Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El caso
de las inversiones en campañas de relaciones públicas en los Estados Unidos
para lavar la imagen del gobierno egipcio y en especial de su presidente, Abdel
Fattah al-Sisi, no es nuevo y han trascendido a los medios las renuncias de
determinadas agencias que ven que luchan contra un imposible. Por más que se
desentierren tumbas y más tumbas de las más antiguas dinastías, restos de
obeliscos, etc. con las que la prensa egipcia intenta reclamar la atención, es
difícil realizar cualquier campaña si se producen casos negativos e
incendiarios para su imagen y la del que se ha convertido en máximo
responsable, algo que tiene sus riesgos.
Egypt
Independent va un poco más lejos y publica unas filtraciones según las cuales,
los financiadores de la campaña de relaciones públicas en USA son los Emiratos
Árabes Unidos (UAE en inglés). Señala el diario:
The United Arab Emirates has reportedly been
bankrolling efforts to improve the image of the Egyptian government in the US,
according to leaked emails from the UAE ambassador to Washington.
Emails allegedly belonging to Yousef al-Otaiba,
United Arab Emirates Ambassador in Washington DC, released on Wednesday in The
Intercept, revealed that the UAE has been essentially covering the costs of a
campaign to establish credibility for the regime of Egyptian President Abdel
Fattah al-Sisi.
In 2013, Egypt hired public relations firm
Glover Park Group to counter negative press at that time, which included a
campaign run for the Egyptian Embassy in Washington DC, costing $2.25 million,
and another campaign for the Egyptian presidency costing $485,000, according to
an email addressed to Otaiba in July of that year sent by Richard Mintz, from
the Washington-based PR firm Harbour Group, a known lobbyist for the UAE.
In December 2015, the UAE transferred a sum of
$2.7 million to Cairo to cover the campaign cost, in fear of breaking the
Foreign Agents Registration Act (FARA) regulations that stipulate payments must
be made by the contracting party, according to an email sent by Otaiba to GPG’s
Managing Director Joel Johnson, who co-founded the Harbour Group in 2001 and
worked there before joining GPG in 2005. Later, Johnson confirmed that his
company had received $3 million from Cairo.
Earlier the same year, Richard Mintz of the
Harbour Group, a firm that has worked as a lobbyist for the UAE for many years,
emailed al-Otaiba a bill for the Egyptian contract amounting to $2,735,343.
Mintz told al-Otaiba that Glover Park Group
would “like to get paid directly by the UAE. But they are still waiting on a
final opinion from the FARA [Foreign Agents Registration Act] lawyers to see if
it’s possible.”
Al-Otaiba emailed Glover Park Group’s Managing
Director Joel Johnson six months later to inform him that the UAE transferred
$2.7 million to Cairo, the lion’s share of the $3 million payment Egypt later
made to the firm.*
Que un país extranjero pague las facturas de imagen de otro
puede resultar extraño, sobre todo en Egipto, siempre tan sensible sobre los
dineros que llegan de fuera. Más de un responsable de ONG ha acabado en la
cárcel porque su organización recibía financiación exterior. Ha sido la forma
de frenar a las ONG y mandar a la cárcel a sus dirigentes. Sorprende, por ello,
esta generosidad extranjera para intentar mostrar la imagen positiva de un
presidente al que le llueven las críticas en cuanto que sale fuera del país por
lo que allí ocurre.
Pero el mayor fracaso de las operaciones de Relaciones
Públicas ha sido la jugada hecha contra Egipto por el propio Trump. Me refiero
a lo que ya analizamos en su momento, el caso Aya Hegazy, y al que se hace
referencia en el texto de Egypt Independent:
During the April 2017 correspondence, Katulis
told al-Otaiba that the Trump administration would likely ask Egypt to make
security and counterterrorism a “top priority” and would want to discuss trade
and investment. Katulis also added that the US administration would also ask
Egypt to release some political prisoners, who had become an “unnecessary
distraction from the important work.” Two weeks later, the Egyptian government
released Aya Hijazi, an Egyptian-American activist accused of child abuse and
human trafficking, after three years of detention.*
El diario se para ahí. Sin embargo, el caso que tratamos con
detalle ha sido una de tantas puñaladas que Trump ha ido dando en su narcisismo.
La liberación de Aya Hegazy no se presentó como un acto de generosidad egipcio
sino como un éxito de Trump que habría liberado a la activista de un cruel
destino, las cárceles egipcias. La política de imagen de Trump quería
convertirle en un defensor de los ciudadanos norteamericanos (Hegazy tenía
doble nacionalidad, norteamericana y egipcia). Se transformó en un
acontecimiento nacional, con recepción de toda la familia Trump en la Casa
Blanca, incluida Ivanka, en la que Trump presumía de su capacidad de
influencia. Quedaba así el "fantastic guy" como un obediente amigo al
que bastaba con decirle lo que tenía que hacer para que lo hiciera. El
beneficiado era Trump; el que salía peor, Abdel Fattah al-Sisi.
El artículo de Egypt Independent termina afirmando que el
papel del embajador de los EAU es de embajador egipcio en la sombra, de un
segundo embajador. No debería sorprendernos demasiado vistas las estrategias
comunes que tienen algunos de ellos. Sin embargo, como hemos visto en muchas
ocasiones, no es fácil lavar la imagen de un gobierno que hace de la represión
constante su bandera hacia el interior, algo que en el exterior no se entiende
de la misma forma. De ahí que se trate de hacer creer que la represión es simplemente
una forma de control del terrorismo, cuando las guerras que tiene el gobierno
son mucho más abiertas y difícilmente asumibles muchas de ellas.
Es lo que ocurre con la noticia que vuelve a aparecer con la
represión de los homosexuales o sus defensores. Los incidentes ocurridos tras
el concierto de la banda libanesa en la que se enarbolaron banderas irisadas,
características de la reivindicación de la comunidad LGTB, forman parte de una
campaña del relaciones públicas del gobierno egipcio, que quiere mostrarse como
reivindicador de la ortodoxia islámica en el interior mientras que fuera trata
de pasar el defensor de la renovación del discurso religioso.
El motivo es claro: la precedencia de la presentación a las
elecciones presidenciales de 2018 hace que todo gire sobre el mantenimiento del
buen nombre del Sisi. Pero el presidente ha hecho el cálculo y sabe que dejar
en paz a la comunidad LGTB egipcia se convertiría en un flaco débil de su
campaña, en la que sería atacado como anti musulmán por consentir.
El día 3, Mada Masr
nos contaba las proporciones que está tomando el caso de la banda libanesa:
Fifty seven people have been arrested on
charges of “debauchery,” “inciting sexual deviancy” and “joining an outlawed
group” amid the continuing security crackdown on Egypt’s LGBTQ community,
according to the Egyptian Initiative for Personal Rights (EIPR).
The arrests, which have continued to escalate
since a group of people raised a rainbow flag — a symbol of LGBTQ rights — at a
Mashrou’ Leila concert in Cairo on September 22, have taken place nationwide,
including the governorates of Cairo, Giza, Ismailia, Damietta and South Sinai.
Of the 57 confirmed arrests, nine people have
received prison sentences ranging from one to six years. Thirty five people are
facing trial, while two individuals — Sarah Hegazy and Ahmed Alaa — have been
detained for 15 days, pending further investigations into their alleged
involvement in raising the flag during the concert.
The fate of the remaining 11 people arrested as
part of the crackdown remains unknown.
Hegazy was surprised by the decision to return
her to a holding cell in Sayeda Zeinab Police Station after six hours of
questioning. She says she was beaten in the cell by a number of fellow inmates
after a police officer told them she is implicated in a case related to
homosexuality, her lawyer Doaa Mostafa told Mada Masr, who added that Hegazy
showed her marks from the beatings.
Hegazy and Alaa have been accused of joining an
outlawed group with the aim of “disrupting societal cohesion” and “inciting
debauchery.” Hegazy was asked if she is gay, to which she replied that she only
supports the rights of LGBTQ individuals, according to Mostafa. She was also
asked about friends on Facebook, to which she responded that she is not aware
of their sexuality. She denied accusations that images appearing to show the
back of a girl holding the rainbow flag are of her.**
¿De qué sirve pagar millones para acabar actuando de esta
forma? Las campañas de Relaciones Públicas millonarias pueden ser arruinadas
por los giros aprovechados de Donald Trump, que no quiere que la liberación de
quien ya los jueces habían declarado inocente (ante el temor de acabar siendo
ellos los malos de la película) acaba con la "actuación heroica" del
presidente norteamericano que ha conseguido "liberar" a una presa
norteamericana, una "rehén".
Como hemos señalado en muchas ocasiones, los intentos de crear
una imagen positiva de reformador del discurso islámico han chocado con las
acciones contrarias. Las reformas solo han tenido lugar en los discursos del
presidente. No ha habido ningún tipo de reforma y sí, en cambio, muchas
acciones contra los reformistas en años en los que se suponía que la nueva
constitución enmendada tras la retrógrada de los islamistas ampararía las
diferencias y llevaría a una sociedad más plural. Sin embargo, lo que ha
ocurrido es prácticamente lo opuesto.
Lo que vemos es una campaña como jamás había visto Egipto.
Mada Masr nos da más información sobre este caso y sobre los interrogatorios y
teorías conspiratorias justificativas de la represión:
The prosecutor told [Ahmed] Alaa there is a
contradiction between his “accepting of homosexuals,” and his knowledge of the
Quran, in which “homosexuality is condemned,” to which he responded, “The state
permits the selling of alcohol, despite it being prohibited by Islam. Every
person is free, as long as they don’t harm others. They will be judged before
God in the end. The law does not punish personal beliefs or sexual practices.”
[Ramadan] Mohamed asserted that those on trial
for the “flag incident” are being scapegoated within a “vicious attack by the
media and public personalities.”
The privately owned Youm7 newspaper quoted security sources as saying, “Security
investigations found that some of the accused in the case received funds from
foreign bodies and rights organizations calling for freedoms to execute a plan
to spread thoughts calling for the breakdown of society and spreading ideas
that undermine public conduct and morals. Raising the flag at the concert was a
signal to these organizations that the plan is being implemented.”
The “prosecution encouraged security to fast
track their investigations, and to apprehend those fleeing arrest, as well as
to give prosecutors information about networks of sexual deviance, in order to
confirm whether or not there is a connection between them and the accused in
these cases, and to determine their sources of funding,” Youm7 added, still
citing security sources.**
De nuevo, Egipto convierte algo pequeño en algo
desproporcionado tratando de crear un enemigo poderoso, capaz de destruir el reino
de los 7.000 años, según la definición de su ministro de Asuntos Exteriores.
Hace unos años —aquí lo recogimos— unos policías locales avisaron
a la central alarmados por lo que podía ser un "ave espía". No era
otra cosa que un anillado para saber por dónde había pasado en sus vuelos
migratorios. La obsesión conspirativa ha sido bien alimentada y hasta de los
tiburones que muerden a los turistas se sospecha que han sido entrenados en Israel.
Ahora le toca a la comunidad LGTB ser espías con el objeto de destruir a la
virtuosa comunidad nacional.
El presidente ha estado tan preocupado de su imagen que se
han lanzado contra los críticos para intentar mantenerla impoluta, algo que no
es fácil. Prácticamente el único que dice cosas positivas, aunque luego los
hechos digan lo contrario, es Donald Trump. Además del caso citado de Aya
Hegazy, los fuertes recortes a las ayudas a Egipto realizados por la administración
norteamericana hicieron enfadarse al gobierno egipcio, que lanzó amenazas veladas.
El cierre continuo de medios de comunicación, la compra y
absorción de otros, el silenciamiento de las ONG, la persecución de los
críticos, querer enviar a los ateos al psicólogo o a la cárcel..., ahora la
campaña contra la comunidad gay egipcia por asistir a un concierto con unas
banderas irisadas, no hay campaña que lo limpie.
Si la ejemplaridad que el presidente busca es esta, no hay
mucho campo para la recuperación de los discursos de modernidad o renovación.
El camino es hacia la oscuridad, realizando lo que a los más retrógrados grupos
no les dio tiempo a hacer desde el poder. Pero la presidencia sigue intentando complacerles con este ultra tradicionalismo represivo. Esa es la paradoja.
*
"Intercept leaks: UAE spent $2.7m to improve Sisi’s image in US"
Egypt Independent 7/10/2017 http://www.egyptindependent.com/intercept-leaks-uae-spent-2-7m-improve-sisis-image-us/
*
"Update: Number of arrests in security crackdown on LGBTQ individuals
rises to 57" Mada Masr 3/10/2017
https://www.madamasr.com/en/2017/10/03/news/u/prosecution-accuses-rainbow-flag-holders-of-joining-homosexual-groups-amid-crackdown-on-lgbtq-individuals/
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