domingo, 22 de junio de 2025

El bombardeo que no era una guerra

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Ya está. El hombre que dijo que acabaría con todas las guerras en media hora ha vuelto a montar otra. El que dijo que daba dos semanas para negociar ha atacado pocas horas después. Los Estados Unidos de Trump tienen un problema con el diccionario, con el reloj y con el calendario, como antes lo tenían con los mapas o con las fronteras y quienes las cruzan.

Los titulares de la prensa norteamericana tienden a ser escuetos y centrarse en el "golpe" dado, como el actual de la CNN ("US Strikes Iran") o el de The New York Times ("U.S. enters War against Iran"), que habla de "guerra". Los titulares europeos tienden a centrarse en las posibles consecuencias de lo que el ataque supone para el resto del mundo.

Para ser alguien que se considera a sí mismo como el "rey de la negociación", el "artista del trato", hay que reconocerle capacidad de distanciarse de sí mismo; las palabras van por un lado y los hechos por otro.

Los apoyos al Israel de Netanyahu se están pagando caros. La admisión de la teoría del "peligro existencial" abre una serie de puertas hacia el futuro que se vislumbran en el refrán español "muerto el perro, se acabó la rabia", que tiene tanto de obvio como de brutal. Este principio puede ser siempre invocado, pero solo lo hará por el que se siente o dice sentirse amenazado por ese "otro" descrito y valorado desde su propia perspectiva.

La política de la "guerra fría" con el miedo a la guerra de fondo entre las dos superpotencias ha sido sustituido por una nueva dinámica: no te metas en lo mío y yo no me meto en lo tuyo. Lo que Trump y Netanyahu no es más que una versión de lo que ocurre en Ucrania con Rusia: la invocación del "peligro" próximo para atacar, invadir, exterminar.

La admiración de Trump por Putin es mutua, Ambos saben que con cada intervención consiguen sembrar el miedo. Los ataques a Ucrania han servido para reforzar el papel de USA, hacer una OTAN más servil y la petición de aumento del gasto militar. Por el lado de Israel, los ataques a Irán siembran el miedo en la zona y refuerzan los lazos anti americanos en muchos que temen ser los próximos. Con sus especificidades, USA imita a Rusia a través de Israel, que tiene su "peligro ucraniano" en Gaza y se expande.

En un bien documentado artículo, Anna Bosch señala cómo los deseos de Netanyahu vienen de lejos:

"Netanyahu tiene la convicción mesiánica de bombardear Irán", dijo en 2012 del ex jefe del Estado Mayor israelí Shaul Mofaz y lo recoge el periódico Le Monde. Sin entrar en consideraciones psicológicas, lo evidente es que desde hace más de 30 años Netanyahu alarma sobre la supuesta inminencia de una bomba nuclear iraní ahí donde tiene ocasión de hablar, ya sea en Israel, en la Asamblea General de ONU o en el Congreso de los Estados Unidos. En un alarde más de su dominio del archivo, el programa de humor sobre la actualidad The Daily Show ha hecho una recopilación de seis declaraciones de Netanyahu en ese sentido, en 1995, 1996, 2006, 2012, 2015 y 2018. Netanyahu lleva 30 años diciendo que la bomba atómica iraní es cuestión de muy poco tiempo.*

Y finalmente lo consiguió. Para que el bombardeo se produjera ha sido necesaria la confluencia de dos personajes como Trump y Netanyahu, que la Historia ha tenido a bien hacer coincidir.

La apelación a la Historia siempre se suele hacer a posteriori, considerando un carácter poco menos que inevitable de los hechos. No es así. Pero sí ha tenido que llegar a la Casa Blanca un perfil como el de Trump, aupado por una serie de errores en la política norteamericana, carente de lógica y sobre todo de una visión realmente política más allá de la del poder entendido como dominio, como capacidad de destrucción.

Pero Trump es a quien han votado masivamente los norteamericanos. Ahora, arrastrados a una guerra con incalculables efectos en la seguridad, en la economía, en las relaciones internacionales; con la destrucción de su propia imagen de líder, de democracia, de mantenedores de la paz, etc., ¿creen realmente que han hecho a "América grande de nuevo"? ¿Lo creen realmente?

Trump ensalza como grandes victorias los ataques (ha hablado de "éxito espectacular" de los bombardeos), mientras que desprecia los aspectos y números negativos de su mandato (algo "circunstancial", nos dice, algo que se resolverá pronto). Manda al ejército y a la Guardia Nacional a reprimir las protestas en Los Ángeles en nombre es ese "peligro" que todo lo justifica y que es él quien define y valora. Intenta prohibir a los estudiantes extranjeros en las universidades en las que se han manifestando contra el genocidio palestino, en una nueva muestra de quién decide qué es peligroso. Llama anti americanos a todos los que osan llevarle la contraria. Dentro y fuera, Trump no es un negociador; es simplemente un visionario autoritario, demagógico, ignorante de lo que debe ser la política más allá de la fuerza bruta. Como a Netanyahu, le basta con etiquetar como "peligroso" para pasar a la destrucción.

Y ahora bombardea Irán, lo que se presenta como un éxito que va en contra de lo que había prometido, la paz. Pero ya sea por una patología o por una estrategia de una enorme hipocresía y cinismo, Trump ha convertido la política y el mundo en una peligrosa ruleta rusa.

La credibilidad es esencial para una superpotencia. Nos hemos acostumbrado a considerar los mercados bursátiles como un indicador, pero también es una forma distorsionada de ver la realidad. Hoy se preguntaban nuestros rutinarios medios cómo abrirán mañana las bolsas. No es un buen camino, pues la paz debería ser un valor por encima de los mercados. De otra forma —ya se ha hecho alguna insinuación— puede usarse la política para jugar en los mercados si estás avisado. Los soplos hacen millonarios.

Los ataques norteamericanos a las centrales y plantas de Irán no garantizan ninguna paz, pero sí un incremento de la guerra. Las esperanzas de un movimiento interno contra el régimen iraní son especulaciones que pueden causar una limpia de opositores acusados de traidores, de la misma forma que ya han empezado a ajusticiar presos condenados por espionaje en favor de Israel.

En Estados Unidos comienza a debatirse si los bombardeos son "ilegales" al no haber sido declarada la guerra, para lo que se necesita autorización expresa. Trump juega con las palabras: no es una "guerra" es una "acción" preventiva.

Los medios españoles empiezan a contagiarse de las sutilezas semánticas de Trump y algunos evitan hablar de "guerra". ¿Bombardear a otro país no es "entrar en guerra"? ¿Es un "deporte", un "entretenimiento"? ¿Es una forma de forzarle a pedir la "paz" en una "guerra no declarada"? Los congresistas y senadores norteamericanos, jueces, medios, etc. lo debatirán en estos días. Los iraníes lo tendrán más claro cuando entierren a sus muertos.

Por encima de los actos de guerra está una visión de lo que ocurra después. Si Netanyahu lleva más de treinta años diciendo que Irán tendrá en pocas semanas una bomba nuclear y justificando los bombardeos como "necesarios", como "existenciales", se confirma que hay un mantenimiento de esa idea destructiva, pero hasta ahora, Netanyahu no ha mostrado su siguiente idea una vez conseguido hacer realidad la primera, la del bombardeo.

Estados Unidos e Israel arrastran al mundo. La carta de Pedro Sánchez diciendo que España no contribuirá a ese cinco por ciento de gasto militar para la OTAN, queda en un chiste desde un país que no sabe muy bien por dónde queda. ¿Exigirá Trump a los miembros de la OTAN participar en esta locura? Se suponía que la OTAN era para defenderse, pero con los Estados Unidos de Trump al ataque, ¿qué papel tiene la OTAN, qué papel tenemos nosotros? ¿Aliados? ¿Cómplices? 


* Anna Bosch "Cómo Donald Trump pasó de negociar a plantearse bombardear Irán" RTVE.es 21/06/2025 https://www.rtve.es/noticias/20250621/como-donald-trump-paso-negociar-plantearse-bombardear-iran/16631560.shtml

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