Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Antes
de la revolución los egipcios tenían el convencimiento de que Mubarak era un
corrupto y que el régimen bajo el que vivían era una autocracia. Gracias a los
efectos de la Revolución, será pronto coronado como el gobernante más ejemplar
que ha tenido Egipto. De cada nuevo proceso, Mubarak sale airoso, saludando
desde su camilla, celebrado por seguidores, incluso por los nuevos. De no ser
por la Sisimanía, uno temería una nueva revolución para reponerlo en el
Palacio Presidencial. Si no da tiempo por ese impresionante estado de mala
salud que le hace durar y durar, seguro que si hijo Gamal se ofrece para que se
cumplan los designios de su padre, el sabio y honesto.
La
absolución como responsable último de la muerte de los manifestantes de 2011 deja
a los egipcios con la sospecha de que aquello pudiera ser una gripe fuerte y
repentina, quizá favorecida por algún contagio por las aglomeraciones. Quizá
incluso resulte ser que el paciente cero fuera israelí, europeo o
norteamericano o quizá un hermano musulmán que hubiera estudiado en alguna
universidad estadounidense. No se debe cerrar ninguna puerta más allá de la que
los ejemplares jueces, a los que no está bien criticar gracias al pacto
patriótico, cierran.
Con la
absolución de Mubarak y los suyos como responsables de las muertes de la
Revolución del 25 de Enero, Egipto ha cerrado el ciclo del absurdo. Lo idea de
que en Egipto lo que cae no llega al suelo, se hace realidad. Con esta sentencia
absolutoria, además se consagra el derecho de la Policía y el Ejército a
realizar matanzas de forma autónoma, pues nadie es responsable ni por arriba ni
por abajo, ni los que ordenan ni los que disparan. Es la historia como
disparate. Los "mártires" no solo murieron en balde sino que además
se murieron solos.
Esto
además extiende el absurdo más allá del propio Mubarak, hacia las acusaciones
contra el depuesto Morsi, que resulta culpable de más crímenes en un año que
Mubarak en treinta. La misma generosidad con la que se juzga a Mubarak anticipa
—por pura lógica— la severidad con la que se juzga a los que han quedado al
otro lado de la justicia, por decirlo así.
Los
argumentos ante estas cosas son siempre los mismos: los jueces hace su tarea. Es cierto, ¡y con qué eficacia! El
argumento de que en Egipto se cumple la ley tiene un fondo de sarcasmo que va
desde lo que se aplica a las ONG o a los grupos defensores de derechos hasta los
jueces que liberan a los médicos entre cuyas manos mueren las niñas al practicársele
la mutilación genital.
Egipto
se sigue amparando en el conflicto de la zona para justificar todo lo que se
hace con su participación en la "lucha contra el terror", de la que
ahora —tras decir lo contrario— se manifiestan partidarios. Pero todo esto
tenía un límite interno y otro exterior. Creo que la exculpación de Mubarak con
cuentagotas es una acción premeditada en la que incluso podría morir dada su
avanzada edad. Es la demostración de que el régimen de Mubarak no cayó, sino
que se le sacó por la puerta de atrás para dejar las manos libres a la
institución que le sostenía, el Ejército. La brutalidad del periodo de la SCAF,
del cual nadie saldrá tampoco perjudicado, sigue con el derrocamiento de Morsi,
que es el resultado de la pésima estrategia militar desarrollada para poder
seguir controlando el país. El Ejército ha demostrado ser el dueño de Egipto
desde que Nasser se hizo con el poder. Solo hay relevos y luchas internas entre
facciones.
La
petición que la prensa egipcia recogía ayer por parte de los partidos políticos
de que se retrasaran las elecciones generales es otro despropósito más de una
forma incomprensible de hacer la política. Pero el hecho de que sea
incomprensible no significa que no sea rentable en sus resultados. La ley de
partidos reduce su papel a la nada, a una mínima representación en un parlamento
entregado a los "independientes", que serán el 70%. También Mubarak,
el bueno, tenía un parlamento que controlaba con una oposición testimonial que
servía para hacer creer que aquello tenía tintes de democracia.
El
periodo que se inicia, con estos precedentes, dejará corto al de Mubarak. Las críticas al gobierno y a
su presidente son ahora casi imposibles con un narcisismo político con unos
grados de adulación como no se habían visto en mucho tiempo. El regreso de Muabark es el de los que poco a poco han salido de sus escondites para recuperar el terreno perdido. Ya comenzaron a aparecer con la campaña presidencial de El Sisi, para escándalo de algunos. ¿Oero de qué queda ya escandalizarse?
El
sueño de los que se levantaron contra Mubarak se acaba de pinchar con el
veredicto de hoy, una auténtica afrenta que pronto será justificada gracias a
los mecanismos de racionalización social: nada de lo que haga el gobierno puede
estar mal. Si se exculpa a Mubarak, es que Mubarak es bueno; un incomprendido,
pero bueno.
El
veredicto de exculpación tendrá consecuencias. Con él se ha exculpado a sus
hijos, al ministro del interior de entonces y a uno de los personajes más
negros de los negocios ya de por sí oscuros —que teníamos refugiado en España,
viviendo en La Moraleja—, Hussein Salem. Tanto las muertes como la corrupción han quedado borradas, sin que nadie sea responsable de unas y otra. Los treinta años de Mubarak y su régimen de excepción se saldarán con unas cuantas multas y unos cuantos paseos en helicóptero a los juzgados de vez en cuando. Y él está muy bien para su edad.
Si
recordamos que a Hosni Mubarak lo condenaron a cadena perpetua en 2012, que al
gobierno islamista de Morsi le pareció poco
y lo reabrió intentando conseguir la sentencia de muerte, que después por
reabrirlo y con los islamistas derrocados, los juicios han sido exculpatorios
uno tras otro, el panorama jurídico no es para considerarlo demasiado
consistente.
La
señal que se envía al mundo es nefasta. La que se envía a los egipcios que
hicieron la revolución para conseguir unas libertades que no tenían, es todavía peor.
El
dirigente del "movimiento de jóvenes del 6 de Abril" ha puesto el
dedo en la herida, según recoge entre diversas opiniones Ahram Online:
“I don’t believe that Egyptians will react
against the verdict after the media has spent more than three years making
propaganda against the revolution…saying it serves foreign agendas," he
told Ahram Online, adding that he believed security forces would not allow
people to mobilise against the reaction anyway.*
Nunca
se ha visto una revolución más
citada, invocada, celebrada y menos respetada. Egipto sigue su camino ante la
perplejidad del mundo. La noria gira con su caballo aburrido.
* "UPDATED: Mubarak, his sons, interior minister and aides acquitted " Ahram Online 29/11/2014 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/116711/Egypt/Politics-/UPDATED-Mubarak,-his-sons,-interior-minister-and-a.aspx
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