Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Con los
geles ha pasado poco más o menos lo mismo: los que valen, los que no valen, los
que irritan, los que suavizan y sirven, cuántas veces, las alergias, etc. No
hablemos de la llamada "distancia social": un metro, metro y medio,
dos... todo lo que se pueda. Con el número de personas: 10, 20 50, 100...
convivientes, no convivientes, en grupos burbujas, conocidos, vecinos.... Luego
que si han estado más de 15 minutos a menos de dos metros... Y así hasta el
infinito
Si
Moisés hubiera bajado de la montaña con las "Tablas del COVID-19"
habría necesitado una maleta con ruedas.
Bueno,
pues a pesar de todo esto, repetido una y otra vez por expertos de todos los
campos, funcionarios de todos los ministerios,
médicos de todos los hospitales, políticos de todas las localidades y
autonomías. Pese a enseñarnos que hay que chocar los codos, hacer reverencias, hacer saludos a
lo budista los besos, etc., menos tocarse, abrazarse, besarse... comienza el
curso y nos muestran abrazos eternos, besos repartidos, cogidas de mano para
pasear y contarse cómo no se te quedó la marca de las mascarilla en la playa y
te hiciste un piercing en el ombligo porque te aburrías.
El
realismo del ministro Illa se está extendiendo. Una vez que faltan medios para
vigilar a tantos en cuarentena, según la teoría, lo mejor es rebajarla. Los
medios comienzan las campañas para decir que con diez días vale.
Inmediatamente, las pantallas se llenan de expertos que nos explican lo que
ocurre en los primeros diez días y por qué la medida es eficaz o no. Esta
negociación a la baja de las cuarentenas ya comenzó con el turismo y la milonga
de los "corredores seguros", cuyos efectos estamos padeciendo en hospitales
y residencias. Si se le dice a los turistas que vengan, que es seguro, ¿qué
hacen los de aquí? ¡Pues lo mismo! Salen a disfrutar de la noche, de la tarde y
del día en ese orden y vuelta a empezar. Se han celebrado las "no
fiestas" por toda España. Los contagios de unas y otras son innumerables,
¿por qué no si muchos no tienen síntomas y se saltan después la cuarentena? ¡A
vivir, que son tres días, y que nos quiten lo bailao!
España
es, además, un país donde el que incumple presume. "¡Pero mira que eres
toooonto! ¿Sabes lo que hago yo?", escuchamos. El incumplidor, el irresponsable
al que llamamos "listo", nos deja admirado con ingenio, desparpajo y
capacidad de deshacerse de las normas para admiración de amigos y conocidos.
Si
aplicamos las normas como nos dicen y cada contagiado ha tenido 20 contactos
directos en el día y cada uno de esos contactos tiene que encerrarse en su casa
con los suyos, etc., etc. no queda nadie en las calles, campos y montes. Y
entonces llega el pragmatismo del ministro Illa y las advertencias del doctor
Simón, con sus famosas advertencias, del tipo "si mi hijo me dice que se
va de botellón, le digo que haga lo que le dé la gana" o "si mi "llámelo
X" no se quiere perder el concierto, el partidos, el cumpleaños, el funeral,
la despedida de soltero, un vale del 2x1 del burger, el estreno de la peli
del K-pop... o cualquier otra cosa.
Los
cambios en los titulares de cada día siembran el desconcierto de los atentos,
refuerzan las ganas de ignorarlos de los indiferentes y causan risa a los
descontrolados. Veamos algunos: "El doctor Pedro Cavadas enfría el
optimismo del Gobierno sobre la vacuna del coronavirus"
(ABC),"Estaremos vacunados de forma masiva a mediados del años que viene
(A. García Sastre, virólogo)" (El País), "«Se necesitarán 8.000
jumbos para trasladar la vacuna»" (ABC), "Vuelta al cole: guía para
tener claras las medidas anti Covid en los colegios" (La Vanguardia), "Los
planes para la vuelta al cole 100% presencial fracasan ante el avance del
coronavirus" (EL País), "Ni
abrazos ni besos ni choque de codos, estas son las fórmulas correctas para
saludarse en tiempos de coronavirus" (ABC), "Por qué no deberías
hacer deporte intenso en tiempos de la Covid" (La Vanguardia)...
Estamos
en una situación parecida a la de los dos anti héroes del conocimiento de
Gustave Flaubert en su novela inacabada, Bouvard
y Pecuchet, aquellos dos burgueses que querían reunir todo el conocimiento
disponible y descubrían que cada libro que leían decía una cosa y muchos otros
la contraria.
Aténgase
a lo seguro y dejen de marear al personal, que ya tiene bastante.
No sé
hasta qué punto el exceso de información nos está deprimiendo, ya sea por las
malas noticias sobre la expansión o por las contradicciones que encontramos o
los cambios debidos a las circunstancias o a las imposibilidades, que diría
Illa. Si el mensaje es sencillo, no lo cambien: distancia, higiene, mascarilla,
ventilación... ¡déjense de lucubraciones sobre bodas, bautizos, entierros,
comuniones, bares, terrazas...! ¡El motivo es lo de menos! ¡Es una estrategia
de los incumplidores para hacer que te líes tú solo! ¿No se han dado cuenta que
con la absurda pregunta sobre si se debe
llevar al niño agarrado con la mano derecha o con la izquierda quieren que
te líes, que si le das el dato en días te lo discuten en horas y si cuentas las
horas, intenta rebajar minutos?
Nos han llevado a discusiones sobre si un prostíbulo es "ocio nocturno" de unos y "jornada laboral" de otros; sobre si podían salir parientes con los niños en vez de los padres, sobre qué tipo de mascotas se podían sacar a pasear...¡todo tipo de ridiculeces con el fin de liarte!
No sé
si será bueno para la economía, pero la reducción de lo que se mantenía estable
y como un mandato claro desde el principio, las cuarentenas, va a ser
contraproducente porque muchos se lo tomarán a chirigota. Se lo están poniendo
fácil a los demagogos y negacionistas, el gran peligro que se filtra por las
grietas. Con cada nuevo cambio se frotan las manos y lanzan el reto: si era tan
esencial, ¿por qué lo cambian ahora?
Al
cumplidor ya no le valen las explicaciones de "lo ha dicho Illa" o "lo
ha dicho el doctor Simón", cuya influencia erosionan comentando su nuevo look con el pelo más corto, que es una
forma de hundirte en el abismo de neón de la trivialidad.
¡Ay,
las sutilezas informativas! Hazlo sencillo, claro. Cambia lo menos posible lo
esencial y ¡sé firme! Si cedes en cuatro días, mañana querrán dos menos y así
sucesivamente. Si pides 15 minutos, pronto será media hora. Prueban tu
inseguridad y consiguen arrinconarte y, lo peor, desmoralizas a los que
cumplen, que se siente idiotas.
Pero no
se deje arrastrar por los cambios, ni amilanar por los irresponsables con
labia. ¡Resista! Recuerde ese maravilloso ejemplo dado en la Casa Blanca por el
periodista al que Trump le decía que se quitara la mascarilla porque no le oía.
"¡Hablaré más fuerte!". Si él pudo decirle "no" al demagogo más poderoso del mundo, ¡qué no podrá hacer usted con su compañero de mus, los vecinos, su jefa o su cuñada! Resista a las tentaciones y a las dudas. ¡Hágalo sencillo!
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