miércoles, 4 de septiembre de 2019

Brexit, ni piel ni oso

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La cuestión del Brexit se ha llevado ya por delante a dos primeros ministros tories, Camero y May, y amenaza hacerlo con el correoso Boris Johnson, que amenaza ahora con elecciones anticipadas.
En realidad está amenazando a su propio partido, que no ha tenido reparo —Reino Unido sigue reinventado la democracia moderna— en convertir la mayoría de un voto en el parlamento en una minoría de 27 en la votación de respuesta al intento de cortar las alas parlamentarias —Reino Unido sigue reinventando fórmulas contra la tiranía— para evitar su intervención en el futuro del país. Sin duda, ha sido un error de cálculo de Boris Johnson, pese a que algunos piensen lo contrario.
El pulso de Johnson al parlamento y a los miembros de su propio partido es un caso insólito en los gobiernos modernos y ha hecho que las pancartas contra Johnson hayan subido de tono y que las comparaciones que le aplican sean cada vez más odiosas. La imagen del Johnson despeinado con gracia ha quedado atrás y ahora las exigencias son otras.
Así describe Rafa de Miguel para El País lo ocurrido ayer en el parlamento:

El Parlamento británico no se dejó impresionar este martes con la popularidad de Boris Johnson ni se amilanó ante sus bravuconadas. Una mayoría de 328 diputados, frente a 301, respaldó la noche de este martes una moción para debatir este miércoles mismo una iniciativa legal cuyo propósito es evitar una salida de la UE sin acuerdo. La rebelión de 21 diputados conservadores, a los que Johnson acusó de atar sus manos en Bruselas y amenazó con expulsar del partido, ayudó a sacar adelante la resolución. El primer ministro respondió anunciando que prepara la propuesta de adelantar elecciones si Westminster gana este miércoles el pulso.
Johnson comenzó su intervención por la tarde con la energía y los zarpazos de oso que hacen las delicias de los suyos —”lo que propone la oposición es la ley de rendición de Jeremy Corbyn. Supone ondear la bandera blanca ante la UE”, proclamó— pero la terminó entre balbuceos y respuestas esquivas. El primer ministro comprobó la fiereza con la que se revuelve un sistema parlamentario cuando ve amenazadas sus atribuciones.*


Las imágenes de Euronews de hoy muestran, literalmente, a un parlamentario conservador levantándose de su asiento entre los conservadores y sentándose entre los liberales. No hay metáfora, sino hecho claro. El "no estar con vosotros" es un hecho, no una opinión.
Hace bien en señalar Rafa de Miguel en su primer párrafo la confusión entre "popularidad" y "respaldo parlamentario" porque Johnson ha tratado de invertir un hecho real: la creciente disminución del apoyo al Brexit. El principal problema es que el "Brexit" no fue solo vender la piel antes de cazar el oso, sino vender el oso antes de que la evolución lo hubiera desarrollado.

"Brexit" es el mayor éxito del marketing de lo inexistente logrado hasta el momento. Es como aceptar jugar al "teniscesto" y enterarte que todavía no se ha inventado el juego ni se han desarrollado sus reglas. "Brexit" es "Brexit". Nada más. Es el nombre de un deseo, de una pulsión somática de habitante isleño. O, si se prefiere, algo parecido a comprar un piso y descubrir que no hay terrenos ni planos, solo el bonito folleto que alguien te dio un día para sacarte la pasta. La única diferencia es que aquí no ha desaparecido la inmobiliaria, que sigue empeñada en no devolverte el dinero. Los partidarios del Brexit, Boris Johnson de manera especial, vendieron algo inexistente, mintieron sobre las condiciones y consecuencias y se niegan a parar.
La amenaza con las elecciones es una bravuconada más que puede salirle bien o muy mal. Johnson juega con el miedo a perder el poder de los tories, pero lo que está en la balanza no es el control de un gobierno sino el futuro del país en una acción sin precedentes sobre la que las voces de alerta son clamor.


Los temores no son perder la mayoría parlamentaria que sostiene al gobierno (de hecho ya la ha perdido) sino dos frentes, el bélico político de la frontera con Irlanda y los desastres económicos y sociales de dejar la isla separada por algo más que el Canal de La Mancha, dejarla en otra dimensión paralela, en un universo alternativo y dependiente de lo que haga Donald Trump, la única persona en el planeta que aplaude en público el Brexit ("Llamadme Mr. Brexit", llegó a decir). Esto debería haber hecho saltar todas las alarmas, pero hay tantas que han saltado que es difícil escuchar una sola.
En la BBC, Laura Kuenssberg escribe desde la perplejidad:

It's hard to know where to start sometimes.
The pace and gravity of events in Westminster this week is both monumental and dizzying.
A prime minister has lost his wafer of a majority.
But some close to the prime minister believe that from this crisis comes an opportunity - to close the unfinished business of the referendum result in 2016, with the Tory party at last being the bearers of a crystal-clear message on Brexit.
It's a measure of how upside down the political norms are - that the prime minister losing his first vote in office is considered by some of his allies as a benefit.**


Es el mensaje esperanzado los que ven oportunidades en las grandes desgracias. Un terremoto es una oportunidad inmobiliaria, una accidente mortal una ocasión de donar órganos. El que no se consuela es porque no quiere. El desastre actual puede fortalecer a Johnson en las urnas, piensan contracorriente algunos. Pero eso no va a liberar la destrucción causada por el propio Brexit, que es lo que muchos tratan de evitar. ¿Un Johnson contestado en las calles, considerado una amenaza para el parlamento, va a aumentar su popularidad? Cosas peores se han visto.
El mandato "cristalino" del Brexit no es muy cristalino sobre cómo hacerlo o si los costes de hacerlo llevarán al país a la ruina por décadas. Es, como decíamos, una pulsión a la que deben dar forma los hechos, un impulso incierto entre Eros y Thanatos.


Sí, es cierto, no es fácil saber por dónde empezar en una cuestión que los locutores locales comienzan sus intervenciones con risas nerviosas y los de más allá de la isla denominan directamente "caos" (o como titula Sheena McKenzie en la CNN: "Britain's crazy Brexit crisis is about to get crazier"). 
"Caos" es lo que no se puede describir por su desorden mismo. Es lo opuesto a la "forma", al "orden", a lo que tiene "sentido". Es informe, desordenado y sin sentido. Lo que Johnson propone es lanzarse a un oscuro precipicio con la esperanza visionaria de que haya agua abajo. Le piden una escalera para bajar, mejor que tirarse a ciegas. Otros, directamente, que no baje.
Es Brexit, la mejor campaña publicitaria desde que la serpiente le vendió a Adán la manzana. No se aceptan devoluciones. 



* Rafa de Miguel "El Parlamento asesta un golpe letal a la estrategia del Brexit de Johnson" El País  4/09/2019 https://elpais.com/internacional/2019/09/03/actualidad/1567529737_570676.html
** Laura Kuenssberg "PM in new Brexit battle after Commons vote defeat" BBC 04/09/2019 https://www.bbc.com/news/uk-politics-49574217




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