Joaquín Mª Aguirre (UCM)
La
recriminación en Naciones Unidas a cargo del informe del Alto Representante del Comité de
Derechos Humanos llegó, como era de esperar. Llegó con la cita expresa del
estado egipcio entre los que violan los derechos humanos y la reacción oficial,
al igual que ante las críticas hechas hace unos días por el informe de HRW, es
la acusación de estar "politizado" y ser una conspiración contra un
país (no contra un gobierno, detalle importante). Se trata, se vuelve a decir,
de desprestigiar al país, ahora que
tiene tantos éxitos económicos, según
decían estos días desde el ministerio de Asuntos Exteriores y el Parlamento.
Así
recoge la noticia el estatal Ahram Online:
Egypt said on Tuesday that comments made about
Egypt by the United Nations High Commissioner for Human Rights were
“politicised” and “irrational,” state news agency MENA reported.
Egypt’s permanent UN representative Amr Ramadan
stated that Commissioner Zeid Raad Al-Hussein disregards the sovereignty of
states by comparing countries and terrorist groups.
During his speech on Sunday for the UN Human
Rights’ 36th session, Al-Hussein, referring to a number of different countries,
said that while terrorism cannot “totally obliterate our world,” governments
will “break humanity” by choosing authoritarianism over democracy.
On Egypt specifically, Al-Hussein said his
office has “received reports of oppressive measures including increasing waves
of arrests, arbitrary detention, blacklisting, travel bans, asset freezes,
intimidation and other reprisals against human rights defenders, journalists,
political dissidents and anyone affiliated with the Muslim Brotherhood group.”
In response, Ramadan said in his statement that
“the commissioner has previously been warned against allowing his office to be
turned into a mouthpiece for organisations driven by political and financial
motives.”
Ramadan said the commissioner’s comments on
Egypt are unfounded and have no basis in fact, and that Egypt calls on civil
society to be a partner in development and progress.
Ramadan also said that fair trials are
guaranteed by law in Egypt for everyone, and that firm legal and disciplinary
measures are imposed on anyone found to engage in torture.*
El absurdo de las respuestas egipcias —realmente aburridas y
gastadas— cada vez que se pone el caso sobre la mesa ha traspasado ya los
límites del ridículo porque presupone que todas las instituciones, de la ONG a
las Naciones Unidas, pasado por las cámaras de representantes norteamericanas,
todo ello y mucho más, forman parte de una gigantesca conspiración universal
manejada por los Hermanos y Qatar.
Decir que el informe de los derechos humanos está "politizado"
es dividir el universo en dos, "Egipto" y la "oposición".
La fantasía egipcia, alentada desde el poder, justifica todos los males en el
exterior, justificando así su incompetencia para resolver problemas en
cualquier orden. Esta incompetencia se produce cuando del grupo disponible se ve
reducido a los "fieles" al régimen.
El caso más claro de esto lo tenemos en el científico
egipcio, prestigioso miembro de la NASA, que decide ofrecer sus ideas para
ayudar al país. El gobierno de al-Sisi lo ficha como figura asesora presidencial
sobre Ciencia. El pobre hombre se encuentra con la gigantesca estafa de la
máquina inventada por militares que cura el SIDA y la hepatitis-C, lo que le
echen, y dimite inmediatamente ante el bochorno más espantoso que la situación
le produce. No es un islamista; es un egipcio que, como muchos otros, se ha
ganado el prestigio fuera de su país. El científico tiene nombre, claro: Essam
Heggy. Estas eran sus palabras ante el fiasco en la publicación Al-Monitor:
Essam Heggy, an Egyptian space scientist and
scientific adviser to a former president, said the current regime is more
occupied with its world image than it is with its people, and that the 2018
presidential elections are an opportunity for a course correction. In an
interview with Al-Monitor, Heggy said the governing regime has driven Egypt to
its worst moment in history, as the top priority in Egypt is not education but
arms deals. Heggy expressed his view that the government has not learned from
the experiences of Syria, Iraq or Sudan.
He said that unless education reform and other
reforms take place, "There will be no democracy in Egypt. The people are
trapped between two choices: the caliphate state of the Islamic State [IS] and
the Muslim Brotherhood on the one hand, and the state of late Egyptian
President Gamal Abdel Nasser on the other,” Heggy said. He said that the
revolution Egypt truly needs is one in education, as democracy without
education is a path toward illusion.**
Son las palabras de alguien que quiere a su patria y le
duele ver que quienes la gobiernan con mano dura y sin aceptar críticas, la
están llevando a niveles de desastre crecientes.
La respuesta que el gobierno egipcio doy a Heggy, que
generosamente abandonó la comodidad de su trabajo en Estados Unidos para
incorporarse allí donde creía que era su deber no se dejó esperar.
Inmediatamente, como tantas otras personas que han sido desplazadas, se vertieron
sobre Heggy las acusaciones de "traición", etc. con las que el
régimen castiga la discrepancia. Como castigo solemne, se le retiró de los
libros de texto (como ocurrió con el otro "traidor", Mohamed
El-Baradei, quien se negó a participar en un gobierno cuyas soluciones eran
matanzas de cientos de personas en las calles, retirándose de la vida pública).
Las palabras de Heggy sobre que el gobierno egipcio está más
preocupado de su imagen que de otra cosa ("the current regime is more
occupied with its world image than it is with its people") es una evidencia
pues lo que teme es la evaluación del pueblo. La necesidad de justificar su
ineptitud en "conspiraciones" se sitúa en el mismo nivel que sus
ilusorias expectativas en contradicción con la situación real.
Un ejemplo de prosa "doble pensar" orwelliana lo
tenemos en el comienzo del artículo de Daily
News Egypt (periódico intervenido por el estado y pasado a la prensa
estatal bajo acusaciones de connivencias exteriores) con el que se intenta
explicar a los egipcios como la idílica
amistad entre su presidente y Donald Trump no se ha cristalizado en una
lluvia de regalos (una especie de "Bienvenido, Mr. Marshall", pero
con Trump) para todos:
Following a warm period of relations between
Egypt and the US since the election of President Donald Trump, Egypt said on
Wednesday it regrets the US’s withdrawal of military and financial aids.***
La frase es un maravilloso ejemplo de cómo en una misma
frase se comienza con el sueño y se acaba con la dura realidad del desengaño.
¿Qué es ese "warm period" sino una fantasía sembrada por el aparato
propagandístico para hacer ver que sus presidentes formaban pareja de bridge?
¿Qué absurda fantasía es esta? ¿No son demasiadas décadas de promesas y
fantasías?
Trump —lo hemos explicado muchas veces desde el inicio— se
aprovechó para dar salida internacional a su imagen, nada favorecida.
Finalmente consiguió que el presidente Sisi fuera considerado un "dictador
más" en la lista de los que abraza
el presidente de los Estados Unidos.
Lo ocurrido en Naciones Unidas estaba anunciado. No hay un
solo informe internacional que hable bien de la situación de los derechos humanos
en Egipto desde hace mucho tiempo, es más, todos coinciden en un
recrudecimiento de la represión, algo de esperar pues se produce el fenómeno de
una retroalimentación: más críticas, más represión.
Egypt Independent
entra en más detalles sobre este aumento en el informe:
He added that the office of the High
Commissioner is receiving increased allegations of torture in detention,
enforced disappearances, extra-judicial killings and trials of civilians in
military courts.
He said that the new NGO law adopted on 24 May,
which comprehensively restricts the activities of civil society organisations,
breaches international law, as well as Egypt’s own constitution.
He pointed out that the government has further
enacted sweeping blocks on hundreds of websites and media outlets, including
those of Egyptian media and international NGOs.
Hussein said that brutality and intimidation of
the country’s most thoughtful voices, cutting off the vital social and economic
services provided by NGOs, and blocking information can only exacerbate
radicalism and instability.
He commended the human rights defenders and
activists who continue, selflessly, to stand up for the rights of the people of
Egypt. He urged the government to reverse its course and open up democratic
space, to allow activists to freely contribute to the development of a
prosperous and open society.
The head of Egypt’s National Council for Human
Rights (NCHR) Mohamed Fayeq said that Egypt is now free from torture and this
does not mean that there are no isolated cases, which Interior Ministry deals
with decisively and some have been held accountable but not declared.
Fayeq pointed out that the phenomenon of
torture exists strongly in the Arab region and has existed since King Farouk
era, but it is different now, as the Interior Ministry has changed dramatically
and started implementing human rights initiatives, including issuing a moral
code and subjecting police officers to training courses.****
Son sorprendentes los dos últimos párrafos en los que se
habla de las torturas como un "mal de los países árabes" y de cómo se
pueden producir "casos aislados" de tortura. Primero se echa la culpa
a todos para después considerar lo que no se puede negar u ocultar como iniciativas propias de algunos policías.
A lo mejor no lo es tanto si consideramos que la persona que sustituyó al
dimitido presidente del comité parlamentario de Derechos Humanos, Mohamed Anwar
El-Sadat, era un ex policía sobre el que recaían fundadas sospechas de haber
sido parte activa en la represión.
No hay conspiraciones. Lo que hay es una endémica
incapacidad del gobierno egipcio para buscar soluciones a los problemas que no
hayan sido usadas anteriormente: la fuerza de la violencia, lo la de la ley.
Confundir ley y violencia es muy peligroso porque es el hundimiento del estado
de derecho y la democracia. Todos, hasta los criminales, tienen sus derechos
porque es lo que distingue a unos de otros, por más que pueda pesar. La
sucesión de militares en los gobiernos acaban mal, pervirtiendo el sentido de
lo que significa el orden social y la paz. El disfraz es el del patriotismo,
cuya bandera se levanta, pero debajo está el poder, su uso y mantenimiento década
tras década.
Año tras año, el gobierno egipcio tendrá que afrontar la
críticas y sobre todo un hecho: cada día se aleja más de la democracia, por lo
que tiene que silenciar a la sociedad civil, que tiene que volver a la
clandestinidad y a ser perseguida acusada de no aceptar los conceptos
gubernamentales de "felicidad", "paz" y "éxito"
que se le venden cada día.
El gran problema al que se enfrenta Egipto es que las
personas que tienen mucho que aportar hagan como Essam Heggy y decidan no
volver. Las mismas malas soluciones hacen que el pesimismo crezca; la senda escogida es siempre la misma: la represión, en vez del camino de las libertades. 2018 está aquí y, como ocurrió en 2011, la sociedad egipcia sigue
discutiendo el liderazgo no en términos de eficacia y libertades sino de continuidad del poder. Los
problemas no son los reales, sino si es mejor modificar la constitución para que
el presidente esté 6 años, dos más de los estipulados, o enfrentarse a las
urnas y tener que camuflar un mal resultado. Los opositores se le están
retirando de la carrera presidencial —Sabbahi ya lo ha anunciado— porque saben
que son solo meros comparsas para justificar lo que siempre han sido las
elecciones. Hoy la sociedad civil permanece silenciada. Pero nunca le molestó tanto al gobierno que se lo dijeran.
La imagen que se está protegiendo no es la de Egipto, sino
la del gobierno. No hay peor
conspiración que la incompetencia. La cuestión está en saber cuántos viajes le
quedan al cántaro hasta la fuente. Los problemas del extremismo son reales,
pero no se puede construir una democracia pisoteando los derechos humanos
porque se pierde la credibilidad interior y exterior. Así solo se crea el semillero
interminable del extremismo, regado cada día con sangre de la injusticia.
Crecer en un país que piensa que existe una conspiración universal contra él es
hacerlo en el odio contra todos y en la sumisión al poder, que le manipulará
hasta el fin, enseñándole que la violencia del estado no es violencia y además
no tiene límites legales ni morales.
¿La solución? La de Essam Heggy: construir una democracia
desde la educación; combatir la ignorancia. La
democracia es la solución, no una debilidad.
*
"Egypt says criticism by UN human rights commissioner is 'politicised,
unfounded'" Ahram Online 12/09/2017
http://english.ahram.org.eg/NewsContent/1/64/276994/Egypt/Politics-/Egypt-says-criticism-by-UN-human-rights-commission.aspx
**
"Can this Egyptian scientist shake up political scene?" Al-Monitor
17/11/2016
http://www.al-monitor.com/pulse/originals/2016/11/egypt-interview-essam-heggy-president-team-candidate.html#ixzz4sWyUxEvb
***
"Egypt regrets US’s suspending of military, financial aid" Daily News
Egypt 23/08/2017
https://dailynewsegypt.com/2017/08/23/egypt-regrets-uss-suspending-military-financial-aid/
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