martes, 27 de febrero de 2024

El escándalo del 26% en riesgo de exclusión

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Mientras el universo se encuentra paralizado por si el ex ministro Ávalos dimite o no antes de que se tengan que enfrentar en épica y previsible lucha el presidente del gobierno y el líder de la oposición, en un lado de la página, lejos de estos grandes temas, se nos remite a la realidad, sobre la que —¡qué remedio!— hay que informar. La noticia que nos da RTVE.es es clara: 

El porcentaje de población que se encuentra en riesgo de pobreza o exclusión social volvió a aumentar en España en 2023 hasta situarse en el 26,5%, medio punto más que el año anterior, a pesar de que los ingresos subieron considerablemente y de que las posibilidades de trabajar mejoraron, lo que apunta a que el incremento del coste de la vida, tras dos años de inflación disparada, ha erosionado notablemente el bienestar de los hogares españoles.

Así se refleja en la última Encuesta de Condiciones de Vida, publicada este lunes por el Instituto Nacional de Estadística, que muestra que dos de los tres componentes de la tasa que mide el riesgo de pobreza y exclusión social (AROPE, por sus siglas en inglés) han mejorado ligeramente respecto a 2022. En concreto, ha descendido al 20,2% el porcentaje de población que está por debajo del umbral de renta que marca el riesgo de pobreza y también ha bajado la proporción de quienes trabajaron menos del 20% de las horas potenciales, hasta situarse en el 8,4%.

Sin embargo, esas mejoras no han evitado un incremento de la tasa, esencialmente porque la carencia material y social severa ha empeorado notablemente, al pasar de afectar a un 7,7% en 2022 al 9% de 2023. En este porcentaje se incluyen las familias que no pueden permitirse al menos cuatro de nueve conceptos prefijados, que van desde costear una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días hasta sustituir los muebles viejos, pasando por irse de vacaciones al menos una semana al año o mantener la vivienda a una temperatura adecuada.*


¿Podemos admitir, de cualquier forma, desde cualquier perspectiva, ese dato de un 26'5% de personas en riesgo de pobreza sin que se nos caiga al alma a los pies y la cara al suelo? Esta realidad brutal, que nos estalla en el rostro, nos habla de cómo la inflación devora el aumento de los ingresos, haciéndolo inútil. No hay mejora sino lo contrario. Es lo que debería estar en primer término de la vida política y lo que debería ser atendido con urgencia. 

Se nos habla de "ligeras mejoras" que no sirven para nada. Es la magia de los datos, su juego, algo a qué agarrarse. Pero ese 26'5% de la población pide algo más que palabras. 

La noticia de esa pobreza que no se puede ocultar no mitiga la discusión, verdadera cortina política de humo. Cuando se revisan muchas de las cifras que son las verdaderamente determinantes de la vida de todos, como el acceso a la vivienda, la estabilidad del trabajo, los ingresos, etc. vemos con asombro que solo se usa el dinero público para aquello que se puede agitar en las discusiones, pero la realidad salta finalmente con esos datos: cada día vivimos peor, tenemos peores perspectivas de futuro. Cada día hay más pobres, pero eso no preocupa a los políticos que buscan la creación de una economía del gasto, del entretenimiento, de la feria, de los viajes, de los festivales... para quienes se lo pueden permitir.  Y son cada vez menos. Pero siempre nos salvará el turismo (que haya quien se lo pueda permitir fuera), aunque la sequía nos deje sin piscinas o largas duchas en los gimnasios. Se quejaran hoteleros, propietarios de gimnasios, etc. como hoy se quejan agricultores.


Lo que se nos dice sobre lo que los españoles no podemos hacer es ya bastante serio y afecta a eso que la jerga sociológica trata de mitigar el dramatismo:

Así, el 6,4% de la población no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado al menos cada dos días, un punto más que el año anterior, y el 20,7% no pudo mantener la vivienda a una temperatura adecuada, cuando en 2022 era el 17,1%. Y aunque se reduce al 33,1% la gente que no pudo permitirse una semana de vacaciones, sube hasta el 37,1% la proporción de personas que no pueden afrontar gastos imprevistos, frente al 35,5% de 2022. 

Ese empeoramiento generalizado de las carencias materiales y sociales, además, afecta especialmente a las familias con niños, sobre todo si un único adulto es el que está a cargo del hogar. Por ejemplo, la población de estos hogares que no puede permitirse una comida de carne, pollo o pescado sube del 7,4% al 11,5%, cuatro puntos más en tan solo un año. Y casi el 60% no pueden afrontar gastos imprevistos.

Pero los aumentos de esta situación precaria están lejos frente a esa avalancha de pseudo problemas generados por los propios políticos y su objetivo desviado de permanecer en el poder. Frente a estos datos, datos dolorosos, lo único que parecen contar es lo que se llama la "aritmética del poder", la suma de los votos necesarios para poder gobernar. Dado el calendario electoral permanente, una generales salpicadas de autonómicas, no hay otro fin que el de mantenerse.

Se nos dice que la inflación se come cualquier aumento en los ingresos. Nadie se muestra como responsable; tenemos al campo en pie porque dicen que venden con pérdidas, mientras cada vez son más personas las que no pueden pagar los precios desorbitados de algunos alimentos, pero tampoco parece haber responsables. Cada vez es más improbable hacerse con una vivienda, tampoco nadie asume el problema. La natalidad desciende porque no hay casa ni estabilidad en el empleo o sueldo que se lo pueda permitir en una gran mayoría.

Me gustaría ver a políticos de todos los partidos diciendo "¡basta!" de discusiones y pasemos a los problemas reales, no solo a los que ellos mismos causan. La urgencia es grande. Cuando el país se empobrece, la corrupción apunta al dinero público y si este no está bien controlado el saqueo es constante.

Las cifras son un escándalo para los políticos y para los que les seguimos el juego de la diferentes formas de distracción que emplean. Consiguen que muchos piensen que son esenciales. Pero la realidad es el creciente desencanto ante la política, al menos para un 26% de la población. Este desencanto es peligroso porque hacer perder la fe en el sistema. Con este desapego crece la corrupción la violencia social, la ausencia de responsabilidad ante lo que ocurre a nuestro alrededor... La política no es privilegio, sino servicio. Los que no lo entiendan deberían retirarse por su propio fracaso en enderezar la realidad. ¡Basta de narcisismo político! Los problemas no pueden seguir así, creciendo ante la inoperancia y la gresca que entretiene. El riesgo es el crecimiento del populismo, del autoritarismo y de la indiferencia del que no se siente vinculado más que a sus propios intereses y se hace rico incluso con necesidades, como en el caso de las mascarilla. Crecimiento de la pobreza y crecimiento de la corrupción. No es casual.

 

* Daniel Flores / DatosRTVE "La población en riesgo de pobreza volvió a subir en 2023 hasta el 26,5% pese a mejorar los ingresos" RTVE.es 26/02/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240226/poblacion-riesgo-pobreza-subir-2023/15986250.shtml

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