Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La vida
política española se mueve en la misma monotonía con la que termino el 2024,
año del aburrimiento. Nuestra "alfombra roja" es ahora la entrada de
los juzgados, espacio por el que desfilan nuestras estrellas. Si les sumaran
horas en pantalla, nuestros políticos batirían a esas otras estrellas de la
vacuidad que se nos imponen a lo largo del día desde esas mismas pantallas.
La
eternización de lo judicial, su conversión en arma de fuego diaria, hacen que
los españoles tengamos que alternar entre los problemas de la calle — precio de
la vivienda y subida de los alquileres, precariedad laboral, bajos sueldos y un
negro y largo etcétera— y la costumbre familiar de tener dinero en casa, por usar el término, ya popular, como eufemismo.
Una vez
pasados los dos tercios la euforia navideña (queda la más consumista y
especializada de Reyes), después de haber pasado por "uvas" y
"preuvas" y un sinfín de nuevas tradiciones, por muchos
buenos deseos que manifestemos sobre la "vida nueva" que nos
merecemos, el número de sinvergüenzas sigue estable, casi lo único estable en
el país.
Hoy
manifestaban los contertulios de una cadena su "sorpresa" porque un
conductor, el señor al que mandaban a la farmacia y a por tabaco, etc. fuera
nombrado "asesor de RENFE". Mi sorpresa, en cambio, es cuánto han
tardado en darse cuenta de esto, es decir, hasta qué punto este tipo de
acciones forman parte de la España "normalizada", de aquello que se
ve como "natural" y no merece la denuncia de nadie.
Un ex
secretario regional del PSOE decía ayer en otra cadena que el partido ahora no
es lo que era, que ahora era una "empresa". Él lo decía en un sentido
negativo, no contra las empresas sino contra la transformación del partido y
auguraba que perdido el poder Sánchez viviría en completa soledad. Una
periodista le contestó que al menos las empresas eran "democráticas",
una ingenuidad que contradice lo que vemos y experimentamos cada día.
En
RTVE.es titulan "Cuatro de cada diez jóvenes menores de 25 años tienen
pensado opositar: "Prefiero la seguridad de tener un trabajo antes que un
buen sueldo""*, lo que nos dice mucho sobre cómo se percibe el
presente y el futuro del país. Aquellos sueños
de emprendimiento se han ido muchos de ellos por el desagüe. La
explotación, la arbitrariedad y el bajo sueldo se han impuesto finalmente por
lo que se busca una idealizada "estabilidad".
Pero la
única "estabilidad" es la que da estar en el poder. Es
"estabilidad" y "buen sueldo", de esos de los que una parte sabe
Hacienda y otra parte se queda en casa para mantener las viejas costumbres
familiares. Y como el "poder" es cambiante, más vale manejar cifras
que nos auguren un buen futuro, un largo futuro hasta que regresen los
nuestros. La hucha debe durar hasta la siguiente etapa.
Son muchas las perversiones que acumulan y que
ahora vemos en las entradas y salidas de los juzgados. No tiene ningún mérito,
solo sumar dos más dos y no querer cerrar los ojos a este proceso que cambió
radicalmente el interior de los partidos y, sobre todo, cambió el tipo de
personas que se sentían atraídas hacia la política. Hoy suenan ridículos términos
como "bien común", "servicio", etc. que se han escuchado
durante mucho tiempo vinculados a la política o a la administración.
La realidad es la de esos "cuatro de cada diez jóvenes" que perciben la administración, ser funcionarios, como una especie de refugio del que nadie les puede echar. ¡Triste!
Una de las consecuencias de este proceso es precisamente la destrucción de la idea de funcionario, ahora llena de tópicos y vacía de principios. No esperen mucho de que los que llegan a la administración solo porque les da estabilidad. No creo que se comprometan mucho con el buen funcionamiento de la administración pública.
Un
buen funcionario, por ejemplo, no solo es el que lo hace bien, sino también el que se
enfrenta a los que lo hacen mal, es decir, a esas personas que ocupan los
cargos para vaciar las arcas del estado, el dinero de todos los españoles. Hacían
bien en preguntarse por qué algunos pasan de chóferes a asesores de RENFE y no
le extraña a nadie o no lo dicen.
Es la connivencia a tres —empresas, partidos y ministerios— lo que da en triángulo perfecto de la corrupción. Haya que limpiar la basura acumulada en las tres instancias para poder vivir mejor en este país en el que se nos da como buena noticia que hay más de 2.500.000 parados.
*
"Cuatro de cada diez jóvenes menores de 25 años tienen pensado opositar:
"Prefiero la seguridad de tener un trabajo antes que un buen
sueldo"" El Mundo 1/01/2025
https://www.elmundo.es/espana/2025/01/01/67759785fdddff6b988b457c.html
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