viernes, 8 de septiembre de 2017

El arte de la ambigüedad

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
Cuando comenzó lo que llamamos "el lío qatarí" tras la visita de Donald Trump a Oriente Medio señalamos que el desconocimiento de lo que allí ocurría, sumado a su gusto por las medias palabras y la ambigüedad habían estado en el origen del problema. Recordemos lo que ocurrió cuando le preguntaron en campaña si conocía las diferencias entre Hamas y Hezbollah. Lo recogió con especial escándalo la prensa de la zona, de Al-Jazeera a The Times of Israel. The Guardian lo expresó así:

Donald Trump has proved that a presidential candidate does not need many of the attributes conventionally thought necessary to lead the pack in the Republican race for the White House, blithely offending Latinos, women and his fellow candidates, all the while rising in the polls. Now he has proved he considers foreign policy knowledge largely optional, too.
In a discussion about Islamist extremism with the conservative talk-radio host Hugh Hewitt on Thursday, Trump was asked to identify the leaders of major militant groups, including General Qassem Suleimani of Iran’s Quds Force, Hassan Nasrallah of Hezbollah, al-Qaida leader Ayman al-Zawahiri, Nusra Front leader Abu Mohammad al-Julani, and Islamic State leader Abu Bakr al-Baghdadi.
Trump admitted he could not, and the discussion ended with Hewitt pushing the candidate on the topic, asking him: “So the difference between Hezbollah and Hamas does not matter to you yet, but it will?”
Trump replied: “It will when it’s appropriate. I will know more about it than you know, and believe me, it won’t take me long.”
Hewitt is set to co-moderate the next official Republican presidential debate on 16 September at the Ronald Reagan presidential library in California. He warned that this subject might be discussed in the debate, despite Trump’s prediction that the 16 other Republicans running for president would also be unable to explain the difference between Hezbollah and Hamas, except “maybe one who studied it”.*


La respuesta en campaña fue esa. Una vez llegado a la presidencia, Trump parece no haber hecho la tarea, pero con lo accidentado que está resultando todo, es fácil que no haya encontrado tiempo para estudiar. Para él, tan seguro de sí mismo, no hay nada que un buen discurso ambiguo no puede solucionar.
Con la "paz", el "terrorismo" y "los que financian el terrorismo" se puede construir un bonito discurso que cada cual puede interpretar como quiera. Y en gran medida eso fue lo que pasó. Vendedor nato, lo que hizo Trump fue situar en la mente de lo que les escuchaban lo que ellos quería oír. Pero eso, en este terreno, es muy complicado.
Allí donde dijo que había que ir a los que financiaban el terrorismo probablemente tenía en mente a Irán, que era el objetivo que le permitía unir a Israel con los países árabes, ya que ambos ven en él el peligro real de la zona. De esta forma, Trump salía de Oriente Medio dando la sensación de que había arreglado algo.
Sin embargo, lo que ocurrió fue muy revelador: en vez de dirigirse todos contra Irán lo hicieron contra Qatar, señalándolo como el financiador del "terrorismo", concepto nebuloso hoy día, en donde nadie tiene estados por "enemigos". Salvo alguna guerra olvidada, lo que queda son "terroristas" y "países que financian el terrorismo". Lo primero se aplica a cualquiera que interese quitar de en medio en el interior. Están los verdaderos "terroristas", que mantienen la llama, y luego están los enemigos propios: disidentes, críticos, opositores, etc. a los que se persigue como "terroristas", "simpatizantes", "apoyos", etc. Finalmente, están los "financiadores", algo tan difícil de probar, tanto que sí como que no. Dado el extraño y peculiar equilibrio (es un eufemismo) de Oriente Medio, nadie puede ir por libre, sino que realiza alianzas con los enemigos de sus enemigos. La forma de mantener su independencia Qatar es establecer alianzas de diferente tipo con los rivales de tus amigos. Qatar lo ha hecho con Turquía e Irán, frente a los países que están alrededor de Arabia Saudí. Y eso no se permite.


Pero tiene también una servidumbre, acoger a los enemigos internos de tus enemigos: Turquía y Qatar han aceptado en su territorio a los Hermanos Musulmanes, algo inaceptable para países como Egipto que los señalan como responsables de sus crisis interiores. Tampoco Arabia Saudí los acepta porque son de un radicalismo alternativo y allí no se consienten estas florituras teológicas que cuestionan las monarquías. Sin embargo, las conexiones con Estados Unidos están ahí pese a la insistencia de Egipto para que los declaren "grupo terrorista".
La ambigüedad de Trump ha creado un enorme lío en la zona, cuyo máximo beneficiario es de nuevo Vladimir Putin. La osadía política de Trump le hizo hablar pensando que las cosas eran tan simples como él las ve. Cuando arremetieron contra Qatar, se enteró de que en Qatar estaba la base norteamericana de la zona, que era un punto clave para el ataque al Estado Islámico. Pero ya era demasiado tarde. Rex Tillerson lo intentó, pero los cuatro países encabezados por Arabia Saudí y Egipto, no querían dejar la ocasión de lanzar un órdago a Qatar. Las pretensiones eran insultantes y ridículas, incluidas la del cierre de Al Jazeera, inaceptables para cualquier país soberano.
Dados cuenta del desastre que había provocado —en vez de unir, Trump había agravado la crisis de la zona—, ahora todos son intentos de encontrar un mediador que arregle lo estropeado. Y esta vez le ha tocado a Kuwait.
El diario estatal egipcio Ahram Online describe lo ocurrido:

President Donald Trump on Thursday hailed efforts by the leader of Kuwait, a staunch American ally, to mediate a festering diplomatic crisis involving Qatar and its Arab neighbors that could have implications for the U.S. military presence in the region.
However, the quartet of Arab nations now boycotting Doha issued a strongly worded statement early Friday morning dismissing some of Sheikh Sabah Al Ahmad Al Sabah's comments, signaling the diplomatic crisis roiling the Gulf is far from over.
At a White House news conference with Sheikh Sabah, Trump said he appreciated the emir's thus-far unsuccessful bid to end the dispute between Qatar and Saudi Arabia, the United Arab Emirates, Bahrain and Egypt. He applauded Kuwait's "critical contributions to regional stability" but also repeated an offer to mediate himself, particularly between Qatar and Saudi Arabia and the UAE. He suggested a deal would be "worked out very quickly" if he became personally involved.**


La sola mención de esa posibilidad habrá hecho dar vuelcos a muchos corazones en la zona, cuya máxima preocupación es que Trump regrese a "arreglar" lo que él mismo creó por falta de aplicación en el estudio. En circunstancias normales, alguien le habría explicado al presidente de los Estados Unidos la situación de la zona, pero la presidencia de Trump (el mismo Trump) se mantiene bastante alejado de lo que podría considerarse como ·circunstancias normales). Puede que incluso algunos lo hayan comprendido como una especie de amenaza para la zona, cuya recuperación tardará en producirse.
En Ahram Online intentan explicar cuál es la posición del presidente:

Trump said all the countries involved — members of the Gulf Cooperation Council — are "essential partners" with the United States in efforts to crack down on extremism, including the fight against Islamic State group. "We will be most successful with a united GCC," he said. "We will send a strong message to both terrorist organizations and regional aggressors that they cannot win."
His comments came after he sent conflicting signals about where he stands on the dispute. Trump initially appeared to side with Saudi Arabia, but then instructed Secretary of State Rex Tillerson to support the Kuwaiti mediation effort. Still, the dispute has dragged on for more than three months, even after Tillerson shuttled between the parties in July and dispatched two other U.S. envoys to bolster the 88-year-old Kuwaiti emir's initiative.**

Nadie duda de que Trump, por su propia naturaleza, siempre mande "strong mesasge",  la cuestión es que no se sabe bien a quién ni en qué consiste. Pero es una frase bonita que en algunos de esos esperpénticos mítines que organiza por tierras favorables aplauden emocionados. El "strong message" puede ser cualquier cosa, ya se verá
También la expresión del texto "after he sent conflicting signals" se las trae. Un presidente de los Estados Unidos debería ser más interpretable que la pitia del Oráculo de Delfos. El signo comunicativo de los tiempos de Trump parece ser la ambigüedad, la contradicción propia y la falta de coherencia administrativa. La expresión del secretario de Estado Rex Tillerson "el presidente habla por sí mismo" (speaks for himself) refleja parte de ese drama al que está sometido alguien bajo el mandato de Trump y que tiene que comunicar al mundo las posturas oficiales de los Estados Unidos, no de Donald Trump.


Estados Unidos necesita marcar unas posiciones estables y razonables, eficaces para alcanzar una serie de objetivos, algo que ha brillado por su ausencia hasta el momento. No solo Trump no ha arreglado nada hasta el momento, sino que casi todo ha empeorado. Eso incluye esencialmente lo que ha tocado, mencionado o insinuado, de Cuba a Irán, de Venezuela a Corea, de los Boy Scouts al cambio climático.
Tras recordar los comienzos de la crisis el 5 de junio, el articulista recuerda:

In his comments, Trump offered a pointed reminder that terrorism financing is at the heart of the crisis. At one point he said the dispute "began because of that fact that there has been massive funding of terrorism by certain countries." He did not identify those countries, but in June he had made reference to Saudi and other Arab complaints about Qatar.**

Es un pequeño olvido sin importancia y cuando se ha nacido rico siempre hay alguien para disculpar los lapsus. Osadía y descaro. Dejar caer este tipo de ambigüedades en ese nido de víboras que es Oriente Medio son muestra de su ignorancia profunda y de su desparpajo.
Viendo lo que ha hecho Donald Trump en este tiempo en la Casa Blanca, las palabras con las que abría su "The Art of The Deal" (1987) hacen estremecerse a cualquiera que las lea y piense un poco en ello:

I DON’T do it for the money. I’ve got enough, much more than I’ll ever need. I do it to do it. Deals  are  my  art  form.  Other  people  paint  beautifully  on  canvas  or  write  wonderful poetry. I like making deals, preferably big deals. That’s how I get my kicks. Most people are surprised by the way I work. I play it very loose. I don’t carry a briefcase. I try not to schedule too many meetings. I leave my door open. You can’t be imaginative or entrepreneurial if you’ve got too much structure. I prefer to come to work each day and just see what develops.

No creo que haya cambiado mucho el método. La puerta la tiene ahora cerrada por motivos de seguridad.



* "Donald Trump: I will know the difference between Hamas and Hezbollah 'when it's appropriate'" The Guardian  4/09/2015 https://www.theguardian.com/us-news/2015/sep/04/donald-trump-difference-between-hamas-hezbollah-quds-kurds

** "Trump hails Kuwait mediation on Qatar; Arab states react" Ahram Online 8/09/2017 http://english.ahram.org.eg/NewsContent/2/8/276695/World/Region/Trump-hails-Kuwait-mediation-on-Qatar;-Arab-states.aspx


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