Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Me
gusta recordar la frase de Oriol Junqueras
en la que afirmaba que ocurrían cosas que serían difíciles de entender.
Ya habían pasado anteriormente cosas difíciles de explicar, ahora tocaban las difíciles de entender. No era fácil explicar si había república o no, por
ejemplo. Ahora hay cosas que, aunque las expliquen, no las entendemos. Una de
ellas, por ejemplo, que el PDeCat haya decidido llamarse "Juntos por
Cataluña" cuando en realidad va solo.
Sorprende
también la aparente calma con la que todos van a las elecciones. No creo que se
hayan visto unos mayores intentos de desmarque del ex gobierno y de los ex
gobernantes. Por delante se les presenta de forma heroica, pero teniendo en
cuenta el desaguisado, da la impresión de que nadie les tiene en cuenta. Ha
sorprendido a casi todos los metidos en el "procés" lo rápido que se
agotó el fuelle, especialmente por los que cogieron camino de Bruselas y se
pusieron a dar ruedas de prensa en plan estrellas de rock. La gente se pregunta
qué planes eran esos tan elaborados e infalibles. Más bien ha sido un salto al
vacío aderezado por una confusión que ha dejado en ridículo a los que querían
mantener un poco la dignidad para la Historia.
La
impresión es que nadie quiere cargar con el fiasco. Y hacen bien porque cuando
se ve en frío, da un cierto sonrojo. Mantendremos la teoría, sostenida por
Junqueras, de que era mejor callarse los problemas a ser acusado de
obstruccionista.
En el diario
El País escriben:
La independencia de Cataluña sigue
"perfectamente vigente" para Artur Mas, que no obstante ha reconocido
que los impulsores del procés se están cuestionando si actuaron con
inteligencia en el pulso con el Gobierno. El expresident de la Generalitat ha
subrayado que el movimiento secesionista no es "un capricho de cuatro
gatos o cuatro locos" aunque ha reconocido que los actores soberanistas
están haciendo ahora la reflexión "de si hubo un control de los tiempos
suficiente e inteligente" y están "discutiendo las
consecuencias" de su desafío al Estado, con Cataluña intervenida por el
Estado tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución.
"Podrá gustar más o menos, pero [la
independencia] es un objetivo político compartido por dos millones de catalanes
y que dio origen a un Parlament con mayoría absoluta en septiembre de
2015", ha incidido el dirigente de la antigua Convergència en el coloquio
Diálogos sobre Cataluña del Club Siglo XXI. Mas se ha reconocido como
"responsable principal" del procés "hasta el 10 de enero de
2016". "Cuando vi que no iba a ser investido president preferí marcharme.
Por tanto, me imagino que alguna responsabilidad podría asumir. A partir de ahí
no les niego que he colaborado, que han pedido mi opinión", ha remarcado
sobre su asesoramiento al Govern de Carles Puigdemont.*
La
figura de Artur Mas está resultando patética. Esto se percibe cuando le vemos
apelando a la "generosidad de los soberanistas" para reunir esos
millones de euros que le piden los jueces y de los que debe andar por la mitad.
Hay que
reconocer que la frase de Mas sobre "si hubo un control de los tiempos
suficiente e inteligente" ya explica mucho. Para caer de pie, Mas es capaz
de darle al mundo la vuelta. Eso de reconocerse "responsable del procés hasta
el 10 de enero de 2016" es una genialidad que no le va a servir de mucho.
Es como el que prende fuego a un bosque y solo se hace responsable del primer
arbusto.
Es
evidente que el secesionismo recoge velas. Necesita recuperar el aliento después de
lo ocurrido, sea esto lo que ha sucedido o lo que creen que ha sucedido, que
son dos cosas diferentes. Quizá la conciencia clara, aunque no confesa, del
desastre que había perpetrado contra los intereses de los propios catalanes con
la fuga incontestable de las empresas más grandes (incluidos los bancos) y el
descubrimiento traumático de que no tenían ningún respaldo internacional (y de los que tenían, mejor no hablar) sirvió como una ducha fría.
El
desconcierto se ha ido ampliando al ver que tampoco han funcionado 1) el exilio
de Puigdemont, que además necesita espectáculo para mantener la curiosidad
mediática sobre su persona; 2) que ni Amnistía Internacional se molestaba en
dar el estatus exigido de "presos políticos" a los
"jordis"; 3) que la gente ha salido a la calle a hacer
contramanifestaciones perdiendo el poderoso factor del miedo; y 4) que se
acataba lo que antes se negaba. Hasta la CUP ha decidido participar en las
elecciones "ilegítimas".
La Vanguardia
trae un editorial titulado "Un ejercicio de realismo", texto que
comienza con una especie de salida de trance de Carlos Puigdemont, con palabras
dichas a un entrevistador belga
Carles Puigdemont, destituido presidente de la Generalitat, ha
concedido una entrevista al diario belga Le Soir. En ella, y cuando el
entrevistador señala que los independentistas no quieren otra opción más que la
independencia de Catalunya, Puigdemont responde: “¡Eso no es cierto! ¡Estoy
dispuesto y siempre lo he estado a aceptar la realidad de otra relación con
España!”. “¿De manera –prosigue su entrevistador– que usted no dice
independencia o muerte?”. A lo que Puigdemont replica: “¡Nunca! Estoy siempre
por un acuerdo”. Y, más adelante, el president depuesto agrega: “Será necesario
volver a sentarse a la mesa de negociación”.
Estas palabras de Puigdemont constituyen un oportuno ejercicio de
realismo: la independencia no es el único final posible para la deriva política
catalana, y sin duda hay otros más factibles a corto y medio plazo.**
No sé si esto es un ejercicio de realismo o de cinismo. El
pobre belga acaba por no entender nada. Es recomendable escucharle en el pequeño vídeo que acompaña al texto. Puigdemont le explica que el 115 fue un "golpe de estado contra Cataluña, contra él. Es el héroe frente al mal español.
Lo cierto es que se le dieron todas las oportunidades y, mientras creía que
podía ganar alguna baza, no se movió un milímetro; se negó a ir al
Senado y se burló de la mediación de los nacionalistas vascos (que renegaron
públicamente de él), no quería elecciones (otra salida que se le dio), Se le
mandaron todos los avisos del mundo para que confirmara o no la declaración de
la "república", etc. Y de todos se burló. Sí, más cinismo que realismo. Y una infinita desvergüenza por la manipulación y desfiguración de lo ocurrido.
Todos estos cambios que percibimos son solo retiradas estratégicas
para recomponer el batallón y volver a las andadas en cuanto que haya ocasión.
Ahora todos juegan a la moderación y al diálogo con los ecos frescos de lo
sucedido, de cuando todavía colgaban las banderas de las Naciones Unidas en la
barandilla del parlamento.
Lo dicho ahora por todos los que se abrazaban no hace mucho
no suena a sincero. Esa idea de que "no estaban preparados" para la
independencia, como dice Mas, no es más que la recogida de la velas para la
tormenta. Pero es todo demasiado claro.
Cualquiera
de los intentos actuales de restarle fuego al "procés", como acaban
de hacer de Puigdemont a Mas (cada uno a su manera y gracejo), se vuelve contra
ellos. Realmente parecen no ser conscientes de lo que han hecho: vacunar a una
gran parte de Europa contra el nacionalismo. Desde este momento, cualquier
puerta que por cortesía se les abría en Europa será cerrada como ante a
apestados. El nacionalismo secesionista catalán ha quedado estigmatizado. Y los
responsables han sido ellos, exclusivamente.
No, no se puede considerar "realista" a Puigdemont, sino un irresponsable cínico que quiere seguir al frente del poder cuando él mismo se ha eliminado del juego con sus trampas. Nadie se puede fiar de Puigdemont hoy. No lo han hecho sus socios, no lo van a hacer los demás. Está anulado por sus propias acciones.
A la
pregunta de "si actuaron con inteligencia", la respuesta es
"no". Todas las demás preguntas sobran porque ya quedan contestadas.
*
"Artur Mas mantiene que el ‘procés’ sigue “perfectamente vigente”" El
País 14/11/2017
https://politica.elpais.com/politica/2017/11/14/actualidad/1510684179_008445.html
** "Ejercicio de realismo" La Vanguardia 14/11/2017 http://www.lavanguardia.com/opinion/20171114/432874672413/un-ejercicio-de-realismo.html
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