lunes, 28 de septiembre de 2020

Si eres tan listo...

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


Uno de los secretos mejor guardados del universo ha salido parcialmente a la luz. Me refiero a las declaraciones de impuestos de Donald Trump, reclamadas desde antes de que pisara la Casa Blanca. Sin embargo, algo que parece un simple ejercicio de transparencia, se ha convertido en un misterio cuya resistencia a explicación ya decía algo. Con negarse a mostrarlo, ya se sabía que había algo que ocultar. ¿Por qué, si no, esta resistencia tan enconada? Lo sencillo, de estar todo bien, habría sido permitir verlo. Sin embargo no es lo que ha ocurrido.

Las hipótesis sobre por qué un personaje tan exhibicionista como Donald Trump se negaba a mostrar los números de sus impuestos se distribuían en dos grandes grupos: 1) posibilidad de fraude y que le pillaran al hacer públicas las declaraciones; y 2) que los números no mostraran el éxito empresarial del que ha presumido siempre. Evidentemente, no se excluye una combinación de ambas, es decir, que Trump hubiera engañado en sus declaraciones para hacer ver (a Hacienda) que sus negocios no iban bien pero que eso entrara en conflicto con sus propia imagen pública de ganador.

Pero algo de luz está apareciendo justo en el peor momento para él, la recta final final de la campaña electoral, el punto en el que las maniobras no son fáciles de rectificar.

En La Vanguardia, su corresponsal en Washington, Beatriz Navarro, nos trae el siguiente titular Trump perdió más dinero que ganó durante 10 años, según ‘The New York Times’". En su artículo nos explica: 

El aura de hombre de negocios de éxito y supermillonario que aupó a Donald Trump a la Casa Blanca hace cuatro años se oscureció ayer un poco más con la publicación, por parte de The New York Times, de información hasta ahora secreta y desconocida sobre las finanzas de la Organización Trump.

Su factura fiscal, según el diario, que asegura haber accedido a sus declaraciones de las dos últimas décadas, es mucho menor a la que pagan la inmensa mayoría de familias americanas: 750 dólares en el 2017, su primer año en la Casa Blanca, y otros 750 dólares el año anterior. En 10 de los 15 años anteriores a su elección, el empresario no pagó ni un solo dolar al Servicio de Recaudación de Impuestos federal. La razón, sus negocios –sus hoteles, campos de golf, clubes...– perdieron más dinero del que ganaron.

Desde que Trump es presidente, sus propiedades han albergado un sinfín de actos políticos que han alimentado las acusaciones de conflictos de intereses contra el presidente, que se negó a desprenderse de sus empresas al llegar a la Casa Blanca.* 

La mención del "aura" de Trump está bien usada ya que eso ha sido lo que Trump ha querido presentar desde el inicio como su mejor baza, la del empresario de éxito. Ese ha sido el modelo de presentación y único aval en este niño rico metido al espectáculo, de la televisión a los concursos de mises, convirtiendo finalmente en un circo ridículo la Casa Blanca.

Las líneas de la narrativa de Trump siempre ha sido que Estados Unidos tiene una clase política burocrática mientras que él representa el ideal norteamericano del "self made man", algo que no deja de ser una burla en alguien que es millonario de nacimiento y ha hecho los negocios siguiendo la línea oscura de sus dos antecesores, abuelo y padre, cuyas fortunas vienen de burdeles y especulaciones inmobiliarias. ¡Un digno vástago! Pero todas estas cosas se perdonan si eres rico. Y Trump siempre ha presumido de serlo, de que el dinero es la base del poder, que es hacer lo que te viene en gana, cambiar de mujer y poder despreciar a los demás. Esa es, más o menos, su concepto de para qué sirve ser millonario.


Los reportajes en las propiedades de Trump son un libro abierto. Esas fotografías de sus lujosos áticos llenos de oro y mármol, son un libro abierto sobre el mal gusto, la pretenciosidad y el vacío personal. Hay una célebre canción norteamericana cuyo título decía "si eres tan inteligente, ¿por qué no eres rico?" (If you are so smart, why come you ain't rich?". La canción era del gran Louis Jordan y ha sido usada en muy diferentes contextos. El caso de Trump es a la inversa: "si eres tan rico, ¿por qué no eres inteligente?" Y este parece ser el principal argumento para  empezar la búsqueda de sus declaraciones de impuestos.

En la CNN, con el titular "", se nos dice: 

It was the moment when Donald Trump's "Art of the Deal" fabulism, billionaire tycoon bluster and populist standard-bearing for forgotten Americans was revealed to be what it always looked like: a sham.

A stunning New York Times exposé of the President's tax returns Sunday revealed a pitifully inept businessman and a serial tax avoider crushed by massive debts that could expose him to conflicts of interest given his position as President and power to help undisclosed lenders.

Trump refused to talk about his tax returns and blasted the Times report as "totally fake news" on Sunday. But the article portrays the anti-elite crusader who rails against a corrupt system as actually using its loopholes to avoid paying any federal taxes at all in 10 of 15 years beginning in 2000 by writing off his own staggering losses.** 

Es difícil encontrar una definición más patética de un presidente norteamericano a semanas de las elecciones. Sí, es difícil, pero anunciado. La protección que Trump levantó para proteger su flanco débil ha sido crear la fantasía contraria, por lo que el estrépito del hundimiento es enorme.

Los ataques van ahora hacia la "madre de todas las mentiras", la de su éxito empresarial, la que ha justificado todas sus acciones y ha hecho que muchos confíen en él hasta el extremo de inyectarse lejía. Si era tan rico, tenía que ser muy listo.

La hipótesis de un rico tonto es demasiado subversiva para el gusto por el éxito en un país donde llamarte "loser" es una condena a muerte social. Trump, por el contrario, era el ganador, el hombre de éxito, el verdadero americano al mando de la nave.

Las maniobras de Trump para llevar dinero a sus hoteles y residencias convocando allí reuniones internacionales, o la construcción de un "torre Trump" en Moscú (para muchos, una baza que tiene Putin en la manga), los negocios golfistas en Irlanda y otros lugares del mundo, etc. le explotan ahora junto con las declaraciones de los impuestos. No hay muchas dudas sobre esto. Pero el descubrimiento de sus declaraciones de impuestos muestra un panorama al del escandalosamente rico.

La inmoralidad de sus actos se combina ahora con un nuevo retrato. La portada de The New York Times, donde se publican las investigaciones sobre los números de Trump usa una eficaz fotografía en blanco y negro. El sombrío mensaje expresa esa pérdida de la imagen colorista que Trump ha dado de sí mismo y lo lleva a un mundo oscuro.

Puede que muchos de sus votantes le perdonen que robe si es tan listo. Pero no sabemos qué harán cuando descubran que no es tan rico ni tan listo. Quizá ya no les parezca tan fiable.

 


* Beatriz Navarro "Trump perdió más dinero que ganó durante 10 años, según ‘The New York Times’" La Vanguardia 28/09/2020 https://www.lavanguardia.com/internacional/20200928/483711719119/trump-negocios-impuestos-perdidas-estados-unidos.html

** Stephen Collinson "Tax bombshell reveals Trump's image is a sham" CNN 28/09/2020 https://edition.cnn.com/2020/09/28/politics/donald-trump-taxes-election-2020-joe-biden-debate/index.html


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