miércoles, 11 de junio de 2025

Terror educativo

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)

El terrible tiroteo producido en un instituto de la ciudad austriaca de Graz vuelve a traer a nuestras páginas y pantallas la cuestión de este tipo de actos cometidos por ex alumnos en los centros escolares. Entremezclados con otros actos de violencia, como atentados radicales, actos de guerra, etc. estos actos en centros educativos no son suficientemente explorados en origen y causas, solo se suele atender a sus efectos, los diez muertos en Graz, pero no se suele ir más allá.

Estos actos violentos en centros del sistema educativo suelen tener dos caras, los asesinatos y los suicidios —en el caso de Graz, con ambos resultados—, seguidos por otros tipos de violencia (acoso, violaciones grupales, etc.). Como casi todo lo relacionado con infancia y juventud, queda tapado por un cierto velo social que no quiere deshacerse de las idealizaciones y prefiere ignorar los motivos reales que pueda haber tras estos actos. Sin embargo, deberíamos empezar a mirar críticamente nuestros sistemas educativos y lo que ocurre en ellos.

En RTVE.es nos cuentan que

La policía apunta que el atacante actuó solo, pero el motivo todavía se desconoce. Según el diario Kronen Zeitung, el supuesto agresor era un estudiante del centro que había sido víctima de acoso escolar. A su vez, el periódico Salzburger Nachrichten ha afirmado que se trata de un exalumno de 22 años. Ese medio ha señalado que acudió a dos aulas, una de ellas en la que estaban sus antiguos compañeros, con una pistola y una escopeta que poseía legalmente.*

La forma estandarizada de ofrecernos la información, distinguiendo entre acción "solitaria" o en "banda", ya nos dice mucho sobre la forma social de enfrentarse a los hechos. Inmediatamente se nos dice que sufrió "acoso escolar" y después que una de las aulas en las que realizó la matanza era la de sus "antiguos compañeros". ¿Hace falta mucha más "explicación"? ¿Se "desconoce el motivo"? El detalle final sobre la "legalidad" de las armas completa el absurdo como tapadera desviando las cuestiones a las meramente accesorias. Se dice que sufrió acoso, pero se dice desconocer los motivos, que usó armas, pero que eran legales.

De esta forma estandarizada se encubre la gravedad del acoso, la inoperancia de los centros ante él y el nulo seguimiento de sus consecuencias. Es el precio de negar lo que ocurre en miles y miles de lugares educativos donde los grupos pueden destruir a las personas mediante todo tipo de violencia, como las señaladas anteriormente.

En la mayoría de los casos se relaciona con la salud mental de los atacantes, pero apenas se indaga en las causas, en el origen de porqué se ha generado un odio de tal calibre en esas personas llevándoles al radicalismo violento de asesinato o del suicidio o de ambos.

En muchas universidades se empiezan a realizar protocolos para prevenir los casos de suicidio entre el alumnado, que suele rondar las edades del ex estudiante no graduado de Graz. Se hace muchas veces para tener la conciencia más o menos limpia ante los posibles casos. Sin embargo, no suelen pasar de ahí, de un documento, eludiendo, como en los demás casos, la investigación de que ha fallado en la totalidad del sistema para que se produzcan estos casos sin detección.

Hay que ser consciente de lo que el propio sistema en su conjunto puede provocar para generar estas respuestas. Lo individual es importante, pero no se puede reducir o ignorar porqué se producen estas reacciones ante lo experimentado dentro del sistema educativo.

Recordemos en España el acoso contra las gemelas que se suicidaron (2023) como uno de los recientes en los que el acoso tenía su papel, Hay otros. Unos acaban en suicidio, pero allí donde hay armas fáciles de acceder, los riesgos de ataques en los centros contra compañeros aumentan. Austria, nos dicen, tiene una gran cantidad de armas en manos de la ciudadanía. La tentación está ahí.

El aumento de la violencia social de múltiples manera, especialmente del acoso tanto en la realidad como en la realidad virtual, lo tenemos cada día en nuestros medios. Pero no se trata solo de dar cuenta de los hechos, sino de indagar en las causas, algo que parece no interesar más allá de lo judicial, asumiéndose el "acoso" como "normalidad". Se nos ha contagiado la visión norteamericana del sistema educativo como una jungla en la que hay que sobrevivir, la que se nos ha transmitido durante décadas a través del cine y la TV. La hemos ido asumiendo e imitando en sus respuestas. Hasta no hace mucho tiempo, este tipo de actos se daban mayoritariamente en los Estados Unidos por las dos condiciones, el acoso y la disponibilidad de armas.

Hoy los tenemos en nuestras calles e instituciones educativas, donde las noticias de navajazos son constantes, síntoma de una juventud armada que percibe la agresividad y violencia del mundo que le rodea, cada día más polarizado.

El descenso de las edades de los inmersos en este tipo de incidente violentos que se desarrollan en las aulas o fuera de ellas es una señal que es continuamente ignorada. Los centros se quejan de no tener psicólogos, los psicólogos de ser pocos y así hasta el siguiente caso,

Pero hay muchas cosas que se pueden hacer dentro de los centros, que está claro que son algo más que espacios en los que se va a aprender. En los centro se aprende, pero sobre todo se vive y se aprende a vivir. Que esa percepción sea la de vivir con miedo, rodeados de agresores y acosadores a los que nadie controla, es algo que hay que tener en cuenta y tratar de remediar. Nuestros ideales educativos son bonitos; nuestra realidad educativa, no tanto.

Quizá estamos fallando en lo que enseñamos, directa e indirectamente, y habría que poner el acento en otras muchas cosas, las que rigen la convivencia. Los centros no están aislados y no todo se aprende allí, Lo que escuchamos, lo que vemos cada día, también es formativo, pero en un sentido negativo. Quizá nos rodean demasiadas malas escuelas.

Todo lo dicho, evidentemente, no tiene ningún sentido exculpatorio, pero sí una crítica a un sistema que ve crecer ante sus ojos demasiados males sin apenas hacer nada. Todo acaba con estas tragedias.

Que algunos estudiantes salgan de sus centros educativos con el deseo de matar o de suicidarse es algo sobre lo que tendríamos que actuar con más eficacia porque no son casos azarosos, tienen sus motivaciones. 


* "Un joven mata a nueve compañeros y un profesor en un colegio en la ciudad austríaca de Graz y se suicida" RTVE.es 10/06/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250610/muerto-ataque-escuela-austriaca/16618185.shtml

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