Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Un
periodista de La Vanguardia, Enric Juliana, advertía el otro día —en una
tertulia matinal de Televisión Española— sobre el exceso de atención a las
llamadas injerencias rusas en Cataluña. "Conozco España", venía a
decir, señalando que dentro de poco los nacionalistas serían poco más o menos
que agentes rusos. Quizá por eso, La
Vanguardia trae hoy una noticia, con origen en Europa Press, titulada "Difunden
una broma telefónica en la que un humorista asegura a Cospedal que Puigdemont
es un espía ruso":
La agencia de noticias rusa
Sputnik ha difundido este viernes una broma de la que ha sido víctima la
ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, en la que dos humoristas que se
hacen pasar por miembros del Ministerio de Defensa de Letonia le informan de
que el expresidente catalán Carles Puigdemont es un espía ruso apodado
‘Cipollino’.
En el vídeo de la conversación,
recogido por Europa Press, el humorista ruso Alexéi Stoliarov se identifica
como el ministro letón de Defensa y se ofrece a Cospedal a compartir con ella
información de los servicios de inteligencia de Letonia sobre el papel de Rusia
en el conflicto catalán.
Entre otras cuestiones, informa a
la ministra española de que el expresident Puigdemont trabaja “para la
Inteligencia rusa desde hace tiempo” y que su apodo es ‘Cipollino’. Asimismo,
le indica que el 50 por ciento de los turistas rusos que viajan a Catalunya
son, en realidad, “del servicio especial de Rusia”. “¿El 50 por ciento?”,
pregunta incrédula Cospedal.*
No es la primera vez que ocurre una de estas
"gracias" internacionales y me imagino que más de uno estará
investigando cómo han tenido acceso al número telefónico de Cospedal y han
conseguido entrevistarla simplemente diciendo que es el "ministro letón de
defensa".
Es una "broma" pero es una "broma
política" que sirve para debilitar la imagen de una persona intentando dejarla
en ridículo. Se ha hecho toda la vida desde la prensa, lo grave aquí es el
fingimiento, por un lado, que tiene que ver con la ética (algunos pueden
consultar el diccionario) y, por otro lado, con los mecanismos de redifusión,
mediante los cuales cualquier tipo de texto adquiere un gran alcance. Lo que
resulta obvio es que la agencia de la "broma" es Sputnik, una de las
señaladas internacionalmente como dedicadas a hacer estas cosas de la
injerencia.
The Washington Post recoge la reacción más complicada de
Theresa May conforme los informes apuntan a intervención rusa y las diferencias
con lo ocurrido con Donald Trump en su encuentro con Putin:
“So I have a very simple message for Russia,”
May warned. “We know what you are doing. And you will not succeed.”
The speech was widely contrasted with President
Trump’s remarks two days earlier, in which he appeared to defend Putin. “He
said he absolutely did not meddle in our election,” Trump said. “He did not do
what they are saying he did.”**
¿Y qué es lo que están haciendo? En Estados Unidos se ha
criticado ampliamente que Trump dé más crédito a lo que Putin dice que a lo que
la CIA, el FBI y la NSA le han dicho sobre la intromisión rusa en su campaña
electoral. No hay día que no salga en Estados Unidos los contactos de personas
del círculo de Trump con Rusia o con terceros mediadores. El propio Trump
invocó la acción de Rusia pidiéndoles materiales en un acto público de la
campaña. Eso y su amor por WikiLeaks.
Cuando se habla de "inherencias",
"intervenciones", etc. de la Rusia de Vladimir Putin (además de las de
otros países, como Irán o Venezuela), creo que es necesario distinguir diversos
niveles.
a) la modulación de la opinión pública. La opinión pública
es un concepto que tiene que ver con los debates nacionales sobre aspectos de
la vida pública y que sirven para la toma de decisiones amparándose básicamente
en los medios de comunicación, que son el escenario o la canalización de
debates externos. La "opinión pública" se configura con artículos,
debates, campañas, diálogos, etc. Es un estado que abarca aquello que pasa a
ser relevante en un momento dado para una sociedad. La sociedad y sus agentes
(políticos, periodistas, intelectuales, etc.) se manifiestan respecto a esos
temas que preocupan a todos.
Hablamos también de la "opinión pública
internacional", con lo que distinguimos dos ámbitos, el sistema
determinado por una frontera frente a otros más amplios que pueden ser comunes
a diferentes espacios (el cambio climático, la polución, la guerra, los
refugiados, etc.). Las opiniones públicas de diferentes países pueden coincidir
o ser sensibles y mostrar preocupaciones sobre diferentes temas. Igualmente
pueden mantener opiniones distintas sobre ciertos aspectos.
Seguimos manteniendo la idea de que los países son sistemas
más o menos cerrados. Algunos lo han hecho mediante el control de la
información que circula en ellos. Ya sea por la censura, el filtrado o mediante
el cierre informativo (el gran "firewall" en China y de otros países).
Lo cierto es que hoy vivimos en un ecosistema informativo global, los medios
son universales y diversificados. Gracias a las redes sociales, a los canales
de televisión internacionales, a las ediciones de los medios en otras lenguas,
etc. cualquier noticia se distribuye instantáneamente por el planeta. No hay
fronteras para la información.
El sistema de "redes", por otro lado, crea una
gigantesca maraña de líneas de transmisión a través de Twitter o Facebook entre
otros que hacen que se diluya el concepto de "fuente informativa".
Estamos en el reino de las Fake News no porque las mentiras o noticias falsas
se hayan inventado ahora, sino porque pueden cubrir, en igualdad de
condiciones, el planeta en pocos instantes. Los filtros profesionales que
garantizaban las noticias han desaparecido con el anonimato y en la creación
diaria de "nuevos medios", que pueden desaparecer al día siguiente de
dar una noticia.
Eso hace que se creen medios como parte de la lucha política.
Es barato y eficaz. Es más barato fabricar noticias que anuncios y campaña,
algo más complicado con el nuevo sistema mediático abierto.
También es rentable invertir en la compresión del funcionamiento
de los electores a través de su uso de las redes. El análisis de los datos que
las propias redes suministran permite conocer el comportamiento de forma mucho
más individualizada, por lo que es más fácil afinar mucho más los mensajes y la
presión sobre los electores.
Las nuevas formas de investigación a través del Big Data,
del comportamiento individual y grupal en redes, etc. han hecho que ciertas
empresas e investigadores se hayan especializado en la manipulación social, un
trabajo bien remunerado. Las redes producen una suerte de
"especiación", se agrupan por los próximos y se alejan de los
distantes, por lo que es más efectivo crear y actuar sobre los grupos
existentes, que muestran una alta afinidad por pura selección.
Todo esto (y algunas cosas más) se está produciendo. La
novedad es que las fronteras no se respetan y que el concepto de
"injerencia", sencillamente, ha quedado obsoleto porque todo el mundo
tiene intereses (político, económicos, religiosos, culturales) con todo el
mundo. Nadie está tan aislado como para darle igual lo que ocurra en ciertas
partes del mundo, especialmente en aquellos casos en los que los candidatos han
manifestado algún tipo de actitud hacia problemas exteriores. En el caso de
Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Alemania, etc., potencias mundiales, lo
que ocurra allí es relevante y por eso se actúa facilitando el camino al
preferido.
Esto se hace creando un ambiente favorable a unos y, mucho
más fácil, acumulando descrédito sobre otros y sus causas. Cuando Donald Trump
invocó a Rusia para que publicaran correos de Hilary Clinton estaba rompiendo
otra de las reglas de la democracia. La injerencia puede ir desde el hackeo de
cuentas y robo de información con la intención de desestabilizar una elección.
Es de lo que se acusa directamente a Rusia al comprobar los
tráficos de datos desde allí en elecciones o como en el caso de Cataluña.
Pueden hacerlo directamente o pueden favorecer que otros lo hagan facilitando
las infraestructuras de alojamiento y contribuyendo a la difusión y redifusión
de la información. De la publicación de noticias, falsas o verdaderas, al apoyo
a grupos, candidatos o causas, se acusa a Rusia de las intervenciones en el
Brexit o en Cataluña. El caso de Estados Unidos es mucho más complejo y grave
porque hay una serie de oscuros lazos y contactos entre los rusos (y aliados) y
los políticos, familia y miembros de la campaña de Trump. La gravedad es enorme
en casos como el de Mike Flynn, Consejero de Defensa, que duró un mes en el
cargo, o Paul Manafort, con lazos económicos con el ex gobierno de la Ucrania
pro rusa.
b) La manipulación de las votaciones. Una cosa es la opinión
pública y otra el recuento de los votos finales. Holanda ha contado sus votos a
mano por temor a una intervención rusa que pudiera manipular los resultados de
sus elecciones de marzo pasado. Alemania estaba preocupada por lo mismo. Los
sistemas de voto electrónico, pese a las altas medidas de seguridad, no son impenetrables.
Siempre se nos dice que no hay sistema cien por cien seguro. En el caso
electoral es grave. Si se ha podido entrar en servidores de correo o de
empresas e instituciones altamente protegidas, la cuestión de los votos también
se plantea problemática.
La manipulación de las votaciones es un acto de un orden
distinto al de la manipulación de la opinión. La segunda es un gran salto y
puede ser considerada una "auténtica agresión". Tendremos que
acostumbrarnos a vivir con noticias falsas y tratar de mejorar nuestros sistemas
de detección, exigir a las grandes empresas que vigilen nuestro datos y que nos
los vendan, etc. pero eso se puede hacer desde dentro también.
La ampliación de las fuentes de información nos ha
convertido en una sociedad más vulnerable pues no disponemos de formas de
defensa o identificación del engaño. La seguridad informática solo es aplicable
a la custodia de los datos y programas, pero mucho menos a nuestras mentes, que
se ven modeladas por las informaciones que recibimos, sean verdaderas o falsas.
Los grandes medios se han dado cuenta que es la
"reputación" el mayor valor de la información. Se trata, en última
instancia, de "confianza", de "credibilidad" de los medios.
El problema es que no siempre queremos escuchar lo que es, sino aquello que
refuerza nuestras propias convicciones. Esto lo sabe quien manipula.
Mientras los grandes medios usaban tiempo, dinero y energía
en demostrar las mentiras de Trump, este necesitaba solo unos segundos para
reforzar los lazos de sus seguidores diciéndoles lo que querían escuchar, fuera
verdad o no, y lo replicaban al mundo entero. Una mentira, una media verdad, una
insinuación, etc. se fabrican en un instante; la verdad cuesta más. Los
crédulos son aquellos que aceptan sin cuestionar porque no les importa. Son
víctimas dobles, de sí mismos y de los demás. Lo que se estudia es cómo
convencer a alguien que quiere ser convencido. Algo mucho más fácil que
convencer en un debate, por eso estos se han convertido en diálogos de sordos.
Hablan para los suyos y rascar algo en los indecisos. Nada más. Y eso ya es
parte del mal sin necesidad de injerencias extranjeras.
En el caso de Cataluña, lo que luego se ha demostrado falso,
tanto de imágenes como de palabras, tuvo su efecto porque era lo que los
secesionistas querían ver y escuchar. Los que contribuyeron a distribuirlo,
también querían creerlo y sabían porqué lo hacían. No queremos la verdad;
queremos ganar.
Hemos creado un espacio informativo, un ecosistema
difícilmente controlable y altamente manipulable. Es lo que se quería hacer
desde las empresas, pero han sido los políticos los que han comprendido su
papel. Al decir "políticos" no me refiero directamente a los
candidatos, sino a los grupos que son realmente los que manejan esto. Prescinden
de ética o de cualquier otro tipo de consideración que no sea el éxito de sus
campañas y candidatos. Les va mucho en ello.
Rusia, sin duda, lleva mucho tiempo manipulando. Lo hemos
dicho mucho antes de todo esto, Basta con ver las formas de elaboración de sus
noticias, la selección de temas y su tratamiento, para comprender cuál es el
efecto que se busca. Durante una década o más, Latinoamérica ha sido su
objetivo con una serie de gobiernos afines con los que se compartían los
objetivos. Eso se ha reducido mucho y desde el conflicto con Ucrania por desear
alejarse de la órbita rusa y las sanciones europeas, es la Unión Europea su
objetivo preferencial. Está desestabilizando a través de la manipulación
informativa el continente y a través de otras muchas fórmulas, como ha podido
comprobarse con el tipo de relaciones que ha establecido con país como Turquía,
Grecia, etc. Lo ha hecho a través del apoyo a los eurófobos y
ultranacionalistas europeos, con los grupos de Farage para el Brexit, con
Marine LePen en Francia, o apoyando el secesionismo catalán que ha contado con
voces de apoyo como las de Julian Assange.
A los norteamericanos les preocupan sobre todo cómo una empresas norteamericanas son manipuladas para poder manipular después a su electorado mediante la distribución de noticias falsas o sacadas a la luz en el momento adecuado. Pero sobre todo les preocupa la penetración en sus grupos políticos de personas de intereses poco claros, que puedan actuar en beneficio de Rusia u otros países. Hay conexión entre ambas situaciones pero requieren soluciones y perspectivas distintas.
La distinción entre la manipulación de la opinión y la intervención en los sistemas electorales a través de los resultados de las votaciones es esencial para poder realmente evitar que el doble proceso se vea alterado. Cada uno se combate con sus armas específicas. Podemos todos actuar contra la manipulación de la opinión, otra cosa es que estemos dispuestos a hacerlo nosotros mismos. Lo demás es cuestión de los profesionales de la seguridad. Las mentiras se cuelan por debajo de las puertas. Los centros electorales no deben tener por ello más puertas de las necesarias. Hay que tener garantías de seguridad en todo el proceso electoral: censos, registros, recuentos. etc. . De no ser así, habrá que hacer como Holanda y echarle paciencia a los recuentos.
El mundo que nos llega está repleto de información basura.
La verdad es un valor que debe guiar las democracias. Basadas en la mentira,
las medias verdades, las insinuaciones, etc., las democracias pierden su
sentido moral que no es la consecución del poder, sino el buen gobierno y la
confianza entre ciudadanos e instituciones. Si creemos que en política
"vale todo", estamos acabando con la política misma y se irá elevando
el listón del autoritarismo cada día.
Habremos cavado nuestra tumba y las de nuestras libertades.
Seremos un "simulacro" de democracia.
* "Difunden una broma telefónica en la que un humorista
asegura a Cospedal que Puigdemont es un espía ruso" La Vanguardia
18/11/2017 http://www.lavanguardia.com/politica/20171117/432951913447/broma-telefonica-cospedal-humorista-ruso-asegura-puigdemont-es-un-espia.html
**
"Rising alarm in Britain over Russian meddling in Brexit vote" The
Washington Post 17/11/2018 https://www.washingtonpost.com/world/europe/rising-alarm-in-britain-over-russian-meddling-in-brexit-vote/2017/11/17/2e987a30-cb34-11e7-b506-8a10ed11ecf5_story.html?hpid=hp_hp-cards_hp-card-world%3Ahomepage%2Fcard&utm_term=.c5b591256c77
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