Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Hoy es
un día de ansiedad en Egipto. Los grupos salafistas han convocado una
manifestación para reivindicar el "islamismo" como estado natural del
país y de todo y todos los que se encuentren dentro. El "islamismo"
no es una profesión de fe, sino una absorción de la de los demás. El gran
problema que plantea en todos los niveles es que define el mundo con los demás
dentro. Y no admite excepciones. El mundo está dado y no hay nada más que
discutir. Es así y es así porque es así porque así está dicho. La argumentación
es circular y con alguien así no hay mucho que discutir, solo procurar no
dejarle que se dedique a la captación de los demás.
Daily
News Egypt nos informa de la condena de la marcha por parte de la máxima
autoridad religiosa en Egipto, el Gran Muftí. Pero la autoridad en el islam
está en función de lo que tú consideres que se acerca o se aleja de tu forma
particular de interpretar el Corán y hasta dónde hay que llegar con él. Como
estos grupos parten de que su interpretación es la correcta, solo conceden
validez a la de los demás si coincide con la suya. En este sentido, los
Hermanos Musulmanes se han apuntado a la marcha señalando que están de acuerdo,
que Egipto no puede perder su "identidad".
El
diario nos resume la llamada a la marcha de hoy:
The calls to protest on 28 November were
launched by the Islamist political organisation, the Salafi Front, to restore
“the [Islamic] identity and Sharia Law”.
The front, which gave the protests the name
“The Muslim Youth Uprising”, cited different reasons for the new wave of
dissent.
A flyer distributed by the front says: “When
the president says that demanding to establish the Islamic caliphate is
terrorism, when the mosques are destroyed in Sinai, and when teaching dance,
homosexuality, and premarital sex are present in media and school books, an
Islamic uprising is a must. There is a war on Islam and its teachings.”
The group added that the aim of the uprising to
“bring back our morals and traditions”, adding that without them “the country
will not develop or prosper”.
A number of Salafi groups agreed with the
Salafi Front’s argument which preach “a fight for identity”, while others
described the calls as “violent”.
The Anti Coup Alliance, a group of parties
opposing the current regime, released a statement Wednesday supporting the
“youth calls to impose their [Islamic] identity”. It asked the Egyptian people
to join the “million man march on 28 November”.*
Como en todo movimiento que trate ser eficaz, se despliega
en el plano físico (la marcha en sí) y el plano simbólico. Así podemos
comprobar que los intentos de apropiación de la denominada "primavera
árabe" intentando hacerse con la idea de los "jóvenes" está
presente de nuevo: "The Muslim Youth Uprising" es un término que
trata de reflejar esa idea de que existe una "primavera islámica",
que es la forma de situarse frente a la época de Mubarak y el rechazo de la
actual, a la que consideran una prolongación. De esta forma absorben a los
verdaderos revolucionarios, los partidarios de la democracia moderna, que han
quedado desbordados por los retrógrados salafistas y las formas autoritarias de
la nueva situación.
Es lo mismo que quedó estampado en la Constitución de Morsi,
como tuvimos ocasión de señalar en su momento, es un "nosotros somos la
revolución". Es una forma de anulación de la idea por ocupación retórica
que siempre es importante tener en cuenta. Puede que se les vea muy burdos, pero es solo la fachada.
Disponen de muy buenos expertos que se encargan de traducir el pensamiento
tosco en sutilezas comunicativas, como los que le diseñaron la campaña a Morsi
o los que crearon el logo de los cuatro dedos en plena campaña de la película
Los juegos del hambre. Les falta acudir a la manifestación de hoy silbando el
canto del sinsajo. No se trata de que
sepan lo que hacen, sino de que sigan las instrucciones.
La lucha por la "identidad" es llevada por los
islamistas salafistas a un nivel en el que se establece la decadencia moral del
régimen, su carácter faraónico (es decir, poder alejado de Dios) y las
consecuencias que tendrá para la ruina. No es necesario tener conocimientos
teológicos, basta con creer al que dice tenerlos y especialmente ver el mundo
con los ojos predispuestos.
El régimen de El Sisi ha realizado una estrategia doble de
autoridad y conservadurismo moral. No se trata solo de un poder represivo violento,
sino de no poder ser acusado de lo que ahora lo es. Esto se llama ser precavido
a partir de las evidencias. Y las evidencias es que Morsi fue destituido por
una inmensa presión, pero también está la evidencia de que el islamismo y los
errores de los militares (que suelen acertar muy poco) lo llevaron hasta la
presidencia. Los votos conseguidos por los salafistas y los Hermanos Musulmanes
se hicieron sobradamente con un parlamento que se llenó de barbas e ideas retrógradas.
Es cierto que mucha gente que no era islamista votó creyendo que era la forma
de hacer una transición y, sobre todo, no dar el voto a lo que representaba el
régimen de Mubarak entonces, Ahmed Shafiq, primer ministro militar tras la
revolución y antiguo mariscal del aire. No tenía sentido hacer una revolución y
luego dar el voto a los que habías derrocado. Pero en Egipto no todo lo que cae
llega al suelo.
La frase
que Daily News Egypt recoge del panfleto callejero es muy significativa: «When the
president says that demanding to establish the Islamic caliphate is terrorism,
when the mosques are destroyed in Sinai, and when teaching dance,
homosexuality, and premarital sex are present in media and school books, an
Islamic uprising is a must. There is a war on Islam and its teachings.» Es una llamada a una llamada a
contestar a la "guerra contra el Islam" con la "guerra del Islam".
Puede que nos suene ridículo lo de los "bailes", la "homosexualidad"
y el "sexo premarital", pero es la forma directa que tienen de entrar
en un entorno ultraconservador.
Podemos
entender mejor ahora lo que han representado las acciones conservadoras del
gobierno de El Sisi cuando se han detenido a los participantes en la llamada
"boda gay egipcia", se han censurado películas o se han retenido
libros en la frontera con Líbano. Se trataba de ganar o, al menos, de no ser
acusados de lo que son ahora, de mantener esa guerra contra la
"identidad" islámica, que es la que se define el movimiento islamista.
Su baza, como siempre, es la intransigencia ante lo que presentan como cambios
antinaturales y destructivos. Esta estrategia, por cierto, se aplica también
desde el gobierno cuando se trata de evitar las críticas.
Las
diferencias entre ambos casos es la que marcan el "nacionalismo" y el
"islamismo", que mantienen sus divergencias desde hace tiempo. La
revolución nasserista fue de corte nacional y socialista. Pronto chocó con los
Hermanos Musulmanes que le plantearon la exigencia (está el testimonio de las
carcajadas de Nasser contándolo ante el público) de que se exigiera que todas las
mujeres fueran con velo. Los intereses de cada uno se mueven en planos
distintos, pero ambos necesitan del poder. El uno es del ejército y el otro el
de la presión social por todos los rincones con el Corán en la mano.
El
miedo es el arma que ambos utilizan. Por un lado el miedo social al terrorismo
y su violencia, usado por el gobierno como forma de afianzamiento, y el miedo a
la destrucción del islam, que es lo que usan los islamistas de todos los
colores como telón de fondo, el temor de Dios.
El día antes de la marcha, ayer mismo, el gobierno egipcio
aprobó una ley antiterrorista en la que se define es quién es terrorista y cómo
serán disueltos los grupos que así sean definidos. Así nos lo cuenta Ahram
Online en información de ayer:
A new anti-terrorism bill was approved by the
Egyptian cabinet on Wednesday.
The law defines ‘terrorist entities’ and lays
down penalties against any group identified as such by a criminal court.
According to Article 1 of the bill, a terrorist
entity is any group which disrupts public order or threatens the safety,
security or interests of society, or harms or frightens individuals or threatens
their lives, freedoms, rights or security or harms national unity, Al-Ahram
newspaper reported.
According to the bill, a terrorist entity is
also any group which harms the environment and natural resources or
communications or transportation or public and private buildings, money or
property or occupies them or takes control of them, or hinders the work of
public and judicial authorities or places of worship or hospitals or
educational institutions or diplomatic and consular missions or regional and
international organisations in Egypt, or disrupts the constitution and the law
with force or threats or intimidation to realise the group’s goals.
The bill gives executive authorities the right
to dissolve any groups listed as terrorist entities and freeze their assets and
money and arrest their members.**
Prácticamente, estornudar
puede ser considerado un acto terrorista si molesta al que tenga cerca. Un
carterista puede ser considerado igualmente un
terrorista. Es un aviso a los salafistas, que, hasta el momento y
tomando posiciones, han apoyado al gobierno que les ha dejado para mostrar que
no se perseguía a los grupos religiosos en sí, sino que se prohibían los
partidos religiosos, algo bastante complicado de distinguir cuando los
verdaderos centros del poder son los grupos y los partidos meras tapaderas
operativas. El gobierno, por ejemplo, declaró terroristas a los Hermanos
Musulmanes, pero mantuvo su partido político, del que habían desaparecido
prácticamente todo el mundo, como es lógico. Pero el mundo egipcio es
paradójico y estas cosas son frecuentes.
La marcha de hoy, la que estará transcurriendo por las
calles en unos momentos, puede acabar de muchas maneras. Es un pulso al
gobierno y también al desarrollo futuro de Egipto. Lo que ocurra hoy en las
calles puede quedarse en casi nada o ser un nuevo punto de ruptura en el
difícil desarrollo egipcio.
Es evidente que el interés del islamismo no es la
democratización de Egipto, sino su islamización. Este proceso, como estamos
viendo en la Turquía de Erdogan, consiste en asegurarse el poder, los negocios
y reislamizar la sociedad para asegurarse el poder de por vida. El ultraconservadurismo
que encontramos en la etapa de Erdogan como presidente es la manifestación de
que cada vez le importa menos la opinión exterior y que pretende ser cabeza de
un movimiento más amplio, como siempre ha tratado. De ahí su rivalidad con
Egipto, aspirante siempre a coordinar el mundo árabe.
La cuestión tiene sus raíces en la pugna por la construcción
de esa identidad que oscila entre la "nacional", la "árabe"
y la "islámica", que son los tres parámetros definitorios del camino
emprendido. Los islamistas centran, como es lógico, su presión sobre el componente
"islámico", que tiene un carácter internacionalista. Solo así se
puede entender la guerra internacional en Siria, con yihadistas de todo el
mundo; los conflictos establecidos por una identidad "árabe" frente a
una "nacionalidad" (egipcia, siria...) específica de unos países con
diferencias y fronteras relativas.
El despertar del nacionalismo egipcio que vemos hoy es un
intento de dar prioridad a lo propio (aunque no se defina) frente a lo
exterior, occidente y los vecinos peligrosos, que acogen terroristas. El
peligro de este nacionalismo defensivo es que se basa en el miedo y la
conspiración como fuerzas más eficaces para controlar el poder. Egipto, además,
tiene que tener presente esas fuerzas islamistas que desde allí se exportaron
hacia otros países (la misma Hermandad Musulmana), sus bases sociales y sus
conexiones exteriores.
El problema de fondo —el histórico y cultural— queda tapado
por el más urgente del orden público en el que la lucha justifica las acciones
de barrido de los que quedan fuera del juego. No hay solución fácil, ni
provisional ni a largo plazo, que no lleve a un enclaustramiento de la sociedad
egipcia, que se polarizará entre la defensa de la represión unos y el rechazo
de otros.
A los islamistas no les interesa la democracia, que es un
invento peligroso de los infieles, ni a los partidarios de la autoridad les
interesa que se abra el sistema como para encontrarse de nuevo en la misma
situación de conflicto. La única esperanza está en la aparición de fuerzas
moderadas, pero que en estos tiempos revueltos son acallados por los ruidos y
gritos que llegan desde las calles. La situación egipcia es barrer el polvo
debajo de la alfombra, porque será imposible a corto plazo acabar con el
islamismo sin acciones profundas en la educación y la cultura, a la que también
se resistirán, como ocurre en Afganistán o Pakistán, en donde son ametralladas
las escuelas y sus estudiantes y maestros, o los locos criminales de Boko Haram
que hacen lo mismo.
El mundo islámico está pagando la falta de renovación, el
rechazo a ideas que pudieran abrir paso a una modernidad en la que poder convivir aceptando las diferencias en la
sociedad y en el mundo, una tendencia imparable por la globalización, que lleva
a una convivencia, y el avance de la ciencia. Ha tenido sus pensadores, pero
han acabado mal, retenidos en las fronteras, como el libro de semiótica de Abu
Zayd, detenido en la frontera del Líbano. Una concesión inútil del gobierno
egipcio al conservadurismo.
Nasr Hamid Abu Zayd escribió la Crítica del discurso
islámico y fue denunciado y considerado apóstata. Al ser declarado así, se le
aplicó la ley que impide que una mujer musulmana pueda estar casada con alguien
que no lo sea y se les divorció. La
Corte Suprema de Egipto lo ratificó. No fue en la época de Morsi, sino en la de
Mubarak, en los noventa. Hay más casos repartidos por los diferentes países
árabes. Han sido voces que han llamado a la evolución para sacar a sus países
de la tendencia hacia pasado y la intransigencia. Pero han pesado más la
violencia y el integrismo, que tienen su caldo de cultivo en la ignorancia y el
adoctrinamiento por medios sutiles o brutales, según toque.
Lo que ocurra hoy en Egipto puede ser trascendente, pero más
probablemente en sentido negativo que en
positivo. Las demostraciones de fuerza, en cualquier dirección, abrirán caminos
hacia ninguna parte.
En este momento, cuando termino de escribir, 11 de la mañana, Ahram Online habla ya de dos policias muertos en las calles de El Cairo.
*
"Calls for 28 November protest ‘humiliation of Quran’: Mufti" Daily
News Egypt 27/11/2014 http://www.dailynewsegypt.com/2014/11/26/calls-28-november-protest-humiliation-quran-mufti/
**
"Egypt cabinet approves new 'terrorist entities' law" Ahram Online
27/11/2014
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/116565/Egypt/Politics-/Egypt-cabinet-approves-new-terrorist-entities-law.aspx
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