Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Escribía
Nietzsche que el ser humano envidia la felicidad del cordero porque este no
tiene pasado con el que lidiar, no tiene historia que dejar atrás ni reproches
por lo ocurrido o hecho. Cada día es un nuevo comienzo y eso es algo por lo que
muchos darían lo que tienen. Pero eso es difícil. Ya lo era por la memoria
colectiva, que tiende al reproche en cuanto que tiene ocasión; también por el
remordimiento personal, la forma en que tenemos de torturarnos por lo que no
podemos olvidar. Pero hoy con una memoria colectiva respaldada por miles de documentos
en los medios de comunicación, las búsquedas en Google, cámaras por todas
partes y redes sociales difundiendo versiones de nosotros mismos, retratos
construidos por nosotros mismos, por nuestros amigos y enemigos, es difícil
olvidar. Cada vez somos más seres históricos,
aunque sea con un recuerdo azaroso que va y vuelve según interese a unos y
otros.
El solemne discurso de José Luis Ábalos,
tan sentido, con ese tono trascendente, tenía mucho de soberbia. Reproches a la
falta de compañerismo y a la injusticia del sistema que hace pagar a unos por
lo que otros hacen. Ábalos, nos dice, no quiere pasar a la historia como un
"corrupto" cuando dice que no lo es, que los jueces no le implican.
Pero las "manos derechas" están siempre pegadas a un cuerpo, en este
caso, el suyo, aunque como dice el Evangelio de San Mateo, "que tu mano izquierda
no sepa qué hace tu mano derecha". Puede que sea recomendable para el
evangelio, pero desde luego no lo es para la política.
Algunos
titulares destacan que el que "fuera mano derecha de Sánchez" ha sido
cortado por lo sano. Ábalos, por el contrario, no ha sabido hacerlo a tiempo.
Desde el PSOE se intenta un imposible entendimiento por parte del defenestrado
de que lo que están haciendo es por su bien y por el de todos, aunque esto sea
difícil de entender. El ministro Oscar Puente ha tratado de hacer didáctica con
el asunto:
En su intervención, ha aprovechado para
subrayar que desde el PSOE no tienen razón de atribuirle a Ábalos un
comportamiento ilícito. "Nadie en el partido le está acusando de
corrupción", ha reiterado el ministro, quien, sin embargo, ha sostenido
que "un buen socialista" no puede irse al Grupo Mixto. "Tiene
que tomar una decisión que esté a la altura de su trayectoria como político y
esta, desde luego, no lo está", ha sostenido.
Puente ha considerado que Ábalos "se
equivocó eligiendo y vigilando", especialmente tras haber escuchado
declaraciones de este fin de semana en las que el hasta ahora diputado
socialista reconocía que fue advertido: "Mucha gente le advirtió. Si no
tomó decisiones, se hace responsable políticamente del comportamiento de esa
persona".*
Creo
que ese punto soberbia, que Ábalos sostiene frente a su propio partido, puede
explicar algo de lo ocurrido, especialmente cuando se explica que estaba
"advertido", pero puede que, como ocurre a veces, la advertencia sea
contraproducente y provoque una reacción en dirección contraria por aquello de
"¿quién me va a dar lecciones a mí?"
Ahora
el PSOE tiene abierta una situación crítica que dentro de nuestra guerra política
sin tregua será "aprovechada" por casi todos para hacer un canto a la
honestidad... a la espera de que salte el siguiente caso. A ver a quién le
toca.
Lo que
pueda decir José Luis Ábalos es complicado porque los ataques que le haga la
oposición no serán los mismos que le hagan desde sus antiguas filas. El PSOE,
una vez que Ábalos no ha aceptado lo que se le exigía, tiene que andar con
tacto, con pies de plomo, porque esa defensa del "honor" puede ser
muy amplia y sin miramientos. Es un claro "moriré matando".
¿Tienen
fin el "caso Koldo" y el ahora "caso Ábalos"? ¿Logrará José
Luis Ábalos desprenderse del peso fatal de la historia en cualquier versión, judicial,
fotográfica, hemerográfica...? ¿Hasta dónde llevarán las investigaciones
europeas y españolas en marcha?
La historia, cuando no la escribe uno, suele ser molesta, como decía Nietzsche. La cuestión está en que, una vez fuera del poder, no es sencillo escribirla. Si la idea de José Luis Ábalos es dar espectáculo veremos en qué queda la cuestión. La cuestión no es hacer desaparecer la historia, algo difícil en estos tiempos. La cuestión, como siempre, es quién la escribe. Ábalos la quiere escribir él, pero puede tener las cosas complicadas.
La cuestión clave es cuántos frentes reales, cuántos competidores va a tener Ábalos para reescribir una historia complicada. Es decir, quién le dará el último golpe.
*
"El Gobierno asegura que Ábalos "no es coherente" y señala su
responsabilidad política: "Culpa de elegir y de vigilar""
RTVE.es 27/02/2024
https://www.rtve.es/noticias/20240227/gobierno-abalos-responsabilidad-politica-personal-corrupcion/15988286.shtml
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