Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
diario El País publica un duro editorial sobre Egipto con el titular "Al
Sisi quiere la reelección". Es un editorial de tres párrafos que no tengo
claro que ilustre a los lectores demasiado bien sobre la situación de la que
pretende informar, quedándose excesivamente corto y realizando un flaco
servicio a los que resisten intentando presentar alguna candidatura que al menos dé aliento a los egipcios que piensan en términos democráticos reales.
Este es
el texto íntegro del editorial:
El mariscal Abdelfatá al Sisi ha convocado
elecciones presidenciales en Egipto para los próximos 26, 27 y 28 de marzo. Al
Sisi, que llegó al poder tras perpetrar un golpe de Estado en julio de 2013, se
presenta a su segunda —y en teoría última— elección tras vencer en los comicios
de 2014 en un proceso plagado de irregularidades. Las elecciones que se van a
celebrar ahora no tienen el más mínimo viso de igualdad de condiciones para los
contendientes.
Para allanar aún más el camino a Al Sisi, el
ex primer ministro Ahmed Shafiq anunció el domingo su decisión de no concurrir
a la contienda. Shafiq era considerado un candidato si no con posibilidades de
victoria —algo completamente descartado por el entramado electoral organizado
por el Gobierno— sí al menos con un importante tirón popular que permitiría
calentar la campaña hasta el último momento y, eventualmente, servir de
argumento para protestas tras el recuento. A principios de diciembre, cuando
Shafiq anunció su candidatura, fue objeto de una abrupta deportación desde
Emiratos Árabes Unidos y estuvo 24 horas desaparecido tras su llegada a El
Cairo mientras la prensa oficialista le acusaba de vínculos con los Hermanos
Musulmanes. Finalmente el candidato reapareció, pero se ha mantenido en liza
apenas un mes.
En cualquier caso, Shafiq ya no será un
problema y Al Sisi —que ha renovado por tres meses el estado de emergencia en
el país— acudirá a las urnas sin rivales de relevancia. Además, ha decretado
que los colegios electorales permanezcan abiertos durante tres días. El
exmilitar necesita perentoriamente un mínimo respaldo electoral para esgrimirlo
y legitimar su mandato. En 2014, ampliando sobre la marcha el periodo de
votación, apenas logró superar el 40% de participación. Un buen indicativo de
la verdadera opinión sobre las elecciones que convoca el mariscal golpista.*
Junto
al texto se incluye la relación de los editoriales anteriores: "Cartas
marcadas en Egipto" (26/10/2015), "Un Egipto más autoritario"
(22/08/2015), "Intimidación inaceptable" (05/07/2015) y "Una
condena aberrante" (21/05/2015). Como se puede observar inmediatamente es
la concentración en las fechas, en 2015, periodo en el que se apunta el interés
del diario sobre Egipto. En el orden expuesto, el primero cuestiona la
legitimidad del régimen de Al-Sisi; el segundo sigue en la misma línea
centrándose en la aprobación de la ley antiterrorista con el efecto de un
aumento del 60% de la actividad terrorista además de acusar que se usa contra
la oposición democrática; el tercero se centra en la intimidación y salida de
Egipto del corresponsal de El país, Ricard González, denunciando la situación
de la libertad de expresión e información; y el más remoto, finalmente,
"Una condena aberrante" se refiere a la condena a muerte de Mohamed
Morsi, criticando a Morsi por su gobierno de "un año desastroso" pero
considerando que no estaba justificado el golpe de estado y mucho menos la
posible ejecución de Morsi. Morsi sigue vivo, pero la condena está ahí.
He recuperado
los mensajes editoriales sobre Egipto porque en la secuencia se ve el tema
central de la legitimidad del presidente al-Sisi, al que se refieren de forma
continuada como el "mariscal golpista" ("mariscal golpista
devenido presidente", se dice en "Una condena aberrante"**). El
término parece casi una cuestión estilística o norma de estilo para identificar
a Abdel Fattah al-Sisi ante sus lectores.
Un
editorial es un espacio para las ideas principales que identifican una línea
interpretativa de la realidad por parte del medio en el que se publican, por lo
constituye una suerte de manifestación oficial.
El
editorial se centra en la figura de Ahmed Shafiq y su retirada pero lo hace
desde una peculiar interpretación o teoría, si se prefiere. Repito las líneas
en las que se describe cuál es el efecto de la eliminación de Shafiq:
Shafiq era considerado un candidato si no con
posibilidades de victoria —algo completamente descartado por el entramado
electoral organizado por el Gobierno— sí al menos con un importante tirón
popular que permitiría calentar la campaña hasta el último momento y,
eventualmente, servir de argumento para protestas tras el recuento.*
Hay que
rendirse ante la extraña explicación: ¿se trata de un candidato que no tiene
posibilidades, pero que gracias a su "tirón popular" permitirá
"protestas tras el recuento"? ¿Qué extraño plan es ese? ¡Qué
retorcido argumento para atacar un régimen al que se considera no democrático y
al que solo se le ven salidas en las protestas post electorales!
La
simpleza del editorial, entre el tópico reincidente y la fantasía especulativa, distorsiona
el papel de Ahmed Shafiq. Puestos a lamentarse por la retirada o las
penalidades por las que se hace pasar a los candidatos a la presidencia
egipcia, ¿no tiene más sentido apoyar, defender o mostrar las agresiones que viven
candidatos con trayectorias más limpias que la de Shafiq? Es decir: si todos
tienen claro que será al-Sisi quien siga en el poder, apostemos por los que
representan un futuro democrático por más que ese futuro no se vea en el
horizonte. ¿Qué sentido, más allá de esas protestas hipotéticas por fraude,
tiene lamentarse por la retirada de Shafiq del panorama electoral? Al menos él
lo ha hecho por su propia voluntad. Pero ¿y los que han sido forzados o se les
ha amenazado con cárcel o ya están encarcelados por presentarse, como el
coronel Ahmed Qonsowa?
2012 |
Gran
parte del problema egipcio deviene de la presentación de Shafiq a las
elecciones que perdió contra Morsi. Ahmed Shafiq fue el último jefe de gabinete
de Hosni Mubarak. Era el representan de todo aquello contra lo que los egipcios
se habían levantado el 25 de enero de 2011. Su campaña se planteó como anti
revolucionaria, como un referéndum sobre los 30 años de Mubarak frente a un
futuro oscuro. Mucha gente votó la engañosa campaña de Morsi (gobernar para
todos) por no votar a Shafiq, alguien que se presentaba como reválida del
régimen de Mubarak.
El País
puede llamar a al-Sisi "mariscal golpista devenido presidente", pero
no debe presentar a Shafiq como una alternativa deseable en términos morales,
ya que en ese campo se debe barajar si se da la elección por perdida dados los
tejemanejes constantes que dan forma a las elecciones en Egipto. Decir que
"acudirá a las urnas sin rivales de relevancia" es despreciar a las
personas que, precisamente por tener muy pocas probabilidades, tienen un mayor
mérito moral en algunos casos.
Presentarse
en Egipto frente a al-Sisi —le hemos dedicado a esto varios artículos— es una
decisión dura para esas personas y sus familias. Habrá algunos que nos gusten
más y otros menos, pero hay que reconocer que tienen más valor que el huidizo y
oscuro Shafiq, que ha vivido muy bien en Emiratos y que no ha tenido ocasión de
decir unas palabras sobre la situación egipcia. Lo del "tirón
popular" está por ver en una situación nueva y diferente a las primeras
elecciones en las que era el seleccionado por el mando militar. Shafiq no pudo ganar
cuando tenía casi todo a favor; menos posibilidades ahora, teniendo todo en
contra. Egipto no puede seguir apostando por candidatos que surgen para
confirmar un pasado que el presente hace bueno.
2012 |
Los
otros candidatos han experimentado en sus carnes y fama lo que implica
presentarse. Ya hemos hablado del militar que se anunció y está en una cárcel,
condenado por hacerlo sin permiso y vistiendo el uniforme; llevaba varios años
intentando salir del ejército. El abogado y activista Khaled Ali está a la
espera de que se decida en un juicio si hizo un gesto obsceno con su dedo; de
aceptar los jueces que lo hizo, podría ser anulado como candidato. Khaled Ali
encabezó las protestas contra la entrega a Arabia saudí de las islas de Tiran y
Sanafir por parte del presidente, que tanta indignación causó. El Mundo
entrevistaba hace unos días a Ali, que se despacha a gusto sobre la situación
egipcia y el poder anti democrático que ejerce.
Ayer se
dirigía Mohamed Anwar El-Sadat, ex diputado opositor y ex presidente de la
Comisión de Derechos Humanos, un puesto demasiado molesto para el régimen; le acabaron
defenestrando acusándole de traidor al Parlamento para solicitar las veinte cartas
de aval necesarias, según la controvertida ley electoral egipcia (hecha a la
medida del poder), para poder concurrir a las elecciones, con lo que se confirma un candidato más para
enfrentarse en la carrera de obstáculos.
En junio
de 2017, la publicación OZY entrevistaba a Essam Heggy sobre las futuras
elecciones egipcias. Puede que algunos lectores recuerden quién es el
entrevistado. Essam Heggy es un importante científico egipcio que trabaja en la
NASA que fichó al inicio de su mandato el presidente al-Sisi como asesor de
Ciencia tratando de dar una sensación de modernidad a su mandato. Heggy salió
huyendo poco después al platearse uno de los escándalos mayores: la
presentación por parte de los militares de un dispositivo "milagroso"
capaz de curar enfermedades como el SIDA y la hepatitis C.
El escándalo abrió los
ojos al científico Heggy de que el régimen le estaba utilizando para su imagen,
pero que allí solo había propaganda y oscurantismo. Regresó a los Estados
Unidos, por lo que fue atacado por los medios e incluso se llegó al extremo de
borrarlo de los libros de texto, en donde aparecía como una celebridad
científica egipcia. Pero Heggy no se quedó cruzado de brazos y planteó la
creación de un grupo científico académico de apoyo a cualquier candidato democrático al que se le
aportaría programas basados en el conocimiento científico y no en la magia
propagandística de los militares, convertido en míticos titanes.
Estas fueron
dos preguntas que le formularon y sus respuestas sobre el futuro electoral:
—THE DAY AFTER THE CIVIL DEMOCRATIC PARTY’S
ANNOUNCED OPPOSITION PLANS, THE GOVERNMENT ARRESTED KHALED ALI AND BLOCKED AT
LEAST 21 WEBSITES FOR “SPREADING LIES AND TERRORISM.” WHAT HAPPENED?
—Essam
Heggy: We presented a list of conditions we think are integral to fair
elections and our vision of why education, justice and human rights should be
the foundation of government. We also discussed our communication with other
civil society forces in Egypt, uniting liberal opposition parties to present a
single, cohesive challenge to Sisi in next year’s election. Our team of
academics broke the silence and fear that has been built around the succession
of Sisi, turning what was supposed to be just a formality into a real
confrontation between him and civil society — a confrontation the current
regime can no longer escape. So they started arresting our activists. But
instead of silencing us, they ignited a massive firestorm with the arrest of
Khaled Ali, one of three potential presidential candidates [including Hisham
Guenena and Massoum Marzouk] we are rallying behind. The next day, liberal news
sites were shut down in an egregious crackdown on freedom of speech. Then they
launched an effort to persuade the public that elections are a Western luxury
Egypt can’t afford. We are less than 10 months away from elections, and there
is no government-announced pathway to the vote, which is anticipated by
millions of Egyptians as an opportunity to break with five decades of failed
authoritarian military regimes, violence and social injustice.
—TWO OF THE CANDIDATES YOU’VE BEEN SUPPORTING,
KHALED AND HISHAM, HAVE BEEN ARRESTED BY SECURITY FORCES. DOES THIS DISQUALIFY
THEIR CANDIDACIES?
—We are not waiting for Sisi to change his
autocratic methods. He inherited them from long years of service as head of
Egypt’s military intelligence, during which time he repressed many of the
country’s most qualified military personnel to protect Mubarak’s regime from
internal disruptions. Today he is cracking down in an identical way on Egypt’s
most courageous, honest and decent public figures, who he sees as a threat to
his hold on power. We hope our persistence will show Egyptians that peaceful
change is possible if everyone participates, and we are calling for the
existing government and the opposition to act responsibly and sincerely in
these elections. It may be our last chance to save the country from an
uncertain future. If legitimate candidates are disqualified, this will be an
open call for chaos by the regime.***
Como puede apreciarse, la situación es bastante más compleja
que el reduccionismo aplicado en el editorial de El País. Heggy menciona la
necesidad de candidatos honestos y democráticos, comprometidos con los derechos
humanos, con el progreso, que luchen contra los males internos —la crisis
económica, la corrupción...— para poder
afrontar los retos del exterior a los que Egipto se enfrenta.
Essam Heggy presenta tres candidatos posibles con esas
características, a los que apoyan. A uno ya se la ha mencionado, el abogado
Khaled Ali pendiente de su juicio por el dedo obsceno. A otro de ellos, Hisham Guenena
(Geneina), lo conocemos también: es el ex director de la Oficina de la
Auditoría del Estado, defenestrado por un informe en que le puso número a lo
que costaba la corrupción en el país. Geneina fue acusado de desprestigiar la
imagen de Egipto, de atacar a sus instituciones y de expandir mentiras y
llevado a juicio. El régimen le atacó con toda la virulencia. Su familia, su
hija en concreto, también sufrió las represalias en su trabajo.
El otro nombre dado por Essam Heggy para ser apoyado por su
equipo de científicos al servicio de candidatos que lo merezca es el del ex
embajador Massoum Marzouk. El último artículo que Marzouk publicó en el estatal
Ahram Online precisamente tenía por referencia la corrupción, haciéndose eco de
lo ocurrido con quien la denunciaba, en este caso, el ex Auditor General del
Estado, Hisham Geneina. En aquel artículo publicado en mayo de 2016, con el titular
"Reflections for Egypt from the Book of Judges", Marzouk concluía lo
siguiente:
I am certain that if the organisation’s report
is handled in a positive way and the will to combat corruption is obvious, this
will encourage serious investors to come to Egypt. This certainty comes from
experiences and observations of many countries in the world.
What raises surprise and doubt is that
methodical media campaign waged for a long time against the Central Auditing
Agency, as if it were self-defence from the sector that has the wealth which
allows it to control the media space.
Thus, it is a campaign waged from the trenches
of corruption which has become cancerous in the state key apparatus and more
dangerous than terrorism on the security and stability of the country.
Since this is the case, there will be nobody
standing for the rights of the poor for fearing for himself. Then finally, is
it appropriate to treat a venerable judge in this humiliating way in the media,
even if we agree that he has made mistakes?****
El ataque contra el régimen de Al-Sisi es frontal. Se elimina
a quien denuncia la corrupción; solo los corruptos se benefician de ello. La
tesis de Marzouk es correcta: lo inversores acudirán cuando Egipto demuestre
que se ha eliminado la corrupción y no cuando los corruptos logren silenciar
las denuncias que dejen al descubierto sus vergüenzas. Y la idea es correcta porque
los hechos le dan la razón. Marzouk señala en el texto que la corrupción se ha
convertido en un "cáncer" en el aparato del estado Egipto que es "more
dangerous than terrorism on the security and stability of the country". Se
explica que este sea el artículo que haya quebrado sus aportaciones en el
diario estatal. En este tiempo pasado, además, ha criticado públicamente la
tibieza del gobierno egipcio ante la situación de los palestinos (recuérdese el
escándalo de hace unos días sobre las presuntas grabaciones de The New York
Times dejando caer que la postura frente a Trump por el traslado de la capital
a Jerusalén no era más que teatro).
Ayer publicaba el mismo diario estatal una noticia habitual
en Egipto pero siempre sorprendente: "Egypt's Court of Cassation orders
retrial for former interior minister Habib El-Adly in illicit gains case".
Un nuevo caso de repetición de juicios a los corruptos para lavarles la cara.
Mientras a unos se les quiere meter en la cárcel por hacer una peineta al
sistema a otros, responsable de muertes y corrupción, de haber vaciado las
arcas del estado se les repiten los juicios de forma escandalosa. Es
especialmente vergonzoso en el caso de El-Adly porque ha estado
"perdido" hasta que fue encontrado con el tiempo justo para acudir a
la revisión de su condena anterior.
Así nos cuenta el caso Ahram Online:
Egypt's Court of Cassation overturned on
Thursday a seven-year prison sentence for former Interior Minister Habib
El-Adly on charges of illicit gains, ordering a retrial.
El-Adly and 12 other defendants in the case
were convicted by a lower court in April 2017 on charges of illicit gains of
EGP 2 billion from the interior ministry in the period between 2000 to 2011.
The Court of Cassation ordered the retrial of
all defendants in the case.
El-Adly served as minister of interior under
former President Hosni Mubarak from 1997 until Mubarak was ousted in 2011.
Following the April 2017 ruling, El-Adly
disappeared until he was arrested in December by security forces.
In May 2017, the former minister lost an
initial appeal against the sentence in the case due to failure to appear in
person in court.
El-Adly's lawyer Fareed El-Deeb appealed
against the criminal court's ruling before the Court of Cassation.
The former minister is set to be released from
his detention within hours upon the completion of legal procedures.
The long-serving former minister faced several
trials since the ouster President Mubarak in the January 2011 revolution,
including for the killing of protesters and the cutting of telecommunications,
but he was acquitted in all of the cases except for two.
In 2013, El-Adly was sentenced to three years
in prison in the case known in the media as “the conscripts' enslavement
case." The Cassation Court upheld that ruling in February 2014.
The current illicit gains trial is the last
case pending against El-Adly.*****
El caso de "esclavitud" de los soldados es
especialmente sangrante. El ex ministro de Mubarak fue condenado junto algunos
jefes militares por usar en beneficio propio a los soldados, que les labraban
las tierras propias y de sus familias, además de cualquier menester que hiciera
falta. A eso se le suman muchos otros delitos de extrema gravedad. Sorprende,
en cambio, la facilidad para condenar a la cárcel a una cantante que ironiza
sobre no beber agua del Nilo, una profesora a la que le parece cruel matar
millones de corderos, un novelista que provoca taquicardia en los lectores más
púdicos, bailarinas que se mueven más de la cuenta y que comen plátanos
demasiado lentamente en sus videoclips. La perversión del criterio para
considerar la gravedad de los delitos es evidente. Extraña vara de medir la que
libera al corrupto y encierra al denunciante.
Esos son los vicios que aquejan al sistema egipcio: una
corrupción galopante sumada a un clasismo infinito que hace que el Ejército,
los jueces, etc. sean nichos de explotación y favoritismo endogámico en donde
se defienden los privilegios y se castiga la osadía de intentar saltar las
barreras de décadas. Los soldados, el pueblo llano, eran usados como esclavos
al servicio de unos incansables depredadores. Tenía razón el ex embajador: ¿quién
defiende a los pobres, millones de personas en un país de 90 millones, si el
estado es una institución dedicada el enriquecimiento personal y a defender los
privilegios de unos pocos?
Como se puede apreciar, la complejidad de las elecciones en
Egipto va más allá de si se presenta Shafiq o no. Nada de lo dicho cambiaría
con la llegada al poder de Ahmed Shafiq, un candidato que no reivindicaba la
democracia sino al régimen que la había ignorado hasta el momento. Habría que
pedir un poco más de densidad a los editoriales de un medio, un poco de carne
pegada al hueso del esquematismo que puede llegara a desinformar más que a
informar.
Los procedimientos de al-Sisi no son democráticos en
absoluto. El silenciamiento por cualquier medio de los opositores es constante.
Pero puestos a lamentar la suerte de alguien es mejor lamentar la de los activistas
democráticos encerrados por reclamar derechos y libertades. Shafiq ha vivido
muy bien en Emiratos y solo se ha complicado la vida cuando ha querido molestar
a los de su cuerda.
No es justo ignorar a tantas personas valiosas condenadas al
silencio, al exilio, a la cárcel o aparecer muertos en una cuneta. Egipto tiene
un complicado futuro que Shafiq no es la persona más adecuada para cambiar.
Podemos jugar a hacer extrañas cábalas sobre lo que debería ocurrir, pero
esas ideas hay que contrastarlas con la realidad y con el dolor que producen.
La estrategia de al-Sisi no es la libertad, es el miedo.
Miedo a los terroristas, reales e imaginarios; miedo a las conspiraciones; miedo
a quedarse sin agua del Nilo, la última de las argucias. El que critica es
acusado de atacar al estado depositando sobre ellos el fracaso del sistema, con
una sociedad dividida, en donde solo una minoría cree en un futuro democrático,
y son muchos piden a gritos el exterminio del otro.
Apoyemos a esas minorías que luchan cada día por abrir los
ojos de los que prefieren mirar para otro lado. No condenemos al silencio a los
que denuncian. Que tengan al menos el beneficio del reconocimiento de formar
parte de una lucha pacífica, de ideas, de resistencia a un régimen que busca
una sola voz. Shafiq es una anécdota
y no la más ilustrativa.
La situación de Egipto requiere más profundidad en el
análisis para que los lectores puedan tener una imagen más clara de lo que
ocurre, comprender mejor el drama egipcio, quiénes son los personajes y cuál es su
alcance.
* Editorial "Al Sisi quiere la reelección" El País
11/01/2018 https://elpais.com/elpais/2018/01/10/opinion/1515609406_968211.html
** Editorial "Una condena aberrante" El País
21/05/2015 https://elpais.com/elpais/2015/05/20/opinion/1432141398_713690.html
*** Tafline
Laylin "INSIDE THE MIDDLE EAST'S MOST IMPORTANT UPCOMING ELECTION"
OZY 12/06/2017 http://www.ozy.com/opinion/inside-the-middle-easts-most-important-upcoming-election/78967
****
Massoum Marzouk "Reflections for Egypt from the Book of Judges" Ahram
Online 3/05/2016
http://english.ahram.org.eg/NewsContentP/4/199609/Opinion/Reflections-for-Egypt-from-the-Book-of-Judges-.aspx
*****
"Egypt's Court of Cassation orders retrial for former interior minister
Habib El-Adly in illicit gains case" Ahram Online
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