jueves, 1 de febrero de 2024

La luna, el dedo y el móvil

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

La ministra Pilar Alegría ha pedido llegar a una política común sobre el uso de los móviles en los centros educativos. La expresión "política común" es una especie de utopía política, un estado de nirvana en el que el político se desprende de su carga ideológica, de sus estrategias de asalto y refutación, de intereses partidistas y personales, etc. y se eleva hacia la nada del acuerdo con dos posibilidades: enfrentarse a un problema o hacerse la foto.

Los titulares de los medios como "Alegría pide una respuesta "común y coordinada" para regular los móviles en los colegios y el PP le acusa de "llegar tarde"" (RTVE) o "Educación pide unidad para prohibir los móviles en las aulas y las comunidades replican que ya contemplan medidas" resaltan la petición de unidad, algo poco frecuente, ya sea porque no se pide o porque si se pide se rechaza para volver a la destructiva política de la gresca, en la que los políticos seleccionados para sus puestos se han criado. Este es parte del problema: se lleva mucho tiempo dando alas a este tipo de perfiles broncos y les cuesta adaptarse a las mesas.

Me ha resultado ingeniosa la réplica de la ministra ante las críticas, en este caso, mediante la alusión cultural: 

En cuanto a las críticas vertidas por las comunidades, la ministra ha dicho que es importante "mirar la luna y no quedarnos con el dedo", por lo que ha instado a centrar la atención en "que estamos adoptando una respuesta común". "Había una preocupación social, ya no solamente de las familias, sino también del profesorado, que nos pide una regulación en la que ellos también se sientan protegidos a la hora de saber cómo actuar", ha apuntado.*

El dedo del político no apunta a la Luna sino directamente al ojo del contrario con precisión mayor o menor. Por supuesto, ella se reserva el papel del "sabio" que apunta a la Luna y deja el papel del "tonto" al que se queda mirando el dedo.

La Luna, en este caso, es el problema verdadero de los móviles en el medio escolar. Las evidencias sobre la distracción (robo de la atención), sobre sus efectos secundarios en el comportamiento disperso, además de los usos indebidos e incluso delictivos (acoso, con insultos, amenazas, etc.) que van saliendo cada día ya no se pueden obviar.

Lo malo es que eso es solo un parche. El uso infantil del móvil en el espacio escolar es solo una parte, ya que si esta prohibición se realizara en las familias, que es donde corresponde, se podría solucionar algo que se pretende solucionar como un problema de atención en clase y es algo mucho más grave.

El problema reside en el tamaño de la Luna, por seguir la cita de la ministra Alegría. Es en las familias donde reside la raíz del problema. Es en la familia donde se entrega el móvil a los niños.

Cualquiera que salga a la calle un rato verá madres y padres paseando a sus hijos mientras consultan sus móviles. Los niños, en sus sillitas, van mirando sus propias pantallas. La edad ha ido descendiendo y son menores de un año los que han perdido el chupete y les han abonado a los dispositivos móviles, teléfonos y tabletas. Se les ha dado en llamar y la "generación Ipad" por algo.

Cuando comenzó el COVID uno de los argumentos de los psicólogos y otros especialistas era que los niños perderían su empatía al no poder "ver" los gestos de sus padres debido al uso de las mascarillas. Aquello produjo una especie de asombro y temor. Sin embargo, son hoy los padres los que se esconden detrás de los teléfonos móviles y, para no ser molestados mientras consultan sus teléfonos, dejan en manos de los niños dispositivos.

No, el problema no lo causan los centros educativos. Allí se manifiesta un problema por el que les piden cuentas: el bajo rendimiento en el aprendizaje. Pero el problema real viene de casa, donde los padres son ya la segunda generación de móvil. Es en los padres más jóvenes en donde se manifiesta con más intensidad este fenómeno del "móvil barrera". Son los padres los que no pueden estar sin consultar el móvil, por lo que los hijos —que necesitan su atención para el aprendizaje— se ven dirigidos hacia las pantallas anestésicas, las que evitan que les molesten. Así de claro.

Por ello, el problema de los móviles debe desglosarse con claridad: el problema escolar  de rendimiento del problema psico-atencional. No es casual que la petición del ministerio se produzca después de que aparecieran las disparidades de rendimiento entre las comunidades y la pérdida en Matemáticas y en comprensión lectora, que dejan en evidencia la falta de acuerdos frente a algo muy obvio y que se va haciendo más imperativo ante las medidas que toman otros países de nuestro entorno europeo y en otros lugares.

En 20minutos podemos leer sobre esa motivación para realizar una "política común": 

Precisamente con ese afán de lanzar un "mensaje común" a la comunidad educativa, el Ministerio de Educación ha trasladado a las autonomías una propuesta de mínimos —muy en línea con la que planteó el Consejo Escolar la semana pasada—. En ella sugieren que el alumnado de Infantil y Primaria no lleve el teléfono móvil al colegio, salvo excepciones como motivos de salud; y que en la ESO, Bachillerato y Formación Profesional (FP), si lo llevan, lo mantengan apagado durante todo el horario lectivo, a no ser que el profesor decida utilizarlo con "fines pedagógicos".

"El aumento exponencial del uso de los teléfonos móviles ya desde edades muy tempranas es un hecho constatable, que ha hecho aflorar una problemática que viene alarmando a la comunidad educativa y que se traduce en problemas de convivencia, de bajo rendimiento escolar y, en algunos casos de afectación sobre la salud y el bienestar emocional de nuestros escolares", incide el documento remitido por Pilar Alegría.** 

Como puede apreciarse, todo es un ejercicio de "matizaciones", un mundo lleno de excepciones temiendo lo que no se dice: que el tamaño de la Luna sea mayor de lo que se reconoce y que las familias acaben negando la propia Luna y hasta el "dedo" que la señala. No hace falta mucha imaginación para empezar a imaginarse las respuestas de algunos grupos gritando los derechos familiares a decidir. Pronto esto se convertirá en un conflicto en cuanto que los centros empiecen a detectar los resultados frente a las familias.

Cuando uno ve la salida de un colegio contempla cómo los padres que recogen a niñas y niños les llevan el bocadillo que devoran tras el día de cole. La tradición se cambiará: las familias llevarán el móvil a la salida para calmar la impaciencia acumulada ante la falta del móvil. No hay que ser necesariamente pauloviano para verlo.

Este es un asunto de primera urgencia, no para el juego político de frases y réplicas. Nos olvidamos que, como dijo el poeta Wordsworth, "el niño es el padre del hombre". Eso niños que vemos salir de las escuelas son la próxima generación y su formaciones y deformaciones irán marcando el destino social. En las universidad, aunque se habla menos de ello, tenemos un problema similar. 

Los males más peligrosos son aquellos que creemos controlar, aquellos a los que no concedemos importancia. Es urgente que se defina el problema —ya está hecho desde distintos campos y estudios— y se apliquen los medios necesarios. No basta la prohibición. Hay que educar a los padres, los mayores mal educadores. 


* "Alegría pide una respuesta "común y coordinada" para regular los móviles en los colegios y el PP le acusa de "llegar tarde"" RTVE.es / Agencias 31/01/2024 https://www.rtve.es/noticias/20240131/educacion-comunidades-autonomas-regulacion-moviles-colegios/15949509.shtml

** Elena Omedes "Educación pide unidad para prohibir los móviles en las aulas y las comunidades replican que ya contemplan medidas" 20minutos 31/01/2024 https://www.20minutos.es/noticia/5214273/0/educacion-unidad-prohibir-moviles-aulas-comunidades-replican-contemplan-medidas/

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