Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
El
diario ABC titula "Los españoles aún sueñan con un trabajo seguro"*.
El artículo es un resumen del resultado de la encuesta realizada anualmente por
la empresa Ranstad, una multinacional holandesa que se dedica a saber cuáles
son las empresas favoritas de los trabajadores. ABC describe el objetivo de la
empresa como "«Employer Branding» (valor de una marca como empleador)".
Con ello se pretende establecer cuáles son las empresas más "atractivas"
para los trabajadores y paralelamente los motivos de su atractivo.
La
empresa ha realizado también —junto a otros 17 países— en España su encuesta
preguntando a 7.000 personas sobre sus preferencias a la hora de ser
contratado. Los resultados españoles nos dan que la empresa favorita para ser
contratado es: "EADS, compañía del sector aeronáutico, espacial y de la
defensa", lo que no deja de ser algo sorprendente porque seguro que ni a
usted ni a mí se nos hubiera ocurrido ni a muchos ingenieros que han emigrado,
pero a muchos de los 6.998 restantes seguro que sí. Lo interesante también,
claro, son las consecuencias que sacan:
Tras la seguridad laboral a largo plazo
(30%), los aspectos más valorados son que la compañía esté saneada a nivel
financiero (19%), las perspectivas de futuro (8%) y las condiciones económicas
(8%). Pero para Rodrigo Martín, presidente de Randstad España «la clave está en
la empleabilidad, no en la seguridad». «El contrato -comentó durante la
presentación de los premios- no es lo que da seguridad al empleado, a la vista
está que no hay fórmula indefinida que resista a la reforma laboral. En
realidad, lo que ayuda a conservar el puesto de trabajo es el valor que uno
aporta a su empresa. ¿Valgo lo que cuesto? Esa es la pregunta que habría que
hacerse».
El
señor Martín es un hacha en esto de las evaluaciones, seguro, y por eso vale lo que cuesta para su empresa
multinacional. Déjelos soñar, señor Martín, aunque solo sea un poco. En país
con seis millones de parados y con perspectivas no demasiado buenas —incluidas
las de la reforma laboral— hasta el momento, cuando ya no creemos en tantas
cosas, déjenos creer en los sueños. No nos dé, por favor, la "clave"
—aunque sea obvia— porque no son argumentos
conscientes los que usted recoge en la encuesta, sino deseos insatisfechos,
pulsiones de la libido laboral que se
redirigen hacia objetos de deseo, la
aspiración del inconsciente a la felicidad que la dura realidad obliga a
reprimir, que diría un freudiano ortodoxo. ¡No haga que la gente se tenga que reprimir
también en las encuestas! ¡Ya nos reprimimos bastante!
Deje
los sueños infantiles de "seguridad" a los ejecutivos bancarios que se
"jubilan" con 88 millones de euros de pensión, como el señor Alfredo
Sáenz, segundo del Banco Santander, primero condenado, indultado por el
gobierno anterior después, y retirado por la puerta de atrás estos días tras
anularle el indulto. Lo que ocurre es que la "puerta de atrás" de
estos señores —y de muchos otros— es de un tamaño desproporcionado para el
resto de los mortales. Si le hubieran hecho la encuesta al señor Sáenz habría
dicho que él se pasó mucho tiempo en el Santander no por seguridad, sino por empleabilidad,
es decir, que la empresa lo valoraba
mucho. De lo cual no hay ninguna duda. Ha sido el ejecutivo mejor pagado de
este país; lástima que lo condenaran.
Contrasta
esto de la encuesta de Ranstad —para gente que sueña con la empleabilidad—, con otra noticia, hace un par de días, en el diario
El Mundo: la revuelta popular producida
por la afluencia masiva de personas en Almussafes a un cursillo — solo para
empadronados en la localidad— sobre cómo preparar el currículum que entregarán
para una futura tienda de IKEA en la zona.** Aquí, más que sueños de "¿valgo lo que cuesto?, tenemos pesadillas sacadas a la luz, las de la desesperación del "paguen lo que paguen" y en lo que sea.
La
"Agència de Desenvolupament Local de Almussafes" había organizado un cursillo
de orientación laboral para la presentación. Esto ha sido, por un problema de
interpretación de la información en las redes sociales, confundido con la
recepción de los documentos para solicitar empleo en la tienda, lo que ha
desencadenado una marea de personas, unos cuantos miles, que llegaron con la
pretensión de entregar el currículum más los que fueron al ayuntamiento, las
llamadas, etc. El colapso de la desesperación.
No sé
si IKEA aparece en las listas del señor Rodrigo Martín como una empresa muy "deseada".
Da igual. El "deseo" se lo acaban tragando junto a muchas otras cosas
para conseguir un empleo. Que el factor más bajo —un 8%— para que una empresa
resulte atractiva a un presunto trabajador sea las condiciones económicas, nos
dice que el capitalismo ha llevado a su punto exacto la falta de pretensiones
económicas ante la desesperación del desempleo, aspecto teorizado ampliamente por
todos los economistas clásicos de cualquier orientación o procedencia.
La
empresa Randstad vive de ofrecer información a las empresas sobre qué aspectos
son los más atractivos, algo que le permite seleccionar a la baja a sus futuros
empleados, ya que tendrá siempre cola de gente que quiera trabajar allí y lo
hará por menos que otros. La freelancer
que organizó los cursillos para el ayuntamiento de Almussafes ha creado su
puesto de trabajo para orientar a los que no tienen trabajo; es uno de los
pocos sectores en crecimiento junto con las ETT y similares.
La
pregunta, señor Martín, no es "¿valgo lo que cuesto?", ejercicio
espiritual masoquista de orientación protestante, sino "¿cuánto van a tardar
en encontrar a uno que lo haga por menos que yo?" o "¿por qué abrir
una fábrica aquí cuando gano más en Bangladesh?". Hay muchas más preguntas
que uno se hace en estos tiempos de tanto teórico del Management.
La
gente valora lo que no tiene, que es la seguridad. El deseo de seguridad es humano, profundamente humano, es lo que
libera la angustia y amplia el deseo de vivir a otras esferas; no es algo infantil, como nos venden cada día
los cursis. Solo tienen seguridad los contratos blindados de ejecutivos,
directivos y políticos, estos últimos continúan su larga vida política dando el
salto a lo que no habían pisado antes, empresas, y lo hacen bien pagados.
Decir
que no es el "contrato" lo que da seguridad será cierto, pero es un
sarcasmo infame en un país con seis millones de personas que aspiran a un poco
de estabilidad, a una millonésima parte de la que tienen sus ejecutivos, que se
van de una empresa a otra, cuando les interesa, con ofertas mejores y el
bolsillo bien cubierto. Ellos sí creen en el contrato y en la movilidad
positiva, la que hace ganar más en cada salto. Los saltos de los trabajadores,
mayoritariamente, son saltos a menos, de empresa que les pagan poco a otras que
les pagan menos. Y eso es generalizado, por eso han aumentado las diferencias.
Deje,
al menos, que la gente valore esa "seguridad" que solo tienen
algunos: los que teorizan sobre el "infantilismo" de la seguridad.
*
"Los españoles aún sueñan con un trabajo seguro" ABC 02/05/2013
http://www.abc.es/economia/20130502/abci-trabajo-seguro-suplemento-empresa-201304301339.html
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