jueves, 26 de octubre de 2017

La persecución

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El reciente encuentro del presidente egipcio, Abdel Fattah al-Sisi, con su colega francés, Emmanuel Macron, se saldó además de con una sustanciosa venta de armas, con una declaración de este último señalando que "él no era quien para decirle a los demás cómo debían gobernar en sus países", según informaba la prensa. Los grupos de derechos humanos han criticado su falta de gestos ante una crisis que la mayoría de las instituciones internacionales dan por cierta. Las mismas fuentes señalan que, en privado, el presidente francés si se ha interesado, con nombres y apellidos, por la suerte de personas en el Egipto de al-Sisi. Sin embargo, los gestos públicos en política —especialmente en el caso de las violaciones de derechos humanos— son importantes, más que la venta de armas. Pero nuestros gobernantes no entienden muchas veces que la ciudadanía espera de ellos que sean algo más que vendedores o quizá sus asesores les digan que vende más un titular de un contrato de ventas millonario que una declaración de principios, ¡quién sabe!


Lo que no sabemos es cómo reaccionará Macron ante la noticia que Egypt Independent nos trae como secuela del ondear de unas cuantas banderas irisadas levantadas durante el concierto de la banda libanesa en Egipto, que ha dado ya con personas en la cárcel y una ola de homofobia sin precedentes. La noticia del diario egipcio lleva por titular "MP drafts homophobic law to jail LGBT people or ‘promoters’ in Egypt" y nos cuenta lo ocurrido y las nuevas reacciones:

In the wake of the Lebanese band Mashrou Leila’s concert in Egypt where some people raised rainbow flags, an unprecedented crackdown has taken place against the country’s LGBT community.
As part of the homophobic trend, MP Ryad Abdel Sattar on Wednesday introduced to the parliament’s speaker Ali Abdel Aal a draft law entailing five main articles to criminalize homosexuality.
The draft law would pave the way for strict punitive measures against the LGBT community in Egypt, in addition to restricting the presence of homosexuals inside Egyptian society, Abdel Sattar said in media statements dedicated to local outlets.
The draft law has received approval from a number of the parliament’s members who asserted their readiness to approve it — the draft law is expected to be discussed inside the parliament after being reviewed by the speaker Ali Abdel Aal.*


Una vez más, el parlamento egipcio trata de realizar un gesto "populista" que define una sociedad homofóbica. Es el mismo parlamento ante el que se ha pedido a las mujeres que acepten de buen grado la ablación por bien del hombre egipcio o se ha propuesto test de virginidad para ingresar en las universidades, por señalar solo un par de ejemplos. Prosperen o no, se presentan y nos muestran las figuras disponibles de la política egipcia.
Pero el ataque a la comunidad homosexual egipcia —calificada por muchos como "sin precedentes"— es la culminación de una serie de hechos y manifestaciones que sí se han producido, como han sido los encarcelamientos de decenas de personas tras el concierto de la banda libanesa y su sentencia de cárcel tras ser rastreados.
El gobierno egipcio se lo ha tomado como una afrenta personal o como una ocasión de sintonizar con la parte más retrógrada de la sociedad egipcia —la misma que llevó a Mohamed Morsi hasta la presidencia— ante una próxima campaña presidencial en 2018 con al-Sisi como candidato previsiblemente único.
El diario ha tenido acceso a la propuesta y estos son sus términos:

The first article defines homosexuality as any person engaging in sexual intercourse with someone of the same sex.
The second article clarified that any person engaging in homosexuality in a public or private place should be subjected to punitive action that should be no less than one-year and not exceeding three years in jail.
It added that in case those jailed homosexual people repeated having sex after being freed, then the punitive action should be five years in jail.
The third article highlighted that any “supporter” of homosexuality or someone who calls for the acceptance of homosexuality, even if he or she is not a “practitioner of homosexuality,” should be jailed for no less than one year or no more than three years.
The fourth article paid attention to media coverage to parties organized by homosexual people, stipulating that any representatives of the media that “promotes” LGBT parties would be jailed for three years.
Moreover, the article also noted that organizers or participants of such parties would be jailed for the same period.
“It is prohibited to show any sign or symbol of homosexuality or to promote it, all violators will be jailed for no less than one year and no more than three years,” the fifth article read.*

La propuesta sitúa a Egipto como uno de los países más retrógrados y autoritarios en este terreno (que se suma a otros). Algo profundo ha tocado en la mentalidad egipcia el concierto de Mashrou Leila y aquellas pocas banderas para provocar una reacciones de este tipo que ponen de nuevo a Egipto en el punto de mira de todas las asociaciones de derechos humanos, que el presidente siempre ha señalado que son cosa de Occidente.


Por muy moderna y luminosa que luzca la nueva capital administrativa, financiada por los inversores chinos y construida por las empresas militares, la imagen que Egipto de nuevo transmite al mundo es negativa. Esta nueva acción tendrá mucha más repercusión que el terrorismo, por ejemplo, en el sector turístico. Uno puede solidarizarse con un pueblo que sufre ataques, pero no con un gobierno y parlamento que hacen sufrir a los demás.
El tratamiento dado a los homosexuales es prácticamente una persecución guiada por un odio irracional. No llegan al exterminio nazi, pero sí comparten el mismo odio y negación de las personas. Con ello, de nuevo, Egipto y su gobierno quedan al descubierto y el poco sentido que tiene la palabra "modernización" o "renovación de los discursos" en el contexto social.
De salir la ley adelante, Egipto se enfrentará a nuevas recriminaciones. El presidente está tirando mucho de la cuerda de la inestabilidad de la zona, algo que le ha servido de escudo frente a sanciones. Los ataques a la comunidad LGTB son esta vez legislativos, más allá de la cuestión de las actuaciones policiales. El parlamento, por muy pintoresco y diseñado para al-Sisi, tiene nominalmente la representación del pueblo egipcio. A muchos les parecerá muy bien.
La próxima vez que al-Sisi y Macron se encuentre, ya tendrán de qué hablar.




* "MP drafts homophobic law to jail LGBT people or ‘promoters’ in Egypt" Egypt Independent 25/10/2017 http://www.egyptindependent.com/mp-drafts-homophobic-law-jail-lgbt-people-promoters-egypt/



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