miércoles, 13 de septiembre de 2017

Todo es conspiración y un contraejemplo

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La recriminación en Naciones Unidas a cargo del informe del Alto Representante del Comité de Derechos Humanos llegó, como era de esperar. Llegó con la cita expresa del estado egipcio entre los que violan los derechos humanos y la reacción oficial, al igual que ante las críticas hechas hace unos días por el informe de HRW, es la acusación de estar "politizado" y ser una conspiración contra un país (no contra un gobierno, detalle importante). Se trata, se vuelve a decir, de desprestigiar al país, ahora que tiene tantos éxitos económicos, según decían estos días desde el ministerio de Asuntos Exteriores y el Parlamento.
Así recoge la noticia el estatal Ahram Online:

Egypt said on Tuesday that comments made about Egypt by the United Nations High Commissioner for Human Rights were “politicised” and “irrational,” state news agency MENA reported.
Egypt’s permanent UN representative Amr Ramadan stated that Commissioner Zeid Raad Al-Hussein disregards the sovereignty of states by comparing countries and terrorist groups.
During his speech on Sunday for the UN Human Rights’ 36th session, Al-Hussein, referring to a number of different countries, said that while terrorism cannot “totally obliterate our world,” governments will “break humanity” by choosing authoritarianism over democracy.
On Egypt specifically, Al-Hussein said his office has “received reports of oppressive measures including increasing waves of arrests, arbitrary detention, blacklisting, travel bans, asset freezes, intimidation and other reprisals against human rights defenders, journalists, political dissidents and anyone affiliated with the Muslim Brotherhood group.”
In response, Ramadan said in his statement that “the commissioner has previously been warned against allowing his office to be turned into a mouthpiece for organisations driven by political and financial motives.”
Ramadan said the commissioner’s comments on Egypt are unfounded and have no basis in fact, and that Egypt calls on civil society to be a partner in development and progress.
Ramadan also said that fair trials are guaranteed by law in Egypt for everyone, and that firm legal and disciplinary measures are imposed on anyone found to engage in torture.*


El absurdo de las respuestas egipcias —realmente aburridas y gastadas— cada vez que se pone el caso sobre la mesa ha traspasado ya los límites del ridículo porque presupone que todas las instituciones, de la ONG a las Naciones Unidas, pasado por las cámaras de representantes norteamericanas, todo ello y mucho más, forman parte de una gigantesca conspiración universal manejada por los Hermanos y Qatar.
Decir que el informe de los derechos humanos está "politizado" es dividir el universo en dos, "Egipto" y la "oposición". La fantasía egipcia, alentada desde el poder, justifica todos los males en el exterior, justificando así su incompetencia para resolver problemas en cualquier orden. Esta incompetencia se produce cuando del grupo disponible se ve reducido a los "fieles" al régimen.
El caso más claro de esto lo tenemos en el científico egipcio, prestigioso miembro de la NASA, que decide ofrecer sus ideas para ayudar al país. El gobierno de al-Sisi lo ficha como figura asesora presidencial sobre Ciencia. El pobre hombre se encuentra con la gigantesca estafa de la máquina inventada por militares que cura el SIDA y la hepatitis-C, lo que le echen, y dimite inmediatamente ante el bochorno más espantoso que la situación le produce. No es un islamista; es un egipcio que, como muchos otros, se ha ganado el prestigio fuera de su país. El científico tiene nombre, claro: Essam Heggy. Estas eran sus palabras ante el fiasco en la publicación Al-Monitor:

Essam Heggy, an Egyptian space scientist and scientific adviser to a former president, said the current regime is more occupied with its world image than it is with its people, and that the 2018 presidential elections are an opportunity for a course correction. In an interview with Al-Monitor, Heggy said the governing regime has driven Egypt to its worst moment in history, as the top priority in Egypt is not education but arms deals. Heggy expressed his view that the government has not learned from the experiences of Syria, Iraq or Sudan.
He said that unless education reform and other reforms take place, "There will be no democracy in Egypt. The people are trapped between two choices: the caliphate state of the Islamic State [IS] and the Muslim Brotherhood on the one hand, and the state of late Egyptian President Gamal Abdel Nasser on the other,” Heggy said. He said that the revolution Egypt truly needs is one in education, as democracy without education is a path toward illusion.**


Son las palabras de alguien que quiere a su patria y le duele ver que quienes la gobiernan con mano dura y sin aceptar críticas, la están llevando a niveles de desastre crecientes.
La respuesta que el gobierno egipcio doy a Heggy, que generosamente abandonó la comodidad de su trabajo en Estados Unidos para incorporarse allí donde creía que era su deber no se dejó esperar. Inmediatamente, como tantas otras personas que han sido desplazadas, se vertieron sobre Heggy las acusaciones de "traición", etc. con las que el régimen castiga la discrepancia. Como castigo solemne, se le retiró de los libros de texto (como ocurrió con el otro "traidor", Mohamed El-Baradei, quien se negó a participar en un gobierno cuyas soluciones eran matanzas de cientos de personas en las calles, retirándose de la vida pública).
Las palabras de Heggy sobre que el gobierno egipcio está más preocupado de su imagen que de otra cosa ("the current regime is more occupied with its world image than it is with its people") es una evidencia pues lo que teme es la evaluación del pueblo. La necesidad de justificar su ineptitud en "conspiraciones" se sitúa en el mismo nivel que sus ilusorias expectativas en contradicción con la situación real.


Un ejemplo de prosa "doble pensar" orwelliana lo tenemos en el comienzo del artículo de Daily News Egypt (periódico intervenido por el estado y pasado a la prensa estatal bajo acusaciones de connivencias exteriores) con el que se intenta explicar a los egipcios como la idílica amistad entre su presidente y Donald Trump no se ha cristalizado en una lluvia de regalos (una especie de "Bienvenido, Mr. Marshall", pero con Trump) para todos:

Following a warm period of relations between Egypt and the US since the election of President Donald Trump, Egypt said on Wednesday it regrets the US’s withdrawal of military and financial aids.***


La frase es un maravilloso ejemplo de cómo en una misma frase se comienza con el sueño y se acaba con la dura realidad del desengaño. ¿Qué es ese "warm period" sino una fantasía sembrada por el aparato propagandístico para hacer ver que sus presidentes formaban pareja de bridge? ¿Qué absurda fantasía es esta? ¿No son demasiadas décadas de promesas y fantasías?
Trump —lo hemos explicado muchas veces desde el inicio— se aprovechó para dar salida internacional a su imagen, nada favorecida. Finalmente consiguió que el presidente Sisi fuera considerado un "dictador más" en la lista de los que abraza el presidente de los Estados Unidos.
Lo ocurrido en Naciones Unidas estaba anunciado. No hay un solo informe internacional que hable bien de la situación de los derechos humanos en Egipto desde hace mucho tiempo, es más, todos coinciden en un recrudecimiento de la represión, algo de esperar pues se produce el fenómeno de una retroalimentación: más críticas, más represión.
Egypt Independent entra en más detalles sobre este aumento en el informe:

He added that the office of the High Commissioner is receiving increased allegations of torture in detention, enforced disappearances, extra-judicial killings and trials of civilians in military courts.
He said that the new NGO law adopted on 24 May, which comprehensively restricts the activities of civil society organisations, breaches international law, as well as Egypt’s own constitution.
He pointed out that the government has further enacted sweeping blocks on hundreds of websites and media outlets, including those of Egyptian media and international NGOs.
Hussein said that brutality and intimidation of the country’s most thoughtful voices, cutting off the vital social and economic services provided by NGOs, and blocking information can only exacerbate radicalism and instability.
He commended the human rights defenders and activists who continue, selflessly, to stand up for the rights of the people of Egypt. He urged the government to reverse its course and open up democratic space, to allow activists to freely contribute to the development of a prosperous and open society.
The head of Egypt’s National Council for Human Rights (NCHR) Mohamed Fayeq said that Egypt is now free from torture and this does not mean that there are no isolated cases, which Interior Ministry deals with decisively and some have been held accountable but not declared.
Fayeq pointed out that the phenomenon of torture exists strongly in the Arab region and has existed since King Farouk era, but it is different now, as the Interior Ministry has changed dramatically and started implementing human rights initiatives, including issuing a moral code and subjecting police officers to training courses.****


Son sorprendentes los dos últimos párrafos en los que se habla de las torturas como un "mal de los países árabes" y de cómo se pueden producir "casos aislados" de tortura. Primero se echa la culpa a todos para después considerar lo que no se puede negar u ocultar como iniciativas propias de algunos policías. A lo mejor no lo es tanto si consideramos que la persona que sustituyó al dimitido presidente del comité parlamentario de Derechos Humanos, Mohamed Anwar El-Sadat, era un ex policía sobre el que recaían fundadas sospechas de haber sido parte activa en la represión.
No hay conspiraciones. Lo que hay es una endémica incapacidad del gobierno egipcio para buscar soluciones a los problemas que no hayan sido usadas anteriormente: la fuerza de la violencia, lo la de la ley. Confundir ley y violencia es muy peligroso porque es el hundimiento del estado de derecho y la democracia. Todos, hasta los criminales, tienen sus derechos porque es lo que distingue a unos de otros, por más que pueda pesar. La sucesión de militares en los gobiernos acaban mal, pervirtiendo el sentido de lo que significa el orden social y la paz. El disfraz es el del patriotismo, cuya bandera se levanta, pero debajo está el poder, su uso y mantenimiento década tras década.


Año tras año, el gobierno egipcio tendrá que afrontar la críticas y sobre todo un hecho: cada día se aleja más de la democracia, por lo que tiene que silenciar a la sociedad civil, que tiene que volver a la clandestinidad y a ser perseguida acusada de no aceptar los conceptos gubernamentales de "felicidad", "paz" y "éxito" que se le venden cada día.
El gran problema al que se enfrenta Egipto es que las personas que tienen mucho que aportar hagan como Essam Heggy y decidan no volver. Las mismas malas soluciones hacen que el pesimismo crezca; la senda escogida es siempre la misma: la represión, en vez del camino de las libertades. 2018 está aquí y, como ocurrió en 2011, la sociedad egipcia sigue discutiendo el liderazgo no en términos de eficacia y libertades sino de continuidad del poder. Los problemas no son los reales, sino si es mejor modificar la constitución para que el presidente esté 6 años, dos más de los estipulados, o enfrentarse a las urnas y tener que camuflar un mal resultado. Los opositores se le están retirando de la carrera presidencial —Sabbahi ya lo ha anunciado— porque saben que son solo meros comparsas para justificar lo que siempre han sido las elecciones. Hoy la sociedad civil permanece silenciada. Pero nunca le molestó tanto al gobierno que se lo dijeran.
La imagen que se está protegiendo no es la de Egipto, sino la del gobierno. No hay peor conspiración que la incompetencia. La cuestión está en saber cuántos viajes le quedan al cántaro hasta la fuente. Los problemas del extremismo son reales, pero no se puede construir una democracia pisoteando los derechos humanos porque se pierde la credibilidad interior y exterior. Así solo se crea el semillero interminable del extremismo, regado cada día con sangre de la injusticia. Crecer en un país que piensa que existe una conspiración universal contra él es hacerlo en el odio contra todos y en la sumisión al poder, que le manipulará hasta el fin, enseñándole que la violencia del estado no es violencia y además no tiene límites legales ni morales.
¿La solución? La de Essam Heggy: construir una democracia desde la educación; combatir la ignorancia. La democracia es la solución, no una debilidad. 



* "Egypt says criticism by UN human rights commissioner is 'politicised, unfounded'" Ahram Online 12/09/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/276994/Egypt/Politics-/Egypt-says-criticism-by-UN-human-rights-commission.aspx
** "Can this Egyptian scientist shake up political scene?" Al-Monitor 17/11/2016 http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/11/egypt-interview-essam-heggy-president-team-candidate.html#ixzz4sWyUxEvb
*** "Egypt regrets US’s suspending of military, financial aid" Daily News Egypt  23/08/2017 https://dailynewsegypt.com/2017/08/23/egypt-regrets-uss-suspending-military-financial-aid/

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