Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cuando
Rusia atacó e invadió Ucrania, cuya guerra acaba de cumplir 2 años y comienza
el tercero, sabía perfectamente el momento adecuado. La estrategia de la
dependencia estaba en sus horizontes. El planteamiento es sencillo: convierte a
tu enemigo en tu cliente y se lo pensará dos veces.
Es
difícil entrar no ya en guerra sino mantener un enfrentamiento con un país del
que dependes en algún aspecto básico. Durante años, la estrategia rusa ha sido
esa, establecer lazos, especialmente los energéticos, con países del entorno.
Caer en la trampa es fácil: Rusia te ofrece el mejor precio de lo que más
necesitas. ¿Quién se resiste a eso? Pronto dependes de ellos y te das cuenta de
lo que te juegas.
Son
conocidos los efectos de la dependencia del gas ruso en Alemania. En Euronews
nos muestran los efectos de esta estrategia en un país de la zona, Austria:
Ha comenzado la prospección para la búsqueda de un
pozo de gas en el valle de Jaidhaus, en la Alta Austria, pese a las protestas
populares. El país está buscando fuentes alternativas al gas ruso, del que
depende energéticamente en un 98%.
En el valle de Jaidhaus, en Molln, Alta Austria,
comenzó el domingo 25 de febrero la primera perforación de los pozos de gas
de la empresa energética ADX, muy cerca del Parque Nacional Kalkalpen. De hecho
fueron muy críticos con la decisión de la UE tras empezar la guerra de Rusia
contra Ucrania.
Los opositores al proyecto lograron retrasar la
perforación durante meses. Ahora la perforación continuará durante seis
semanas sin interrupción. Alrededor de diez personas trabajan en la planta las
24 horas del día.
Austria depende, casi en su totalidad, del gas ruso
Austria necesita nuevas fuentes de gas: en los últimos
dos años, el país no ha disminuido, sino que ha aumentado su dependencia del
gas ruso, hasta el 98% de su dependencia del gas ruso.
El gobierno de Viena está considerando la liquidación anticipada del contrato con Moscú, pero para ello es necesario encontrar fuentes alternativas confiables.*
Resulta interesante la información de que la dependencia del gas ruso creció durante este periodo de la guerra con Ucrania. No es nada extraño. El hecho de que otros países dejaran el gas ruso tuvo un efecto de mercado: primero subió los precios del gas que no proceda de Rusia por el aumento de la demanda; en segundo lugar, por el mismo efecto de mercado, bajó el precio del gas ruso, algo que algunos —como el Kremlin habría supuesto— no iban a dejar pasar.
Una dependencia energética del 98% no es una menudencia. Significa que te pueden paralizar el país con cerrar el grifo; significa que te pueden subir los precios y dejarte en bancarrota, arruinarte la economía dejando unos costes inasumibles.
Rusia ha jugado a la guerra durante la paz. Se ha hecho dominante de muchas economías industrializadas que dependían de los inmensos recursos energéticos naturales de los que disponía. Rusia es un gigantesco depósito de energía que apenas utiliza. Solo la ofrece y crea las dependencias que vemos con países que pronto no pueden sobrevivir sin esa energía.
Pero hay otro factor más. En este tiempo insistimos en él, el de la propaganda y la desinformación destinada a promover desorden y contestación a las medidas que se tomen para frenar la dependencia. Las protestas en Austria son significativas. Unos días serán los ecologistas, otros los agricultores, pero cualquier proyecto que afecte a Rusia se verá contestado desde la redes sociales que animarán a la protesta en cualquier país.
En España acabamos de sufrir una serie de ataques de hackers rusos en "solidaridad" con las protestas agrarias españolas, algo que se está produciendo por toda Europa, especialmente de Francia y Alemania, además de en nuestro país. Uno de los elementos sobre la mesa es precisamente el "grano ucraniano", cuya venta Rusia trata de evitar para así restar recursos al país invadido y crear un conflicto con la exportación. De esta forma, no solo se aísla a Ucrania, sino que se crea una animadversión europea hacia uno de los pocos recursos que les quedan. Alguien dirige hacia Ucrania el dedo acusador poniéndola en el punto de mira de las protestas. Así ocurre en Polonia, que considera el gano ucraniano un "rival" que le perjudica.
En France 24 podemos leer sobre las manifestaciones de los agricultores polacos contra el grano de Ucrania:
La jornada de este domingo se
suma a una lista de medidas de hecho que han tomado los agricultores polacos.
Además de las quejas por el Pacto Verde, reclaman que Bruselas haya
permitido el ingreso de los productos agrícolas ucranianos que, según ellos, no
respetan las normas del bloque.
Aunque Polonia ha expresado estar en contra de la invasión
rusa en Ucrania,
el ingreso de sus cereales ha significado una molestia para sus agricultores.
En varias ocasiones, los manifestantes han bloqueado los pasos fronterizos con
Ucrania.
Incluso, hace dos días lanzaron 160 toneladas de maíz, supuestamente exportado de Ucrania, sobre las vías del tren, en Kotomierz, a unos 300 km al noroeste de Varsovia. Explicaron que el precio bajo del grano ucraniano pone en peligro el sector agrícola polaco.**
Las posibilidades de una Rusia comiéndose poco a poco Europa no es de su preocupación. Son países que ya estuvieron invadidos y, por lo que se ve, algunos los echan de menos. Putin juega con esas bazas; solo tiene que prometer, decir que antes las cosas estaban bien... hasta que Ucrania las torció. Ese mensaje va avanzando, infiltrándose, con ayuda o sin ella, en mentes y organismos, y finalmente acaba llegando a donde el Kremlin quiere, causando los efectos perturbadores deseados. Las protestas acaban llegando a los gobiernos que, temerosos de los efectos electorales, acaban claudicando.
La dependencia se ha mostrado una política eficaz especialmente si es de un país que, como Rusia, no tiene democracia alguna y puede manejar a pérdidas los recursos sin que nadie se atreva a denunciarlo. Pero esto sobrepasa ya los efectos tradicionales de tratar con dictaduras, el conseguir buenos precios. La dependencia energética de un 98% como se nos dice de Austria es mucho depender, solo que el precio se paga en otra moneda.
Con las medidas económicas con la dependencia creada, el malestar antioccidental a causa de la guerra desencadenada por Hamás en el momento justo y con los hutíes hundiendo barcos en el Mar Rojo, la complicación va creciendo. Muchos discuten si a Putin le viene bien una guerra larga o corta. Con todo esto en marcha, espera que la división del armamento (son dos guerras a la vez, Ucrania y Palestina), la división de los recursos de apoyo, y los efectos económicos sobre las poblaciones obliguen a los gobiernos a dar marcha atrás.
En Rusia esto se resuelve encarcelando o haciendo desaparecer a los disidentes; en Europa, por el contrario, se sale a la calle a protestar y a hundir gobiernos y apoyos. Rusia contaba con ello.
* "Austria en busca de un pozo de gas para dejar de depender de Rusia " Euronews 25/02/2024 https://es.euronews.com/2024/02/25/austria-en-busca-de-un-pozo-de-gas-para-dejar-de-depender-de-rusia
** "Agricultores polacos intensifican su protesta contra el Pacto Verde y el grano ucraniano" France 24 25/02/2024 https://www.france24.com/es/europa/20240225-agricultores-polacos-intensifican-las-protestas-contra-la-ue-y-el-grano-ucraniano
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