Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Mientras
el diario El País le dedica su editorial a los males de la manipulación de las
redes sociales por parte de los activistas que las manejan o los bots que las
ponen en circulación, el diario El Mundo nos da otra noticia: la retirada de
los "clicks" que representaban una manifestación por la liberación
(me imagino que por la "pronta liberación") de los "jordis",
esos simpáticos personajes que llegaron saludando y se quedaron a la espera de
que les toque responder a muchas cuestiones abiertas.
Dice El País en su editorial titulado "280 caracteres de mala
política":
En las democracias consolidadas, los
mecanismos de creación de opinión pública juegan un papel trascendente. Ni los
gobernantes ni la ciudadanía pueden tomar decisiones acertadas sin información
fiable y fidedigna. Conviene no confundir las opiniones y estados de ánimo de
la sociedad en su conjunto con los que se expresan en las redes sociales.
Primero, porque la brecha tecnológica deja fuera de ellas a amplias capas de la
población y, segundo, porque no todas las personas sienten la necesidad de
interactuar y estar siempre conectadas.*
¿La
"brecha tecnológica"? ¡Como no sea que te den en la cabeza con el
móvil, ya me contarán! Ya no hay brecha.
Los bebés crecen con el teléfono en las manos dándole lametones.
Cuando
se dice ingenuamente que "conviene no confundir las opiniones y estados de
ánimo de la sociedad en su conjunto con los que se expresan en las redes
sociales", se está ya fuera de juego. Todavía no se ha comprendido que
estamos en un solo mundo de interacciones múltiples, de flujos de información
cuya función esencial es la manipulación. Es a lo que se aprende en academias y
facultades: a manipular para causas más o menos claras, más o menos rentables.
Cualquier grupito de indocumentados sabe cómo manipular a través de las redes
más comunes y hace circular al día cientos, miles de tuit, correos o "me
gusta". Hay trolls de todas las
edades y para todos los gustos. Saben cómo manejar la información y actuar
sobre los favorables reforzando las ideas y sobre los contrarios machacándolos
sin piedad. Los escrachan en la
puerta de su casa, del supermercado, de la guardería, del chalet de la sierra o
playa... y después los ciberacosan en sus móviles, a ellos y a sus hijos si
hace falta. Tienen ayudas exteriores, como sabemos, para proteger sus
lanzamientos de información y borrar sus huellas digitales.
Lo
mismo que ocurrió en los Estados Unidos con ha ocurrido en Cataluña. Los que
quieren el poder se apoyan en esos grupos de base, esos ciberactivistas que se
manejan como guerrillas informáticas para conseguir fines distintos, que van del
hackeo al ciberacoso. Para ello han creado una eficaz infraestructura. Las noticias de El País llegan tarde. Las maniobras de caos informativo son constantes abasteciendo con
falsas noticias que son distribuidas por medios creados para ellos. En minutos,
han inundado las redes, están en boca de todos. Su versión se impone. Es la política del siglo XXI, la que convertirá la democracia en un juego de cantidad de bits y presión callejera. Todo vale por el poder.
Pero no
hay que engañarse, eso es solo una parte. Los ejércitos siempre han necesitado
de una información eficaz, que pueda ser rápida en sus objetivos para poder
agruparse rápidamente y actuar. La coordinación es esencial para poder
movilizar a la gente. Una estructura de grandes grupos, ya sea en la redes o
con cualquier otro tipo de medio (los teléfonos) que permiten la interacción,
el contacto permanente, es básica. Los grupos de WhatsApp interconectados
permiten tejer la red inmediatamente con los mensajes. Ya nada es espontáneo.
La
noticia de El País contrasta con la de El Mundo, que se refiere a otro tipo de
impacto social. Esta vez se ha aprovechado una ocasión, la exposición de los
clicks, esas pequeñas piezas de montar, para crear un nuevo escenario de
protesta y propaganda.
La muestra Expoclicks ha retirado una maqueta
en la que se representaba una manifestación a favor de la puesta en libertad de
los "presos políticos" Jordi Cuixart y Jordi Sànchez, líderes respectivamente
de Òmnium Cultural y ANC, encarcelados desde mediados por octubre al ser
considerados los "principales promotores y directores" de las
concentraciones que tuvieron lugar los pasados 20 y 21 de septiembre en el
exterior del edificio de la Consejería de Economía catalana.
La polémica generada en las redes sociales a
raíz de la publicación de imágenes de la maqueta resultó decisiva para que
Somosclicks, organizadores de la exposición, decidiera su retirada. Según
explicó a El Periódico el alcalde de Amposta, Adam Tomàs, la representación se
quitó "por temor a represalias".**
Del
tuit al click. Hay que comprender que no se trata de una forma nueva, sino de otra más. Un universo informativo complejo, lleno de interacciones,
implica que cualquier punto, objeto o acción son susceptibles de convertirse en
propaganda y actuar sobre la opinión. Nadie debe dejar de estar expuesto a la
presión informativa; es puro acoso. Si sales de tu casa a ver la exposición de
los clicks porque estás ya harto, aburrido de tanta noticia, lo que te encuentras
es otra forma de seguir presionándote. Se trata de mantener la presión en todos
los espacios posibles hasta convertirlos en angustiosos, ineludibles.
Nada de
esto es gratuito ni espontáneo. Por el contrario son muchas horas de
aprendizaje, de imaginación creativa, de conocimiento tecnológico puestos al
servicio del bloqueo del sistema.
Hay
grupos que trabajan como trolls, destruyendo las comunicaciones ajenas,
bloqueándolas, criticándolas, insultando y amenazando. Otros, en cambio,
realizan acciones de confusión y manipulación informativas. Entre ambos crean
los escenarios de la comunicación adecuados. Como suele ocurrir, tienen sus
coordinadores y diseñadores de las estrategias que se han de seguir.
¿Cómo
es posible que más de la mitad de la sociedad catalana haya estado silenciada y
arrinconada hasta que se ha atrevido a salir a la calle? Los métodos son
sencillos: aquel que se manifiesta en contra se enfrenta al acoso constante,
como ha reflejado, por ejemplo, Isabel Coixet, que lo sufre incluso cuando saca
a su perro a la calle, como contamos aquí, o el testimonio de Nuria Amat (de
2014)... o el de tantos que han tenido que dejar Cataluña porque se les hacía allí
la vida imposible.
¿La "pena
universal"? Los secesionistas que hoy se quejan de ser acosados o
perseguidos deberían hacer examen de conciencia. Pero el nacionalismo no tiene
esa capacidad cegado como está por sus destinos
manifiestos, por su creencia en una Historia redentora que les lleva hacia
el futuro. ¿Las leyes? ¡Son del estado
opresor! Como acaba de decir la CUP, van a las elecciones pero las consideran
"ilegítimas! ¿Es posible tamaña desvergüenza?
Todo
forma un único escenario que controlan y que se hace necesario neutralizar.
¿Cómo? Evitando que la gente se sienta aislada y pueda manifestar sus ideas,
creando igualmente redes que den salida a las ideas, a las versiones propias.
Que quien habla se sienta respaldado y no en el foso de los leones.
Las
grandes manifestaciones en las que se han podido expresar habrán sido para
muchos una liberación impensable, un sacar lo que tenían miedo de mostrar.
*
"280 caracteres de mala política" El País 13/11/2017
https://elpais.com/elpais/2017/11/12/opinion/1510503404_984702.html
**
"Retiran "por temor" una maqueta que representaba una
manifestación por los "presos políticos"" El Mundo 12/11/2017
http://www.elmundo.es/cataluna/2017/11/12/5a089a10468aeb16268b45d6.html
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