Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
noticia sobre las elecciones egipcias que nos llegaba ayer era la "retirada"
de Mohamed Anwar El-Sadat. Dentro de sus grandes peculiaridades, las elecciones
tienen esta extraña fase en la que algunos anuncian su pretensión de ser
candidatos, algo que solo es oficial cuando han conseguido salvar los
obstáculos que el sistema pone en cuanto a la recolección de 20 avales de
miembros del parlamento o 25.000 firmas de electores, con un mínimo de 1.000
por cada provincia.
Cuando
se tiene la mirada acostumbrada a los partidos políticos convencionales, la
retirada de unas elecciones es un asunto muy grave si es el partido quien lo
hace o por una cuestión personal —siempre respetable por privada— si es un candidato,
que será sustituido por otro para concurrir a las elecciones. Sin embargo, la
mentalidad política no funciona de la misma manera en la medida en que, salvo
alguna excepción histórica cuya influencia hoy es testimonial, los partidos son
"movimientos" que se construyen alrededor de las personas. Hay
actualmente 19 partidos en el parlamento egipcio, de los cuales 12 tienen menos
de 6 diputados y el que más 65 escaños. Y hay 351 miembros
"independientes". La ley electoral estaba ya diseñada para que los
partidos perdieran protagonismo frente a un modelo insólito que crea un
parlamento atomizado al que solo le une su apoyo al poder.
El
ejemplo claro lo tenemos hoy en las estructuras de apoyo creadas por el
presidente al-Sisi para que respalden su política. Primero se eligió un
presidente y después se realizaron las elecciones generales —en contra de lo
que harían en casi todas partes con un sistema parlamentario—, para lo que se
crearon "movimientos" electorales para garantizar (desde el poder)
que su voluntad se cumple. Eso implica una cámara de diputados absolutamente
sumisa al poder, que legisla para el poder mismo y no tanto para el pueblo.
Saben que sus escaños se los deben al presidente y al aparato que le apoya.
Los
islamistas decían que para qué hacía
falta constitución si ya tenían el Corán y los que llevaron a al-Sisi al
poder se preguntaban para qué querían un
parlamento si tenían al mejor presidente del mundo, anunciado además en un
sueño. Con esta mentalidad caudillista es difícil que se pueda desarrollar un
sistema democrático real, ya que tiende al autoritarismo y a legislar para
favorecer al que está en el poder, como de hecho ocurre.
La
retirada antes casi de empezar de Mohamed Anwar El-Sadat viene tanto del
convencimiento de que luchar servirá de poco como de aceptación en el fondo de
este sistema. Tienen la convicción de que es imposible alcanzar el poder, al
que nunca se llega por medios democráticos. La excepción, obviamente, es
Mohamed Morsi. Y esta confirma la regla. Se accede al poder mediante la fuerza
y una vez allí es cuando se organizan las elecciones para ganarlas. La
sisimanía se produce cuando al-Sisi ya controla todos los resortes que le
asegurarán ser elegido presidente. Cuando ya lo es, se crean los grupos que
garantizan un cómodo gobierno sin oposición parlamentaria.
Mada Masr
publica un esclarecedor artículo con el título "Who in Parliament hasn’t
endorsed Sisi?", en el que se señala: «The day
after the National Elections Authority announced the timeline for Egypt’s
upcoming presidential elections earlier this month, 516 members of Parliament
signed endorsements for President Abdel Fattah al-Sisi to run for a second
term, leaving only 79 MPs that didn’t.»*
Pasa
después a explicarnos quiénes son algunos de esos diputados que no le han
firmado el aval al presidente: los 16 miembros de la "Alianza 25-30",
que se manifiesta en favor de una posible candidatura del abogado Khaled Ali;
los 4 miembros del partido de Ahmed Shafiq; y los 9 salafistas. No se da cuenta
en el texto de los demás.
El caso
de la Alianza 25-30, que no llega a tener los 20 diputados para avalar la
candidatura de Khaled Ali, significa que tendrán que acceder por las 25.000
firmas. Ya hay quejas de las dificultades que implica salir a la calle, con
denuncias de detenciones de activistas que buscaban los votos o notarios que no
reconocen las firmas.
Con
todo, el caso más interesante es el de los miembros del partido de Shafiq:
Mohamed
Badrawy, head of the parliamentary block of the Egyptian National Movement
Party, led by former Prime Minister Ahmed Shafiq, said that the party would
have considered endorsing former Military Chief of Staff Sami Anan. However,
Anan never officially announced his bid for the presidency. Badrawy said that
the other three members of the block have signed endorsements for Sisi and that
he plans to do the same, because the current president is the “most rational”
of the current options.
Badrawy
said that his choice is not based on satisfaction with Sisi’s performance in
his first term, but rather a lack of alternatives. “The competition is coming
down to Sisi and Khaled Ali, and since we belong to the state’s camp and Shafiq
is not running, we will choose Sisi, because Ali’s experience and history do
not make him favorable.”
Shafiq
withdrew from the race earlier this month, after announcing his intention to
run in late November.*
La idea
esbozada del "campo del Estado" (we belong to the state’s camp) deja
claro lo que señalábamos antes, esa diferencia "pueblo/estado", en
donde esa parte última es la estructura alimenticia de muchos. ¿Es Khaled Ali
un enemigo del "estado" al que no se puede respaldar? Lo que no
pertenece es a la "maquinaria estatal", tomada desde hace décadas por
militares, jueces, etc. que la consideran una propiedad, considerando enemigos
a todos los que intentan desalojarlos de allí. Se ve así la verdadera naturaleza
de eso que llaman "estado profundo", que no lo es tanto, pues es
perfectamente perceptible como "normalidad", es decir, la forma de
vida y supervivencia con la que los egipcios llevan viviendo desde los años 50.
Las
explicaciones dadas por el representante del partido que hasta hace unos días
iba a disputar el poder presidencial a al-Sisi pronto se han adaptado a la "normalidad".
Lo importante para ellos es poder seguir como estaban, con la pequeña o grande
cuota de poder que se traduce a su vida personal. Mientras no hagan mucho
ruido, el poder les agradece su presencia testimonial pues son necesarios para
el simulacro parlamentario de una oposición.
En la
información sobre la retirada de Mohamed Anwar El-Sadat, Egypt Independent señala:
Sadat
said that the slogan of his campaign “people’s rule, tomorrow’s hope” means
that the people rule through civil institutions which are the outcome of real
elections, so that the people have a say.
He added
that he and his supporters felt that “the people were not a partner in any of
the projects that were put forward in the last period, and the people did not
participate in determining [the country’s] priorities.” He addeded that “the
people must play a part through real and independent institutions,” pointing
out that it was not available in the media for anyone who have different
opinions to share or give their views.**
El eslogan de su campaña, "el gobierno del pueblo, la esperanza
del mañana", es acertado a la vista de la situación. Es difícil que ese
gobierno del pueblo se produzca cuando todo el sistema construido durante
décadas trabaja en su propio beneficio. Cuando el impresentable ex ministro de
Justicia al-Zind dijo que "solo lo hijos de los jueces deberían llegar a
ser jueces", estaba expresando ese sentido de propiedad del Estado, ese
clasismo que lleva a contemplar al pueblo como una carga que los privilegiados
tutelan y controlan. Ese pueblo estalla y se rebela en ocasiones, pero nada que
la fuerza bruta y unas dosis de caudillismo no pueda solucionar. Cuando Mubarak
se "gastó", se le sustituyó por otro que permitiera la ilusión de que
algo cambiaría. Apenas lo ha hecho.
Estas son las palabras mediante las que Mohamed Anwar
El-Sadat explica su decisión de no presentarse a las elecciones:
Head of Egypt’s Reform and
Development Party Mohamed Anwar al-Sadat said that he is retracting his bid to run in the
upcoming presidential elections scheduled for March.
“This came after the opinion of the campaign,
we decided not to participate in the elections, or continue in the electoral
process. However we call on people to actively participate in the electoral
process,” Sadat said during a press conference held at the party headquarters
on Monday.
“We asked for things and did not find them, so
we will not fight a losing battle. We addressed the House of Representatives to
use our constitutional right to obtain the signatures of deputies from within
the council, and the council did not respond, and as I was an MP I have connections
with many deputies, but I preferred to meet them inside the council to get
their support, as a right stipulated by the constitution, and as we saw a
festival of signatures of support for the President by the MPs,” Sadat said.
He went on to say that “We saw in previous
elections the wait until the last minute to know the outcome of the election,
and this is prevailing around the world, and this is what we want, and not to
approve the determination of the elections before its start.”
“I was astounded a few days ago by a book
distributed as a free gift […] which is an attack on me and written by a
fugitive who is wanted and sentenced to two years in prison. The question is:
who finances such a book?,” he wondered.**
Esta y otras muchas preguntas pueblan las elecciones
egipcias. Pero esta, como tantas otras, permanecerá sin responder.
La cuestión dura, como señala, es el ánimo necesario para
competir en una carrera a sabiendas que el ganador está ya designado y que se
te pida que corras para hacer bulto. No hay más política que la que mantiene al
poder. Ir más allá implica saber a lo que te arriesgas.
La consideración de que el poder es el Estado y los enemigos del poder son enemigos del estado explica muchas de las perversiones de la política egipcia. Es la negación del otro. Todo aquel que no apoye al poder, que lo critique, es un enemigo del Estado. Esto convierte al opositor democrático en un "enemigo del estado" y al poder en algo que nunca se debe perder porque implica el desmantelamiento de la ocupación por años de la administración y las instituciones. En esta mentalidad no existe ni la igualdad ni el diálogo. El poder siempre será el poder.
En año electoral, bien está que los egipcios conozcan a su presidente con un biopic. También forma parte de las reglas del juego.
* Rana
Mamdouh "Who in Parliament hasn’t endorsed Sisi?" Mada Masr
15/01/2018 https://www.madamasr.com/en/2018/01/15/feature/politics/who-in-parliament-hasnt-endorsed-sisi/
** "MP
Anwar al-Sadat backtracks on presidential bid" Egypt Independent
15/01/2018
http://www.egyptindependent.com/mp-anwar-al-sadat-backtracks-on-presidential-bid/
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