La
cuestión del Brexit se ha llevado ya por delante a dos primeros ministros
tories, Camero y May, y amenaza hacerlo con el correoso Boris Johnson, que
amenaza ahora con elecciones anticipadas.
En
realidad está amenazando a su propio partido, que no ha tenido reparo —Reino
Unido sigue reinventado la democracia moderna— en convertir la mayoría de un
voto en el parlamento en una minoría de 27 en la votación de respuesta al
intento de cortar las alas parlamentarias —Reino Unido sigue reinventando
fórmulas contra la tiranía— para evitar su intervención en el futuro del país.
Sin duda, ha sido un error de cálculo de Boris Johnson, pese a que algunos
piensen lo contrario.
El
pulso de Johnson al parlamento y a los miembros de su propio partido es un caso
insólito en los gobiernos modernos y ha hecho que las pancartas contra Johnson
hayan subido de tono y que las comparaciones que le aplican sean cada vez más
odiosas. La imagen del Johnson despeinado con gracia ha quedado atrás y ahora
las exigencias son otras.
Así
describe Rafa de Miguel para El País lo ocurrido ayer en el parlamento:
El Parlamento británico no se dejó
impresionar este martes con la popularidad de Boris Johnson ni se amilanó ante
sus bravuconadas. Una mayoría de 328 diputados, frente a 301, respaldó la noche
de este martes una moción para debatir este miércoles mismo una iniciativa
legal cuyo propósito es evitar una salida de la UE sin acuerdo. La rebelión de
21 diputados conservadores, a los que Johnson acusó de atar sus manos en
Bruselas y amenazó con expulsar del partido, ayudó a sacar adelante la
resolución. El primer ministro respondió anunciando que prepara la propuesta de
adelantar elecciones si Westminster gana este miércoles el pulso.
Johnson comenzó su intervención por la tarde
con la energía y los zarpazos de oso que hacen las delicias de los suyos —”lo
que propone la oposición es la ley de rendición de Jeremy Corbyn. Supone ondear
la bandera blanca ante la UE”, proclamó— pero la terminó entre balbuceos y respuestas
esquivas. El primer ministro comprobó la fiereza con la que se revuelve un
sistema parlamentario cuando ve amenazadas sus atribuciones.*
Las imágenes
de Euronews de hoy muestran, literalmente, a un parlamentario conservador
levantándose de su asiento entre los conservadores y sentándose entre los
liberales. No hay metáfora, sino hecho claro. El "no estar con vosotros"
es un hecho, no una opinión.
Hace
bien en señalar Rafa de Miguel en su primer párrafo la confusión entre
"popularidad" y "respaldo parlamentario" porque Johnson ha
tratado de invertir un hecho real: la creciente disminución del apoyo al
Brexit. El principal problema es que el "Brexit" no fue solo vender la piel antes de cazar el oso,
sino vender el oso antes de que la evolución lo hubiera desarrollado.
"Brexit"
es el mayor éxito del marketing de lo inexistente logrado hasta el momento. Es
como aceptar jugar al "teniscesto" y enterarte que todavía no se ha
inventado el juego ni se han desarrollado sus reglas. "Brexit" es
"Brexit". Nada más. Es el nombre de un deseo, de una pulsión somática
de habitante isleño. O, si se prefiere, algo parecido a comprar un piso y
descubrir que no hay terrenos ni planos, solo el bonito folleto que alguien te dio
un día para sacarte la pasta. La única diferencia es que aquí no ha
desaparecido la inmobiliaria, que sigue empeñada en no devolverte el dinero.
Los partidarios del Brexit, Boris Johnson de manera especial, vendieron algo
inexistente, mintieron sobre las condiciones y consecuencias y se niegan a
parar.
La
amenaza con las elecciones es una bravuconada más que puede salirle bien o muy
mal. Johnson juega con el miedo a perder el poder de los tories, pero lo que
está en la balanza no es el control de un gobierno sino el futuro del país en
una acción sin precedentes sobre la que las voces de alerta son clamor.
Los
temores no son perder la mayoría parlamentaria que sostiene al gobierno (de
hecho ya la ha perdido) sino dos frentes, el bélico político de la frontera con
Irlanda y los desastres económicos y sociales de dejar la isla separada por
algo más que el Canal de La Mancha, dejarla en otra dimensión paralela, en un
universo alternativo y dependiente de lo que haga Donald Trump, la única persona
en el planeta que aplaude en público el Brexit ("Llamadme Mr.
Brexit", llegó a decir). Esto debería haber hecho saltar todas las
alarmas, pero hay tantas que han saltado que es difícil escuchar una sola.
En la
BBC, Laura Kuenssberg escribe desde la perplejidad:
It's hard to know where to start sometimes.
The pace and gravity of events in Westminster
this week is both monumental and dizzying.
A prime minister has lost his wafer of a
majority.
But some close to the prime minister believe
that from this crisis comes an opportunity - to close the unfinished business
of the referendum result in 2016, with the Tory party at last being the bearers
of a crystal-clear message on Brexit.
It's a measure of how upside down the political
norms are - that the prime minister losing his first vote in office is
considered by some of his allies as a benefit.**
Es el mensaje esperanzado los que ven oportunidades en las
grandes desgracias. Un terremoto es una oportunidad inmobiliaria, una accidente
mortal una ocasión de donar órganos. El que no se consuela es porque no quiere.
El desastre actual puede fortalecer a Johnson en las urnas, piensan contracorriente
algunos. Pero eso no va a liberar la destrucción causada por el propio Brexit,
que es lo que muchos tratan de evitar. ¿Un Johnson contestado en las calles,
considerado una amenaza para el parlamento, va a aumentar su popularidad? Cosas
peores se han visto.
El mandato "cristalino" del Brexit no es muy cristalino
sobre cómo hacerlo o si los costes de hacerlo llevarán al país a la ruina por
décadas. Es, como decíamos, una pulsión a la que deben dar forma los hechos, un
impulso incierto entre Eros y Thanatos.
Sí, es cierto, no es fácil saber por dónde empezar en una
cuestión que los locutores locales comienzan sus intervenciones con risas nerviosas y los de más
allá de la isla denominan directamente "caos" (o como titula Sheena McKenzie en la CNN: "Britain's crazy Brexit crisis is about to get crazier").
"Caos" es lo que no se puede describir por su desorden mismo. Es lo
opuesto a la "forma", al "orden", a lo que tiene "sentido".
Es informe, desordenado y sin sentido. Lo que Johnson propone es lanzarse a un
oscuro precipicio con la esperanza visionaria de que haya agua abajo. Le piden una escalera para bajar, mejor que tirarse a ciegas. Otros, directamente,
que no baje.
Es Brexit, la mejor campaña publicitaria desde que la
serpiente le vendió a Adán la manzana. No se aceptan devoluciones.
* Rafa de Miguel "El Parlamento asesta un golpe letal a
la estrategia del Brexit de Johnson" El País 4/09/2019
https://elpais.com/internacional/2019/09/03/actualidad/1567529737_570676.html
** Laura
Kuenssberg "PM in new Brexit battle after Commons vote defeat" BBC
04/09/2019 https://www.bbc.com/news/uk-politics-49574217
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