Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El caso
de corrupción en el Consejo de Estado egipcio, con el suicidio de uno de sus
miembros, las detenciones de otros y la aparición de maletas llenas de dinero,
con millones de dólares, euros y riyales saudíes, tiene distintas lecturas con
consecuencias muy diferentes. Está empezando y quedan muchas sorpresas por
salir, pues estos casos no son
Debemos
recordar aquí la aparatosa detención del Auditor del Estado, Hisham Geneina, por denunciar y
poner cifras a la corrupción. Se consideró un ataque a Egipto decir que el
estado perdía millones y millones debido a la corrupción galopante. Los casos
del azúcar, del trigo (harina y pan) y ahora el del Consejo de Estado hacen ver
que no era disparatado lo que decía el señor Geneina en su informe. En estos
momentos, los medios acuden a él para conocer su opinión y si entre sus
denuncias se encontraba la trama corrupta del Consejo de Estado, del que parece
que solo ha emergido la punta del iceberg. La amenaza de investigar se remonta
a sus decisiones de cinco años, como señalábamos el otro día, un tiempo
suficiente como para llevarse por delante a mucha gente.
La
corrupción es un fondo que complica los movimientos del gobierno egipcio. Él
mismo se ha visto tocado por la corrupción teniendo que cesar a diversos
ministros tras destaparse escándalos. Es difícil encontrar manzanas sin gusano,
lo que lleva a una política de concentración del poder para ponerlo en manos de
los que creen que pueden erradicar estas prácticas oscuras que anidan dentro de
los ministerios e instituciones.
En Mada Masr mantienen un teoría más
compleja del hecho y ven el descubrimiento como un conflicto doble entre los
jueces y el gobierno con el acuerdo para la "entrega" a Arabia Saudí
de las islas de Tiran y Sanafir, que fue echado para atrás por los jueces. Para
Mostafa Mohie y Rana Mamdouh, firmantes del artículo titulado "A
corpse, bag of cash and contested land: Clues threading corruption into the
challenge to judicial independence", este caso estaría vinculado con el intento de de sacar adelante una
ley que permita el nombramiento de las cabezas de las instituciones del poder
judicial:
On December 28, the same day Labban’s residence
was searched and only a few kilometers away, board representatives from
different judicial bodies met at the Judges Club to discuss ways to challenge a
controversial draft law. The legislation marshaled amendments that would grant
Egypt’s president greater power in deciding who will lead Egypt’s judicial bodies,
by granting the presidential office the power to make an appointment from a
list of nominees prepared by the Supreme Judicial Council. This would replace
the current appointment process where the longest tenured judge is appointed to
head each judicial body.
The State Council Judges Club issued a
statement on the same day, announcing that it rejects the draft law and calling
it a “suspicious” measure that includes dangerous violations of the
Constitution. The draft law constitutes, the statement asserted, an “extremely
serious attack” on the independence of the judiciary.
With the revelation of corruption internal to
its operations, the State Council issued a second statement on December 29
detailing its relation to Labban and underling that he was an administrative
employee and not a member invested with judicial authority. The court already
seemed attuned to questions that were beginning to circulate that aligned the
timing of the corruption scandal with the draft law, as it distanced itself
from the procurement director. The money found in Labban’s residence, the
statement asserted, was his responsibility, and the burden rests with him to
provide evidence of its source, rather than with the council.*
La política egipcia da para esto y mucho más. Es difícil
pensarla en términos comparativos con cualquier referencia que pueda uno tener
porque es el resultado de intrigas desde el momento en que Nasser se hizo con
el poder deshaciéndose de sus competidores. La política egipcia es realmente
aquello de la guerra por otros medios, como han experimentado en sus carnes los
que dentro del arco político manifiestan discrepancias. Habría múltiples
ejemplos de estas carnicerías políticas, como el caso del eliminado diputado
Mohamed Anwar el-Sadat, cabeza de la comisión de derechos humanos del
Parlamento, y del que se deshicieron sus propios compañeros obligándole a
dimitir. Es solo un ejemplo reciente. Pero se puede comprobar a lo largo de la
historia egipcia la poca diferencia entre la guerra y la guerra. El poder es el
poder y lo tienes o no lo tienes. Y si lo tienes, lo usas.
Si pensamos un poco, la concentración de poder del
presidente El-Sisi pasa a ser apabullante. Una vez establecida unas leyes de
medios que garantizan que al que abra la boca se le encierra, con una ley en
marcha para el control estatal de la cibercomunicaciones altamente restrictiva
y vigilante, si se hace con el control del poder judicial, Egipto quedará
unificado con un poder que no se habrá visto desde los faraones que asumieron
el poder divino.
A esto hay que añadir que El-Sisi ya tiene detrás al
Ejército. Medios, jueces, parlamento y presidencia quedarán en sus manos. Mucho
poder. Pero también podemos interpretar que todo ese deseo de acaparar poder es
precisamente un símbolo de debilidad. Es lo mismo que hizo el presidente
Mohamed Morsi cuando vio que no le respondían: dio un "decretazo"
asumiendo más poderes e inmunidad que los que tenía Hosni Mubarak.
En el
diario estatal Ahram Online se hacen una pregunta desde los titulares: "Is
the government watching Egyptians or watching over them: Egypt's Cyber Crime
law in January"**. Después de señalar la situación actual y el
deseo de los legisladores de "ir más lejos" en la vigilancia, señala
el articulista:
Internet crime is regulated by Egypt’s
anti-terrorism law which was issued in late 2013, as well as older legislation
such as the penal code and the communications law.
While activists and rights defenders perceive
the existing legislation on cyber crime as very harsh, law-makers and the state
say it doesn't go far enough.
Article 19 of the International Covenant on
Civil and Political Rights, which Egypt has signed, states: "(1) Everyone
shall have the right to hold opinions without interference. (2) Everyone shall
have the right to freedom of expression; this right shall include freedom to
seek, receive and impart information and ideas of all kinds, regardless of
frontiers, either orally, in writing or in print, in the form of art, or
through any other media of his choice."
However, the covenant says that these rights
"may be subject to certain restrictions" where necessary "for
respect of the rights or reputations of others" and "for the
protection of national security or of public order… or of public health or
morals."
There are a number of relevant provisions in
Egyptian law that have been used in conjunction with offences committed online,
including expressing views on social media or administering pages on social
networks.
Article 40 of the criminal penal code equates
incitement to a crime with committing the crime itself. Article 174 imposes a
five-year jail term on whoever incites a coup against the ruling regime, or
hate against it, or promotes ideas to change the constitutional principles, or
to change essential systems by force, and whoever threatens government
security.
Articles 176 and 177 put penalties in place for
inciting hate against certain groups if this incitement affects public order,
or invites the violation of laws.
However, the term "incitement" is not
defined in Egyptian law.**
¿Para qué definirlo si resulta muy rentable así? Las leyes
no se hacen para proteger a la gente, como se aprecia claramente por los
artículos enumerados, sino para convertir en "legal" la represión de
la crítica. Los legisladores lo hacen para dar más poderes al gobierno y los
jueces lo aplican. De esta manera el sistema se preserva de toda crítica. Si
pensamos, por ejemplo, en lo que se nos dice sobre "promover cambios
constitucionales", "incitar al odio al gobierno", la "moral
pública", etc. nos damos cuenta que son el reino de la arbitrariedad, como
se ve perfectamente en los casos en los que se ha aplicado, que incluyen chistes,
memes o canciones y vídeos satíricos para con el gobierno o el presidente.
Alguno ha dado con sus huesos en la cárcel por reproducir en su página de
Facebook un meme del presidente con orejas del ratón Mickey. José Mota no
hubiera pasado de los créditos en Egipto, por establecer un símil.
La intención real, creo que de eso hay pocas dudas, no es
proteger al pueblo del terrorismo, sino proteger al gobierno de la crítica,
aunque esta tenga la forma de la ironía en canciones o chistes. Como toda
autoridad pretenciosa —el sueño divino de El-Sisi, ¿no lo es?—, piensa que
cuestionarle a él es cuestionar algo por encima de él, "Dios" o la "Patria"
o ambas. El-Sisi controla ya las mezquitas y los medios, los jueces y el parlamento,
pero... no consigue arreglar la economía. Y eso se lleva mal porque la gente no
vive de la propaganda sino del pan, del azúcar, de los medicamentos, etc. algo
que no es fácil de sacar de la chistera, pero sí en cambio hacer desaparecer
mediante unos pases de corrupción
sobre los objetos. Un par de pases mágicos y desaparecen toneladas de trigo o
de azúcar; otros pases, y aparecen maletas llenas de dinero. Es la magia de la
política egipcia.
La tesis expuesta en Mada
Masr es una idea de prestidigitación: atraer la atención sobre lo que
quieres que se vea. Para ellos, el caso de corrupción del Consejo de Estado es
una forma de ganar el pulso al poder judicial poniéndolo en el punto de mira de
todos para conseguir descabezarlo y colocar a sus miembros no por antigüedad, como se hace habitualmente,
sino por designación presidencial, algo que cambia las reglas del juego y a lo
que los jueces se han opuesto porque desplaza sus intereses de poder. El desvelamiento
de la trama corrupta del Consejo de Estado dejaría fuera a muchos candidatos,
lo que aclararía bastante el camino presidencial en la entrega de las islas.
Los derechos humanos, que deberían ser un objeto de defensa,
en cambio reciben poca atención si no es para pisotearlos, y más después de que
el propio presidente dijera que no eran apropiados para Egipto. Si lo es, por
el contrario, la vigilancia del país, la unificación de poderes en una sola
mano. Una vez más la mejor explicación es la debilidad e incapacidad de mejorar
el país. Cuanto mayor sea su incapacidad para afrontar las circunstancias, más
necesidad de control tiene el gobierno. Se vuelve así a la vieja idea del
estado egipcio: un mecanismo para evitar la crítica. El estado no invierte en
los ciudadanos sino en su vigilancia y control.
El artículo de Ahram
Online lo deja claramente expresado:
NGOs such as the Egyptian Initiative for
Personal Rights (EIPR), the Association of Freedom of Thought and Expression
(AFTE) and the Cairo Institute for Human Rights Studies (CIHRS) have called on
the interior ministry to respect the law, human rights, freedom of expression,
privacy and the exchange of information, in line with the International
Covenant on Civil and Political Rights.
Several NGOs has launched a legal case against
Decree No. 22, claiming that it violates public freedoms through constant
inspection of content circulating on social media, which is becoming part of
the public sphere. A verdict in the case is due in February.
In September 2016, the State Commissioners
Authority recommended the approval of
the decree, saying that it does not violate Egypt's constitution, which places
limits on rights and freedoms in line with public order and national security.
Hassan El-Azhary is a researcher at AFTE and
one of the lawyers who filed the legal challenge. He told Ahram Online that
there are no available statistics on the number of citizens arrested on charges
relating to internet use.
"The decree clearly allows state
surveillance, and gives wide authorisation to violate privacy and create fake
accounts to infiltrate closed groups," he said.
"There are three laws and regulations that
control this issue, and they are already harsh and violate the freedoms and
rights stated in the Egyptian Constitution," added El-Azhary.
The lawyer explained that there is a
"trend by the state to place restrictions on freedoms in the name of
fighting terrorism. But fighting terrorism is not the rule; it should be the
exception – and we cannot be ruled by exceptional laws."
"Terrorists use very advanced applications
to communicate. They do not use the basic communications that the state
watches. The state applies surveillance not to track terrorism, but to restrict
the space for the expression of political opinions that are widespread on
social networks," El-Azhary concluded.**
Pero controlar la "normalidad" con "leyes de
excepción" es lo que hizo Hosni Mubarak durante 30 años. El resultado es
el caos, la distorsión institucional y la corrupción convertidas en la
"nueva normalidad". Es con la que tienen que lidiar los egipcios,
tomando como opción vital si combatirla o dejarse llevar por ella y sumarse al
coro para prosperar. Combatirla puede dar con tus huesos en la cárcel; dejarte
llevar te puede colocar en un ministerio y llegar hasta la cúspide. Desde
arriba se disfruta de una mejor vista, solo perturbada por el dolor y la
miseria en la que muchos viven, pero a todo se acostumbra uno y es un pequeño
sacrificio que se lleva bien. Luego maldicen al que emigra y le llaman traidor.
¡Ay, sus señorías!
Evidentemente no podemos saber si todo ello es verdadero y
si lo que los analistas piensan es cierto, pero Egipto es la negación del
principio de la navaja de Ockham, la hipótesis más descabellada tiene más
probabilidades de ser cierta. Y esto es porque precisamente se encuentran en
una situación compleja y el poder nunca ha trabajado en favor del pueblo sino
de los grupos de poder que han ocultado si lazos siempre que les ha importado
mantener las apariencias. Ahora nos acordamos de aquel ministro de Justicia
egipcio que decía que los pobres no
deberían llegar a ser jueces o del que le sustituyó que moderó la
afirmación señalando que solo los hijos
de los jueces deberían llegar a jueces. Este último pasó de presidir el
Club de Jueces a ser ministro de Justicia. Le dio tal subidón de poder que se
le llenó la boca y dijo en una entrevista que enjuiciaría a Mahoma si fuese necesario,
lo que causó un gran escándalo. Los que no se escandalizaron por su defensa del
nepotismo, en cambio se sintieron ofendidos por su blasfemia.
Resuenan en estos momentos las palabras con las que Al-Zind,
el nepotista ministro blasfemo, anunció al mundo el papel de los jueces
egipcios. La periodista Rana Allam recogía sus palabras anteriores cuando fue nombrado ministro:
“We [judges] are the masters and the rest are
the slaves” is indeed the most memorable quote by Egypt’s new Justice Minister
Ahmed Al-Zind, head of the Judges’ Club. The rest of this sentence as said by
Al-Zind during a phone interview on a TV show was: “Whatever represents an
attack on the Judiciary’s prestige, dignity and respect will not pass lightly.
On the land of this nation, we are the masters and the rest are the
slaves…whoever burns a judge’s photo will have his heart, his memory and his
shadow burned from Egypt’s land.”***
Todo un juez, todo un ministro de Justicia. Cuando hablamos
de la "normalidad egipcia" hay que entrar en estas cuestiones. No se
puede prescindir de ellas. Esa visión se puede trasladar a los militares,
sustituyendo la palabra "juez" y la expresión tendrá validez. Lo
único que no cambia es el papel de los egipcios, sean conscientes o no.
Si la gente dudaba hace un par de días que Wael Salaby, el Secretario del Consejo de Estado, se hubiera "suicidado" (la BBC entrecomillaba el "kills himself" de su titular) o si simplemente "se había muerto" como tantos otros tras su detención, no es de extrañar que ahora se dude también. Sencillamente, cuando se quiere controlar todo, el resultado es que ya no se fía nadie de nada. Todo queda bajo sospecha. El resultado final de la petición del presidente a los egipcios de que solo le escucharan a él porque todos les engañaban tiene estas consecuencias.
La complejidad del entramado político egipcio contrasta con
un principio básico muy simple: el poder quiere seguir siéndolo y es muy
picajoso. Los males egipcios siempre vienen oficialmente desde abajo o desde
fuera; nunca desde dentro o desde arriba. No deja de ser una gran ironía que destapar un caso
de corrupción pueda ser solo una maniobra en la lucha por el poder, destapar para tapar. El tiempo lo dirá.
* Mostafa
Mohie y Rana Mamdouh "A corpse, bag of cash and contested land: Clues
threading corruption into the challenge to judicial independence" Mada
Masr 5/01/2017
http://www.madamasr.com/en/2017/01/05/feature/politics/a-corpse-bag-of-cash-and-contested-land-clues-threading-corruption-into-the-challenge-to-judicial-independence/
** "Is
the government watching Egyptians or watching over them: Egypt's Cyber Crime
law in January" Ahram Online 3/01/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/253973/Egypt/Politics-/Is-the-government-watching-Egyptians-or-watching-o.aspx
*** Rana Allam "Justice Minister Al-Zind: a perfect representation of the times" Daily News Egypt 20/05/2015 http://www.dailynewsegypt.com/2015/05/20/justice-minister-al-zend-a-perfect-representation-of-the-times/
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