Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Puesto
a ser secesionista, Puigdemont está dispuesto a separarse de todo. De paseante
con chaperón por las calles de Bruselas, solo interrumpido por peticiones de
selfies ocasionales por parte de los viandantes, el ex presidente de Cataluña
parece dispuesto a convertirse en una curiosidad y, si le dan tiempo, en una
rareza. Bruselas creía haberlo visto todo, pero no. Quedaba Puigdemont.
No
sabemos si es por la distancia por lo que sigue perdiendo su sentido de la
realidad o si se trata de algún tipo especial de efecto, una especie de
"jet lag" político, causado por su alejamiento del poder y del
bendito suelo. ¿De qué manera pueden ser entendidas, sino las declaraciones que
recoge La Vanguardia? Mientras todos tratan de mantener una calma mediante
autocríticas y actos de reconocimiento de que la pera del olmo no estaba madura al no existir una mayoría social
a favor de la separación del resto del país, Puigdemont continúa
desestabilizando al conjunto de Cataluña mediante sus rabietas y declaraciones.
Recogen
en La Vanguardia:
Desde hace días, y sin ir más lejos ayer en
la presentación de la candidatura de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont ha
sumado a la Unión Europea (UE) a sus críticas al Gobierno de Mariano Rajoy.
De hecho, la define como un “club de países
decadentes, obsolescentes, en el que mandan unos pocos, además muy ligados a
intereses económicos cada vez más discutibles” y “donde hay varias varas de
medir”. Sus criticas llegan al punto de plantear que los catalanes “deberían
decidir si quieren pertenecer a esta Unión Europea” y “en qué condiciones”.
“Vamos a ver qué dice el pueblo de Catalunya”.
Las declaraciones de Puigdemont forman parte
de una entrevista realizada para el programa de investigación Zman Emet, del
canal público israelí Canal 1 Kan, que ha preparado un reportaje sobre la
situación en Catalunya.
En esta entrevista –de la que la presente
información recoge la literalidad de algunas de sus respuestas–, el presidente
cesado considera que “a lo mejor no hay mucha gente que quiera formar parte” de
esta UE, “la del señor Juncker y Tajani”, y que es “tan insensible al atropello
de los derechos humanos, de los derechos democráticos de una parte del territorio
sólo porque una derecha postfranquista tenga interés en que sea así”.
No obstante, Puigdemont se declara partidario
de la UE –y del euro– y asegura que va a “trabajar para cambiarla”, pero
precisa que “también esta decisión la debe tomar el pueblo de Catalunya”. “No
podemos dar por hecho que porque a los grandes intereses les convenga (...) que
pertenezcamos a las UE la población esto lo va a aceptar sin ningún tipo de
crítica”, argumenta el depuesto presidente de la Generalitat, al que ante tal reflexión
el entrevistador le pregunta directamente si no descarta un Catexit.
Y la respuesta es taxativa: “Los que no lo
descartan son los españoles y los europeos, porque no paran de decir que vamos
a quedar fuera de la UE, pero quien debe tomar esa decisión son los ciudadanos
de Catalunya, como deberían tomarla libremente los otros ciudadanos de Europa.
¿Quieren ustedes pertenecer o no a esta Unión Europea? ¿Y en qué condiciones?
Vamos a ver qué dice el pueblo de Catalunya”.*
Me
imagino que muchos de sus correligionarios habrán quedado espantados con este
tipo de declaraciones en la que se amenaza a la Unión Europea con otro absurdo
referéndum en el que tras no poder separarse de España se pretende separar de
Europa. ¿Es posible mayor disparate? Habrá que esperar.
A
muchos catalanes estas declaraciones de su ex presidente les habrán olido a
cuerno quemado. ¿No tiene bastante? ¿No ha hecho suficiente por hundir la
"marca", como se dice ahora, de Cataluña y Barcelona en el mundo?
¿Hasta cuándo seguirá desestabilizando?
Es
evidente que ese referéndum, que ya se ve convocando en su delirio, es más
improbable que el que le ha valido su estancia en Bruselas, que a él le gusta
llamar "exilio", pero que no es más que una "fuga" de la
Justicia. Es parte de su delirio político la incapacidad de entender la
realidad.
El
diario El País, en su editorial titulado "Después del 'procés'",
señala:
En su acepción más rudimentaria,
la democracia es el sistema que permite a los ciudadanos echar a los malos
gobernantes y poner en su lugar a otros que puedan hacerlo mejor.
El detallado relato que este
diario publica hoy sobre cómo el cesado Puigdemont fue incapaz de encontrar el
coraje político para convocar elecciones autonómicas a pesar de tener todas las
garantías de que con ello evitaría la aplicación del artículo 155 no deja duda
alguna sobre el desastre absoluto que ha sido su gestión y la de sus socios de
gobierno. La improvisación, la imprudencia y la negligencia del cesado Govern
han llevado a Cataluña a un retroceso histórico en el autogobierno, la
convivencia, el prestigio y el bienestar: a la ciudadanía corresponde ahora
juzgar si los responsables deben seguir o marcharse.
Después del 21-D, Cataluña va a
necesitar líderes de altura; políticos capaces de dejar a un lado los intereses
personalistas y de partido, capacitados para pactar y, sobre todo, competentes
para restaurar la maltrecha convivencia ciudadana. Esta es una de las
evidencias que se abren paso entre la multitud de incertidumbres que arroja la
encuesta preelectoral de Metroscopia que hoy publica este periódico.**
En España hemos tenido gobiernos centrales y autonómicos
mejores y peores, pero es difícil encontrar un caso tan desastroso como el de
Puigdemont. Cabe preguntarse si los delirios tienen ese poder de convencimiento
entre los que le rodean creando un delirio colectivo. Como visionario, ha
arrastrado a mucha gente hacia un desastre. No creo que la Historia entienda a
Puigdemont cuando su propio tiempo es incapaz de entenderle.
El ataque contra la Unión Europea es una confirmación de su
falta de sentido de la realidad y de su vocación de llamar la atención.
Mientras en Cataluña se están debatiendo muchas cosas, Puigdemont vive en un
mundo paralelo. No tiene bastante con el hundimiento en las encuestas del
partido que le ha respaldado, necesita más. Con estas declaraciones, el ex
presidente sigue buscando un protagonismo desestabilizador para no quedar fuera
de juego. Desde Bruselas intenta mantener un tipo que no supo mantener en casa.
En sus paseos por los otoñales parques de Bruselas,
Puigdemont contaba a su entrevistador la "batallita" del "golpe
de Estado" que le dieron. Lo contaba con pasión y convencimiento entre
tanta hoja caída. Hoy, el destronado
amenaza a la Unión Europea, hasta hace poco el banderín de enganche de su
discurso. ¡Y mira que se lo han explicado!
El cierre de la entrevista de La Vanguardia es este:
Puigdemont se refiere a su
situación judicial planteando una “paradoja”. “Si gano las elecciones y soy
investido presidente, lo que me habría llevado a ganar las elecciones es lo que
me puede llevar a prisión”. “Yo creo que eso Europa no puede aceptarlo”,
concluye.*
La estrategia de Puigdemont es obvia: retrasar lo que pueda
el regreso hasta que se produzcan las elecciones. Así podrá usar los votos como
justificación de lo que ha hecho según vengan. Lo que se le olvida decir es que
fue él quien se negó a convocar elecciones y obligó a aplicar el 155. Es él el
único responsable de lo que ha ocurrido como cabeza del "procés" y
principal incumplidor de las leyes.
No veo a Puigdemont ante la justicia. Lo suyo es la fuga,
ahora que le ha cogido el gusto y tranquillo. Lo veo más como su amigo antisistema
Julian Assange, refugiado en una embajada y saliendo todos los días a la
ventana a hacer su discurso de cómo el mundo debe cambiar para plegarse a sus
deseos y teorías. Eso y mucha tertulia y entrevista para contar al mundo cómo le dieron un "golpe de Estado", a él, que siempre respetó las leyes. O algunas.
Como decía Alphonse Daudet
de su fabulador viajero y cazador de leones Tartarín de Tarascón, «[...] no miente, se engaña. No
dice siempre la verdad; pero cree que la dice... Para él, su mentira no es
mentira, es una especie de espejismo.» Y en política eso es un peligro.
* "Puigdemont cree que Catalunya debería votar si
quiere seguir en la UE" La Vanguardia 26/11/2017
http://www.lavanguardia.com/politica/20171126/433202110437/carles-puigdemont-catalunya-ue-mariano-rajoy.html
** Editorial "Después del 'procés'" El País
26/11/2017 https://elpais.com/elpais/2017/11/24/opinion/1511540026_371572.html
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