Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
La
polémica sobre la intervención de Rusia en las elecciones norteamericanas,
certificada oficialmente por la CIA en el informe hecho público, lleva a los
Estados Unidos a una situación insólita. La ironía de Vladimir Putin —con el
cinismo que le caracteriza— es preguntarse ante las acusaciones "¿son los
Estados Unidos una república bananera para que Rusia les pueda influir?".
La pregunta es puro Putin.
La ironía
de todo esto es que los Estados Unidos, por boca de Al Gore, saludaron la
llegada de las llamada entonces Superautopistas de la Información como una
victoria tras el hundimiento de la Unión Soviética. Se suponía que debían
expandir la forma de vida americana
y, especialmente, su visión del mundo a todos los rincones. Pero las superautopistas
pasaron pronto a serlo de la desinformación o de la contrainformación. Nadie
podía ponerlas en orden y sí, en cambio, se podría crear un caos de
confusiones, noticias falsas, insinuaciones, etc. que beneficiaran a unos más
que a otros. Solo había que apuntar en la dirección adecuada, liberar la
información conveniente y... ¡zas! ya estaba el lío montado.
Que
Rusia ha "intervenido" en la campaña electoral solo puede sorprender
a los norteamericanos. De hecho Rusia está interviniendo en todas las campañas
que se celebran en Europa y de las que aquí hemos tratado. No hace sino devolver
la ingenuidad europea —occidental mejor— que piensa que imponerle sanciones por
lo de Ucrania no tiene consecuencias. Nuestra ingenuidad es tal que veremos
cómo se desintegra la Unión Europea pensando que es cosa nuestra y no parte de
la estrategia de Vladimir Putin para contestar a lo que considera ataques y
provocaciones occidentales.
Cuando
hablamos de los admiradores de Putin
no es que como Julien Sorel guarden una foto de Napoleón bajo el colchón de sus
camas, sino que sencillamente están de acuerdo con una serie de principios y
reciben, de una forma u otra, apoyos. Estos pueden ser mediáticos o económicos
de formas múltiples, como sabemos por los créditos concedidos por la banca rusa
a Marine LePen. Es el dinero mejor invertido de la política. Unos cuantos miles
de euros y tiene al enemigo de tus enemigos en el poder. Lo que Putin ya ha
logrado en varios países de la antigua órbita soviética —después de hacerles
ver que Occidente es un fracaso— lo ha intentado (hecho) en los Estados Unidos
apoyando a un candidato y favoreciendo las críticas a otros.
Lo malo
es que cuando se dice esto, a Putin le surgen más admiradores. Es decir:
personas que ven que poniéndose en su órbita podrán alcanzar más fácilmente el
poder. Luego Putin escoge al más favorable a sus pretensiones o, como decimos,
el que más debilite a sus enemigos. Es indudable —sobre todo porque lo dicen
ellos— que Putin interfiere en las elecciones europeas aunque solo sea
liberando noticias a través de los canales internacionales con los que ahora
aprovecha las "autopistas creadas". Dedíquenle media hora a ver la RT
y se darán cuenta que su destinatario implícito —vamos a llamarlo así— recibe
informaciones peculiares sobre temas "sensibles" a las opiniones. Si
quieren "conspiraciones" dedíquenle un rato. Les explican el mundo alternativo
con una claridad pasmosa. Su canal en español está dirigido básicamente hacia
América Latina, pero también a la población hispana de los Estados Unidos.
En
estos momentos, la propia RT se divierte con el siguiente titular:
RT, estrella del
informe sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones de EE.UU.
Publicado: 6 ene 2017 21:48 GMT | Última
actualización: 7 ene 2017 04:51 GMT
La Inteligencia estadounidense ha dedicado ni
más ni menos que siete páginas de su reciente informe al supuesto papel que
desempeñó la cadena RT en las elecciones presidenciales de EE.UU.*
Lo que
el informe de la CIA dice ahora —y hace tanta gracia a la RT— no necesita de
investigaciones especiales: es la función del canal. No entiendo dónde está el
descubrimiento. El canal ruso emite para influir
en el mundo. Solo la ingenua visión norteamericana de ser el ombligo del mundo puede estar ciega a este efecto.
Mientras
los norteamericanos discuten sobre la "posverdad", las "fake news",
etc. Vladimir Putin y sus allegados han puesto en marcha una maquinaria
informativa múltiple destinada a poner palos en los engranajes del imperio
americano. Pero esto lo ve cualquiera que lo quiera ver. Lo han hecho en
Oriente Medio, creando el antiamericanismo más absoluto en los dos principales
aliados norteamericanos, Turquía y Egipto, además de complicar la vida por
Latinoamérica y los países del Este de Europa.
Los
norteamericanos —como bien detectó Graham Greene— pueden ser de una inocencia
pasmosa. Pensar que crear un mundo globalizado en el que solo juega el que
lleva las blancas es un error demasiado garrafal y costoso. La sociedad de la
Información es sencillamente caótica y el que lo comprende tiene más
posibilidades de sacar provecho que el que no.
En esta
campaña presidencial (y en las primarias) hemos podido observar a un candidato,
Donald Trump, que ha tenido en contra a los medios convencionales, a los
grandes periódicos y canales de televisión; cada día le han analizado, desmenuzado
y triturado. Se han dejado al descubierto sus barbaridades, sus
inconsistencias, sus errores... pero seguía a flote y aumentando sus
posibilidades cuanto más se le atacaba. Ha tenido a su favor (además de algunos
canales televisivos conservadores) a una serie de fuentes informativas que
liberaban andanadas de noticias falsas y aireaban sus barbaridades como
demostraciones de que estaba en lo cierto con el sencillo racionamiento de
"si lo atacan es porque dice la verdad". El candidato Trump ha
sobrevivido incluso a su propia estupidez, como el caso de las grabaciones
sexistas puestas en circulación. Pese a ello —y contra toda lógica—, una
importante parte del electorado femenino le ha sido fiel. Puede que no se
quedaran a solas con él en una habitación, pero le han votado. Llamó criminales
y violadores a los "mejicanos", metiendo en esta categoría a todos
los que están al sur de la frontera y hasta llegar a la Patagonia, prometiendo
hacerles pagar un "muro" de contención. Hasta invocó él mismo a los
rusos para que actuaran en su favor liberando correos hackeados. Atacó el principio de libertad de culto amenazando con la
expulsión de los musulmanes de Estados Unidos; prometió favorecer las armas
sugiriendo que le dieran dos tiros a Clinton e insinuó acabar con la libertad
de los medios. Demostró desconocer la constitución de los estados Unidos
inventándose artículos que no existen. Y un largo sinfín de despropósitos,
maldades e incompetencias. Salió elegido.
Si ha
sido por el apoyo de los rusos o no es difícil de establecer. La complejidad de
los fenómenos sociales, la enorme cantidad de variables posibles, etc. hacen
que sea algo imposible de demostrar científicamente, pero no todo en esta vida
es la Ciencia, sino que el sentido común tiene una parte importante en lo que
hacemos.
Si la
Ciencia fuera lo importante, nadie habría votado a Trump que, por no creer, no
cree ni en el cambio climático o en las vacunas, siendo todo conspiraciones
contra los Estados Unidos. La única conspiración que no está dispuesto a
aceptar, de hecho, es la de Vladimir Putin para llevarle a la presidencia.
Pero,
en un sistema democrático, es preferible dar por buena una teoría de la
influencia que una de la estupidez congénita de millones de personas que se han
creído o han querido creer lo que les contaba. O quizá sería mejor decir que
han reconocido en las palabras de Trump sus pensamientos.
La
campaña de Trump no ha inventado nada., Por el contrario, se ha limitado a
recoger todas las fantasías y delirios con los que una parte de la sociedad
norteamericana justifica sus prejuicios, miedos y fanatismos. Le ha gusta tener
un candidato que ¡por fin! les dice lo que quieren escuchar y se compromete a
hacerlo realidad. Trump ha destapado los demonios americanos sacándolos de la
conversación vergonzante, arrinconada por lo políticamente correcto. Ningún
candidato republicano se había atrevido a decirlo por temor a ser despedazado.
Allí donde otros se moderan para ocultar su radicalismo y prejuicios, Trump ha
hecho exhibicionismo. Se necesitaba un narcisista patológico para poder decir
lo que Trump ha dicho. Machismo, xenofobia, racismo, incultura a mansalva,
egocentrismo..., parece el programa de un anticandidato.
Sin embargo ha ganado con él la presidencia.
Lo que
ha hecho realmente Trump es convencer a la gente que sus peores pensamientos
constituían un verdadero programa político, un programa posible. Lo que antes
quedaba para grupos muy marginales, sale ahora a la luz sin reparos, se puede
poner como eslogan en una camiseta, en una pancarta.
¿Ha
influido Putin en todo esto? Desde luego lo ha intentado. No sé si de forma
determinante o no, pero lo ha intentado. No es nuevo porque, como hemos dicho,
tiene más objetivos que la presidencia de los Estados Unidos.
La
cuestión ahora es qué significa esto. Podemos hablar de la influencia de la
Luna o de Putin, pero lo importante es que no servirá de nada. Es una piedra
importante en el camino de Trump, pero no creo que le afecte. Hasta es posible
que le divierta.
Lo que
nos enseña a todos es que la idea de "opinión pública" en unas
democracias globales debe ser revisada. Lo hemos dicho muchas veces: nunca ha
habido tantas herramientas para influir en la gente y nunca se ha investigado
tanto (incluidas las universidades norteamericanas) en cómo manipular a través
de las redes. Todo lo que hacen con la llamada "datificación", con el
Big Data, no es más que tratar de establecer las pautas de comportamiento a
través de la conversión de los daros en informaciones que ofrezcan patrones y
correlaciones. The Washington Post establecía una interesante correlación entre
los votantes de unos y otros y las series de televisión que unos y otros veían.
Hay diferencias entre ver "Modern Family" y "Duck Dinasty".
Los dos mundos norteamericanos también se diferenciaban en sus series
preferidas. Ya George Lakoff advirtió que son mundos separados, con mente que
funcionan de forma distinta, con categorizaciones y valores de la realidad
diferentes.
No se
trata evidentemente de cuántas personas ven la cadena RT. Plantearlo así es
absurdo. No se trata de una exposición directa a los medios sino de la creación
de flujos de información (o desinformación). Después, como ocurre con las
corrientes de agua, se van deslizando por los medios más favorables,
produciendo sus propios charcos en los que van a pescar los que se han hecho
habituales de un tipo de medios que favorecen y refuerzan su visión del mundo.
Cada uno busca lo que quiere ver.
La
cuestión no solo es el favor hecho a Trump, sino la erosión causada en el voto
demócrata, algo que el propio Sanders mantuvo hasta el final, negándose a
apoyar a Clinton. Pese a ello, Hillary Clinton ha conseguido casi tres millones
de votos más que Trump. El golpe final no lo ha dado Putin, sino la herencia esclavista del "colegio
lectoral" del sistema norteamericano con sus distorsiones territoriales.
Hillary Clinton ganó las elecciones; Donald Trump la presidencia. El matiz es
importante, como el propio Trump —muy irritado con esto— ha comprendido.
Con
todo, poco se puede hacer. Pero creo que sí es importante dar el salto mental
para empezar a pensar que nuestras elecciones —las de cada país— ya no son cosa
solo nuestra. Quizá nunca lo han sido, pero es cierto que nunca ha sido tan
fácil y frecuente la intervención desestabilizadora. Esta se puede conseguir de
forma muy fácil simplemente liberando información sensible en el momento
adecuado respecto a un candidato, como se ha hecho en el caso de Clinton. Los
hackeos, el espionaje de las comunicaciones, el robo de fotos, etc. van a
empezar a formar parte de nuestra vida electoral cotidiana.
El otro
punto preocupante —quizá más— es la bajada del listón democrático. Con ello me
refiero a la caída en la defensa de los derechos humano como un fondo común de
los que participan en sociedades democráticas. La democracia no es solo una forma de elección, como algunos están
empezando a proponer. Es, sobre todo, un sistema de valores, de instauración
del respeto y la dignidad de todos. Lo más grave del caso Trump es que ha
salido elegido mostrando valores negativos, como ya hemos señalado. Eso implica
un importante trauma y una fisura sociales. Los ejemplos que se multiplican de
racismo en calles y tiendas, en restaurantes, etc. de racismo, de xenofobia,
son indicadores de que se ha entendido que la llegada a la casa Blanca de un
xenófobo y racista se ha interpretado como un derecho a la persecución y al
acoso. La violencia racista constante en la sociedad norteamericana hace que
esto vaya a ser un conflicto abierto en donde el "orgullo racista"
tendrá ya sus desfiles, como todavía tenía sus banderas.
Ya se
anuncian las retiradas de leyes progresistas en muchos ámbitos que permiten ver
la homofobia, el oscurantismo creacionista, el machismo patriarcal latentes en
la sociedad norteamericana en sus áreas rurales. The New York Times hablaba
hace unos días de la nostalgia de un
"cristianismo blanco" en el interior de los Estados Unidos. En su
visión, los USA son el nuevo pueblo elegido, atacado por los
"salvajes" que les rondan en el sur del continente o que les llegaron
de África. Ese es el mundo al que Trump se ha dirigido y que le ha respondido.
Los
espectadores latinos de RT y de su página web se mofan del informe
norteamericano. Allí se recoge:
Los usuarios de las redes no han tardado en
reaccionar a las acusaciones de los servicios de Inteligencia de EE.UU.
"¡Felicidades RT! ¡El propio Gobierno americano dice que son la agencia de
noticias más influyente del mundo!", escribió nuestro lector Roger That.**
La
página muestra su forma de trabajo. Usa los propios comentarios que provoca
como fuente información. Sus usuarios pueden decir cualquier cosa; RT se
"limita" a recogerlo. Así pueden convencer al mundo de que los
Estados Unidos provocaron el 11-S, son los que controlan al terrorismo
internacional, etc. El medio devuelve a los usuarios lo que estos quieren
escuchar.
Así
funcionan los nuevos medios. No informan sobre el mundo con pretensión de
"verdad" sino de "aceptación". Los sistemas de repetición
aseguran la fidelidad y la expansión. Aquello que se quiere creer, se quiere
comunicar. Es un principio básico de la nueva comunicación a través del espacio
de las redes.
Los
tiempos que llegan serán peligrosos o
no, pero serán interesantes para cualquiera que desee estudiar las formas de
manipulación de la opinión. En los cuatro próximos años se vivirá un clima
insólito en los Estados Unidos. También en el resto del mundo, que no podrá
permanecer indiferente ante las políticas anunciadas por Trump. Hasta el
momento, hay cautela, pero también preocupación. Los actos de los Estados
Unidos provocan algo más que el "efecto mariposa".
Se crea
en la influencia o no, lo que está muy claro es que los que quieren conservar
su poder y evitarse problemas empiezan por cerrar sus espacios informativos.
Invierten millones en evitar que unos y otros interfieran en sus medios, que
desean controlar al máximo. El aumento de la información provoca la reacción de
la censura, leyes restrictivas, etc. como estamos viendo estos días en Egipto.
En los
países autoritarios, esto es sencillo porque ya existen censuras. Se crea un
modelo a la china, un "Great Firewall" envolvente y aislante. El
problema se plantea en aquellos países en los que las libertades permiten que
cualquiera invierta en modelar la opinión y en llevarla hacia un lado u otro. La
lección americana tiene muchas consecuencias que debemos considerar.
El
Finacial Times del 16 de diciembre nos traía noticias del nuevo negocio en Macedonia,
antigua república de Yugoslavia, la creación de noticias falsas destinadas a la
campaña americana y a las próximas europeas:
More than a hundred US politics sites are run
from Veles, where a handful of entrepreneurial Macedonian teenagers —
apparently unconnected to American rightwing elements or alleged Russian
operatives — produce hoax articles attracting millions of clicks and shares.
One such article posted on December 6 said that Syrian terrorists had attacked
New York. No such attack took place.
The emergence of a fake news industry in this
unlikely spot in the Balkan hinterland may even have tipped the electoral
balance in Donald Trump’s favour.
“No one can be sure, but it’s nice to think we
could have changed the course of American history,” said Slavcho Chadiev, the
town’s mayor, of the websites credited by some with helping to elect Donald
Trump as US president. “Some think we should now be called ‘Trump’s Veles’,” he
joked.
The hoax news creators, who decided to set up
online after the success of local health websites, still make most of their
money from Trump-related content. But elections next year in France and Germany
offer a fresh opportunity. “I think that this model can be replicated
anywhere,” said Marius Dragomir, director of the Center for Media, Data and
Society at Budapest’s Central European University. “I believe it will happen.
Many will try as experiences elsewhere show that fake news can be monetised and
that is going to prompt many to repeat the success [in Veles].”**
Como se puede apreciar, no es necesario ni estar pagado por
el "oro de Moscú". La manipulación es un buen negocio, un mundo de
emprendedores que pueden tener una proyección política mayor o menor. Ellos
apuestan por un candidato y desarrollan lo que sus seguidores quieren escuchar.
Si quiere leer que Obama es un musulmán del Estado Islámico infiltrado para destruir
América, lo escriben y no tienen reparo en decir poco después que el estado Islámico es un
invento de Hillary Clinton y Barack Obama para destruir el mundo. La mente
lima las contradicciones. Es puro deseo, nada de lógica.
La discusión sobre si Putin da las órdenes directamente o estas cosas surgen por iniciativa propia no lleva a ningún lugar. Lo importante son los efectos. Probar el origen es más complicado. Lo que debe cambiarse es el chip de la influencia, término que debe dejar de definirse en viejos términos causales "aristotélicos" y debe considerarse desde las teorías que explican el funcionamiento de sistemas y redes. Basta con inundar el espacio con noticias falsas para que produzcan su efecto. Los macedonios son claros: funciona. Ya están empezando a comprar dominios falso, como el "zdfpolitik.com", según recoge el Financial Times. Cuanto más confusión, mejor. Los rivales se agotarán desmintiendo o comentando tonterías.
No deberíamos sorprendernos de que se alegren todos, la RT o
el sitio macedonio, de ser influyentes.
Eso revaloriza sus negocios. Los que quieran que en el futuro les ayuden ya
saben dónde ir. Habrá que esperar que, visto el éxito, les salgan muchos imitadores especializados.
Hemos visto ya la primera temporada. La segunda, visto el éxito, llegará pronto.
* "RT, estrella del informe sobre la supuesta
injerencia rusa en las elecciones de EE.UU." RT6/01/2017
https://actualidad.rt.com/actualidad/227837-rt-estrella-informe-supuesta-injerencia-elecciones
**
"Macedonia’s fake news industry sets sights on Europe" Financial
Times 16/12/2016
https://www.ft.com/content/333fe6bc-c1ea-11e6-81c2-f57d90f6741a
Lituania |
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