Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
principal argumento de defensa de los que no tienen defensa es la conspiración.
La conspiración lo explica todo y además crea un fondo de autoafirmación: conspiran contra nosotros porque somos los
mejores, los más sabios, los más virtuosos. ¿Qué otra explicación hay para
que se ponga en marcha, si no fuera así? Tiene una segunda virtud: crea un
sólido nosotros frente a lo exterior al grupo, estado, religión o
cultura. Hay conspiraciones internas y externas, a veces las dos son simultáneas
en función de la propia debilidad.
La resistencia
al cambio social en el mundo islámico se muestra por las constantes apelaciones
a la conspiración. La excusa para no cambiar nada y no acceder a muchas
demandas sociales se centra en una gigantesca
conspiración contra ellos. Por supuesto, la conspiración se produce por la
envidia al no soportar la perfección social, religiosa, política, etc. Tiene su
lógica que cuando una parte de la gente pide cambios (lo que ocurrió durante la
Primavera árabe) los encargados del control de los discursos religiosos, la
ortodoxia, muestre resistencia al cambio. Y lo hace mediante el afianzamiento
de sus principios. En vez de ceder, que en este caso implicaría menos poder, lo
que se hace es reafirmarlo.
Se da
así la paradoja de que la institución del control religioso, la universidad de
Al-Azhar y sus satélites, se vuelva cada día más conservadora por efecto de las
demandas de cambio. Esas han sido tanto las que el poder político —la
presidencia de Abdel Fatah al-Sisi— ha reclamado como "renovación del
discurso religioso", sin más precisión, como la de una sociedad más abierta
que no reclama cambios pero también sabe que esto no ocurrirá y trata de luchar
en otros escenarios sociales. La tercera fuente de presión sobre Al-Azhar es,
obviamente, los radicales que les acusan de servilismo frente al poder y
debilidad religiosa.
La idea
central de Al-Azhar es que ella es la ortodoxia, la verdadera forma de entender
el islam, y que necesitan un poder mayor para hacer efectivas sus
doctrinas en la calle. De esta forma, lo que ocurre en una intensificación del
discurso religioso sobre los ciudadanos que, quieran o no, se encuentran bajo
la presión, con los intentos de controlar su vida desde las instituciones. Obligados
a escoger entre oficialismo y radicalismo, los que desean mayores libertades y
decidir sobre su vida son el verdadero blanco de unos y otros, de radicales y
de las instituciones oficiales que usan la religión de forma impuesta alegando
que han nacido donde han nacido y eso supone que son pertenencias de unos y
otros.
Hace
unos días, el diario Egypt Independent daba cuenta del discurso del Gran Jeque
de la Universidad de Al-Azhar en un encuentro sobre una de las formas de
discurso de control social más eficaces, la "fatwa", que junto a
otras tienen por objeto regular la vida en todos sus rincones y ocurrencias.
Nos contaba el diario:
Al-Azhar’s Grand Sheikh Ahmed al-Tayyeb said
Tuesday that there have been vicious and systematic attacks against the
institution and that it is a big conspiracy against Islamic civilization.
Tayyeb’s statements came during Egypt’s 3rd
international Dar al-Ifta conference titled The Role of Fatwa in Creating a
Stable Society, which is being held in Cairo with the participation of
representatives from 60 countries.
Tayyeb added that it is not accidental that
this attack coincides with the destruction of Arab and Islamic countries over
the last few years, and dubious calls from now and then to destruct the
prestige and respect of Azhar. He also said that the attacks are parallel to
dubious plans to destroy the heritage of Muslims and ridicule its Sheikhs and
renowned figures.
The Grand Sheikh said it is now common to see
the condemnation of Azhar and its methods after any incident of terrorism, in a
failed attempt to distort its history in the minds of Muslims.
“We now know the timing of this attack after we
closely monitored it, and found that it occurs in two cases: the first after
incidents of terrorism and the second whenever Azhar achieves success in
delivering its message at home or abroad. And the plan in this case is to
silence and hide its good deeds, or the search for the mistakes it makes and to
broadcast and exaggerate them,” Tayyeb said.*
Lo primero que se percibe es la equiparación de la
institución con la "civilización islámica"; atacar a la una es atacar
a la otra. De esta forma sencilla, se blinda frente a las críticas que siempre
se presentarán como distorsiones del mensaje original, del que se convierte en
guardiana. De ahí el título del encuentro "The Role of Fatwa in Creating a
Stable Society". La "fatwa" es la fuerza de Al-Azhar ya que
supone una especie de fuerza que da forma a la sociedad estabilizándola. La
idea de "estabilidad" es central como alternativa al caos reinante.
La posibilidad de que el caos provenga de las propias directrices no se
contempla por absurda. Las críticas a las fatwas recientes, que se han
entendido como "anacrónicas", es un ejemplo de esto. Una de las
últimas, comentada aquí, permite los tatuajes a las mujeres al categorizarlos
como "adornos" y no como "alteración del cuerpo", algo
prohibido (la ablación, en cambio, no se considera cambio). La fatwa excluye los
tatuajes de los hombres porque se verían "adornados como mujeres",
algo también prohibido, muestra el problema con claridad.
Bajo la excusa del "estabilizar", dice el texto,
la sociedad a golpe de fatwa, la institución controla la vida en los mínimos
detalles, estableciendo qué es objeto de repudio en las vidas de las personas. La
sociedad no tiene "voz", solo debe escuchar lo que se le dice que
debe hacer. Esa es la garantía de que la sociedad es estable. A nadie se le
escapa que esto, llevado a su extremo, implica una forma de "despotismo
religioso". Son los clérigos de Al-Azhar los que controlan el sentido y la
acción, los que tienen la voz última. Como en todo caso, las orientaciones
pueden ser más o menos agresivas según los temas.
Las explicaciones defensivas de las autoridades de Al-Azhar
implican también una definición de enemigos y desafíos. Se establece entonces una
lista de problemas que se conecta con la conspiración expresada anteriormente:
He claimed that the attack on Islamic
civilization and Azhar coincides with collective demands to allow homosexuality
to be considered as a human right, in disregard to the youth of the East, who
know their “manhood.”
The sheikh also expressed his innate disgust
with what he considers the “deviant” and “fatal ethical disease of
homosexuality.”
This attack, according to Tayyeb, coincided
with calls in the West for equality between women and men in inheritance, and
the permission of Muslim women to marry non-Muslims. He says this is a new
chapter of the Convention on the Elimination of all Forms of Discrimination
Against Women — and that now the Arabs and Muslims are expected to abide by it
and cancel their previous objections to equality.
Que la conspiración contra el mundo islámico provenga de la comunidad
LGTB y del feminismo es realmente interesante y muestra la orientación de la
propia institución y el modelo de sociedad previsto. Todo esto, además, proviene de Occidente. El principio de
que "todo mal viene de Occidente" es un principio general que pueden
expresarse de formas diferentes según las circunstancias. Pero tiene un efecto
claro del que se sigue ignorando sus efectos: alienta la animadversión contra
Occidente. El pensamiento oficial islámico sigue sosteniendo que el terrorismo
del Estado Islámico no es fruto de la radicalización del pensamiento religioso
sino un "invento" de Occidente para destruirles. El islam es perfecto y aquello que no lo es, como es
el terrorismo y el yihadismo en
general, es fruto de conspiraciones occidentales,
incluso la Primavera Árabe, que comenzó siendo una petición de libertades
frente a los dictadores sostenidos por las propias instituciones religiosas, se
presenta como un intento de destruir la "perfección" social.
El mundo islámico es, sin duda, un mundo tutelado. Por eso
la rivalidad es por la tutela, en la que Al-Azhar (en el mundo suní) se
reivindica como faro. Los ataques se han producido contra la institución porque
ese control no ha tenido una apertura social y sí un efecto paralizante.
El ideal de la "sociedad estable" presupone que no
seguir sus instrucciones y órdenes implica la "inestabilidad", que en
este caso se identifica con el terrorismo, como el peligro que destruye el
orden. Sin embargo, para la institución la "estabilidad" es mucho más
ya que mantiene sus propios ideales frente a los sociales. El argumento,
evidentemente, es que la sociedad no puede cambiar lo que Dios ha establecido,
cuyo mensaje es protegido. Cualquier evidencia de otro campo que cuestiones
esto, las Ciencias o la Historia, son considerados ataques.
Ahora le toca a la institución atacar. Lo hace contra mujeres
y gais porque de ahí viene algo que no se admite: la igualdad y la diferencia.
Por el contrario, se ampara la desigualdad jerárquica patriarcal y la exclusión
social considerando al otro como una abominación que hay que destruir.
Señala el artículo las intenciones de Al-Azhar:
The Grand Sheikh proposed to the conference the
establishment of specialized scientific departments in the faculties of Islamic
law or faculties of Islamic sciences in the name of Department of Fatwa and
Sciences next year.*
Las ciencias, por supuesto, se mueven todas en el ámbito de
la teología. Son formas de expansión y de control de la propia institución, que
se inserta en todos los rincones.
No ha sido el Gran Jeque el único en intervenir. El gobierno
de Al-Sisi también ha tomado control (incluso de la propia institución) a través
de los discursos de las prédicas de los viernes en las mezquitas oficiales.
Controla así a los islamistas que tienen sus propios textos.
The Minister of Religious Endowments Mohamed
Mokhtar Gomaa said in his speech that the intrusion of non-specialists into the
Fatwa field has opened the doors wide to the strife in the world. “Terrorism
has no religion and no homeland, and poses a constant danger to societies and
it needs the efforts of scientists to confront abnormal ideas that destroy societies,”
Gomaa said.
Gomaa added that accurate Fatwa contributes to
the security of nations and countries, and renewing the religious discourse is
not an easy job and needs determination. He also pointed out that humanity must
cooperate among all countries of the world to confront terrorism, and that
scientists especially have to refute the opinions and ideas of militants.*
La idea de la "cooperación" entre países", de
una "humanidad conjunta" casa difícilmente con el discurso de las
conspiraciones, en el que es el otro lado de la humanidad el que trae esos
"males" que intentan destruirles, la igualdad de género y los
derechos de las personas en su forma de vivir la sexualidad. Unos días toca
atacar y otro ponerse al frente de la Humanidad.
La "fatwa" es un discurso de "verdad" y
"autoridad" y carece de sentido de diálogo social o comprensión de cualquier otro punto de
vista posible. Ese es su fundamento y por eso se presenta como
"estabilizadora", una guía para la acción en el presente a la luz de la doctrina.
Se presentan además los anacronismos terribles que sirven para
percibir la distancia entre lo que una vez se veía como "verdad" y
hoy atenta contra el sentido común. El ejemplo más claro es el reciente y
periódico escándalo por la respuesta sobre la posibilidad de mantener
relaciones con el cadáver de la esposa. No sé si esto se puede considerar como
parte de una sociedad estabilizada.
Hace diez años se plantearon serias crisis por la aparición de fatwas que hacían sonrojarse a los propios egipcios. The New York Times contaba:
CAIRO — First came the breast-feeding fatwa: It
declared that the Islamic restriction on unmarried men and women being together
could be lifted at work if the woman breast-fed her male colleagues five times.
Then came the urine fatwa: It said that drinking the urine of the Prophet
Muhammad was deemed a blessing.
For the past few weeks, the breast-feeding and
urine fatwas have proved a source of national embarrassment in Egypt, not least
because they were issued by representatives of the highest religious
authorities in the land.
"We were very angered when we heard about
the Danish cartoons concerning our Prophet," wrote Galal Amin in the
newspaper Al Masry Al Yom, referring to the 2005 publication of cartoons of the
Prophet Muhammad that caused an international uproar. "However, these two
fatwas are harming our Islamic religion and our Prophet more than the cartoons."**
Este problema se repite cada cierto tiempo en cuanto salen a la luz fatwas que, como señala el articulista, pueden hacer sonrojar a los propios creyentes. Hay un límite. Pero más allá de la excentricidad del contenido, son peores aquellas que van al corazón de lo cotidiano, aquellas que condenan, como se ha hecho, las formas de vida de las personas o sus derechos individuales, que quedan supeditados a la intervención de las instituciones.
El tercero en intervenir en la conferencia ha sido el Muftí de Egipto, Shawki
Allam, quien establece las diferencias entre las fatwas en función de quien las
emita:
It is imperative for Muftis to lay the foundations for the
control of the Fatwa, Al Gomaa explained.
“The growing phenomenon of terrorism and
extremism is the result of the issuance of these misguided Fatwas that deviate
from the correct and moderate approach. This has had the worst effect of the
spread of violence and chaos, the destruction of security and peace and the
threat of stability and tranquility, which are the rights of communities and
individuals,” the Mufti of Egypt Shawki Allam, and president of the conference,
said in his speech.*
Hay muchas personas cualificadas para las fatwas que han generado
muchos actos conflictivos. Hasta el momento eso forma de la historia misma de
las sociedades islámicas. Sin embargo, las consecuencias actuales son muy
distintas porque hoy vivimos en una sociedad de la información. Lo que antes
tenía un alcance local, hoy puede ser global e instantáneo. El mensaje puede
recolectar adeptos, como ha ocurrido con el Estado Islámico que ha reclutado
con sus mensajes a yihadistas de todo el mundo.
Lo más preocupante es que son dos guerras las que se
mantienen: una sobre derechos humanos con el resto del mundo, por lo que se
acusa a Occidente; y otra dentro del mundo islámico por el control de los
mensajes y, con ellos, el control social. Las autoridades religiosas quieren el
control y rivalizan con las civiles en mantener "estables" —se podría
decir "obedientes"— a las personas. No hay "diálogo social",
sino "consulta", que es lo que debe hacer el virtuoso: seguir las
enseñanzas y preguntar si tiene dudas para actuar después según las
indicaciones dadas.
No todo el mundo quiere vivir bajo este sistema. Pero intentarlo
conlleva grandes riesgos. Los reformistas y personas que quieren otra vida lo saben y padecen. La exclusión social o algo peor puede ser el
resultado. El concepto de "estabilidad" debe ser revisado y no aprovechado para meter en el mismo saco del terrorismo el conservadurismo más extremo y la inmovilidad social.
*
"Vicious attack on Azhar suggests conspiracy on Islam, says Grand
Sheikh" Egypt Independent 18/10/2017
http://www.egyptindependent.com/vicious-attack-azhar-suggests-conspiracy-islam-says-grand-sheikh/
** "A fatwa free-for-all in the Islamic world" The New York Times 11/06/2007 http://www.nytimes.com/2007/06/11/world/africa/11iht-fatwa.4.6098135.html
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