Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Las
sospechas de que lo que sucede en Cataluña es obra de indocumentados se
confirman con lo ocurrido ayer, un insólito ejercicio político-fallero. Si
había duda de que esto es todo una chifladura cuyos límites son tan difusos que
dan una sensación óptica de infinito, Puigdemont ha conseguido disiparlas.
El
señor Puigdemont ha sorprendido a todos con una declaración que los
observadores, amigos y enemigos, califican como "confusa". Montserrat
Domínguez, directora del Huffington Post, entrevistada por El País en directo,
por ejemplo, cree, que no se ha declarado la "independencia" porque
se han incumplido los procesos que la propia "ley ilegal" establecía,
incluido su votación por el Parlamento. David Alandete, subdirector de El País, cree, por el contrario, que sí, marchando por la vía aristotélica, diciendo que "no
se puede suspender lo que no se ha proclamado". El argumento es válido
porque con esto se llega a "lo que es es"
y "lo que no es no es". Puigdemont
ha superado este problema y se lanza al planteamiento de otros nuevos, no aptos
para todos los intelectos.
Se
quejan ambos periodistas, con razón, de que "se lo han puesto muy difícil",
que el hecho mismo de que los observadores no sepan a qué han asistido ya es en
sí mismo preocupante. Y debe serlo. Donde Puigdemont ve solemnidad, los demás ven desobediencia y patetismo dubitativo.
¿Qué
dijo el señor Puigdemont para confundir y desesperar a todos por igual? Lo
siguiente son sus palabras:
Llegados a este momento histórico, y como
presidente de la Generalitat, asumo al presentar los resultados del referéndum
ante el Parlamento y nuestros conciudadanos, el mandato del pueblo de que
Cataluña se convierta en un estado independiente en forma de república.
Esto es lo que hoy corresponde hacer. Por
responsabilidad y por respeto.
Y con la misma solemnidad, el Gobierno y yo
mismo proponemos que el Parlamento suspenda los efectos de la declaración de
independencia para que en las próximas semanas emprendamos un diálogo sin el
cual no es posible llegar a una solución acordada. Creemos firmemente que el
momento demanda no aumentar la escalada de tensión, sino sobre todo, voluntad
clara y compromiso para avanzar en las demandas del pueblo de Cataluña a partir
de los resultados del 1 de octubre. Resultados que debemos tener en cuenta, de
manera imprescindible, en la etapa de diálogo que estamos dispuestos a abrir.*
Es tan
sorprendente el texto que —como el Ulises,
de Joyce— mantendrá ocupadas a varias generaciones de críticos y cabalistas
intentando entender qué significan términos como "solemnidad", por
ejemplo. El argumento de Montserrat Domínguez es que nada ha sido proclamado; el de Alandete, por contra, es que no se
puede suspender lo que no ha sido proclamado. Ambos son factibles porque no hay
que pedir congruencia a lo que no la tiene. Pero si el señor presidente de la República suspendida por él mismo no tiene la obligación de entenderse, los demás tienen la obligación de explicárselo.
No lo
han podido entender tampoco los eufóricos militantes y rabiosos inconformistas de
la CUP, que ya habían dado un salto celebrando la nueva república y no había
llegado a tocar el suelo en su descenso cuando ya estaba suspendida. Visto y no
visto: ocho segundos, dicen los expertos en cronometrar vidas de repúblicas. ABC lo ha
llamado, con sorna implacable, "gatillazo independentista". Me
imagino que el temor de Carlos Puigdemont a lo que pudiera ocurrir ha tenido mucho
que ver con este "enfriamiento". Las fotos que ilustran el del "infinito al cero" son merecedoras de algún premio periodístico. Es difícil entender que han pasado ocho segundos entre unas y otras. También es triste ver cómo se juega con la gente y se ha llegado a ese grado de manipulación. Pero, ¿qué otra cosa hace el independentismo?
Como
compensación verbal, una señora de la CUP, la señora Gabriel, ha intervenido en el Parlamento catalán
dibujando la "república" que ellos esperan que sea una realidad...
cuando toque. Le ha faltado la petición de apertura de relaciones diplomáticas
con Corea del Norte.
Lo más
triste de todo es que ella afirmó en su intervención que habían
conseguido que los ojos del mundo estuvieran pendientes de ellos. ¡Tremendo
error! Hice un rápido recorrido por todos los canales de mi mando y no había
uno solo que estuviera retransmitiendo aquel extraño acto. Había que llegar a
los canales autonómicos españoles para encontrarse con las imágenes del Parlamento catalán.
Solo
la BBC entrevistaba a un "profesor español" al que el locutor cometió el error de preguntarle qué pensaba personalmente. Volvió a recurrir al argumento de la "pena universal". La misma BBC tiene un pequeño vídeo en el que presenta a una idílica pareja de enamorados, "divididos por la cuestión catalana" en la que expresan al mundo sus opiniones, con las últimas palabras de que España solo quiere a Cataluña por la Economía. A ella parece darle igual que las empresas se vayan de Cataluña. Es tan absurdo que se parece a esa "realidad imaginaria" diseñada por los independentistas: solo me quieres por mi dinero. Al final se abrazan.
En realidad, es
difícil que nadie entienda lo que ha pasado, aunque tiene una lógica parecida a
la empleada por los analistas "lógicos": ha sucedido lo que podía suceder.
Tras
las críticas rotundas de toda Europa y sus instituciones, la falacia del
europeísmo catalanista se hunde; tras la huida de las empresas, representando
más del 50% del PIB catalán, el mito de la prosperidad sin el lastre de la
parásita España se hunde; con la salida masiva a la calle de la Cataluña
condenada al silencio, se hunde el mito del pueblo sojuzgado y de una sola voz. Todos, todos
estos mitos se hunden. Puigdemont ha hundido otro: el de la cordura.
Los
argumentos escuchados a la señorita defraudada de la CUP, Ana Gabriel, por el presente pero firme
creyente en una humanidad mejor son los de siempre: el franquismo, los medios de
producción, el estado represor,
una democracia de la buena, la hermandad de los pueblos del mundo, una república feminista, etc. Tras proclamar
la pena universal, ahora —al igual que la televisión iraní, como veíamos ayer— se
centra todo el discurso en el repuntar de unos fascistas que, brazo en alto y
con bandera caducada, se han pasado de la raya en Valencia y a los que hay que parar
y detener. El mayor favor que le pueden hacer a España es meterse en sus casas
a darse unas duchas frías, porque están sirviendo de excusa al independentismo,
que se ha quedado sin más argumentos.
Las
palabras de Puigdemont han defraudado a la CUP, sí: incluso a un parlamentario que reivindicaba Occitania como parte de la idílica república. Pero hay algo más. El
diario El País reproduce un vídeo**, absolutamente digno de estudio, en el que
algunos de los principales políticos del proceso secesionistas hablan entre
ellos. Un vídeo de 40 segundos que sacudieron al mundo; solo 40 segundos bastan
para entender el marco.
Discuten
sobre lo que va a decir el presidente Puigdemont. Jordi Cuixart, presidente de Ómnium
Cultural, una de las asociaciones independentistas (bien subvencionada, por
cierto), dice: "Él dirá que en el plazo de siete días. Hombre, si el
presidente dice que en el plazo de siete días, que después nadie pueda decir: Hombre,
tú no vas tanto de siete días". Oriol Junqueras, vicepresidente del gobierno catalán, señala "Ahora ha
dicho en los próximos días", a lo que Cuixart advierte: "¡Ojo!, que
los de la CUP se van a poner como una moto". Oriol Junqueras se las ve venir:
"No quiero volver a discutir porque es que cada vez reabren el mismo
debate. Ahora hemos estado discutiendo media hora el tema de si constituimos un
Estado independiente, de si nos declaramos Estado independiente, de si
constituimos una república independiente, media hora más". Tercia entonces
Marta Rovira, de "Juntos por el Sí", quien señala, de nuevo citando a
Puigdemont: "Él dice: 'nuevo Estado en forma de república'". A lo que
Junqueras dice "¡Pero da igual, de verdad!". Cuixart: "Es lo que
dice la pregunta [del referéndum]", "Ya" dice Rovira. "Bueno,
es que se la he propuesto yo, Que coja la pregunta y la ponga literalmente",
señala Junqueras. "¡Pues ya está!", concluye finalmente Marta Rovira.
Así se escribe la Historia.
La
conversación ha sido sacada a la luz por la TV3 catalana, con intención confusa
pero claridad pasmosa. El País señala: "La conversación se produjo con
motivo del discurso que preparaba Puigdemont el pasado 1 de octubre tras el
referéndum que el Tribunal Constitucional había declarado ilegal."** Todavía
no sabían qué iban a declarar.
En su
frescura coloquial, el diálogo demuestra no ya la precipitación de todo esto
sino en las manos de quiénes están los catalanes, la inmensa frivolidad y el
temor a la CUP. La CUP es a quien todos temen porque es quien les controla la
calle y, especialmente, porque fueron los que comenzaron a perseguirles a ellos
mismos con sus asaltos al Parlamento en 2011. Son los que dieron batallas
campales contra los Mozos con motivos de los recortes al presupuesto de Artur
Mas.
Y la
CUP tenía ya el cava en la nevera. Veremos cómo reaccionan —si se ponen como una moto realmente— ante la
"traición" que han sufrido por parte de Puigdemont. Pero aquí nada se
cierra, aquí nada se entiende.
Si Puigdemont
piensa que solo ha dejado boquiabiertos a los del bloque secesionista, se
equivoca. Si los periodistas de este país tienen dudas sobre lo ocurrido, si
hasta los de la CUP tienen dudas, el mundo entero se ahogará en ellas. De todas
las malas probabilidades, Puigdemont se ha quedado con lo peor, la
incongruencia. Y eso es lo que refleja la prensa internacional.
Si no
tenía autoridad para crear una república, menos todavía para cerrarla. Su
esperanza de mostrarse complaciente ante la comunidad internacional y avanzar
hacia la negociación mediada, se queda en el pozo de los deseos. Lo que ha manifestado
la comunidad internacional es que no hay más interlocutor que España y una
Constitución que hay que acatar.
¿Cuáles
son los pasos siguientes? Vaya usted a saber en este galimatías semántico que
han creado. El señor Puigdemont argumentará en su defensa que los catalanes,
gracias a su ingenio, son ahora "implícito-independientes", una nueva
figura jurídica de difícil explicación. Pero lo cierto es que lo único que ha hecho es confirmar el caos y añadir más incertidumbre. La diferencia es que ahora ha avanzado más hacia el abismo. No han puesto la primera piedra, sino que han lanzado la primera pedrada. Esconder la mano después es demasiado infantil. ¿Pero qué no lo es aquí?
*
"Discurso íntegro en el que Puigdemont declara la independencia de
Cataluña y la suspende para apelar al diálogo" El País 10/10/2017
https://politica.elpais.com/politica/2017/10/10/actualidad/1507658001_128339.html
*
"Una cámara capta las tensiones en el Gobierno catalán sobre declarar la
independencia" El País 10/10/2017
https://elpais.com/elpais/2017/10/09/videos/1507563367_584754.html
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