Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cada
vez que surge un escándalo por la actuación de las personas que hemos
contribuido en llevar hasta el poder deberíamos preguntarnos sobre cómo los
hemos llevado allí, cuales son los fallos del sistema y los nuestros para
hacerse con el poder.
Dado el
número creciente de casos y de su relevancia deberíamos tomarnos en serio los
fallos que cometemos. Que los dictadores gobiernen mal va incluido en su forma
de llegar al poder. Solo les queda el arma de la propaganda, pero en muchos
casos no podrán decir que han podido hacer lo que han hecho con nuestro voto o
apoyo. El problema se plantea en los que son elegidos democráticamente, los que
han conseguido convencernos de ser la mejor opción para el país por su
sinceridad, honestidad, etc. Es ahí que surgen las dudas, unas dudas que están
ahí desde los orígenes mismos del pensamiento político: ¿qué ocurre cuando nos
equivocamos, cuando elegimos a personas que nos engañan, que no actúan como
esperamos?
Desgraciadamente, esto es cada vez más frecuente, pervirtiendo el fundamento mismo de la democracia y destruyendo la credibilidad del sistema, nuestra confianza en él. Los casos ya no ocurren solo en las dictaduras, sino en países con democracias avanzadas, como ocurre en España o Francia. Es en este último caso, el francés, en el que se centran hoy los medios. Es el caso de Nicolas Sarkozy, también conocido como el "caso libio", En Euronews nos hablan de su vuelta a los tribunales:
Sarkozy, who was France’s president
from 2007 to 2012, retired from public life in 2017.
Former French President Nicolas Sarkozy will stand trial on Monday over
claims that his 2007 presidential campaign was illegally funded by the
government of the late Libyan leader Muammar Gaddafi.
Sarkozy, 69, is facing charges of passive corruption, illegal campaign
financing, concealing embezzlement, and criminal association, which could lead
to up to 10 years in prison. He denies all charges.
The so-called “Libyan case,” the biggest and possibly most shocking of
several scandals involving the former president, is scheduled to run until 10
April, with a verdict expected at a later date.
The case emerged in March 2011 when a Libyan news agency claimed
Gaddafi's government had financed Sarkozy’s 2007 campaign.
In an interview, Gaddafi himself said, “It’s thanks to us that he
reached the presidency. We provided him with the funds that allowed him to
win,” without providing any amount or other details.
Sarkozy, who had welcomed Gaddafi to Paris with great honours in 2007,
became one of the first Western leaders to push for military intervention in
Libya in March 2011, when Arab Spring pro-democracy protests swept the Arab
world.
Gaddafi was killed by opposition fighters in October that same year,
ending his four-decade rule of the North African country.*
¿Qué supone para un país democrático como Francia que su presidente haya sido "pagado" con dinero procedente de una dictadura? Evidentemente, lo que a Gadafi le preocupaba no era la "fortaleza" democrática de Francia sino más bien su "debilidad". De la misma forma evidente, lo que le preocupaba a Sarkozy no era la democracia francesa, a la que comprometía, sino su acceso al poder. Lo que tuviera que hacer posteriormente para devolver el "favor" no le preocupaba tanto.
El escándalo deja tocada la política francesa. La pregunta que no nos hacemos demasiadas veces es cómo han llegado hasta allí los que realizan estas corrupciones graves. ¿Qué les importa "realmente"? Está claro que la democracia francesa no.
Nicolas Sarkozy fue, además, uno de los primeros a los que se le aplicó el término de "pipolización" (de people) dada su presencia en los medios por asuntos más triviales, gracias a su matrimonio con Carla Bruni, formando una pareja de atención permanente. Con Sarkozy y Bruni la política se transformaba en "espectáculo", en portada de revistas, en reportaje trivial.
La democracia es cada vez más sensible a todos estos mecanismos de acceso y promoción en los que las inversiones son necesarias, generando alrededor un gigantesco negocio, el que permite el acceso al poder. Cada vez es menor el peso de las ideas y cada vez mayor el de la "imagen", representando en ese término todo lo que es la fachada exterior, la que incorpora los mecanismos de seducción.
Es este giro de la idea a la seducción lo que está marcando el cambio que lleva cada vez más al poder. La esencia de la democracia, la voluntad popular, se ve como algo manipulable en una dirección determinada, la que lleva al acceso al gobierno, desde el que las posibilidades se amplían.
Cada vez tenemos más ejemplos de corrupción política. La llegada al poder no es vista como un servicio a la propia democracia, sino como la permanencia en unos cargos que permiten apropiarse y repartir para tener una buena perspectiva de futuro. Pero a veces ese futuro se tuerce.
En unos días se verá uno de los juicios contra Donald Trump, poco antes de ser de nuevo investido. El llamado caso "Stormy Daniels" es otro buen ejemplo de esa importancia de la "imagen", pues es eso lo que llevó al soborno e incluirlo como gastos de la campaña electoral.
Es necesario volver a los filtros fuertes para quien aspire al poder. Debería haber mecanismos de control independiente para evitar el espectáculo bochornoso y dañino de presidentes, sus familias y amigos, llegando a los tribunales. Son la prueba de que se equivocan los partidos, que son quienes les proponen, y que nos equivocamos nosotros, seducidos y engañados. Pero los partidos, nos dicen, son ya otra cosa, una maquinaria para conseguir el poder. Lejos les queda la democracia, según parece.
Una democracia fuerte debe ser honesta y ser honesta para ser fuerte.
*
"Former French President Sarkozy faces trial over alleged campaign funding
from Gaddafi" Euronews / AP 06/01/2025
https://www.euronews.com/2025/01/06/former-french-president-sarkozy-faces-trial-over-alleged-campaign-funding-from-gaddafi
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