Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Jean-Claude
Juncker es un tipo curioso. Anda siempre repartiendo collejas, pellizcos y cachetes;
alguna vez, incluso, estrangulamientos. Los demás lo aceptan bien y los
franceses le devuelven tres besos, algunos dos, otros solo uno, abrazos o solo
sacudidas con una mano en el hombro. Muchos cuyas tradiciones implican no rebasar
el metro de distancia, se ven invadidos por la presencia de Juncker que les
zarandea y les desarma. Lo hacía antes y lo hace ahora. Pero toda esa confianzuda
relación cambia cuando Juncker se pone delante del micrófono y dice, como ayer,
que el que ataque a la Comisión que se prepare. Se acabaron los ataques sin
respuesta.
El
diario El País evalúa así el cambio de actitud entre la pasada Comisión y esta:
En los momentos clave de la crisis, la
Comisión Europea de José Manuel Durão Barroso careció del liderazgo necesario.
Los Estados se lo hurtaron y tomaron la iniciativa. El nuevo presidente del
brazo ejecutivo de la UE, Jean-Claude Juncker, demostró ayer, a las primeras de
cambio, que no tiene intención de convertir la Comisión en una mera secretaría
técnica de los grandes países. En su primera rueda de prensa avisó de que no le
asusta el cuerpo a cuerpo.
A las críticas de los primeros ministros de
Reino Unido, David Cameron, e Italia, Matteo Renzi, por un cambio estadístico
que obliga a ambos países a acometer un pago extra a los presupuestos europeos,
Juncker respondió con cajas destempladas: "No me va a temblar la mano ante
los primeros ministros cada vez que detecte algo que no me gusta".
"No tengo problemas con Renzi ni con Cameron", explicó; "es
Cameron quien tiene un problema con los primeros ministros".*
Juncker
además no se ha escudado en un genérico plural sino que ha dejado claro que la
mano que no temblará será la suya. Juncker que es simpático por naturaleza, ha
dejado de serlo por oficio. Y hace bien, porque está claro que Europa no se
dirige con sonrisas, sino con la voluntad de llevarla a algún lado y la
inteligencia de elegir bien el sitio.
Durante
estos años, Europa como conjunto ha sufrido el doble lenguaje escénico de lo
que se decía allí y lo que se contaba en casa. Las instituciones han sido
escenarios del histrionismo de personajes como David Cameron, que querían
demostrar ante sus electores lo bien que lo hacían. Jucker les ha dicho que se acabaron los burócratas y llegaron los ninjas. Que se preparen.
La
mejor forma de enfrentarse al euroescepticismo o al antieuropeísmo es demostrar
que existe una Europa respetable y política por encima de los estados porque los europeos han querido
que sea así. El otro día me revolvía en mi asiento cuando escuché en el
numerito histérico de David Cameron la palabra "club" para referirse
a Europa. Y creo que Europa no es un club, por más que sea una palabra inglesa (de origen escandinavo) ,
ya que implica la distinción entre tu casa y ese otro espacio al que vas a que
te dejen tranquilo. No, Europa no es un "club" y debe, por el
contrario, reducir las distancias entre la casa histórica, los países
respectivos, y la casa de todos. Es la única forma de progresar conjuntamente.
Lo del "club" debería pasar a la historia ya.
La única
forma de entender las instituciones europeas es como parte de ese espacio común
que busca nuestra mejora y no como los encargados del servicio de habitaciones
de un hotel en vacaciones. Las instituciones son respetadas cuando son
respetables y despreciándolas se reduce su eficacia.
Nos
dice el diario El Mundo reproduciendo las palabras de Juncker: «No somos
una banda burócratas, somos políticos y hacemos política, y no voy a permitir
que nadie ataque a la Comisión Europea y se quede sin respuesta»**. La
respuesta a Cameron y Renzi marcándoles las distancias es clara. En cualquier caso, el duelo Juncker - Cameron no es nuevo y promete entregas futuras.
Creo
que es una buena señal que el Presidente de la Comisión diga estas cosas porque
son la vacuna de ciertos males que acaban creciendo. Hemos criticado en muchas
ocasiones la práctica suicida de jugar a lanzar ataques contra Europa,
responsabilizándola de las carencias propias y para presentar imágenes de
"firmeza" y desafío para satisfacer a un electorado propio. Eso solo
erosiona a Europa y su idea de conjunto. Hacer que Europa es el reino de los
burócratas es copiar la peor de las prácticas de los fundamentalistas
norteamericanos que consideran que los "burócratas de Washington" les
roban y conspiran contra ellos, erosionando así el gobierno central. También
por estos lares padecemos esa idea de que unos son políticos y los otros
robaperas de cuello blanco. Es una táctica vieja, extendida y eficaz para
mantener los liderazgos convirtiéndose en paladines del desencanto.
Regresan
victoriosos a casa mostrando lo que han conseguido con gran esfuerzo o vuelven
irritados mostrando la incomprensión, el injusto castigo, la conspiración histórica
cuando no han conseguido arrancar lo que pretendían. En la Unión no siempre es
posible tener lo que se tiene y se busca más el equilibrio. Pero ellos se
apropian de lo que les corresponden y trasladan la humillación a todos por lo
que no consiguen. Cameron es maestro en eso y Matteo Renzi lleva el mismo
camino. El que no está dispuesto ya a dejar a la Comisión sin defensas es Juncker:
"Decir que la Comisión no ha avanzado en
la coordinación de las políticas económicas o que un determinado Gobierno no
acepta las lecciones de los burócratas, como hemos oído en los últimos días, de
Bruselas me parece fuera de lugar. No somos burócratas, sino una Comisión
política".*
Mientras
los políticos le saquen rendimiento local a realizar números como el de Cameron
el otro día, la erosión de la idea de Europa y sus instituciones comunitarias
será constante. Lo que más ha debido irritar a Juncker y miembros de la
Comisión fue que Cameron no había mostrado en la reunión una actitud
beligerante, que esta se desató en cambio en cuanto pisó la calle y le pusieron
un micrófono. El Mundo nos contaba lo ocurrido el 26 de octubre así:
[...] ayer la Comisión, por boca de su
comisario de Presupuestos y Planificación financiera, Jacek Dominik, dejó claro
que Londres tiene que pagar y que debe hacerlo a tiempo y sin excusas. Pero no
sólo eso, sino que el comisario mostró su sorpresa por la polémica generada por
Cameron, pues, según explicó, la información le fue remitida el 17 de octubre a
Londres, mucho antes de la Cumbre, y nadie puso objeciones.
"Sí, me sorprendió la reacción de
Cameron. Hasta ese momento no hubo ninguna señal por parte de la administración
británica de disconformidad. Yo mismo fui a mediados de octubre a Luxemburgo y
en el Ecofin se habló sobre el pago y estaban los representantes de Reino Unido
que no mostraron objeciones", explicó Dominik. Tampoco lo hizo el Tesoro
británico ni ningún miembro en la semana entera que medió. Pero sobre todo,
explican fuentes comunitarias, en enfado es inexplicable porque las cifras no
salen de la UE, sino que las proporcionan los Ejecutivos, así que lo que iba a
pasar estaba muy claro.***
Parece
claro que los enfados patrióticos de David Cameron solo se producen cuando
tienen las cámaras delante y para deleite de sus votantes, ante los que muestra
su lado salvaje. Y lo hace siempre a costa de Europa. Le sirve de poco —es lo
que no entiende— porque los enanos sonrientes del UKIP le crecen alrededor.
Pero es él quien los alimenta erosionando Europa. Los Farage y compañía se lo
agradecen: debilita la imagen de Europa y la suya propia allanándoles el
camino.
Lo que
parece claro es que Jean-Claude Juncker además de abrazos, collejas y pellizcos,
tendrá que dar algún pescozón. Cameron se ha llevado el primero.
*
"Juncker se estrena con un duro ataque político a Cameron" El País
5/11/2014 http://internacional.elpais.com/internacional/2014/11/05/actualidad/1415195957_984815.html
**
"Juncker, a Renzi y Cameron: 'No somos una banda de burócratas" El
Mundo 5/11/2014
http://www.elmundo.es/internacional/2014/11/05/545a64a922601d33708b456f.html
***
"La Comisión Europea le para los pies a David Cameron" El Mundo
27/10/2014
http://www.elmundo.es/economia/2014/10/27/544e788722601d0a0e8b4598.html
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