Joaquín
Mª Aguirre (UCM)
Umberto
Eco ha estado en Burgos recibiendo un doctorado Honoris causa y en la
entrevista que el diario El País le
ha realizado señala:
Los periódicos han perdido muchísimas
funciones. Por la mañana lo hojeo rápidamente porque las noticias principales
ya me las ha contado la televisión, pero continúa siendo importante por los
editoriales, por los análisis, y es fundamental no leer uno, sino al menos dos
cada día. Se debería enseñar a leer periódicos a la gente, dos o tres, para ver
la diferencia entre las opiniones, no para conocer las noticias, eso ya nos lo
dice la tele.*
Crecí
en una casa en la que lo primero que se hacía cada día era recoger del felpudo
de la entrada tres ejemplares de periódicos. La puerta se abría para dar
entrada a las noticias del día. Entiendo lo que quiere decir Eco. En aquella época,
además, la televisión era única y oficial. La única forma de acceder a cierta
diversidad informativa era a través de los periódicos. Allí tenía las mismas
noticias pero con opiniones y valoraciones distintas, interpretadas de diferente
forma muchas de ellas. Valoras la opinión, lo importante de sus diferencias, no
la rechazas.
Valorar
los análisis y los editoriales es una sutileza que, me temo, se ha perdido en
estos tiempos de Twitter y videoblogs, tiempos en que los medios se
autolimitan por temor a que el exceso de información, aburra, sature a los receptores. Tremendo error.
Muchos
periódicos han ido perdiendo ese deseo de diferencia explicativa frente a unos medios audiovisuales que han enseñado a primar la
brevedad, concisión y emocionalidad de la imagen. Aumentan el tamaño de sus fotografías
y reducen el número de sus palabras. La palabra escrita es la que nos permite
un análisis pausado pues somos nosotros los que seleccionamos el ritmo de la
propia lectura, algo que no ocurre con la escucha y la visión, en las que dependemos del tiempo asignado por otros, que también es una forma de valoración. ¿Pero es eso lo que interesa hoy, "lo pausado"?
Eco apunta
a las necesidades y consideraciones lógicas de un "hombre mediático
ilustrado". Hoy se aboga, por el contrario, por un "romanticismo
emocional" de los medios, por el impacto de la imagen, alrededor de la
cual se "construye" la noticia. El núcleo es muchas veces la imagen,
la foto, el vídeo, el sonido. Todo aquello que tenga el mayor impacto emocional.
La palabra gira como un satélite a su alrededor, como comentario, o desaparece,
como ocurre en secciones como "No comment" (Euronews) o en "On off"
(RTVE).
Euronews
explica así su espacio No comment:
En euronews,
creemos en la inteligencia del espectador y pensamos que el papel de una cadena
informativa consiste en proporcionar la materia suficiente, a cada individuo,
para que se haga su propia opinión del mundo.
Nosotros consideramos también que en
ocasiones las imágenes no tienen necesidad de explicación o de comentario. Por
eso creamos No Comment y después No Comment TV: con el objetivo de
mostrar el mundo desde un ángulo diferente.
No son
demasiado convincentes los argumentos: ¿puedo "entender" lo que
ocurre y formarme una "opinión del mundo" con la simple contemplación?
Quizá es demasiado inocente pensarlo así, aunque nos pueda adular pensarlo. Necesitamos
de una contextualización, de informaciones previas que nos ayuden. El mundo profesional
de la información surge precisamente porque no somos capaces de crearnos esa
opinión desde los materiales en bruto que la realidad nos trae y los medios
captan y registran. Ver no es suficiente. "Comprender" es un proceso
complejo que requiere de la palabra para formarse.
Quizá
por eso, la sección "On off" de Televisión Española ofrezca
comentarios en su página web explicando el sentido de las imágenes, de aquellas
que son ofrecidas inicialmente con un mero título, algo que ya es una forma de
orientar sobre el "sentido". Euronews solo ofrece lugar y fecha en la emisión, pero también las contextualiza posteriormente explicándolas en su web.
La simple visión de las imágenes, sin un
contexto informativo adecuado, no ayuda demasiado a la "comprensión del mundo". Comprender es un proceso, no un acto. Solo en los casos en los que tenemos un conocimiento previo suficiente —y no
siempre— podemos comprender ese material en bruto. Pero no siempre lo tenemos
porque se han ampliado los focos de información en un mundo global y complejo. La prensa
surgió precisamente por la necesidad de tener noticias de más allá de nuestros
espacios habituales, con la expansión del mundo comercial y los intereses distantes. De repente
comenzamos a necesitar información de lo que ocurría en otros lugares, que
alguien nos lo contara. Los focos de interés se multiplicaban y con ellos nuestras necesidades informativas.
Hoy el
mundo produce millones de imágenes por minuto a través de teléfonos móviles,
cámaras fotográficas, vídeos caseros, etc., relegando a los medios impresos a
competir en una batalla generacional perdida. La imagen sin tratamiento
informativo se convierte en una especie de ritual vacío, en el que el
esteticismo, lo truculento, lo curioso, lo anómalo, lo extravagante, etc., se consumen
sin explicación. Es la imagen por la imagen. Necesitan tenernos mirando y
cualquier medio es bueno.
La
deformación del "gusto informativo" que implica un mundo sin
explicaciones es el de un mundo sin necesidad de ser explicado. La
"explicación" y sus diferencias es un nivel superior. Por eso es
esencial la profesionalidad de los informadores, porque son los que dirigirán
la interpretación en un sentido u otro, contextualizando o complementando todos
aquellos vacíos que la imagen —que ha captado solo una parte de un continuo vital,
de un proceso en el tiempo— no puede aportar.
La
imagen a secas no es necesariamente "objetividad". La "objetividad"
no es un valor de las cosas, sino de las personas al tratar los acontecimientos,
al mostrarlos, al describirlos. Cuando Umberto Eco señala que él se entera de
las noticias por la televisión, pero las analiza a través de la prensa, está
indicando esos dos momentos complementarios: el observar y el comprender. El
primero nos los ofrece el mundo captado, a veces casualmente; el segundo, la
complejidad de cualquier acto humano relevante, lleno de conexiones históricas,
económicas, sociales, políticas, etc., lleno de consecuencias.
Si
todos los actos humanos fueran triviales o fruto del azar no necesitaríamos
explicaciones ni opiniones. Afortunadamente no es así.
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