lunes, 9 de junio de 2025

El fin del abrazo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


La noticia de EFE sobre la muerte del senegalés Abdou Ngom aparece en diversos medios. Probablemente el nombre les diga muy poco porque el recuerdo de Ngom está vinculado a una foto, la de su abrazo con una voluntaria de la Cruz Roja tras su dramática peripecia para entrar a nado en España, vía Ceuta, tras jugarse la vida.

La foto recogía la emoción de ambos y cómo ese momento pasaba a representar muchas cosas a la vez. El poder de la fotografía es grande cuando muestra y nos dice algo más, cuando es capaz de presentar y representar, pasar de lo denotado a lo connotado, que nos diría un semiólogo.

El abrazo es un gesto en sí, pero el contexto es el que le da su valor doblemente simbólico y como tal fue entendido por los que vieron la fotografía que, como se dice ahora, se hizo viral. Mostraba la emoción de la supervivencia y la superación de las distancias en ese momento extremo en el que te enfrentas a la muerte.

Pero la foto también nos ha mostrado otras lecturas al situarse en el centro de una situación de doble cara. La voluntaria de Cruz Roja, Luna, también se vio afectada por su gesto solidario.

En RTVE.es se nos dice que

Abdou llevaba varios años malviviendo en Marruecos hasta que logró entrar nadando en Ceuta al igual que lo hicieron más de 10.000 personas durante las jornadas del 17 y 18 de mayo de 2021 por el espigón fronterizo del Tarajal que separa la ciudad de Marruecos. Después de bracear durante 20 minutos, consiguió poner un pie en tierra exhausto y se lanzó a los brazos de una voluntaria de Cruz Roja llamada Luna.

La imagen de ese abrazo, cargada de simbolismo, fue captada por un fotógrafo de la Agencia Efe, y acabó en las portadas de los principales medios. Esas fotos dieron la vuelta al mundo e incluso la voluntaria de la Cruz Roja tuvo que eliminar sus cuentas en las redes sociales ante la multitud de críticas e insultos que recibió por este gesto humanitario.* 

Si el gesto del abrazo nos dice mucho, también lo hace el hecho de que la voluntaria tuviera que cerrar sus cuentas. Muestra un modus operandi intimidatorio hacia cualquier persona que pueda mover algún tipo de simpatía hacia la inmigración. La vida virtual es un espacio amparado por el anonimato que fomenta la existencia de la amenaza y el insulto. Eso lo han entendido muy bien los grupos ultra que se adueñan de estos espacios de baja protección y mucha exposición.

Sabedores de la viralidad, en este caso de la foto, y de la empatía ante el sufrimiento ajeno, la tarea se centra en desprestigiar a los que aparecen en las fotos y en ahuyentar a los que se acerquen haciéndolos víctimas de sus ataques.


No sabemos todavía, nos dicen, qué ha causado la muerte de Abdou Ngom. Nos cuentan que un amigo se lo llevó hace unos meses a Málaga, que trabajaba en lo que le salía como albañil, que no quería que su hija —que se había quedado en Casablanca— viviera con sus mismas penurias; quería que tuviera lo que él no había podido tener. Son los sueños de cada padre, aunque no todos corren peligro de morir en una travesía a nado. Abdou Ngom se jugó la vida por lo que le importaba, su familia.

Hoy, tras su muerte, la foto vuelve a las portadas de la prensa y a nuestras conciencias. Abdou ha muerto, pero la foto no. Ya no queda ligada a un momento, sino que salta del contexto y pasa a tener una representación universal de la desesperación de unos y el abrazo que representa la empatía con el que sufre.

En nuestro mundo trivial de celebraciones épicas, de turismo y chiringuitos, de muertes en un estadio por colarse, las muertes por desesperación, como las siete personas —cuatro mujeres y tres niñas— en el cayuco hace unos días, cuando los brazos de los voluntarios no fueron lo suficientemente rápidos para agarrar a la vida, la foto de la solidaridad adquiere nuevo valor, aunque sea por la muerte por explicar de Abdou.

Hace falta más y mejor atención al mundo real, por duro que pueda ser. Es lo que nos define. Los que criticaron a Luna por ser el receptáculo de la emoción por haber sobrevivido siguen ahí, celebrando muertes y deportaciones, negándose a la empatía. Lo estamos viendo en las calles de Lo Ángeles ahora mismo, con la criminalización de inmigrante al que se considera un "criminal", un "terrorista". Lo estamos viendo en el nuevo negocio de las cárceles exteriores de alquiler, en las deportaciones masivas.

La muerte de Abdou nos lleva a otra tragedia, la de una madre y una hija en Casablanca. Los amigos están recaudando fondos para repatriar su cadáver. Es el fin de su sueño español. 

Con su muerte, se acaba la realidad del abrazo, pero esperemos que la foto mantenga su espíritu solidario, su mensaje hacia un futuro complicado para la migración,

* "Muere el senegalés cuyo abrazo con una voluntaria de la Cruz Roja se convirtió en símbolo de la crisis migratoria en Ceuta" RTVE.es / EFE 7/06/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250607/muere-abdou-senegales-abrazo-luna-simbolos-crisis-migratoria/16615352.shtml

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