sábado, 16 de julio de 2011

Los tiburones de la información

Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El caso The News of the World y las empresas Murdoch se está juzgando por los detalles, pero lo que hay que cuestionarse son los principios, la forma de entender el papel de la información. El sensacionalismo ha existido siempre; la forma fraudulenta de conseguir noticias, la elaboración de falsedades, etc. han existido siempre como han existido el robo, los asesinatos o las mentiras. El problema, una vez más, llega cuando las cosas que se consideran intolerables en un momento pasan a sentarse en nuestras mesas y comen con naturalidad junto a nosotros. Cuando nos queremos dar cuenta, estamos charlando tranquilamente sobre cómo ha ido el día.
El problema aquí no es solo el mal, cuestión permanente, sino su respetabilidad, su cotidianidad, su sentarse a nuestra mesa como si no pasara nada. Con escuchas o sin escuchas, la prensa sensacionalista británica —y no es la única— había sobrepasado hace mucho los listones aceptables. Existe la teoría de que estas cosas las deben decidir exclusivamente los tribunales y probablemente así deba ser desde cierta perspectiva. Sin embargo, desde la poco actual perspectiva de las costumbres, existen muchos otros aspectos que se deben tener en cuenta si no ante un tribunal, sí en esa especial sala de juicios que se llama nuestra conciencia, tanto la individual como la social. Habrá los que opinen que hablar de conciencia social está anticuado, pero yo con esos ya no discuto.

La idea de que se solo se trabaja sobre un límite legal sin que los componentes éticos, deontológicos o morales puedan ser tenidos en cuenta es peligrosa y destructiva. Son ámbitos distintos, con responsabilidades distintas, pero ambos existen y deben tener su propia reflexión. Renunciar a un pensamiento ético porque no puede ser llevado ante un tribunal es un juego de autoengaño nocivo. No se trata de equipararlos, sino de no abandonar ninguno, ni el ético ni el jurídico.
Las prácticas llevada a cabo por los empleados del grupo Murdoch son deleznables y delictivas. Borrar mensajes de un buzón de voz se considerará como «destrucción de pruebas», y esto que es revelador del pensamiento y procedimiento jurídico —la reducción de un hecho a una categoría existente—, pero están otros aspectos, no reducibles a tipos delictivos, que también son importantes. El Derecho es importante; pero no es la única forma de pensar la realidad, de la misma forma que ocurre con la Economía. Entre lo que es lícito o no (lo legal) y lo que produce beneficio o no (lo económico) estamos reduciendo demasiado el mundo y nuestras posibilidades de descripción y reflexión.
El caso de The News of the World va más allá de lo que se pone sobre la mesa. El cierre fulminante de un periódico es una jugada muy importante sobre el tablero que solo se realiza si se ve la partida muy desesperada. Y Murdoch ha sacrificado ya a la reina, Rebekah Brooks, y a alfiles y peones.


El caso adquiere relevancia por dos factores: se ve amplificado por la competencia empresarial de los medios, que aprovechan para reducir al rival al tamaño menor para ganar espacio y lectores, y por las conexiones políticas. El primer factor asegura la atención mediática y su extensión hacia casos colaterales que lo mantengan abierto. El segundo factor, el político, hace que igualmente se mantenga abierto en la medida en que signifique la erosión de la imagen de los gobernantes afectados, en este caso, Cameron y su gobierno.



La información juega un papel esencial en las sociedades democráticas. Degradar la información es degradar también la sociedad que la consume. El argumento de defensa suele ser que es lo que la gente pide. Por eso hay un componente grande de hipocresía en este caso. Se indigna el mismo público que las ha consumido día tras día. Y se indigna alentado por los que temen que la indignación pueda cambiar de objetivo. La rotundidad de James Cameron no es más que una forma de lanzar lastre de lo que le afecta directamente. La elección de su jefe de prensa fue una manera de establecer una continuidad entre su ámbito político y el de las empresas de Murdoch. Puede que desconociera los métodos, pero no ignoraba los resultados que entonces consideró beneficiosos y ahora negativos.
Desde el punto de vista de los profesionales de los medios, la reflexión sigue siendo la misma: el papel de la conciencia personal y profesional. Los medios acaban teniendo procesos de autoselección: los que no están de acuerdo se van a otros medios y pronto solo quedan los que están de acuerdo y rivalizan entre ellos por ir más lejos. Finalmente, esa carrera por obtener los mejores resultados aplicando los peores métodos acaba estallando. La extensión de las investigaciones a Estados Unidos para ver si realizaron las mismas prácticas con afectados por el 11-S no es más que la aplicación de la lógica de las probabilidades: si les funcionó en Reino Unido, ¿por qué no aplicarlo en USA?
Estamos llenando el mundo de tiburones: económicos, políticos, informativos... No debe extrañarnos que de vez en cuando suban restos de cadáveres a la superficie de nuestras piscinas climatizadas.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.