Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Me
sorprendía ayer la noticia del arresto del candidato a la presidencia egipcia, Sami
Anan. Y digo "sorprendía" por decir algo, porque los candidatos van
cayendo uno tras otro e ingresando en prisión o volviendo a casa antes de haber
llegado a poner un pie en la calle. Se retiran o los retiran. Las elecciones
egipcias ya están siendo, independientemente del resultado cantado, un
escándalo sonrojante de proporciones mayúsculas. Podrá ir diciendo lo que se
quiera, incluido el propio parlamento temeroso de que se desacredite la imagen
de Egipto exteriormente, pero ya me dirán que es posible pensar de este proceso
incluso antes de celebrarse la proclamación de candidatos. Lo más atenuado es
calificarlo de "farsa", que es a lo más que puede aspirar esta
astracanada política. Al presidente al-Sisi ya no se le aparece Sadat en sueños,
como solía.
Lo que sí
sorprende en el caso del arresto de Anan, ex Jefe de la Junta Militar, —junto
al encarcelamiento del coronel Ahmed Qonsowa y al retiro del ex primer ministro Ahmed Shafiq tras su expulsión de Emiratos, ambos procedentes de los cuarteles— es el
número inusual de militares que consideran que tienen oportunidad de competir. ¿Es
la muestra de fuerza el resultado de una debilidad previa? Esta es realmente la
pregunta.
El
diario estatal Ahram Online señala sobre la detención de Sami Anan:
Former army chief-of-staff Sami Anan is being
interrogated by the military prosecution Tuesday after being accused of
inciting against the army and forgery, two days after he announced his
intention to run in Egypt's upcoming presidential elections.
Anan's campaign spokesman Mahmoud Refaat said
on Twitter that the former military chief has been arrested and his son told
local news website Youm 7 that his father has been detained for questioning by
military prosecutors.
In an audio statement broadcast on state TV
earlier on Tuesday, an army spokesman said Anan's announcement of his
presidential bid amounts to incitement against the military with the aim of
"driving a wedge between the armed forces and the Egyptian people."
"The armed forces would not tolerate the
blatant legal violations committed [by Anan] which constituted a serious breach
of the rules and regulations governing service of armed forces officers."
The statement said Anan announced his candidacy
"without getting consent from the armed forces ... or taking the steps
necessary to terminate his service."
It added that, in order to run for the late
March election, the ex-military chief had forged official documents stating
that his service with the military had ended.
Under Egyptian law, former military officials
are required to end their service and receive authorization from the army
before they can run for a political post.*
Se entremezclan dos tipos de motivos, los de tipo legal,
mediante los que se mantiene a los militares en la reserva y no se les da por
cesada su vida militar, lo que les impide participar y otros más complejos. Recordemos
que el coronel Ahmed Qonsowa explicaba haber solicitado una y otra vez su baja
para poder concurrir a las elecciones. Dejar que las cosas se pudran
dilatándolas es una táctica muy habitual. Al no contestar, no hace sino esperar
a que des el paso que te hace incurrir en la irregularidad. Pero el caso de
Anan tiene otros aspectos.
Es más revelador el punto señalado sobre la cuña de separación que se introduce
entre "el pueblo" y "el Ejército". Lo interesante del
argumento es que implica que cualquiera que intente participar en el proceso
electoral puede ser acusado de ello si no tiene la aprobación del estamento militar.
Los tópicos y la retórica fácil se acumular una vez establecido que es el
Ejército el que vive hermanado con el pueblo egipcio en una especie de inmadura
dependencia paternal. Por algún extraño destino, siempre será el Ejército quien
decida quién es adecuado para dirigir al país. Hay formas más directas de expresarlo,
sin caer en hermosas metáforas patrióticas.
En el
diario Mada Masr se señala:
In the video announcing his bid, Anan asserted
that the country is in decline due to “faulty strategies” that have
overburdened the Armed Forces and have hindered the state’s civilian sectors
from carrying out their roles.
He demanded in his statement that civilian and
military state institutions refrain from showing an “unconstitutional bias
toward a president who might leave his chair in a few months.”**
El peculiar sentido egipcio de lo que es una democracia y lo
que supone una campaña electoral implica que cualquier crítica o
cuestionamiento de lo realizado por el presidente al-Sisi sea considerado como
un acto de traición y un ataque al Ejército, que pasa a ser considerado como un
ataque al Estado, dentro del sistema de equiparaciones. Con un planteamiento
así, todo el que se presente recibe un tratamiento contundente.
Junto a los candidatos encarcelados, están los que se han
retirado y los amenazados con procesos judiciales que anularían sus
posibilidades electorales. Solo quedarán aquellos que pudieran justificar el
hecho electoral, con más de un candidato. Todos los demás desaparecerán, como ya lo están haciendo.
En el caso de Sami Anan, se habla de sus "crímenes"
y "falsificaciones" para poder participar en la campaña electoral.
Explican en Mada Masr:
General Khairat Barakat, the former manager of
the Defense Ministry’s Department of Officer Affairs, first claimed that Anan
is still a reserve officer in a television interview with Amr Adib on his “Kol
Youm” (Everyday) show on Monday night, adding that he is subject to the same
regulations that govern officers on active duty. By announcing his intention to
run, Anan had violated military bylaws, Barakat said, explaining that some
senior officers remain in the reserves following their retirement in case there
are missions on which their presence is required.
On the same show, Anan’s campaign spokesperson
Hazem Hosni said the former chief of staff had submitted the paperwork to
request he be discharged as a reserve officer, as Sisi did when he decided to
run in the 2014 presidential election. Hosni stated: “If the military rejects
Anan’s request, it will be treating him differently from how it treated Sisi,
demonstrating bias toward one candidate and engaging in politics.”**
La diferencia, evidentemente, es que el actual presidente
había encabezado un golpe de Estado y era el candidato del Ejército, que es
quien controla el poder. Queda en evidencia la farsa democrática de lo que es
un gobierno militar encubierto. Abdel Fattah al-Sisi ganó con un 97% de los
votos en una campaña que hubo que ampliar en sus votaciones para que se llegara
a unos mínimos presentables y poder considerar como representativas.
Hace mucho tiempo que hablar de la caída de popularidad del
presidente se considera un tabú. Lo que le mantiene es precisamente ese control
del aparato militar desde el poder que le concede la capacidad de hacer lo que
otros no pueden, usar al Ejército como soporte y mantener la ficción
paternalista.
Los que se han presentado con uniforme o sin él rompen esa
imagen de cabeza visible del Ejército, por más que formalmente no lo esté.
Cuando al-Sisi va a inaugurar ciertas obras, como ocurrió con la ampliación del
canal, se preocupa bien de hacerlo uniformado para que el poder del Ejército
entre por los ojos y no haya dudas de quién manda. No cuenta entonces que se
considere formalmente un "civil" y nadie le arresta por uso indebido
del uniforme.
Para el régimen es importante la denigración de los
candidatos, que son acusados de diversos delitos. El candidato retirado,
Mohamed Anwar El-Sadat, ex diputado y ex presidente del Comité de Derechos
humanos, también acusado de "traidor", se preguntaba el otro día
quién había financiado la publicación de un libro difamatorio sobre su persona.
Decía conocer la respuesta. El fondo empresarial que apoya al presidente y a
los militares no tiene problemas en comprar periódicos y canales de TV para
despejar el panorama de críticas y críticos. Un libro no es problema; sale
mucho más barato y es la excusa para nuevas reseñas que lo mantengan vivo.
Hace unos días, al anunciar la candidatura de Anan, el diario estatal Ahram Online señalaba de forma vergonzosa que Anan tenía un problema porque la gente lo identificaba como la persona que contribuyó a la llegada de los islamistas al poder mientras que veían a al-Sisi como quien les libró de ellos. Se recogía esta opinión a través del analista Amr El-Shobaki: «Comparisons might not be in Anan’s favour, says El-Chobaki, for while
Al-Sisi is viewed as the military figure who saved Egypt from the Muslim
Brotherhood, Anan as SCAF leader is accused of assisting their rise to power.» *** La idea es absolutamente tendenciosa porque no fue Anan quien le llevó al poder, sino el fracaso de los militares colocando a Shafiq, un ministro de Mubarak, como candidato frente a Morsi. Es un ejemplo más de manipulación histórica para tratar de esquivar un hecho, para bien y para mal, fueron los votos egipcios quienes llevaron a Morsi a la presidencia. En el mismo decreto con el que Mohamed Morsi cesaba al mariscal Tantawi y a Sami Anan tras llegar al poder, firmaba el nombramiento de al-Sisi como ministro de defensa en su gabinete. No se trata de defender a Anan sino de defender los hechos.
Egyptian Streets, junto a la información que los otros
ofrecen, añade un dato nuevo de ayer mismo: «Egypt’s military prosecutor Mohamed al-Roweiny announced on
Tuesday a ban on media coverage on the case of Sami Anan’s presidential bid and
military status.»**** La imposición de silencio a los medios, en plena
precampaña electoral, es otra forma aberrante de manejar la situación.
Cada
uno de los actos realizados para deshacerse de los candidatos a las elecciones
es un golpe más al propio sistema. También Hosni Mubarak tenía su propia
retórica y no le sirvió finalmente de mucho. Mañana es un nuevo aniversario de
la Revolución del 25 de enero de 2011 y el clima no es el más propicio para las
libertades que lo era entonces. Al-Sisi comenzó mal su mandato y lo ha querido
seguir de la misma manera, borrando del mapa a cualquiera que pretenda hacerle
sombra o trate de modificar la escenificación retórica de la unidad de pueblo y
ejército.
El desprecio a los mecanismos básicos de la democracia va de
los medios de comunicación (la apelación al pueblo para no fiarse de los medios
y escucharle solo a él es anterior a Trump) a la simple idea de alternancia, que
es vista como traición. Solo pensar que al-Sisi no debería estar ahí ya es
considerado ataque al estado o, como han dicho, romper la unidad de pueblo y
ejército.
¿Es posible una elección real, democrática?
Nadie cree en ella. Pero cada nueva presentación de un militar es una grieta en el sistema y una muestra de debilidad del régimen.
*
"UPDATE 3: Presidential hopeful Anan arrested after Egypt's military
accuses him of 'violations and crimes'" Ahram Online 23/01/2018
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/1187/288657/Egypt/-Presidential-Elections--/UPDATE--Presidential-hopeful-Anan-arrested-after-E.aspx
**
"Former Armed Forces chief of staff arrested, referred to military
prosecution after announcing presidential bid" Mada Masr 23/01/2018
https://www.madamasr.com/en/2018/01/23/news/u/former-armed-forces-chief-of-staff-arrested-referred-to-military-prosecution-after-announcing-presidential-bid/
*** "Anan enters Egypt's presidential race amid unanswered questions" Ahram Online 17/01/2018 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/288316/Egypt/Politics-/Anan-enters-Egypts-presidential-race-amid-unanswer.aspx
****
"Egypt’s Military Prosecutor Bans Media Coverage on Sami Anan’s Case"
Egyptian Streets 23/01/2018
https://egyptianstreets.com/2018/01/23/egypts-military-prosecutor-bans-media-coverage-on-sami-anans-case/
orden de silencio en los medios / fuente Egyptian Streets |
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