Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
¡A
estos los quiero yo en clase! Nos cuenta el diario El Mundo que el Tribunal de
Cuentas ha detectado alumnos apuntados masivamente a cursos de formación. "Son
especialmente relevantes los cursos realizados por una persona, que ascendieron
a un total de 101", recogen. ¡Esto sí que es "formación"! Dicen
que hay otros, no tan destacados como el "101", que se sale, alguno
que sobrepasan los 90 y un tercero con 62.
Explica
El Mundo:
El Tribunal no facilita los nombres de estos
trabajadores o desempleados tan ávidos de formación, pero sí señala la
irregularidad que supone. "Hay que señalar que tan sólo 398 alumnos
efectuaron un total de 6.068 acciones formativas, siendo especialmente
significativa la realización por determinadas personas, de más de 50 cursos
formativos con cargo a la misma convocatoria".
"Es una multiparticipación que este
Tribunal considera contraria a los principios de igualdad y objetividad en el
acceso a los planes de formación, así como a los principios de igualdad y
objetividad en el accesos a los planes de formación, así como a los principios
de eficacia y eficiencia en el uso de los recursos públicos, al verse limitado
el acceso de otros alumnos", afirma el informe. Sólo ese año, el Estado
repartió subvenciones superiores a los 400 millones en cursos de formación.*
He
leído este último párrafo varias veces. ¿Están de guasa? Puede que sea por
alguna extraña circunstancia que se me escapa. ¿De verdad que piensan que esto
es un problema de que "unos" han hecho muchos cursos y "otros"
muy pocos? Puede que estén obligados a decir estas cosas porque ellos no pueden
ir más allá, pero como razonamiento me parece un poco, no sé... ¿naif, quizá? Espero que sea achacable a
la naturaleza especial del Tribunal de Cuentas, a su propia materia.
El
fraude de los cursos de formación —entiendo— no es que unos se hayan formado
"mucho" en detrimento de terceros. Si los cursos se realizaron y se
cobraba por alumno inscrito, ¿qué más les daba que los alumnos fueran unos u
otros? Habrá cursos que se hayan dado y que una vez cubiertos se hayan
engordado con esos superempollones de los que se tiraba de datos por pura
pereza y porque serían de confianza. Habrá otros que no se hayan dado,
sencillamente. Y es ahí donde volverán a aparecer los reincidentes formativos.
Asumamos que es cierto. Si un alumno asiste a 101 cursos de formación y sigue sin encontrar un empleo es que algo falla. A elegir: en el alumno, en los cursos o en el mercado laboral. Todos juntos quizá. O el alumno no se entera o los cursos no valen para nada. Es mejor que el alumno no exista o que se haya limitado a ceder sus datos. La hipótesis benigna es el fraude.
El segundo párrafo parece dar a entender que esos alumnos asistieron realmente a
101, 91 y 62 cursos, por citar solo los tres primeros puestos del ranking. Es
demasiada buena fe. Me imagino que esa será la segunda parte, una vez
detectadas esas iteraciones, saber si los susodichos fueron realmente a clase o
simplemente estaban de "imaginaria". El Tribunal de Cuentas ha ido por otras vías, especialmente las de las subcontrataciones, que es donde está el negocio realmente, algo que debería definirse mejor, en su esencia y objetivos pues hace que proliferen empresas que viven de esto.
El
diario El País hablaba ayer, refiriéndose al caso de la venta los medicamentos
al exterior, con farmacias y distribuidores implicados, como de un fraude
infame, abyecto y demás pues había dejado desabastecidos de fármacos a enfermos
de cáncer y otras enfermedades para obtener ganancias del 800%. En efecto, es
una infamia. Pero los fraudes en los cursos de formación no le quedan a la
zaga.
Que en
un país con unas escandalosas cifras de paro —y en especial de paro juvenil— se haya tirado el dinero en formación convirtiéndolo
en la ganancia de desaprensivos, entre empresarios y sindicatos que se supone que los
organizaban, es grave. Cuando pensamos en ese dinero que se han embolsado algunos, empresas y sindicatos, que estaba destinado a que tuvieran mejores oportunidades de trabajo los que
son ignorados o explotados por el mercado laboral, entra bastante irritación. Quizá
en problema más grave de España es que no se han solucionado los problemas porque
era más rentable vivir de ellos. El ingenio de todos estos sinvergüenzas se ha
puesto al servicio del fraude y no se ha empleado en cómo salir de las malas situaciones
por las que pasamos. Así muchos de los que gritan pidiendo más fondos para sus
causas acaban viviendo de ellas. Como al Tribunal de Cuentas, no nos salen
muchos números.
Espero
que si se llega a saber quién es el alumno de los 101 cursos, ese superempollón,
ese al que el conocimiento le rebosa por las orejas, no resulte ser el "Pequeño
Nicolás.
* "El Tribunal de Cuentas detecta que un
alumno se apuntó a 101 cursos de formación subvencionados" El Mundo
12/11/2014
http://www.elmundo.es/economia/2014/11/12/5462641fe2704e2b138b457e.html?a=9f78b2f42b14bf514444c02f7089c1f0&t=1415767203
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