Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
¿Qué le
queda a Donald Trump por destruir? El presidente fracasa cada vez que quiere
dar lecciones de patriotismo y pregonar qué es ser norteamericano, un concepto
cada vez más complejo con él en la Casa Blanca. No hace mucho le tocó a los Boy
Scouts, hoy es la liga de Fútbol, la NFL. Su ansia de protagonismo destructor
no tiene fin y, lo que es peor, busca con las polémicas la división.
De
forma rápida: la situación de desprecio de las minorías, de violación de sus
derechos, ha llevado a muchos jugadores profesionales a marcar la anormalidad
de la situación cambiando la postura tradicional que todos suelen mostrar
mientras suena el himno nacional. La idea es que esa idea de "patria"
se debe ampliar para realmente considerar iguales a los ciudadanos del país y
no ampliar las discriminaciones de la gente que pertenece a las minorías. Una
bandera, un himno, etc. pueden convertirse en símbolos de la opresión o el
desprecio, de sumisión, si tu propio presidente las usa para defender a los
supremacistas.
Tienen
los lectores todavía la oportunidad de acercarse esta semana a los cines a ver
la película "Detroit" (K. Bigelow 2017) que recoge los acontecimientos ocurridos en la
ciudad en 1967. Han pasado 50 años y el sentido de retroceso lo perciben muchos. Pese a las críticas políticas realizadas contra la película por eludir el sentimiento de agravio y frustración preexistente en la ciudad, es una muestra de la brutalidad y la discriminación existente.
La discriminación racial no ha remitido, sino que
estaba esperando la revancha por las dos legislaturas del presidente Barack
Obama, que la América racista ha llevado muy mal. Trump ha jugado con ese sentimiento desde el principio.
Racismo
y xenofobia han sido los dos rasgos que Trump ha mostrado y ha hecho emerger
desde la oscuridad de las ciudades en donde algunos han desempolvado trajes y
antorchas para hacer sus correrías intimidatorias, como ocurrió en Charlottesville.
Ayer y
hoy todas las cadenas se hacen eco de los tuits de Trump pidiendo que se
expulse de los estadios y se despida de los equipos a los que no mantienen la
postura durante el himno. Sus amenazas de no invitar a los equipos a la Casa
Blanca y perderse ese "gran honor" han sido contestadas de manera
firme por muchos, llegándole a decir que no es un "honor" desde que
está él.
Lo que
pretendía volver en su favor ha sido, por el contrario, un movimiento en su
contra por parte de los equipos y los jugadores. The New York Times se
refería a las distintas fórmulas de protesta contra Trump, entre ellas las de
no saltar al estadio hasta después de que se haya escuchado el himno:
Neither the Seahawks nor the Titans took the
field for Meghan Linsey’s singing of the national anthem in Nashville.
While the Titans not participating was somewhat
of a surprise, the Seahawks had announced in advance that they would not be on
the field, issuing a statement that said “As a team, we have decided we will
not participate in the national anthem. We will not stand for the injustice
that has plagued people of color in this country. Out of love for our country
and in honor of the sacrifices made on our behalf, we unite to oppose those
that would deny our most basic freedoms. We remain committed in continuing to
work towards equality and justice for all. Respectfully, The Players of the Seattle
Seahawks.”
The complete lack of players made for a bizarre
scene where team mascots and game officials were the only things the television
cameras had to focus on besides the flag and Linsey. Unlike some other
stadiums, where fans booed at the protests, the fans in Seattle were eerily
quiet during the anthem, and after the song’s conclusion Linsey took a knee on
the field.*
La capacidad destructiva de Trump es infinita. Es como un
rey Midas de la destrucción. No teniendo bastante con la crisis de Corea del
Norte, ni con la que está creando con Irán, ahora abre una nueva en casa para
acabar de liarla.
Cada vez es más clara la estrategia de la cortina de humo.
La diferencia es que la cortina sale de las hogueras que levanta con su
lanzallamas retórico. Trump es un dragón flamígero, de bocaza siempre abierta e
imprevisibles consecuencias.
No debe pensarse que la rodilla en tierra es un gesto de
desprecio al himno en sí, sino al conformismo de los que consideran que el país
está tratando a todos sus ciudadanos de la misma manera, Como alguien ha
recordado, es repetir el gesto que el propio Martin
Luther King realizaba en el mismo sentido.
Para muchos, el
retroceso en derechos civiles está empezando a ser preocupante. No se trata
solo de lo que ocurre en las calles, de las diferencias de trato, sino de las
reacciones de la presidencia por lo ocurrido en Charlottesville o la iniciativa
de indultar y elevar a ejemplo al racista sheriff Arpaio. Todas esas acciones, junto a otras muchas, forman —ladrillo a ladrillo— ese otro muro de la vergüenza que Trump está elevando cada día.
Otro muro, otra división.
*
"N.F.L.: Seahawks and Titans Skip National Anthem After Trump
Comments" The New York Times 24/09/2017
https://www.nytimes.com/2017/09/24/sports/nfl-trump-anthem-protests.html
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.