Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
ambigüedad en la que se mueve el régimen de al-Sisi tiene consecuencias en la
emergencia de un machismo que se considera "moderno" por parte de
algunos. Si el feminismo y la igualdad se consideran "perversiones
occidentales", el machismo pasa a ser considerado como la consagración del
"orden natural" del mundo. Es esencial para comprender el orden
patriarcal —pues de eso se trata— convencer que esa forma no es cultural, una construcción para
justificar la dominación, sino el seguimiento de leyes naturales o divinas.
Mientras
el sistema nos muestra la recomposición del gabinete con seis ministras, lo que
se percibe en la calle es lo contrario: un aumento del conservadurismo que
justifica supremacía masculina. No es ajeno el fenómeno al que comentábamos
ayer de las cruzadas contra el "ateísmo", un peligro para la
"religiosidad natural" de los egipcios, según declaraba el ministro
de Asuntos Religiosos Gomaa. Por el contrario, está profundamente ligado, ya
que el uno se ampara y se fundamenta en el otro. El feminismo trata de
subvertir la obediencia y apoya una rebelde insumisión hacia el varón,
representante de la autoridad delegada por Dios sobre la mujer.
En este
contexto, Daily News Egypt informa sobre la controversia creada por las
declaraciones del cantante Ahmed Fahmy sobre las relaciones con su esposa. Con
el titular "Egyptian singer interview stirs gender role controversies
among educated classes", el diario explica el caso de una persona de las
clases educadas y su visión retrógrada de las relaciones con las mujeres:
“A man has to put a limit to his woman’s
ambition, she cannot be left ‘having fun’ without limits,” said Egyptian artist
Ahmed Fahmy in an interview, which ignited rage against him on all of social
media platforms accusing him of being an ignorant, controlling, typical eastern
man.
In his interview with the program “Ana W Ana”
(Myself and I), aired on a privatively-owned channel ONTV, Fahmy spoke about
his personal life, discussing the details of his relationship with his wife. In
the interview, he discussed how women should be controlled and led by their
spouses, spotlighting the crisis of oppressed women in the Middle East, even
the wives of well-educated, elite artists.
Fahmy’s wife, Amira Farrag, participated in the
interview with a video sharing her side of the story, recalling the beginning
of their relationship and their 20-year journey, during which she had to let go
of many essential things in her life, “because he wouldn’t agree to them.”
“I met Ahmed when I was in high school at Cairo
Opera House where I used to sing. His first request was to leave the field of
singing because he wouldn’t allow me to be a part of this field,” she said.
Fahmy, who is mostly known as a singer,
explained the decision of asking his wife to drop the field she loves the most
by saying he “can’t stand being with a wife with a large fan base.” When asked
about the reasons why he himself could work in a particular field while not
permitting his wife to be in the same one, he replied that after discussions,
he allowed her back, “with certain rules.”
His wife talked further about his actions,
which she says she accepts and loves, saying that after getting married, he
prevented her from maintaining male friends, who had been a part of her life
for a long time and her parents had known them for several years. Moreover, she
added that he controls the way she dresses, stressing that she has to wear long
sleeves and closed gowns.*
Tras el escándalo producido por las declaraciones
televisivas de un conocido abogado (el mismo que actuó hace décadas contra la
importante feminista egipcia Nawal el-Saadawi) señalando que era una
"obligación patriótica" violar a las mujeres que salieran a la calle
con pantalones rasgados, la declaraciones de Fahmy causan consternación y son
otra señal del retroceso social en este terreno.
Son los efectos directos de haber perseguido a las personas
que representan algún tipo de progreso social en las costumbres. El
silenciamiento de todos aquellos que son críticos y el ascenso de la moral
virtuosa que persigue a todos los que son críticos con el tándem militar-religioso
tiene el efecto de despejar el camino a personajes retrógrados como Fahmy, que
no se sienten cohibido en mostrarse como los "verdaderos representantes"
del modelo masculino.
“If the
definition of an eastern man is someone who gets jealous over his wife, then I
am one, definitely!” Fahmy commented on his wife’s words.
The interview caused widespread controversy on
social media and Fahmy was showered with a barrage of attacks, while critics
also accused his wife of accepting “unbearable living conditions.”
“I knew this type of control exists in life but
I thought it is only limited to less educated social classes, who would define
these actions as manhood. But to find them in Egypt’s supposed elite and most
educated social class, this is just shocking,” one commenter wrote on Facebook.*
Las excusas de que esto sucede solo entre las personas sin
educación, en el medio rural, etc. se desmoronan ante la comprobación de que es
un comportamiento "aceptable" entre los más privilegiados. Es un
rasgo de este nuevo populismo nacional-religioso
que ha ido produciendo en el régimen de al-Sisi. Que alguien de los
privilegiados muestre este tipo de actitud retrógrada de control es un reflejo
de una más amplia, de una sociedad vigilada y controlada.
El discurso que considera negativos para Egipto los derechos
humanos ha estado en boca del presidente, que los consideraba como algo
"occidental", un lujo que no se puede permitir. Los ataques a los
defensores de la igualdad diciendo que el feminismo es una punta de lanza que
busca subvertir la sacrosanta familia tradicional han sido constantes. Los discursos
desde el parlamento han sido demoledores: desde los que pedían a las mujeres
que aceptaran gustosamente la mutilación genital por el bien de los egipcios
hasta los que han pedido los exámenes de virginidad para las estudiantes que
ingresan en la Universidad. Todo ello salpicado por retrógrados programas de
televisión en los que se expande doctrina antiprogresista.
El afloramiento de los discursos retrógrados —como el de
Fahmy— se produce precisamente como una reivindicación de ese modelo
"masculino tradicionalista", opuesto al "progresista" que
buscará reivindicar el papel de la mujer, dejar su espacio de decisión sin interferir
en él. Sin embargo eso no es posible con las actitudes controladoras
manifestadas. Para el cantante Fahmy, la mujer es una "posesión" que
debe ser modelada conforme a su propio prejuicio. Es él quien decide cómo debe
ser ella. Las críticas a su esposa han sido por aceptar este planteamiento y
dejar hacer.
Las críticas le han llovido, como se señala, desde los foros
públicos. Otros medios independientes en la red se han lanzado contra él. La publicación
egipcia en internet Identity Magazine titula "Ahmed Fahmy Strikes Again
with His Women-hating Speech"** y va repasando las respuesta gloriosas del
cantante. "We couldn’t
resist Ahmed Fahmy’s last interview", señala la redactora, "We just
couldn’t let it pass". Y sus reacciones ante lo expresado por Fahmy
son del estilo: " WHAAAT? This
is so hard for me to grasp. Are we talking about the same Ahmed Fahmy who sings
AND acts?"**
El problema es que esto sigue apareciendo en los medios
mientras que se encierra a miembros de ONG o a activistas sociales que son los
que pueden dar las batallas de las ideas. El régimen entiende la
"modernidad" como una forma arquitectónica,
es decir, algo monumental, visible e inaugurable, ya sean edificios, puentes o
canales. En lo social, sus preocupaciones, como pudimos ver ayer es que no se
expandan los pensamientos críticos, los que erosionan el principio de autoridad.
Fahmy representa una forma de autoridad que llega del cielo,
pasa por el estado y aterriza en cada casa en la que un hombre se impone a una mujer. Él se considera
un "hombre como debe ser" y no como esos que dejan que su mujer
pregunte por una dirección o conserve amigos. Él es muy genuino.
En estos tiempos en los que el mundo está sacudido por la
voz de las mujeres diciendo "¡basta!", la voz de Ahmed Fahmy resuena
con estridente chirrido reclamando la vigilancia masculina, ser el guardián necesario
para que la virtud no se desvíe. Virtud es, por supuesto, la obediencia, la
máxima garantía de que el mundo sigue los mandatos que aseguran el orden que
permitirá sobrevivir al caos que la mujer puede provocar si no es vigilada.
Fahmy se propone como modelo y desgraciadamente muchos se verán reflejados en
él, confirmando que están en el buen y
virtuoso camino.
A diferencia de otros países de la zona que van avanzando en derechos de las mujeres, con distintos ritmos, el tradicionalismo egipcio va recortándolos achacándole todo tipo de males. No es ajeno a esto el importante papel que las mujeres desempeñaron en la revolución de 2011 y su salto a la participación política.
Los ataques a la revolución, su acusación de haber traído el caos a Egipto, se parecen demasiado a esas persistentes interpretaciones de la Historia en las que si no se controla y vigila a las mujeres ocurrirá lo mismo. Los últimos años han sido una constante presión para la vigilancia de las mujeres, llamadas a padres, maridos, hermanos e hijos para que controlen cómo se visten o adónde van.
Ahmed Fahmy es un representante más de esa tendencia y la controversia es solo aparente. Los que se escandalizan porque en las clases educadas ocurran estas cosas deberían pensar que son esas mismas clases educadas las que se han lanzado al apoyo del autoritarismo vigilante y justifican estas y otras ideas. Todo está unido y tiene su lógica. La "represión" es aplicable en cada nivel, de las mentes a las calles y al hogar.
*
"Egyptian singer interview stirs gender role controversies among educated
classes" Daily News Egypt 16/01/2018
https://dailynewsegypt.com/2018/01/16/egyptian-singer-interview-stirs-gender-role-controversies-among-educated-classes/
**
"Ahmed Fahmy Strikes Again with His Women-hating Speech" Identity Mag
14/01/2018 Ahmed Fahmy Strikes Again with His Women-hating Speech
http://identity-mag.com/ahmed-fahmy-strikes-again-with-his-women-hating-speech/
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