miércoles, 4 de enero de 2012

La cera que arde o qué hacer con los yernos desbocados

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Mientras que las altas esferas de la nación están profundamente preocupadas por las implicaciones que la imputación del Duque de Palma por sus turbios eventos en el Instituto Nóos tiene para las instituciones y su imagen pública, en los otros lugares el drama se vive de otra manera.
¿Qué hacemos con la colección de yernos defenestrados? Este es el problema planteado en el Museo de Cera de Madrid en el que la sala destinada a la familia real está sujeta a las mismas crisis de la real familia real. Me imagino la desesperación del personal del museo que ven menguada la representación.
Nada más lejos de nuestra intención que gastar bromas respecto a asunto tan serio, pero la imagen —que descubrimos ahora— del traslado en carretilla del señor Marichalar tras la separación de la infanta es tentadora. La Voz de Galicia lo describió así en su momento, en 2010:

Durante varios años el Marichalar de cera se mantuvo junto a la Familia Real, sin embargo, cuando los Duques anunciaron su separación, la escultura fue colocada detrás de un burdalero [sic] en el Salón del Ruedo observando una corrida de toros, donde permaneció hasta esta mañana, cuando fue retirado por el personal del museo.*

En el museo, según parece, no se andan con bromas ni con presunciones o ejemplaridades, temerosos —supongo— de las reacciones de los visitantes, el museo, una vez separado de la familia real, aunque sea temporalmente, te manda a la sala de los toros, que no sabemos si es porque allí había sitio, que es costumbre, o es porque el real Marichalar hubiera manifestado alguna preferencia, gusto o afición taurinos en algún momento de su vida. Sea por lo que sea, tras un burladero y a la espera. La foto que nos muestra su salida del Salón del Ruedo, camino del trastero, es de una crueldad intolerable, que dirían los Coen. Y más porque a la figura no se le ha plegado el brazo y va estirado cargado como un fardo, sonriente, sobre una carretilla.
Tiene algo de fallera la imagen, algo de Berlanga, algo de valleinclanesca, en fin, algo de espectáculo digno del Bombero Torero, que no sé si sigue funcionando por algún ruedo cutre de esta España nuestra. La salida del señor Marichalar, como la de cualquiera que no haya ingresado en el Museo por la puerta de la cámara de los horrores, debería ir acompañada de un poco más de respeto porque choca tanto ver al real en el cuché y al de cera tan maltratado.

Muy distinto es el problema que se les ha planteado en el Museo con la figura de Iñaki Urdangarín, Duque de Palma, y pendiente de inminente imputación, cuyos devaneos como emprendedor, salen cada día a la luz. Con un reglamento digno del BOE, una vez considerado poco ejemplar, separarle de la agenda real, tenerle haciendo las Américas, para, por si no fuera ya bastante castigo todo esto, sacarlo de la salita del museo. Pero esta vez no han sido a los toros, detrás de un burladero, a donde se ha mandado a la nobleza consorte. La Voz de Galicia, nuevamente, nos da así la noticia:

La figura del Duque de Palma entró a formar parte del museo en calidad de esposo de la Infanta Cristina y no por su condición de exjugador de balonmano, motivo por el que el museo ha decidido su traslado junto a la sección de deportes pero no vestido con atuendo de deportista.
La estatua de Urdangarín permanecerá en este lugar hasta que cambien las «actuales circunstancias», han indicado las mismas fuentes.

Da la impresión así que Urdangarín ha ido de visita a saludar a sus compañeros en los vestuarios, que pasaba por allí y entró a darles ánimos, como tantas otras veces. Cualquier cosa menos los toros, claro. Ese sí que es un destino cruel. No sé si existen actas de la toma de decisiones de este tipo por parte del museo, pero sería estupendo poder leer las deliberaciones a las que se han sometido los cambios de sala. No es morbo, simple curiosidad sociológica porque el caso es bastante insólito. Si el Duque de Palma volviera a ser aceptado en el redil, tras quedar limpio de cualquier imputación o sombra de duda, es de imaginar que la dirección del Museo lo devolviera a su Sala de Reyes.


La otra opción es hacer una sala de excluidos de la familia real con los que han salido hasta el momento. No sé si dos es suficiente como para tener sala propia, pero se puede intentar. Todo es volver  a sacar al señor Marichalar del sótano, siempre y cuando, al ser su situación irreversible, no haya sido fundido y su cera aprovechada para algún nuevo popular en activo, que en estos tiempos de crisis y recortes todo se aprovecha.
Está este caso dividiendo a la opinión pública entre los que consideran que falla la monarquía y los que consideran que quienes han fallado han sido los burgueses consortes  y que esto les está bien empleado a la realeza cuando cometen el suicidio de introducir la burguesía en casa. Los nobles siempre consideraron que eso de querer ser rico era de una vulgaridad espantosa. Y tenían razón.
¡Pero es tan tentador!

* “Jaime de Marichalar sale del Museo de Cera” La Voz de Galicia 11/02/2010 http://lavoz.es/sociedad/2010/02/10/00031265829991095512870.htm

* “Urdangarín, con «ropa de calle» y junto a los deportistas en el Museo de Cera” La Voz de Galicia 19/12/2011 http://lavoz.es/espana/2011/12/19/00031324293038594927390.htm



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.