Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Que los
partidos independentistas catalanes hagan lo que hace tiene su lógica, pero
asombra hasta cierto punto la actitud del Podemos de Pablo Iglesias por su
irresponsabilidad. Digo "hasta cierto" punto porque el tono medido y
calculado de Iglesias de estos días, un recitado cuidadoso y teatral, cínico y
calculador no deja demasiadas dudas de qué es lo que busca.
En
estos momentos están los que buscan la independencia, los que buscan el caos y
los que buscan ambas cosas. Por supuesto, al otro lado están los que han apartado
sus diferencias en beneficio de la superación de un desafío que afecta a la
totalidad de España y de igual forma a Europa en su conjunto, como bien han
expresado, de forma rotunda, todas las autoridades e instituciones de la Unión.
Desde
hace mucho tiempo está claro que el juego de los dirigentes de Podemos es dinamitar
el Estado. Es un grupo que canalizó las fuerzas emergentes del 15-M y
posteriormente se alió con todas las fuerzas antieuropeas del continente
producidas desde la izquierda radical. El ejemplo de sus "amistades
griegas" es revelador, aunque finalmente en Grecia el sentido común se
impuso y el sacrificio se vio mejor que el suicidio. Incluso el coqueteo griego
con Putin, como amenaza a las instituciones europeas, se tuvo que replegar
porque no era más que un salto al vacío.
Pero
Podemos ha pasado a través de la crisis económica, su principal argumentario
político, sin conseguir lo que quería. Su intención ha estado perfectamente
marcada en sus pasos. Dio un primero salto a Europa para adquirir protagonismo
y hacer desde allí antieuropeísmo. Posteriormente dio el salto a los ayuntamientos con
alianzas de grupos que habían perdido relevancia o locales y consiguió mediante
pactos llegar a las ciudades más importantes. Su idea era utilizarlas como
plataformas para sus operaciones locales, ir creando—como se ha hecho en
Cataluña— un entramado subvencionado para ir introduciéndose en las zonas clave
y creando sus recursos futuros. Poco a poco, se prepara el salto.
El
objetivo siguiente era dinamitar la izquierda del bipartidismo para deshacer el
estado que para ellos se identifica con la monarquía. Consiguieron arrinconar
al PSOE con sus campañas de alta presión acusándolos, como hacen ahora, de
alianza con el PP, sobre el que todos han ido tejiendo a su vez un estigma,
casi una técnica conductista de nausea.
La
traca final es su adhesión al independentismo y el nuevo ataque a las
instituciones. Con ello se confirma que su objetivo no ha sido nunca la
gobernación del estado sino la destrucción de las instituciones que garantizan
la convivencia. Su obsesión con desmantelar la "transición" es
constante y agresiva contra todos. Su estilo es ese. Lo mismo en Europa; no
participan en su futuro sino en su desmantelamiento. No es casual que Iglesias
desarrollara su voz en una televisión iraní, Hispan-TV, en donde fue acogido
para sembrar sus mensajes atacando a todos. Desde allí fue creciendo. Ahora sus
ataques siguen siendo contra todos (PP, Ciudadanos, PSOE) lo que considera
obstáculos. Su labor, además, es la de encizañar a todos con sus ataques
ingeniosos (decir que Pedro Sánchez es un "vicepresidente de Rajoy",
por ejemplo).
El
diario El País incluye una columna firmada por Teodoro León Gross con el título
"Las mentiras de Podemos" en la que se explica:
Cuando ayer Echenique proclamó que “se ha
suspendido la democracia”, descargaba la primera de las balas diseñadas ad hoc
para el momento crítico del 155. Ese mantra atravesó las redes sociales como si
fuera la tamborrada de Calanda. Sería inútil detenerse a razonar, como en el
estudio de Swire-Thompson, que en una democracia suspendida Podemos no daría
esas ruedas incendiarias, o que por la tarde no se habría convocado una
manifestación de organizaciones lideradas por dos acusados de sedición, o que
Puigdemont no tendría una comparecencia a su gusto en televisión, o no se
respetarían escrupulosamente los plazos del 155 a riesgo de perder la
iniciativa... Todo esto es sencillamente obvio. Podemos ha desplegado una
batería de mentiras deliberadas, eslóganes de laboratorio perfectamente
medidos, sin escrúpulos, para alcanzar sus objetivos. Irene Montero::
“PP-PSOE-Cs usan la C78 para romper los puentes”. Ramón Espinar: “Rajoy quiere
humillar a Cataluña”. Echenique: “Felipe VI ha reiterado que se posiciona
políticamente con el PP”. Es inútil perder el tiempo. Ellos saben que mienten,
y a los suyos les vale así.
Podemos ha encontrado, en el procés, el combustible para volver a
hacer carburar sus planes cada vez más gripados. Tras la trayectoria excitante
desde las elecciones europeas de 2014 a las generales de 2016 sin sorpasso, la perspectiva de alcanzar sus
objetivos en las urnas ha continuado desfalleciendo. De ahí su apuesta en
Cataluña. Tiene sentido: si tu objetivo pasa por desacreditar el Régimen del
78, el procés es una oportunidad de
oro. El 155 efectivamente puede ser el final del statu quo de los consensos del
78. Por eso se han lanzado a proclamar ese mensaje. En Podemos no sólo especulan
con un Govern junto a ERC, sobre todo han entendido las oportunidades en este
río revuelto. Y el fin justifica los medios., como dicta el leninismo
elemental. Ellos no ocultan su objetivo, y de ahí su contribución decidida al
nacionalpopulismo. No son idiotas. Los estudios de Yeling Yang o de Nobuhito
Abe ya mostraban el alto nivel de conectividad cerebral en los mentirosos. Esto
es una estrategia calculada que va más allá de mantras sectarios.*
En
España sigue alentando el descrédito institucional y la presión callejero
asamblearia de una política de diseminación de consignas para dinamitar el
sistema. Se entiende claramente que para ellos está representado en la
Constitución de 1978, nuestra vigente carta magna.
Se
pueden escuchar muchas ideas diversas y contrarias, pero esa no es la
definición de mentira. Una idea contraria no es una mentira. Sin embargo hay quien confunde
una cosa con la otra. Con las ideas de otro signo se puede llegar a debatir;
con las mentiras solo cabe rechazarlas. Es imposible discutir con un mentiroso,
de la misma forma que no es fácil negociar con un tramposo. Y están empezando a
abundar ambos.
A las
mentiras del secesionismo se suman ahora las de Podemos. No era de esperar otra
cosa, pero cabía un átomo de esperanza de que tuvieran un poco de respeto ante
la gravedad de los hechos, de sentido del momento histórico. No ha sido
posible, por lo que queda en evidencia su objetivo principal. Todo vale y de
forma absolutamente irresponsable. Serán cómplices del caos que se está
formando y de las terribles consecuencias que van a tener para todos.
El
desafío no es al gobierno, es a la sociedad española en su conjunto, especialmente
a los catalanes que han visto saboteada su convivencia y sus derechos. Es
sorprendente el rasgado de vestiduras de algunos que han ignorado durante años
los abusos cometidos contra las personas que no aceptaban el discurso único del
nacionalismo secesionista catalán. Las quejas están ahí para recordar que los
españoles no recibían el mismo trato según donde les tocara vivir.
La
pregunta ahora es "¿dónde se supone que van?", con la ilegalidad por
delante y las puertas cerradas en todas partes. ¿Hacia la "utopía"? Este
salto al vacío solo llevará al desastre.
La estrategia
que el otro día comentamos, la que se desprendía de las declaraciones de Raúl
Romeva, es la amenaza a Europa con el contagio intencionado del secesionismo hacia
una inexistente unión de repúblicas etno-socialistas, en la que se resuelva la
contradicción entre los elementos románticos de distinción basados en lengua y
raza y aquellos otros de carácter social asambleario.
El
gobierno catalán ha estado actuando durante años preparando esto, como se ha
hecho público. Es la señal más evidente de su mala fe. No ha querido nunca
negociar nada a sabiendas de lo inaceptable de la sedición. Ha ido a hechos
consumados. Dando un paso más hacia adelante cada vez para decir después que
quería "negociar". Todo lo que ha ido saliendo a la luz evidencia que
sus planes estaban trazados y sus objetivos claros.
Les han
fallado los presupuestos falsos sobre los que habían convencido a los suyos:
Europa les apoyaba, la desconexión legal estaba garantizada tras el referéndum,
ellos son el "pueblo". Ahora Cataluña, al margen de cualquier otra
circunstancia, va a sufrir un estigma internacional del que tardará mucho en
recuperarse. Es el resultado de lo hecho por el mesianismo de Puigdemont,
Forcadell y compañía.
A todos
ellos hay que sumar a Podemos, cuyo escenario de río revuelto y de destruir la unidad
de España y traer una república asamblearia y callejera, sienten más cerca. El
desafío es a la democracia, a la sociedad española en su conjunto, a la propia
Cataluña.
El
origen de todo esto es la facilidad de crear discursos falaces como consecuencia
de una crisis social y económica mal digerida y mal explicada. Se ha dejado
durante este tiempo que reinaran los tópicos políticos más interesados sin
contestarlos. Se ha atacado en este tiempo todo lo que de alguna forma sostenía
el conjunto: la estabilidad del bipartidismo, el espíritu de acuerdo de la
Transición, el respeto constitucional, la solidaridad social, etc. Todo ello se
ha ido minando intencionadamente.
Ahora
vemos las consecuencias de ello y la necesidad de partidos fuertes que permitan
la estabilidad, con la posibilidad de llegar a acuerdos sin complejos, tanto
nacionales como locales para superar el cáncer del secesionismo o cualquier
otro desafío.
Hoy
vemos los peligros de muy diferentes tipos por toda Europa. Alguien tiene
apuntado en su agenda que debe ser así. Al igual que otros tenían apuntada
dinamitar España y sus instituciones. Es el momento de contestar las mentiras y
la demagogia antes de que crezcan y hagan más daño. Es la parte positiva la
defensa firme de los valores que nos han permitido durante cuarenta años
disfrutar de la convivencia y la transformación económica y cultural de España.
Hoy
somos una democracia, digan lo que digan Iglesias, Echenique y los suyos, digan lo que diga Puigdemont o Junqueras, quienes han mentido constantemente a catalanes, españoles y europeos. Los
insultos a la historia y a la inteligencia tienen que ser contestados con
firmeza y serenidad en todo momento. Explicar cada mentira, contrarrestar la
demagogia es tarea necesaria. No pueden seguir jugando a las mentiras de forma continuada.
*
Teodoro León Gross "Las mentiras deliberadas de Podemos" El País
22/10/2017 https://elpais.com/elpais/2017/10/21/opinion/1508608410_870485.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.