Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
espectáculo patético y ridículo visto ayer en todos los rincones del planeta
quedará como un hito político en un sentido muy diferente al que los
secesionistas esperaban. Si los secesionistas pretendían entrar por la puerta
grande de la Historia de las naciones, lo que han conseguido es salir por la
puerta chica de legalidad.
La
farsa de la votación secreta en el parlamento reproduce su sentido de la
"ley" y solo es equiparable a la pantomima del referéndum. La cadena
de actos ilegales no genera ningún tipo de soberanía, de la misma forma que por
gritar "¡república!" no aparece esta ante los ojos diciendo
"¿sí, mi amo?", rodeada de humo.
Una
patética bandera de naciones unidas en la balaustrada del Parlament representa
muy bien el alejamiento de la Generalidad de Puigdemont y los suyos hacia una
nada que los traga y a la que producirá cierto ardor de estómago. ¿Cabe mayor
despropósito? ¿Qué piden ahora, la llegada de los "cascos azules"? Es
una muestra más del infantilismo de este delirio contagioso que les ha hecho
dar un salto cualitativo, como dicen los cursis.
Intenté
tomarme en serie el discurso de Oriol Junqueras, al que consideraba líder
intelectual o algo así. No sé si fue por la emoción histórica del momento —es
historiador— o sencillamente porque no da más de sí, pero lo cierto es que es
difícil encontrar algo más lejos de la realidad. Era la proclamación de la
misma "república edénica" del señor de la CUP, que, por cierto,
estaba detrás; era un discurso llamando a la armonía universal, con una
Cataluña llena de amor hacia el género humano, a todos los pueblos y dispuesta
a perdonar a España, como muestra de
sublime ejercicio cristiano, valores a los que apeló. Aquí no fue tan lejos, es
cierto, como el señor de la CUP el día anterior, que lo hizo a "catalanes
musulmanes" y "catalanes chinos".
Basta
con leer las reacciones internacionales, todas ellas emitidas anteriormente con
el grado de "advertencia" para evitarse llegar al de "condena",
que es el que ahora se produce, para frustración del que puso la bandera de la
ONU, que probablemente ya se veía en el Consejo de Seguridad.
Nada de
esto servirá de mucho. Mucho van a tener que afinar técnicos y autoridades del
Estado para poder desmontar los "campos de minas" y los
"francotiradores" obstruccionistas que irán dejando. Cada paso se
convertirá en un show internacional con gritos, pancartas, barreras y arrastres
de "pacíficos" ciudadanos dispuestos a conseguir sangre para las venas de las redes sociales.
El
diario El Mundo nos traía ayer un detalle importante con el siguiente titular
"Un 'pinchazo' telefónico revela que Junqueras sabía que la independencia
era "inviable"". Creo que hasta el momento contiene la única
explicación plausible de esta locura:
Miembros del equipo de Oriol Junqueras en el
Departament d'Economia de la Generalitat ocultaron de forma voluntaria al
president, Carles Puigdemont, y al PDeCAT que la independencia era
"inviable" económicamente. Una conversación telefónica intervenida el
30 de agosto por la Guardia Civil a Lluís Salvadó, secretario de Hacienda de la
Generalitat, evidencia que los republicanos llegaron a «torear» al equipo de
confianza de Puigdemont para que no culparan a Junqueras y a los republicanos
de no haber podido declarar la secesión.
En la intervención telefónica, incluida en un
sumario judicial al que ha tenido acceso EL MUNDO, hablan Salvadó y un miembro
del equipo de comunicación de la Generalitat. En ella, ambos comentan que «una
tal Elsa [presumiblemente Elsa Artadi, alto cargo del PDeCAT y principal
asesora económica de Puigdemont]» se va a reunir con Salvadó ese mismo día. Una
reunión reclamada por el propio Puigdemont «para que le explicara cómo estaba
la situación económica en vista de poder proclamar la independencia en octubre
tras la celebración del referéndum», según recoge el informe policial.
La respuesta de Salvadó, en ese mismo
instante reunido con Junqueras, es tajante. La viabilidad económica de la
Cataluña independiente era «del todo inviable dado que aún carecían de muchas
cosas necesarias», entre ellas se mencionan el «control aduanero» o un «banco
propio». Sin embargo, Salvadó aboga por ocultar esos datos a «Elsa». En
concreto por un temor: «que el PDeCAT pudiera culpar al vicepresidente
económico de que por su culpa no se había podido declarar la independencia».*
¿Es
posible que estos "conjurados" se hayan ocultado unos a otros la
inviabilidad de la maniobra de secesión por miedo a ser considerados culpables
de que hacer fracasar la proclamación de la república
edénica? ¿Se han lanzado al precipicio, con media sociedad catalana detrás,
arrastrando a las instituciones, etc. a sabiendas de que no iban a ninguna
parte? La hipótesis del visionario es más romántica que la del miedica.
Sin
embargo, es el miedo y no el valor lo que ha definido este proceso. Lo fue la "no-declaración
y suspensión" de la república y lo han sido estos días de sí-no convoco
elecciones. Miedo ha sido el no acudir Puigdemont al Senado español a informar,
explicar o debatir, Y lo ha sido la forma en que se ha procedido en el
parlamento catalán para votar la "república" cambiando la forma de
voto y haciéndola secreta.
Dicen
que el miedo es una forma de supervivencia. Lo que se evidencia aquí es que el
miedo que se tenían entre ellos es superior al que le tienen a la legalidad
española a la que también temen. Hasta el momento, Carles Puigdemont era una
especie de Hamlet, en duda permanente. Ahora se nos representa una cadena de
miedos y recelos entre los mismos conjurados. Ninguno decía la verdad del
desastre por temor al resto. ¡Penoso!
Hacen
bien en tener miedo ante el desastre que han causado y los delitos cometidos.
Hacen bien en temer al futuro. Han sacrificado la prosperidad que tenían por la
codicia de los peces imaginarios que veían saltar desde su barca, No es la
desesperación del oprimido: es la persistencia en el error histórico tengan lo
que tengan, hagan lo que hagan. Es el egoísmo de los ricos, de los insolidarios.
Me
alegro de que Pedro Sánchez, en su discurso tras la proclamación miedosa del
parlamento catalán, haya señalado que esa república
edénica no tiene ninguno de los valores de la izquierda, no hay progresismo
alguno en ella. Es solo un ejercicio de insolidaridad, antidemocrático y pseudoxenófobo, ya que considera "extranjero"
irredimible al andaluz, extremeño, castellano, canario o de cualquier otro
lugar que no considera común y da la bienvenida gozosa al que está dispuesto a
perder su lengua en una "inmersión" en la que se le presenta una
historia mítico romántica que debe hacer suya. Habrá que explicarles a esos "catalanes
asimilados" que perderían su pasaporte europeo de prosperar el invento.
¡Qué fácil es romper el DNI cuando te dan otro diciendo que los has perdido!
Pero así funcionamos.
La
república edénica nace vieja, anticuada, por más que sueñe con su
digitalización. Es la muestra de la resistencia a la Historia, a sus cambios, a
la democracia plena que hoy todos tenemos menos en lugares en los que se
discrimina a la gente por su origen o lengua. España cambió; los secesionistas
nacionalistas no lo quieren admitir y de ahí su falta de razones y falta de
realidad. Tienen que invocar los argumentos de la posguerra para poder
arrastrar a los inmovilistas del nacionalismo. Pero no han conseguido engañar
al mundo ni con embajadas difamatorias ni con manifiestos burdos o imágenes
trucadas. Han acumulado odio durante décadas aprovechando toda la libertad que
nuestro ordenamiento garantiza a todos para atacar al resto y crearse su propio
gueto en una Europa que no les admite.
No es
posible llegar a entender más que a medias la magnitud desastrosa de lo que han
hecho, el destrozo, la irresponsabilidad histórica, la división social. El camino a ninguna parte
está lleno de imaginación, de cantos, de abrazos y ondear de banderas, hasta
han organizado una "paella insumisa" para seguir la fiesta. Pero lunes hay que ir a trabajar y el despertador sonará implacable.
*
"Un 'pinchazo' telefónico revela que Junqueras sabía que la independencia
era "inviable"" El Mundo 27/10/2017 http://www.elmundo.es/cataluna/2017/10/27/59f36bec22601d3e5a8b45be.html
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