Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
gobierno egipcio sigue en su empeño de crear una verdad oficial exportable más allá de sus fronteras. Sin embargo,
no logra convencer a nadie más allá del espacio que controla, el interior, mediante
imposición. Una y otra vez el mecanismo es el mismo: la negación y la
irritación ante el descrédito de las versiones oficiales, que se desploman en
cuanto intentan salir de Egipto.
Lo más
temido es todo lo relacionado con la política de derechos humanos, consecuencia
—entre otras cosas— de las propias manifestaciones del presidente al-Sisi sobre
ser "cosa de Occidente". Cuando llegan los momentos en los que hay
que aguantar en Naciones Unidas las críticas por las actuaciones en esta
materia, el aparato de la negación se pone en marcha acusando al mundo de
desagradecido por no respetar las canas de la "madre de la
civilización", un tópico extraño que no tiene ningún valor político pero
que se empeñan en repetir —incluso en el preámbulo de su constitución— como
absurda disculpa.
La
reelección presidencial no se debe hacer por rutina —como siempre se ha hecho—
sino que se debe hacer por unos éxitos que no acaban de cristalizar ni en lo
económico ni en lo político. Por ello, el régimen es especialmente sensible a
todo aquello que pueda deteriorar su imagen interior. Casos como el del
reciente Foro Mundial de la Juventud, con el irónico lema "Tenemos que
hablar", quedan en maniobras promocionales, como algunos han reconocido,
de Egipto pero sobre todo de su presidente, cuya figura se diluye ante la
distancia entre la retórica y la realidad con la que cargan los egipcios cada
día. Se trata pues de repintar la fachada ante el deterioro.
Sobre
esta cuestión, el diario estatal Ahram Online nos trae la siguiente
información:
The Egyptian government has decided to issue an
annual report on human rights in Egypt, Minister of Parliamentary Affairs Omar
Marawan told reporters on Wednesday.
In a press conference held following the
cabinet's weekly meeting, Marawan revealed that the government also aims to
give greater attention to foreign reports on human rights in Egypt.
"Reports by international entities with
which Egypt has signed agreements will receive sufficient attention and care
from the government," said Marawan, adding that "there are other
foreign groups that are only interested in painting a bleak picture of the
human rights situation in Egypt."
"We will also respond to reports by these
groups to refute their claims about Egypt," the minister added.
Marawan said that a major recommendation in the
first report, which will be issued soon, is that a committee be formed to
develop a national strategy on protecting human rights in Egypt.
"All cabinet ministries, particularly the
interior and justice ministries, will be required to participate in drafting
this strategy," said Marawan.
The minister said that there have been many
positive developments in the area of human rights in Egypt since 2014, when
President Abdel-Fattah El-Sisi took office.
"We have had developments in favour of
supporting civilian and political rights, such as new laws on the media, church
building, elections, reforming religious discourse, and improving conditions in
Egyptian prisons and conditions for the families of prisoners.
"We will shed light on these positive
developments in our reports," said Marawan.
A 2016 report issued by the National Council
for Human Rights (NCHR) on the human rights situation in Egypt will be
discussed by parliament's human rights committee during a plenary session in
the coming days.
Marawan said that it is “deplorable” that the
NCHR report, like some foreign reports, gave an unrealistic evaluation of the
human rights situation in Egypt.*
Hay que pellizcarse durante la lectura por temor a que sea
una ilusión. Una vez más se considera que el maquillaje es el remedio a la cara
decrépita del enfermo. El parlamento va a "decretar" cuál es el
estado de los derechos humanos para dar una imagen "positiva". No
comprenden —una vez más— que no solo serán acusados por el estado de los
derechos humanos en el país, sino que también lo harán sobre la manipulación.
Con este tipo de acciones de lo único que convencen al resto es de la nula
voluntad de cambio de los derechos humanos.
Es sorprendente que se hable de los medios, cuando se han
cerrado o controlado cerca de 150, según denuncia de los propios profesionales.
Es un auténtico sarcasmo que se hable de la "construcción de
iglesias" obviando que antes habían saltado por los aires en atentados y
que las víctimas, los coptos, responsabilizan al propio régimen por la falta de
interés y eficacia en su protección. Los coptos han tenido que abandonar
ciudades ante las amenazas y las muertes producidas; ahora tienen que aguantar
la respuesta de algún gobernador diciendo que se iban por ellos querían. De la reforma del discurso religioso es
mejor no hablar, ya que ha sido uno de los enfados constantes del presidente en
su conflicto con la Universidad de Al-Azhar, que ha sido sorda. Por el
contrario, se ha recrudecido el discurso religioso y su aplicación persiguiendo
a los ateos. No hablemos ya de los recientes encarcelamientos como consecuencia
del aumento del discurso homofóbico. Ese mismo parlamento ha propuesto leyes de
auténtica persecución y encierro de cualquier sospecha de homosexualidad. Esas
cosas "también" son atentados contra los derechos humanos, algo que
en su ceguera interesada no ve el gobierno.
Bajo la excusa del terrorismo hay muchos activistas encerrados
por reclamar más democracia y denunciar la situación. Pero si expresas lo
contrario a la visión oficial puedes ser acusado por difundir "falsas
noticias" y condenado como un acto de terrorismo al perjudicar al estado.
Como el estado se reserva el derecho a ser la única fuente de verdad, todo el
que discrepa es un enemigo de Egipto. Eso llega a ser aplicable, por ejemplo, a
los que están en contra de la entrega de las islas de Tiran y Sanafir a Arabia
Saudí, una exigencia de Riad contra la que se ha manifestado la mayoría del
pueblo egipcio.
Todas las instituciones internacionales de derechos humanos,
todas, han condenado el estado de los derechos humanos en Egipto. No son
pequeñas asociaciones o grupos conspiradores empeñados en difamar a Egipto. Sin
embargo, el gobierno las niega y las considera campañas de sus enemigos, sean estos
quienes sean.
La forma de compensar esto, piensan, es emprender campañas
de represión informativa en el interior (controlar a los medios y profesionales
mediante organismos que le juzguen y sancionen si se alejan de la versión
oficial) y las campañas de relaciones públicas hacia el exterior. Estas se
centran en la promoción mediática de los visitantes ilustres o menos ilustres y
en la información constante de hallazgos arqueológicos, donde no hay día que no
se notifique que se ha encontrado algo. Sin embargo, lo que acaba apareciendo
en los medios internacionales son otro tipo de noticias, como la ocurrida con
el abogado que considera una obligación patriótico, un deber moral, la
violación de las mujeres que osen salir a la calle con unos pantalones vaqueros
rasgados.
Una de las cosas que más han afectado al régimen es la
declaración de El Cairo como la peor ciudad para la vida de las mujeres. Las
cifras del acoso sexual son escandalosas, como lo son las de la mutilación
genital o la alta tasa de matrimonios infantiles. Los egipcios se preguntan en
estos momentos por qué tienen una tasa de divorcios de más del 67%, pero no se
va a las causas reales, como en otros tantos casos. Es mejor negar la realidad
y repintarla.
En este sentido, Egyptian Streets nos trae otro ejemplo de
negación de la realidad, esta vez en el acoso sexual, aprovechando el Foro
Mundial de la Juventud:
The rate of sexual harassment in Egypt was only
9.6 percent in 2016, and the claims stating that Egypt has 99 percent of
harassment are not true, President of the National Council for Women (NCW),
Maya Morsy told Egyptian Streets in an interview on the sidelines of the World
Youth Forum (WYF).
As attested by Morsy, if the precise rate of
sexual harassment truly amounts to 99 percent, girls and women wouldn’t be able
to walk on the streets and go to work.
Morsy’s statement came in response to a
question pertaining to a recent poll conducted by Thomson Reuters Foundation.
The poll suggested that Cairo is the most dangerous megacity for women to live
in. Morsy refuted the findings in statements to Egyptian Streets and described
it as a “perception poll” that relied on a rather limited number of people and
generalized.
Concerning the methodology of the poll, Thomson
Reuters Foundation asked at least 15 experts specializing in women’s issues,
including academics, NGO workers, healthcare professionals, policy-makers and
social commentators.
Referring to a study commissioned by the NCW,
Morsy said that the sexual harassment rate in Egypt was 9.6 percent in 2016.
Morsy said that the Thomson Reuters Foundation poll didn’t reveal its criteria
for selecting the “so-called experts”.
“Egypt has achieved relevant progress in terms
of human development. Accordingly, the study of the Reuters foundation provides
groundless results,” Morsy asserted, further affirming her point saying “women
and girls can freely ride bikes and motorcycles now.”
Morsy criticized the methodology on which the
report of Reuters foundation’s poll was based, stating the NCW report
methodology was a national representative sample survey held in partnership
with CAPMAS and the UNFPA.
Earlier in 2013, a UN report demonstrated that
99.3 percent of Egyptian women have experienced some form of sexual harassment.*
Hay que reconocer un enorme valor a la política de "no
hacer nada", ya que ha producido una caída súbita del 99% al 9,6% en el
acoso a las mujeres. No hay más que poner una coma entra ambas cifras y ¡voila,
un problema menos! Egipto pasa de infierno a paraíso en apenas unos segundos,
los que se tardan en cambiar los datos.
¿De qué sirve esto? De muy poco, pero sí demuestra la falta
de voluntad en la resolución de los problemas reales. La función de los
responsables de los organismos no es hacer que funcionen sino rebatir las
críticas de los que dicen que no funcionan. Las leyes se hacen para el control
de las críticas. Consiguen, eso sí, irritar a las mujeres que sufren ese acoso
y a las personas que, desde ONG e instituciones, dedican parte de su tiempo a
intentar ayudar a quienes lo padecen.
El caso de Helen Hunt, participante en el Foro de promoción,
es sintomático. Ha sido usada su imagen para aparentar una normalidad
inexistente. Lo mismo se hizo con la visita del Papa Francisco, que se uso para
mostrar al mundo que Egipto era "seguro" después de que volaran por
los aires la catedral copta y dos iglesias más. La visita en sí no importaba;
solo la imagen que transmitía, el control del gobierno egipcio sobre la
seguridad.
Se niega el acoso sexual por lo mismo que se sigue negando
que el avión con turistas rusos explotara por una acción terrorista, algo que
todo el mundo reconoce menos Egipto. Igual ocurre con los derechos humanos o
cualquier otro campo. El régimen egipcio acumula la ineficiencia de décadas de
autoritarismo en el que la respuesta a las críticas por la ineficacia ha sido
la represión y la propaganda.
La política de repintar la deteriorada realidad no sirve de
nada y demuestra poca voluntad de reformas verdaderas. Demuestra igualmente que
se prefiere vivir en una ilusoria situación creada por la versiones oficiales
que enfrentarse con voluntad decidida a los problemas políticos y sociales.
*
"Government to start issuing annual report on human rights conditions in
Egypt: Minister" Ahram Online 15/11/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/281558/Egypt/Politics-/Government-to-start-issuing-annual-report-on-human.aspx
**
"Sexual Harassment Rate in Egypt Is Only 9.6 Percent: Head of National
Council For Women" Egyptian Street 14/11/2017
https://egyptianstreets.com/2017/11/14/sexual-harassment-rate-in-egypt-is-only-9-6-percent-head-of-national-council-for-women/
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