viernes, 12 de enero de 2018

El editorial o ¡a quién le importa Shafiq!

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El diario El País publica un duro editorial sobre Egipto con el titular "Al Sisi quiere la reelección". Es un editorial de tres párrafos que no tengo claro que ilustre a los lectores demasiado bien sobre la situación de la que pretende informar, quedándose excesivamente corto y realizando un flaco servicio a los que resisten intentando presentar alguna candidatura que al menos dé aliento a los egipcios que piensan en términos democráticos reales.
Este es el texto íntegro del editorial:

El mariscal Abdelfatá al Sisi ha convocado elecciones presidenciales en Egipto para los próximos 26, 27 y 28 de marzo. Al Sisi, que llegó al poder tras perpetrar un golpe de Estado en julio de 2013, se presenta a su segunda —y en teoría última— elección tras vencer en los comicios de 2014 en un proceso plagado de irregularidades. Las elecciones que se van a celebrar ahora no tienen el más mínimo viso de igualdad de condiciones para los contendientes.
Para allanar aún más el camino a Al Sisi, el ex primer ministro Ahmed Shafiq anunció el domingo su decisión de no concurrir a la contienda. Shafiq era considerado un candidato si no con posibilidades de victoria —algo completamente descartado por el entramado electoral organizado por el Gobierno— sí al menos con un importante tirón popular que permitiría calentar la campaña hasta el último momento y, eventualmente, servir de argumento para protestas tras el recuento. A principios de diciembre, cuando Shafiq anunció su candidatura, fue objeto de una abrupta deportación desde Emiratos Árabes Unidos y estuvo 24 horas desaparecido tras su llegada a El Cairo mientras la prensa oficialista le acusaba de vínculos con los Hermanos Musulmanes. Finalmente el candidato reapareció, pero se ha mantenido en liza apenas un mes.
En cualquier caso, Shafiq ya no será un problema y Al Sisi —que ha renovado por tres meses el estado de emergencia en el país— acudirá a las urnas sin rivales de relevancia. Además, ha decretado que los colegios electorales permanezcan abiertos durante tres días. El exmilitar necesita perentoriamente un mínimo respaldo electoral para esgrimirlo y legitimar su mandato. En 2014, ampliando sobre la marcha el periodo de votación, apenas logró superar el 40% de participación. Un buen indicativo de la verdadera opinión sobre las elecciones que convoca el mariscal golpista.*


Junto al texto se incluye la relación de los editoriales anteriores: "Cartas marcadas en Egipto" (26/10/2015), "Un Egipto más autoritario" (22/08/2015), "Intimidación inaceptable" (05/07/2015) y "Una condena aberrante" (21/05/2015). Como se puede observar inmediatamente es la concentración en las fechas, en 2015, periodo en el que se apunta el interés del diario sobre Egipto. En el orden expuesto, el primero cuestiona la legitimidad del régimen de Al-Sisi; el segundo sigue en la misma línea centrándose en la aprobación de la ley antiterrorista con el efecto de un aumento del 60% de la actividad terrorista además de acusar que se usa contra la oposición democrática; el tercero se centra en la intimidación y salida de Egipto del corresponsal de El país, Ricard González, denunciando la situación de la libertad de expresión e información; y el más remoto, finalmente, "Una condena aberrante" se refiere a la condena a muerte de Mohamed Morsi, criticando a Morsi por su gobierno de "un año desastroso" pero considerando que no estaba justificado el golpe de estado y mucho menos la posible ejecución de Morsi. Morsi sigue vivo, pero la condena está ahí.
He recuperado los mensajes editoriales sobre Egipto porque en la secuencia se ve el tema central de la legitimidad del presidente al-Sisi, al que se refieren de forma continuada como el "mariscal golpista" ("mariscal golpista devenido presidente", se dice en "Una condena aberrante"**). El término parece casi una cuestión estilística o norma de estilo para identificar a Abdel Fattah al-Sisi ante sus lectores. 


Un editorial es un espacio para las ideas principales que identifican una línea interpretativa de la realidad por parte del medio en el que se publican, por lo constituye una suerte de manifestación oficial.
El editorial se centra en la figura de Ahmed Shafiq y su retirada pero lo hace desde una peculiar interpretación o teoría, si se prefiere. Repito las líneas en las que se describe cuál es el efecto de la eliminación de Shafiq:

Shafiq era considerado un candidato si no con posibilidades de victoria —algo completamente descartado por el entramado electoral organizado por el Gobierno— sí al menos con un importante tirón popular que permitiría calentar la campaña hasta el último momento y, eventualmente, servir de argumento para protestas tras el recuento.*

Hay que rendirse ante la extraña explicación: ¿se trata de un candidato que no tiene posibilidades, pero que gracias a su "tirón popular" permitirá "protestas tras el recuento"? ¿Qué extraño plan es ese? ¡Qué retorcido argumento para atacar un régimen al que se considera no democrático y al que solo se le ven salidas en las protestas post electorales!
La simpleza del editorial, entre el tópico reincidente y la fantasía especulativa, distorsiona el papel de Ahmed Shafiq. Puestos a lamentarse por la retirada o las penalidades por las que se hace pasar a los candidatos a la presidencia egipcia, ¿no tiene más sentido apoyar,  defender o mostrar las agresiones que viven candidatos con trayectorias más limpias que la de Shafiq? Es decir: si todos tienen claro que será al-Sisi quien siga en el poder, apostemos por los que representan un futuro democrático por más que ese futuro no se vea en el horizonte. ¿Qué sentido, más allá de esas protestas hipotéticas por fraude, tiene lamentarse por la retirada de Shafiq del panorama electoral? Al menos él lo ha hecho por su propia voluntad. Pero ¿y los que han sido forzados o se les ha amenazado con cárcel o ya están encarcelados por presentarse, como el coronel Ahmed Qonsowa?

2012
Gran parte del problema egipcio deviene de la presentación de Shafiq a las elecciones que perdió contra Morsi. Ahmed Shafiq fue el último jefe de gabinete de Hosni Mubarak. Era el representan de todo aquello contra lo que los egipcios se habían levantado el 25 de enero de 2011. Su campaña se planteó como anti revolucionaria, como un referéndum sobre los 30 años de Mubarak frente a un futuro oscuro. Mucha gente votó la engañosa campaña de Morsi (gobernar para todos) por no votar a Shafiq, alguien que se presentaba como reválida del régimen de Mubarak.
El País puede llamar a al-Sisi "mariscal golpista devenido presidente", pero no debe presentar a Shafiq como una alternativa deseable en términos morales, ya que en ese campo se debe barajar si se da la elección por perdida dados los tejemanejes constantes que dan forma a las elecciones en Egipto. Decir que "acudirá a las urnas sin rivales de relevancia" es despreciar a las personas que, precisamente por tener muy pocas probabilidades, tienen un mayor mérito moral en algunos casos.
Presentarse en Egipto frente a al-Sisi —le hemos dedicado a esto varios artículos— es una decisión dura para esas personas y sus familias. Habrá algunos que nos gusten más y otros menos, pero hay que reconocer que tienen más valor que el huidizo y oscuro Shafiq, que ha vivido muy bien en Emiratos y que no ha tenido ocasión de decir unas palabras sobre la situación egipcia. Lo del "tirón popular" está por ver en una situación nueva y diferente a las primeras elecciones en las que era el seleccionado por el mando militar. Shafiq no pudo ganar cuando tenía casi todo a favor; menos posibilidades ahora, teniendo todo en contra. Egipto no puede seguir apostando por candidatos que surgen para confirmar un pasado que el presente hace bueno.

2012

Los otros candidatos han experimentado en sus carnes y fama lo que implica presentarse. Ya hemos hablado del militar que se anunció y está en una cárcel, condenado por hacerlo sin permiso y vistiendo el uniforme; llevaba varios años intentando salir del ejército. El abogado y activista Khaled Ali está a la espera de que se decida en un juicio si hizo un gesto obsceno con su dedo; de aceptar los jueces que lo hizo, podría ser anulado como candidato. Khaled Ali encabezó las protestas contra la entrega a Arabia saudí de las islas de Tiran y Sanafir por parte del presidente, que tanta indignación causó. El Mundo entrevistaba hace unos días a Ali, que se despacha a gusto sobre la situación egipcia y el poder anti democrático que ejerce.
Ayer se dirigía Mohamed Anwar El-Sadat, ex diputado opositor y ex presidente de la Comisión de Derechos Humanos, un puesto demasiado molesto para el régimen; le acabaron defenestrando acusándole de traidor al Parlamento para solicitar las veinte cartas de aval necesarias, según la controvertida ley electoral egipcia (hecha a la medida del poder), para poder concurrir a las elecciones,  con lo que se confirma un candidato más para enfrentarse en la carrera de obstáculos.


En junio de 2017, la publicación OZY entrevistaba a Essam Heggy sobre las futuras elecciones egipcias. Puede que algunos lectores recuerden quién es el entrevistado. Essam Heggy es un importante científico egipcio que trabaja en la NASA que fichó al inicio de su mandato el presidente al-Sisi como asesor de Ciencia tratando de dar una sensación de modernidad a su mandato. Heggy salió huyendo poco después al platearse uno de los escándalos mayores: la presentación por parte de los militares de un dispositivo "milagroso" capaz de curar enfermedades como el SIDA y la hepatitis C. 



El escándalo abrió los ojos al científico Heggy de que el régimen le estaba utilizando para su imagen, pero que allí solo había propaganda y oscurantismo. Regresó a los Estados Unidos, por lo que fue atacado por los medios e incluso se llegó al extremo de borrarlo de los libros de texto, en donde aparecía como una celebridad científica egipcia. Pero Heggy no se quedó cruzado de brazos y planteó la creación de un grupo científico académico de apoyo a cualquier candidato democrático al que se le aportaría programas basados en el conocimiento científico y no en la magia propagandística de los militares, convertido en míticos titanes.
Estas fueron dos preguntas que le formularon y sus respuestas sobre el futuro electoral:

—THE DAY AFTER THE CIVIL DEMOCRATIC PARTY’S ANNOUNCED OPPOSITION PLANS, THE GOVERNMENT ARRESTED KHALED ALI AND BLOCKED AT LEAST 21 WEBSITES FOR “SPREADING LIES AND TERRORISM.” WHAT HAPPENED?
Essam Heggy: We presented a list of conditions we think are integral to fair elections and our vision of why education, justice and human rights should be the foundation of government. We also discussed our communication with other civil society forces in Egypt, uniting liberal opposition parties to present a single, cohesive challenge to Sisi in next year’s election. Our team of academics broke the silence and fear that has been built around the succession of Sisi, turning what was supposed to be just a formality into a real confrontation between him and civil society — a confrontation the current regime can no longer escape. So they started arresting our activists. But instead of silencing us, they ignited a massive firestorm with the arrest of Khaled Ali, one of three potential presidential candidates [including Hisham Guenena and Massoum Marzouk] we are rallying behind. The next day, liberal news sites were shut down in an egregious crackdown on freedom of speech. Then they launched an effort to persuade the public that elections are a Western luxury Egypt can’t afford. We are less than 10 months away from elections, and there is no government-announced pathway to the vote, which is anticipated by millions of Egyptians as an opportunity to break with five decades of failed authoritarian military regimes, violence and social injustice.
—TWO OF THE CANDIDATES YOU’VE BEEN SUPPORTING, KHALED AND HISHAM, HAVE BEEN ARRESTED BY SECURITY FORCES. DOES THIS DISQUALIFY THEIR CANDIDACIES?
—We are not waiting for Sisi to change his autocratic methods. He inherited them from long years of service as head of Egypt’s military intelligence, during which time he repressed many of the country’s most qualified military personnel to protect Mubarak’s regime from internal disruptions. Today he is cracking down in an identical way on Egypt’s most courageous, honest and decent public figures, who he sees as a threat to his hold on power. We hope our persistence will show Egyptians that peaceful change is possible if everyone participates, and we are calling for the existing government and the opposition to act responsibly and sincerely in these elections. It may be our last chance to save the country from an uncertain future. If legitimate candidates are disqualified, this will be an open call for chaos by the regime.***


Como puede apreciarse, la situación es bastante más compleja que el reduccionismo aplicado en el editorial de El País. Heggy menciona la necesidad de candidatos honestos y democráticos, comprometidos con los derechos humanos, con el progreso, que luchen contra los males internos —la crisis económica, la corrupción...—  para poder afrontar los retos del exterior a los que Egipto se enfrenta.
Essam Heggy presenta tres candidatos posibles con esas características, a los que apoyan. A uno ya se la ha mencionado, el abogado Khaled Ali pendiente de su juicio por el dedo obsceno. A otro de ellos, Hisham Guenena (Geneina), lo conocemos también: es el ex director de la Oficina de la Auditoría del Estado, defenestrado por un informe en que le puso número a lo que costaba la corrupción en el país. Geneina fue acusado de desprestigiar la imagen de Egipto, de atacar a sus instituciones y de expandir mentiras y llevado a juicio. El régimen le atacó con toda la virulencia. Su familia, su hija en concreto, también sufrió las represalias en su trabajo.


El otro nombre dado por Essam Heggy para ser apoyado por su equipo de científicos al servicio de candidatos que lo merezca es el del ex embajador Massoum Marzouk. El último artículo que Marzouk publicó en el estatal Ahram Online precisamente tenía por referencia la corrupción, haciéndose eco de lo ocurrido con quien la denunciaba, en este caso, el ex Auditor General del Estado, Hisham Geneina. En aquel artículo publicado en mayo de 2016, con el titular "Reflections for Egypt from the Book of Judges", Marzouk concluía lo siguiente:

I am certain that if the organisation’s report is handled in a positive way and the will to combat corruption is obvious, this will encourage serious investors to come to Egypt. This certainty comes from experiences and observations of many countries in the world.
What raises surprise and doubt is that methodical media campaign waged for a long time against the Central Auditing Agency, as if it were self-defence from the sector that has the wealth which allows it to control the media space.
Thus, it is a campaign waged from the trenches of corruption which has become cancerous in the state key apparatus and more dangerous than terrorism on the security and stability of the country.
Since this is the case, there will be nobody standing for the rights of the poor for fearing for himself. Then finally, is it appropriate to treat a venerable judge in this humiliating way in the media, even if we agree that he has made mistakes?****


El ataque contra el régimen de Al-Sisi es frontal. Se elimina a quien denuncia la corrupción; solo los corruptos se benefician de ello. La tesis de Marzouk es correcta: lo inversores acudirán cuando Egipto demuestre que se ha eliminado la corrupción y no cuando los corruptos logren silenciar las denuncias que dejen al descubierto sus vergüenzas. Y la idea es correcta porque los hechos le dan la razón. Marzouk señala en el texto que la corrupción se ha convertido en un "cáncer" en el aparato del estado Egipto que es "more dangerous than terrorism on the security and stability of the country". Se explica que este sea el artículo que haya quebrado sus aportaciones en el diario estatal. En este tiempo pasado, además, ha criticado públicamente la tibieza del gobierno egipcio ante la situación de los palestinos (recuérdese el escándalo de hace unos días sobre las presuntas grabaciones de The New York Times dejando caer que la postura frente a Trump por el traslado de la capital a Jerusalén no era más que teatro).


Ayer publicaba el mismo diario estatal una noticia habitual en Egipto pero siempre sorprendente: "Egypt's Court of Cassation orders retrial for former interior minister Habib El-Adly in illicit gains case". Un nuevo caso de repetición de juicios a los corruptos para lavarles la cara. Mientras a unos se les quiere meter en la cárcel por hacer una peineta al sistema a otros, responsable de muertes y corrupción, de haber vaciado las arcas del estado se les repiten los juicios de forma escandalosa. Es especialmente vergonzoso en el caso de El-Adly porque ha estado "perdido" hasta que fue encontrado con el tiempo justo para acudir a la revisión de su condena anterior.
Así nos cuenta el caso Ahram Online:

Egypt's Court of Cassation overturned on Thursday a seven-year prison sentence for former Interior Minister Habib El-Adly on charges of illicit gains, ordering a retrial.
El-Adly and 12 other defendants in the case were convicted by a lower court in April 2017 on charges of illicit gains of EGP 2 billion from the interior ministry in the period between 2000 to 2011.
The Court of Cassation ordered the retrial of all defendants in the case.
El-Adly served as minister of interior under former President Hosni Mubarak from 1997 until Mubarak was ousted in 2011.
Following the April 2017 ruling, El-Adly disappeared until he was arrested in December by security forces.
In May 2017, the former minister lost an initial appeal against the sentence in the case due to failure to appear in person in court.
El-Adly's lawyer Fareed El-Deeb appealed against the criminal court's ruling before the Court of Cassation.
The former minister is set to be released from his detention within hours upon the completion of legal procedures.
The long-serving former minister faced several trials since the ouster President Mubarak in the January 2011 revolution, including for the killing of protesters and the cutting of telecommunications, but he was acquitted in all of the cases except for two.
In 2013, El-Adly was sentenced to three years in prison in the case known in the media as “the conscripts' enslavement case." The Cassation Court upheld that ruling in February 2014.
The current illicit gains trial is the last case pending against El-Adly.*****


El caso de "esclavitud" de los soldados es especialmente sangrante. El ex ministro de Mubarak fue condenado junto algunos jefes militares por usar en beneficio propio a los soldados, que les labraban las tierras propias y de sus familias, además de cualquier menester que hiciera falta. A eso se le suman muchos otros delitos de extrema gravedad. Sorprende, en cambio, la facilidad para condenar a la cárcel a una cantante que ironiza sobre no beber agua del Nilo, una profesora a la que le parece cruel matar millones de corderos, un novelista que provoca taquicardia en los lectores más púdicos, bailarinas que se mueven más de la cuenta y que comen plátanos demasiado lentamente en sus videoclips. La perversión del criterio para considerar la gravedad de los delitos es evidente. Extraña vara de medir la que libera al corrupto y encierra al denunciante.
Esos son los vicios que aquejan al sistema egipcio: una corrupción galopante sumada a un clasismo infinito que hace que el Ejército, los jueces, etc. sean nichos de explotación y favoritismo endogámico en donde se defienden los privilegios y se castiga la osadía de intentar saltar las barreras de décadas. Los soldados, el pueblo llano, eran usados como esclavos al servicio de unos incansables depredadores. Tenía razón el ex embajador: ¿quién defiende a los pobres, millones de personas en un país de 90 millones, si el estado es una institución dedicada el enriquecimiento personal y a defender los privilegios de unos pocos?


Como se puede apreciar, la complejidad de las elecciones en Egipto va más allá de si se presenta Shafiq o no. Nada de lo dicho cambiaría con la llegada al poder de Ahmed Shafiq, un candidato que no reivindicaba la democracia sino al régimen que la había ignorado hasta el momento. Habría que pedir un poco más de densidad a los editoriales de un medio, un poco de carne pegada al hueso del esquematismo que puede llegara a desinformar más que a informar.
Los procedimientos de al-Sisi no son democráticos en absoluto. El silenciamiento por cualquier medio de los opositores es constante. Pero puestos a lamentar la suerte de alguien es mejor lamentar la de los activistas democráticos encerrados por reclamar derechos y libertades. Shafiq ha vivido muy bien en Emiratos y solo se ha complicado la vida cuando ha querido molestar a los de su cuerda.
No es justo ignorar a tantas personas valiosas condenadas al silencio, al exilio, a la cárcel o aparecer muertos en una cuneta. Egipto tiene un complicado futuro que Shafiq no es la persona más adecuada para cambiar. Podemos jugar a hacer extrañas cábalas sobre lo que debería ocurrir, pero esas ideas hay que contrastarlas con la realidad y con el dolor que producen.


La estrategia de al-Sisi no es la libertad, es el miedo. Miedo a los terroristas, reales e imaginarios; miedo a las conspiraciones; miedo a quedarse sin agua del Nilo, la última de las argucias. El que critica es acusado de atacar al estado depositando sobre ellos el fracaso del sistema, con una sociedad dividida, en donde solo una minoría cree en un futuro democrático, y son muchos piden a gritos el exterminio del otro.
Apoyemos a esas minorías que luchan cada día por abrir los ojos de los que prefieren mirar para otro lado. No condenemos al silencio a los que denuncian. Que tengan al menos el beneficio del reconocimiento de formar parte de una lucha pacífica, de ideas, de resistencia a un régimen que busca una sola voz. Shafiq es una anécdota y no la más ilustrativa.
La situación de Egipto requiere más profundidad en el análisis para que los lectores puedan tener una imagen más clara de lo que ocurre, comprender mejor el drama egipcio,  quiénes son los personajes y cuál es su alcance.


* Editorial "Al Sisi quiere la reelección" El País 11/01/2018 https://elpais.com/elpais/2018/01/10/opinion/1515609406_968211.html
** Editorial "Una condena aberrante" El País 21/05/2015 https://elpais.com/elpais/2015/05/20/opinion/1432141398_713690.html
*** Tafline Laylin "INSIDE THE MIDDLE EAST'S MOST IMPORTANT UPCOMING ELECTION" OZY 12/06/2017 http://www.ozy.com/opinion/inside-the-middle-easts-most-important-upcoming-election/78967
**** Massoum Marzouk "Reflections for Egypt from the Book of Judges" Ahram Online 3/05/2016 http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/199609/Opinion/Reflections-for-Egypt-from-the-Book-of-Judges-.aspx

***** "Egypt's Court of Cassation orders retrial for former interior minister Habib El-Adly in illicit gains case" Ahram Online





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