miércoles, 28 de febrero de 2024

La memoria del cordero

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Escribía Nietzsche que el ser humano envidia la felicidad del cordero porque este no tiene pasado con el que lidiar, no tiene historia que dejar atrás ni reproches por lo ocurrido o hecho. Cada día es un nuevo comienzo y eso es algo por lo que muchos darían lo que tienen. Pero eso es difícil. Ya lo era por la memoria colectiva, que tiende al reproche en cuanto que tiene ocasión; también por el remordimiento personal, la forma en que tenemos de torturarnos por lo que no podemos olvidar. Pero hoy con una memoria colectiva respaldada por miles de documentos en los medios de comunicación, las búsquedas en Google, cámaras por todas partes y redes sociales difundiendo versiones de nosotros mismos, retratos construidos por nosotros mismos, por nuestros amigos y enemigos, es difícil olvidar. Cada vez somos más seres históricos, aunque sea con un recuerdo azaroso que va y vuelve según interese a unos y otros.

El solemne discurso de José Luis Ábalos, tan sentido, con ese tono trascendente, tenía mucho de soberbia. Reproches a la falta de compañerismo y a la injusticia del sistema que hace pagar a unos por lo que otros hacen. Ábalos, nos dice, no quiere pasar a la historia como un "corrupto" cuando dice que no lo es, que los jueces no le implican. Pero las "manos derechas" están siempre pegadas a un cuerpo, en este caso, el suyo, aunque como dice el Evangelio de San Mateo, "que tu mano izquierda no sepa qué hace tu mano derecha". Puede que sea recomendable para el evangelio, pero desde luego no lo es para la política.

Algunos titulares destacan que el que "fuera mano derecha de Sánchez" ha sido cortado por lo sano. Ábalos, por el contrario, no ha sabido hacerlo a tiempo. Desde el PSOE se intenta un imposible entendimiento por parte del defenestrado de que lo que están haciendo es por su bien y por el de todos, aunque esto sea difícil de entender. El ministro Oscar Puente ha tratado de hacer didáctica con el asunto:

En su intervención, ha aprovechado para subrayar que desde el PSOE no tienen razón de atribuirle a Ábalos un comportamiento ilícito. "Nadie en el partido le está acusando de corrupción", ha reiterado el ministro, quien, sin embargo, ha sostenido que "un buen socialista" no puede irse al Grupo Mixto. "Tiene que tomar una decisión que esté a la altura de su trayectoria como político y esta, desde luego, no lo está", ha sostenido.

Puente ha considerado que Ábalos "se equivocó eligiendo y vigilando", especialmente tras haber escuchado declaraciones de este fin de semana en las que el hasta ahora diputado socialista reconocía que fue advertido: "Mucha gente le advirtió. Si no tomó decisiones, se hace responsable políticamente del comportamiento de esa persona".*

Creo que ese punto soberbia, que Ábalos sostiene frente a su propio partido, puede explicar algo de lo ocurrido, especialmente cuando se explica que estaba "advertido", pero puede que, como ocurre a veces, la advertencia sea contraproducente y provoque una reacción en dirección contraria por aquello de "¿quién me va a dar lecciones a mí?"

Ahora el PSOE tiene abierta una situación crítica que dentro de nuestra guerra política sin tregua será "aprovechada" por casi todos para hacer un canto a la honestidad... a la espera de que salte el siguiente caso. A ver a quién le toca.


Con Ábalos atrincherado en el grupo mixto "defendiendo su honor", según sus propias declaraciones en ese sentido discurso, el PSOE va a tener que andar con pies de plomo cada vez que el caso vaya avanzando. "Defender su honor" supone que el exministro socialista se defenderá de los que abogan por la "transparencia" y quieren que la responsabilidad acabe en él. Pero la oposición ya pide más cabezas y más altas, apuntando a la cima. Y aquí, son palabras mayores, empieza a funcionar el instinto de supervivencia. Ya no hay "grupo", solo manada eliminando al más débil.

Lo que pueda decir José Luis Ábalos es complicado porque los ataques que le haga la oposición no serán los mismos que le hagan desde sus antiguas filas. El PSOE, una vez que Ábalos no ha aceptado lo que se le exigía, tiene que andar con tacto, con pies de plomo, porque esa defensa del "honor" puede ser muy amplia y sin miramientos. Es un claro "moriré matando".

¿Tienen fin el "caso Koldo" y el ahora "caso Ábalos"? ¿Logrará José Luis Ábalos desprenderse del peso fatal de la historia en cualquier versión, judicial, fotográfica, hemerográfica...? ¿Hasta dónde llevarán las investigaciones europeas y españolas en marcha?


Como le ha dicho su ex compañero, el ministro Óscar Puente, no se trata de enriquecerse ilícitamente, sino de no haber vigilado y controlado a los que tenía en su esfera más cercana, los que han actuado en su nombre aunque él no lo supiera y no lo hubiera consentido. Es una responsabilidad, como se dice habitualmente, política, un concepto que si un político de experiencia —que seguramente habrá aplicado a otros— no entiende es que ha aprendido poco realmente.

La historia, cuando no la escribe uno, suele ser molesta, como decía Nietzsche. La cuestión está en que, una vez fuera del poder, no es sencillo escribirla. Si la idea de José Luis Ábalos es dar espectáculo veremos en qué queda la cuestión. La cuestión no es hacer desaparecer la historia, algo difícil en estos tiempos. La cuestión, como siempre, es quién la escribe. Ábalos la quiere escribir él, pero puede tener las cosas complicadas. 

La cuestión clave es cuántos frentes reales, cuántos competidores va a tener Ábalos para reescribir una historia complicada. Es decir, quién le dará el último golpe.


* "El Gobierno asegura que Ábalos "no es coherente" y señala su responsabilidad política: "Culpa de elegir y de vigilar"" RTVE.es 27/02/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240227/gobierno-abalos-responsabilidad-politica-personal-corrupcion/15988286.shtml

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