martes, 15 de septiembre de 2020

Más piadosa que ninguna

 Joaquín Mª Aguirre (UCM)


De nuevo salta otra noticia en Egipto que nos revela el clima de regresión de la convivencia por el avance de la intolerancia, que puede adquirir tintes muy sutiles, pero que revela el mismo tono discriminatorio. La ambigüedad del régimen sobre el papel de las cuestiones religiosas, que están indisolublemente unidas a las morales y políticas marcando su interpretación y valor, vuelve a mostrarse a través de las situaciones que provoca o alienta.

El camino elegido por Egipto es complicado. En vez de apostar por la libertad de creencia, es decir, dejar en el ámbito de las personas las decisiones, no quiere reducir el papel controlador de la religión pero pretende evitar que ese control quede en otras manos que las suyas. Quiere controlar el discurso religioso y a través del discurso religioso controlar los movimientos sociales que redirigen la "piedad" religiosa contra el propio estado. Es decir, se trata de una especie de competición por la pureza interpretativa islámica, en modo alguno una forma de libertad religiosa, sino al contrario, un control sobre las personas.

En relación a esto, leemos en Egypt Today —con el titular "Al Azhar's Islamic Research Academy launches ‘Understand Correctly’ campaign"*— la forma en que este pulso del gobierno con las instituciones religiosas se sigue manteniendo desde la llegada al poder del presidente al-Sisi, que se ve a sí mismo como ese punto de equilibrio frente el "extremismo". La petición de la "reforma del discurso religioso" es una constante de al-Sisi, lo que muestra que no se ha hecho mucho caso.

En muchas ocasiones hemos escrito aquí que esa estrategia que busca sustraer el discurso religioso a los islamistas es errónea porque deja fuera precisamente el discurso laico y democrático, que es el único que doctrinalmente puede crear una sociedad de convivencia. Tanto el gobierno como los islamistas tienen un enemigo común, aquel que reclama su libertad para decidir por sí mismo si sigue una religión o no y si se debe ver afectado por sus directrices cuando le son impuestas como "normalidad".

La campaña "Understand Correctly" no es más que otro intento de orientar las miradas hacia las instituciones oficiales frente a las que se desvían hacia los islamistas considerando que son estos los que cumplen mejor el mandato coránico divino.

Leemos en Egypt Today: 

Under slogan “Understand correctly,” Egyptian Al Azhar's Islamic Research Academy has launched a campaign to rectify the misinterpreted concepts that relate with the norms and old culture rituals, according to a statement from the academy on Sunday.

The new initiative comes in light of Al-Azhar’s role in disseminating the public awareness of righteous concepts of Islam teachings, the statement added.

In a high-level conference hosted by Al-Azhar, Egypt’s top Islamic institution, in January 2020, President Abdel Fattah el-Sisi calls on religious institutions to attach great importance to the renewal of religious discourse.

President Sisi, since taking office in 2014, has called for developing religious discourse, especially that of Islam, and addressing religious misconceptions used by some extremist groups to justify their terrorist acts and deceive the youth.

The calls for renewing religious discourse, endorsed by the Ministry of Endowments (Awaqf Ministry), are believed to be part of the state’s war against terrorism.

At the ceremony of Muslim’s Laylat al-Qadr at the headquarters of the Ministry of Endowments in June, Sisi said that people’s behaviors could affect the image of their religion negatively or positively in other nations’ points of views.

“Strong religion could be weakened by its believers’ behaviors,” said Sisi, adding that Muslims should represent Islam in a good way through their practices.*

 


El texto muestra ese conflicto que ocurre cuando el mensaje debe imponerse social y políticamente. Hemos descrito muchas veces estos años el conflicto del gobierno con las autoridades de Al-Azhar que se descuelgan muchas veces con mensajes anacrónicos que hacen tambalearse su idea de "moderación". Tampoco a ellos les interesa ser cuestionados como "autoridad" vendida al poder gubernamental, cosa que hacen los islamistas de diversa etiqueta cada vez que tienen ocasión. Es el interminable discurso por ser los favoritos de Dios, sus siervos más ejemplares, a los ojos de una enorme masa que se ve arrastrada a esa competición por la pureza del mensaje por parte de los bandos en liza. La propia estructura del islam lo favorece y ha sido la constante desde que a la muerte de Mahoma comenzaros las disputas entre los que reclamaban seguir su mensaje —el de Dios— con mayor fidelidad.

En este contexto de intentar ser "controladoramente moderados", es decir, imponer la moderación tanto al extremista religioso como al laico, surgen constantemente mensajes contradictorios y regresivos, como era de esperar.

La prensa egipcia se hace eco del estupor causado por una de las presentadoras de televisión más populares. Esta es la noticia en Egyptian Streets: 

Egypt’s Supreme Council for Media Regulation is reportedly investigating popular Egyptian TV presenter Radwa El Sherbiny amid accusations of hate speech against non-veiled women, according to Al Ahram Online.

The investigation, described as “urgent,” is being conducted by the agency’s complaints committee, which received reports that Sherbiny stated on her show that veiled women are “100,000 times better” than non-hijabis, according to Egypt Independent.

Sherbiny’s comments came in response to a question from a viewer about the pressures hijabi women face. “To every [woman] who is the only veiled one among her group of friends, or [in her] family, or street, or work, never take off the hijab. You are 100,000 times better than me and [other] non-hijabi women,” Sherbiny reportedly said, adding that there is a “devil” inside non-veiled women and that it is more powerful than their faith.

The TV presenter later apologized for her remarks, which came during an episode that aired last week. “I meant to say that hijabi women have done their [religious] duty better than me and [other] non-hijabi women,” she said, adding that she doesn’t believe non-hijabi women to be bad people and that she didn’t intend to offend them.

Sherbiny’s comments drew widespread criticism on social media, most notably from women’s rights advocate and lawyer Nehad Abo El Komsan who accused the TV presenter of instigating violence against non-veiled women in Egypt.

Sherbiny is one of the most successful women in Egyptian television thanks to her popular show, Heya wi Bas (Only Her), which airs on the CBC network, her expansive presence on social media, as well as her empowering messages to Egyptian woman. Over the past few months, the TV presenter garnered high praise from women’s rights groups for publicly calling for the arrest of the Fairmont rapists and using her platform to advocate for victims of sexual violence in Egypt.** 


La sociedad egipcia se mueve por ese deseo competitivo de pureza, competencia por mostrar quién es "mejor" musulmán o musulmana y de lo que no dudan —lo manifiesten o no— es de su superioridad en todos los órdenes respecto a los laicos, los creyentes en otra religión o  sobre las versiones de creyentes que difieran de su propia versión, que siempre será la perfecta, la que le facilita la entrada al paraíso. Es una sociedad alentada hacia la religión como un "deber natural". "Los egipcios son religiosos por naturaleza", dijo la máxima autoridad del ministerio de Dotaciones Religiosas, el contrapoder diseñado por al-Sisi para evitar la dependencia de la Universidad de Al-Azhar. La frase encierra un destino que implica que aquel que no sigue la religión no puede ser egipcio, son traidores a Dios y a Egipto, un regalo a la Humanidad, como se expresa en el preámbulo de su constitución.


Lo que ha dicho la presentadora Radwa El Sherbiny no es más que lo que piensan muchos egipcios, que quienes llevan el hijab son "superiores" a quienes no lo llevan. Es una sentencia que pesa sobre quien decide no llevarlo. Lo que esa sentencia implica es muy variado y va desde el rechazo familiar hasta el acoso sexual callejero, ya que la teoría les dice que una mujer que no lo lleva es menos creyente y no merece respeto. Es el "terrorismo sexual" que han practicado los islamistas y a cuyo carro aprovechan muchos egipcios a subirse para practicar el deporte generalizado del acoso.

Después, si el caso es denunciado, siempre saldrá otro presentador o presentadora (ya ha ocurrido) diciendo que ella era la que provocaba con la ausencia del hijab a los varones egipcios, muchos dispuestos a la mala interpretación interesada como regla.

Todo ello forma parte de la hipocresía general sobre la apariencia del "buen musulmán" y eso afecta al deseo social de ser admirados y alabados por ser mejores "creyentes" que sus vecinos, un vicio muy generalizado considerado como una virtud.


Desgraciadamente la acción de la piadosa presentadora tiene sus consecuencias. Las autoridades se encuentran en un callejón sin salida. Si callan, refuerzan la idea expresada de la superioridad de quienes llevan hijab; si sancionan a la presentadora, será utilizado por los "piadosos" para acusarles de "ateos" peligrosos, de enemigos del islam.

Al considerar la vestimenta —o la barba o la marca en la frente o cualquier otra cosa— como signo de la superioridad del religioso frente al que no lo es o lo demuestra cada día con sus acciones y presentaciones, se estimula la hipocresía, además de la violencia contra las personas.

La exhibición de la "piedad", mostrarse ante los demás permanentemente, forma parte de ese peligroso juego que se alienta desde la redes sociales con este tipo de mensajes. Pero esta vez Radwa El Sherbiny  también ha colgado una etiqueta en la espalda de muchas mujeres condicionando la forma en que deben ser valoradas por los demás. Es una etiqueta peligrosa y estúpida. Como decimos, es el reflejo de la contradicción del camino elegido por el gobierno egipcio. Este camino implica que las mujeres —siempre la mujeres— son objeto de evaluación moral por su apariencia y, en la visión de algunos, merecedoras de castigo o desprecio por su falta de religiosidad. Todo esto alimenta, además de la hipocresía social, la violencia contra las mujeres y la presión sobre ellas en muchos ámbitos.


Al-Sisi ve cada vez más difícil frenar el conservadurismo moral que él mismo alienta; es una estrategia en la que siempre lleva las de perder porque ese tradicionalismo de estado que quiere sustraer al los grupos religioso más conservadores acaba sembrando las semillas de lo que pretende evitar. Eso es lo que muestran los hechos.

La campaña egipcia sobre "comprender correctamente" no deja de ser otro ejercicio autoritario de imposición de una forma de entender. Porque sea más o menos "moderada" no deja de ser un ejercicio de control del conjunto, dejando fuera a los que no lo comparten tanto por ser más radicales como por no ser religiosos. Los laicos o ateos son siempre el peor enemigo porque es quien ha hecho el ejercicio del pensamiento autónomo y ese no obedece a los mandatos de quienes usan la religión para controlar las vidas de los demás etiquetándolos como "buenos" o "malos". La idea de "moderación" es solo una excusa para seguir diciendo a la gente cómo debe vivir y sentir, pensar y actuar.

 

 * "Al Azhar's Islamic Research Academy launches ‘Understand Correctly’ campaign" Egypt Today 13/09https://www.egypttoday.com/Article/1/91912/Al-Azhar-s-Islamic-Research-Academy-launches-%E2%80%98Understand-Correctly%E2%80%99-campaign/2020

** "Egyptian TV Presenter Radwa El Sherbiny Under Investigation for ‘Hate Speech’ Against Non-Hijabis" Egyptian Streets 14/09/2020 https://egyptianstreets.com/2020/09/14/egyptian-tv-presenter-radwa-el-sherbiny-under-investigation-for-hate-speech-against-non-hijabis/

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