algo que comenzó con la Primavera Árabe y sigue hoy para asombro propio. "¡Escribes todos los días!", me dice una alumna de doctorado, algo que dice no sé si con espanto o con admiración, quizá una mezcla de ambos.

Algunos escriben "diarios" sobre lo que les pasa cada día; yo, falto de esa faceta del ego, escribo sobre lo que veo que pasa y trato de comprender, ejercicio inútil pues el mundo es por definición inexplicable. Solo los muy tontos creen saberlo todo, un todo que se nos escapa por las rendijas del cerebro. Pero esto no significa que no se pueda aprender, que es algo más modesto y al alcance del que se lo propone. 

Pisando charcos tiene ese nombre porque intentaba recoger en esa frase una cierta actitud de ir por mi cuenta, un elegir lo que me apeteciera sin que hubiera una línea fija o constante. Escribir no puede ser una cárcel, sino más bien lo contrario, una forma de liberar ideas y sentimientos. Es también una forma responsable de mirar devolviendo nuevas preguntas a las que se nos ofrece cada día.

Con el tiempo vas viendo cómo esos cinco mil textos que han quedado atrás han ido acumulando más preguntas que respuestas, más inquietudes y sorpresas que certezas. Puede que suene un tanto socrático, pero creo que es la única posición honesta de quien mira cada día lo que ocurre.

En estos años he tratado de resistirme a lo obvio y aprovechar para desplazarme por zonas poco frecuentadas por nuestros medios, zonas ignoradas y que, sin embargo, forman parte de esa realidad fragmentada que se nos ofrece. Creo que entre tantos temas propuestos (las etiquetas solo son una pálida muestra de todo lo que pasa por las páginas), navegamos como Ulises, tratando de escapar  a los cantos de sirena de lo excesivamente actual, una etiqueta engañosa, pero que muchas veces no se puede ignorar.

Cuando te mueves por los medios es difícil escapar de esos cantos. Pero siempre encontramos alguna grieta informativa por la que se puede alejar de un mundo que trata cada vez de llevarte a donde les interesa a algunos, aunque no tenga un interés real. Lo dicho, cantos de sirena. Pero tampoco tiene sentido refugiarse en los exótico o en lo extravagante. Precisamente ha ocurrido lo contrario: temas lejanos, marginados de las primeras líneas mediáticas, se acaban haciendo cotidianos al comprender mejor otras perspectivas, tan diferentes o tan ignoradas.

Si de algo estoy satisfecho en estos años (desde 2011 que comenzamos esta peregrinación) es que hemos recorrido muchas rutas olvidadas, especialmente las del mundo árabe, por el que he querido moverme, precisamente por lo olvidado o tópico en su tratamiento. Es una buena práctica salir de nuestra prensa y adentrarse en otras perspectivas e intereses. Te das cuenta de lo condicionada que estan nuestra mirada, nuestra mente por lo que ponen cada día ante ellas. 

Así que, estimados lectores del otro lado de la pantalla, los que comparten unos minutos leyendo lo escrito hoy o hace diez años, los que encuentran algo interesante o simplemente curioso en cualquier texto, mañana entraremos en una nueva cantidad dejando depositados 5.000 entradas sobre las cosas que en estos años me han pasado por la cabeza. 

Espero poder celebrar nuevas cifras, que serán señal de que la vida continúa, que sigue ofreciendo motivos para la reflexión, que seguimos sintiendo la misma energía que nos ha llevado de tiempo en tiempo, la curiosidad. Gracias a ella he descubierto muchas cosas que no vemos habitualmente, personajes y situaciones, hechos e historias que nos hacen llegar cada día desde muchos rincones. Es sorprendente lo limitada que puede llegar a ser la mirada de la gente. Un día lo descubres en ti mismo y según como reacciones tu vida tomará unos derroteros.

Cuando hace unos días vi que se acercaba esta cifra de 5.000 entradas me hizo darme cuenta de que podemos medir el tiempo de muchas formas, una de ellas escribiendo, que es una forma de vivir consciente, una memoria externa, fijada y compartida. No me importa la cantidad, solo que cada día se avanza hacia un fin inesperado, pero que está ahí. Escribir es vivir, recordar, hacer vivir.

Nunca me arrepentí de comenzar y voy a seguir este camino diario. No se trata de récords, sino de experimentar lo que ocurre cada día salvándolo en forma de escrito. Escribir es un pensar doble, un vivir doble, una memoria compartida.

Seguimos.



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