martes, 24 de junio de 2025

12 días mal contados

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

Trump ha hecho un canto no tanto a la "paz" sino al fin de una "guerra", a la que solo ha llamado por su nombre para anunciar la "paz": la "Guerra de los 12 días". Todo esto es paradójico, como hemos venido señalando estos días. Lo es especialmente porque el objetivo anunciado por Netanyahu es el fin del régimen iraní, al que considera una "amenaza existencial", que en términos de Israel significa la "extinción del régimen". Tendríamos que preguntarnos también qué significa para Netanyahu "extinción", claro.

La pregunta no es retórica a la vista de la limpieza étnica emprendida para acabar con otra "amenaza existencial", la del pueblo palestino, especialmente de mujeres y niños, principales víctimas de sus bombardeos.

Netanyahu, tras arrastrar a Estados Unidos, le ha dejado el emotivo detalle de decidir cómo llamar a este extraño episodio que ha servido para promocionar un tipo de bombardero y experimentar con un tipo de bombas, estas que estallan bajo tierra en su búsqueda de objetivos. De esta forma Trump presume de tecnología, de eficacia y de llevar la paz al mundo.

Pero a nadie se le oculta, que más allá del auto bombo de Donald Trump, el problema sigue estando en la idea de Israel de hacer desaparecer del mapa todo aquello que cuestione su existencia y medidas. Israel ha rechazado sistemáticamente la solución de los "dos estados" porque sería la consolidación de sus enemigos. Prefiere destruirlos  antes que reconocerlos.

No ha habido una presión más allá de las bonitas palabras, ni por parte de Occidente o de los propios vecinos árabes, claramente alineados junto a Estados Unidos para ser amparados frente a la agresividad de Irán, desplegada como amenaza con su apoyo a los grupos rebeldes.

En el fondo muchos intereses, pero también una guerra que apenas se invoca, la disputa por la "verdad" entre chiíes y suníes, con centros en Irán y en Arabia Saudí, subyacente en el mundo islámico, plagado de celos por el control de la "palabra" en las diversas teocracias. Incapaces de entender esta disputa, es una guerra sobre la "interpretación" de la "palabra" islámica que supone a la vez una interpretación del mundo desde ella. Lo que en sitio se controla desde la Universidad de Al-Azhar, desde otro se hace desde el régimen teocrático de los ayatolás. La creciente "sionización" de Israel hace el conjunto explosivo y le pone las cosas difíciles para hallar cualquier solución que no sea desde el radicalismo, para lo que necesita cada vez más el apoyo norteamericano.

Oriente Medio se ha convertido en un espacio en el que la estrategia consiste en elevar el nivel de amenaza para ser respaldado, como bien ha demostrado Netanyahu al arrastrar al los Estados Unidos con un Trump deseoso de notoriedad y demostrar que apuesta por la paz aunque para demostrarlo tenga que montar una guerra, la de los "12 días",

Hoy las apuestas internacionales se hacen sobre cuánto va a durar la "paz" o, lo que es casi lo mismo, si habrá que cambiarle el número al nombre dado por Trump.  Si Israel sigue adelante con sus bombardeos, a Irán no le quedará más remedio que seguir y a Trump continuar con lo empezado.

Trump ha pedido, por favor, que respeten la tregua. No hay mucho margen. Lo cierto es que con sus actos y estrategias, con sus decisiones y declaraciones. Trump ha cambiado las relaciones en el mundo de aliados surgido tras la II Guerra Mundial. El recelo pasa a ser el centro. Veremos cómo va la reunión de la OTAN hoy.

Echo un vistazo a los titulares de la prensa antes de subir el texto y todos hablan de acusaciones de rupturas del alto el fuego. Trump se va a enfadar.



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