Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El caso Strauss-Kahn da bandazos cada día. Lo que parecía anunciar una salida inminente, se está torciendo poco a poco. Los temores del fiscal Vance a no tener entre sus manos a una víctima creíble sobre la que construir sus argumentaciones no significa que el ex director del FMI no sea culpable de nada. Significa que no es sencillo probar las circunstancias que envolvieron los hechos que allí ocurrieron. La mayor o menor credibilidad de los detalles no anula que la mujer haya podido ser objeto de una agresión sexual. Las personas poco creíbles también pueden ser agredidas y tiene todo el derecho a que por encima de sus palabras o su pasado hablen las evidencias. Y estas mostraran lo que sea.
La falta de acuerdo del fiscal con los abogados de la defensa es un grave contratiempo para Strauss-Kahn ya que implica que el haberse cerrado en banda no ha sido suficiente para convencer al fiscal. Como si de un juego se tratara, una vez debilitada la credibilidad de la víctima, la defensa de Strauss-Kahn consiste en mantener una estrategia fija e ir a por todas. Sin embargo, esta estrategia se puede volver contra él. Si ha existido una oferta para que se declare culpable de cargos menores y no la ha aceptado, puede haber cometido un error grave. El caso es algo más que un caso. Lo que está en juego unas hipotéticas posibilidades políticas que tendría en el futuro. Sin embargo, puede que el francés esté apostando por la piel de un oso que ya no existe.
La encuesta de Le Figaro (ampliar) |
Este caso hay que leerlo entre líneas. Los políticos socialistas franceses se alegran con una mano y pasan página con la otra. Saben que está tocado y hundido como candidato. Las encuestas dadas a conocer ayer mismo por Le Figaro* señalan que existe una mayoría destacada de franceses que no le quieren como candidato en las próximas elecciones. El 74% no cree que sea el candidato a las presidenciales de los socialistas. El 65% no cree que deba serlo. Strauss-Kahn no es una buena apuesta para el socialismo francés. Y él lo sabe. Parece que aquí se trata de jugar a un como si, de aparentar que sale indemne de una pesadilla, como si sus posibilidades fueran las mismas que las que tenía antes.
La periodista Tristane Banon |
La denuncia presentada en Francia por la periodista y escritora Tristane Banon** le complica todavía más las cosas. La amenaza de los abogados de cargar contra la denunciante puede volverse contra él y convertir las dos orillas del Atlántico en una doble pesadilla. Tristane Banon tiene a su favor que había realizado la denuncia con anterioridad y que había tenido la prevención de dar todos los detalles sin que saliera el nombre del autor, que había sido revelado en privado a algunas personas. Eso hace que, en principio, no pueda ser acusada de buscar protagonismo. En cuanto que se planteó el caso newyorkino, la periodista saltó al escenario. Solo cuando ha presentado la denuncia es cuando los abogados la han amenazado.
La credibilidad de la camarera, el hecho de que diera información falsa para justificar su estancia en los Estados Unidos, la convierte en una inmigrante más que falsea los datos para conseguir quedarse allí. Los intentos de convertirla en una prostituta parece que no han prosperado y pueden ser parte del juego de hundir su reputación. Las pruebas periciales de las lesiones y los restos orgánicos, salvo cambios raros de última hora, no admiten mucha discusión. Por eso el fiscal Vance no se atreve a retirar los cargos. Es algo más de palabra contra palabra. Vance sabe que se juega su carrera política si es acusado de inclinar la cabeza judicial americana ante un poderoso; sabe también que si Strauss-Kahn sale como inocente, tampoco levantará cabeza por haber complicado a la ciudad de Nueva York en este lío. Pero el francés va a por todas pero porque no le queda otro remedio. Los dos jugadores tienen pocas opciones y están a mitad de la partida. Pero, políticamente, las tablas no le valen a Strauss-Kahn. Sabe que todo lo que sea salir del juzgado sin un veredicto de inocente que le exculpe de absolutamente todos los cargos es un fracaso político.
Cuando llegue a Francia, le estará esperando el segundo round del combate, esta vez con Tristane Banon. Aquí pesará el resultado de lo ocurrido antes en Nueva York, sea lo que sea. También la denuncia francesa pesará en Nueva York, por más que se diga que no deba ser así. Si se trata de hundir la credibilidad de la víctima, también se hunde la credibilidad del agresor si le acumulan los casos de agresiones sexuales previas. Esta baza es importante. El pasado pesa para todos.
Si es hallado culpable, aunque sea de cargos menores, su regreso a Francia será por la puerta de atrás. Si es declarado no culpable, puede que llegue por la puerta de delante, pero no creo que haya mucha gente esperándole. Al menos no la que a él le gustaría. Como ha señalado una persona próxima a él y recoge Le Figaro: «DSK ne fera plus jamais de politique. Il est passé de prince charmant à pervers. Il ne pourra pas faire le chemin inverse aux yeux des Français.»*
El paso de "principe encantador" a "pervertido", como se señala, no es posible. Todo modifica el camino y ya nada es igual.
**"Una periodista francesa anuncia que denunciará a Strauss-Kahn por un intento de violación en 2003" El País 04/07/2011 http://www.elpais.com/articulo/internacional/periodista/francesa/anuncia/denunciara/Strauss-Kahn/intento/violacion/2003/elpepuint/20110704elpepuint_9/Tes
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