Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
No
sabemos muy bien qué quiere Carlos Puigdemont, pero sí sabemos que todo se
vuelve contra él. Las decisiones que temamos nos definen ante los demás y el
cesado presidente está probándose nuevas identidades con las que presentarse
ante los demás en un increíble número de travestismo que se vuelve contra él con
cada nueva transformación.
No le
va ser fácil convencer al mundo de sus disfraces de "perseguido político" o
de "presidente exiliado" por una especie de golpe contra la
legalidad. Sigue sin entender que el "golpista" era él. Mientras que
gobierno e instituciones han respetado todos los pasos del proceso, su
"procés" ha ido saltándose todas las leyes e instituciones creando
sus fantasiosas "legitimaciones" a golpe de irregularidad. Sus
cimientos legales eran globos hinchados a golpe de pulmón que le han ido
explotando en las narices. Demasiado soplar.
Durante
estos meses, Puigdemont ha tenido todas las oportunidades del mundo para
rectificar e intentar reconducir hacia algo positivo, llevar a algún puerto
seguro el barco ante los riesgos de tormenta que se cernían sobre él. Hoy los restos
del naufragio llegan a la playa. Pero el desastre le queda a Cataluña mientras
que él, sonriente, se disfraza de perseguido político ante las bromas del
mundo. Nada hay más triste para un presunto aspirante a la gloria que entrar en
la Historia como un chiste, como una broma. Y es eso lo que ha conseguido y
sigue construyendo como guionista de su propia película, que interpreta y
dirige.
Los artículos
aparecidos sobre el viaje a Bruselas y lo allí acontecido difícilmente pueden
evitar el sarcasmo. En El Mundo leemos:
En Bruselas pasan tantas cosas que necesitas
una historia muy potente detrás y mucha actualidad para mantenerla al día.
Cuando algo se enquista suele quedar relegado y en manos de especialistas. Y
ayer se vio que de lo serio se pasó, en parte, a lo anecdótico. Y llovieron los
palos.
Guy Verhoftstad, líder de los liberales del
grupo Alde, en el que se encuadra el
propio PDeCat con Ramón Tremosa, fue durísimo con él. En
su cuenta de Facebook colgó una viñeta en la que sale el ex president como si
fuera Tintín. Verhofstadt, ex primer ministro belga y muy claro siempre en
defensa de las libertades y los grupos oprimidos en Europa, no tuvo
misericordia: "Tintín siempre encuentra soluciones para las aventuras que
se encuentra mientras que Puigdemont ha dejado Cataluña devastada y en el
caos".
Ryan Heath escribe en Politico la newsletter con la que se despierta cada mañana toda la
UE, y su dictamen fue demoledor: "El circo catalán de Puigdemont llega a
Bruselas" y "es oficial: la rueda de prensa más desorganizada en la
que nunca haya estado". "Después de la tragicomedia de Bruselas,
Puigdemont es historia. No merece la pena perder más tiempo escuchando lo que
dice. Adiós, perdedor", escribió en su cuenta de Twitter el analista
griego Yannis Koutsumitis, muy seguido en las redes sociales y la burbuja
europea.*
El
descrédito de Puigdemont en todos los ámbitos empieza por el menos mencionado,
el de casa. La ridícula foto publicada en Instagram intentando convencer al
mundo de que se encontraba en su despacho oficial dice mucho de la persona. Ha
arrastrado a la comparecencia en Bruselas a una serie de consejeros simplemente
para dar impresión de que preside algo y, muy especialmente, para no mostrar
una patética soledad auto buscada en su huida. De esta forma el secesionismo ya
tiene "la sangre de los heridos el 1-O" (como se referían ayer),
"presos políticos" (los dos "jordis" en prisión preventiva
para evitar que destruyan pruebas) y un "president en el exilio".
Todo poco o nada consistente.
Los
muertos dan más empaque y se les puede llevar flores y cantar algo todos los
años, pero afortunadamente no los hubo. Lo contentos que iban los
"jordis" a la Audiencia Nacional les quita dramatismo como presos políticos (¡con el dinero invertido en
pancartas con sus caras!), Y Puigdemont... ¿qué decir?, se basta él solo.
Ese
"Adiós, perdedor" de Ryan Heath en Politico es un desprecio infinito
hacia una persona que vendía la solidaridad mundial con un "pueblo
oprimido", el "suyo". Se puede vender el secesionismo como
voluntarismo (quiero ser otro); pero no se puede vender como resultado de una
opresión porque nadie ha oprimido a nadie, sino algo peor para algunos, algo
insoportable para ellos: la igualdad y solidaridad que nuestra Constitución, la
de todos, asegura. Cuando Puigdemont uso como estrategia la producción de la
"pena universal" no ha tenido más motivos que los dos aludidos,
nacidos ambos por sus iniciativas no por la de los demás. Son las respuestas a
sus ilegalidades las que Puigdemont considera "políticas" y eso no se
sostiene más que como un ejercicio más de travestismo: de ignorar a más de la
mitad de Cataluña ha querido pasar a ser la víctima. Su ceguera romántica y su cinismo político le llevaron
a apropiarse de forma mesiánica de la voluntad de todos. Hoy eso le pasa
también factura.
Las
críticas a Carlos Puigdemont se suceden dentro y fuera de España. Parece ser la
figura encargada de recibir el fracaso histórico sobre sus espaldas. No creo
que sea injusto. Los más crueles serán aquellos que le pasen por encima
deseando enterrar su figura y evitar que les arrastre hasta las simas más
profundas del ridículo. Dice ABC que Puigdemont cobrará 9.000 euros al mes cuando reconozca que no es el presidente de Cataluña, algo que ya claramente no es. Una tentación, desde luego; pero tendrá que ir a firmar el finiquito. ¿Le saldrá rentable no aceptar? Mucho más caro nos va a salir a los catalanes y a todos.
La
aventura secesionista se ha visto frenada en seco por la respuesta inequívoca y
firma de la Europa que les iba a recibir con los brazos abiertos, por un lado,
y por serenidad de la legalidad española que ha tenido mesura y justicia en
defensa no solo del orden sino de la voluntad de una mayoría de catalanes que
no ven en el secesionismo la respuesta a sus aspiraciones en la vida. Los
mensajes victimistas contrastan con la realidad de Cataluña, con la huida de la riqueza y el trabajo que han provocado Puigdemont y los
suyos, sordos y ciegos, insensibles, a los daños que causaban a la sociedad. La filtración de Oriol Junqueras sobre la inviabilidad económica de la secesión es una muestra de cómo han engañado para conseguir sus fines. Lo mismo sobre la aceptación europea y tantas otras cosas más.
Ese
mensaje real ha pesado mucho más que las palabras engañosas y los gestos del
señor Puigdemont. Dice que espera para regresar a tener garantías un "juicio
justo" en su intento de continuo desprestigio de España. No ha aprendido
nada. Mucho más duro con él va a ser el Juicio de la Historia, del
que no es tan fácil huir o esconderse. El "adiós, perdedor" lo dice todo.
*
""El circo catalán de Puigdemont" toca hueso en una ciudad
saturada de crisis" El Mundo 1/11/2017
http://www.elmundo.es/espana/2017/11/01/59f8dfcbe2704e815c8b461f.html
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