lunes, 1 de abril de 2013

El aislamiento de Egipto

Joaquín Mª Aguirre (UCM)
El camino de Egipto hasta su propio aislamiento sigue dirigido por la mano firme y casta del poder político islamista, convertido en guardián de la ortodoxia de las conciencias. Pronto el régimen será más antiguo que las propias pirámides, si no son derribadas por algún fanático que considere que son poco islámicas y demasiado puntiagudas. 
Paso a paso, el régimen se va dotando de una legalidad restrictiva y retrógrada en la que ya no existe apenas diferencia entre insultar a Mohamed Morsi o faltar al islam, cuyo proceso de identificación comienza a rondar lo sacrílego, en sus propios términos. Ya son capaces de interpretar —siempre lo han sido— qué es la verdad, la decencia o la historia. Iluminados hasta en sus facetas más oscuras, imponen su "ciencia", como la llamó con plena ironía Taha Hussein, un ejemplo histórico que se va haciendo cada vez más imposible en el clima actual, en donde se intenta silenciar en libros y escuelas todo lo que huela a progreso intelectual, a conciencia propia. A Taha Hussein se le concedió en 1973 el Premio de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, un importante galardón.

El movimiento envolvente entre el poder político y administrativo y las bases islamistas, las únicas organizaciones que se habían beneficiado de la desidia de los gobiernos egipcios para con su pueblo, va dando sus frutos, aunque tienen cada vez más contestación social. Sectores importantes del pueblo egipcio están cada vez más descontentos con la situación económica y política, desastrosa en ambos casos y susceptible de empeorar. La credibilidad exterior del gobierno egipcio está bajo mínimos, Nadie confía en que por ese camino se pueda llegar a algún lugar. No ya a las promesas de la Revolución, sino a algún punto de cordura.
Cada vez es más evidente, ya lo señalamos, que las aspiraciones de la Revolución se han disuelto en sangre. Los Hermanos Musulmanes jamás apoyaron la Revolución del 25 de enero ni compartían sus ideales. El único "ideal" estratégico de los islamistas —no solo en Egipto— era el derrocamiento de los regímenes que los tenían marginados. Crecieron alimentados por el victimismo, la incultura y la desidia; crecieron por los errores occidentales, que incapaces de ver más allá de sus intereses, fueron identificados con los crueles dictadores que les controlaban. Han sabido manipular como nadie la combinación el antiamericanismo con la religión consiguiendo que cualquiera que no esté con ellos sea identificado —por liberal o por laico, que viene a ser lo mismo— como enemigo de un Dios que ellos representan en exclusiva.
Una vez conseguido el poder, el único programa es el desmantelamiento de una desvertebrada sociedad civil. Se trata de atajar cualquier síntoma de individualidad o laicismo, para ellos los más graves problemas porque afectan a su visión integrista en la que no hay más pensamiento que el colectivo. Para conseguirlo tratan de aislar a Egipto por todas las vías, cerrándolo más allá de lo que las dictaduras consiguieron.


Con la miseria en las calles, con miles de niños a su suerte víctimas del olvido, con el crecimiento del acoso sexual y el retroceso de los derechos de las mujeres —invento occidental y destructivo—, con una inflación que acosa a los que menos tienen, que cada vez es menos, con el aumento especulativo del precio del pan, con los huelgas de estudiantes, policías, etc., el gobierno de Mohamed Morsi vuelve a convertir a Egipto en un país único: va aplicar la leyes impidiendo el acceso de los egipcios a los lugares "porno" de Internet. En aplicación del "mandato" de velar por sus conciencias y la integridad de las familias, los islamistas —respetuosos de las leyes que ellos mismo elaboran— protegerán a los egipcios de esos malos pensamientos que solo se manifestarán ya en los acosos y violaciones callejeras, epidemia nacional favorecida por la "lascivia" de las mujeres que acuden a protestar a la manifestaciones sin consentimiento ni vigilancia de sus padres, esposos o hermanos. "Ellas se lo buscan" ha sido la respuesta oficial y oficiosa.

El revés sufrido por la Hermandad al no poderse hacer con el control del sindicato de periodistas, que ha sido su objetivo, es de gran importancia pues revela que aunque la presión sobre medios y profesionales es muy grande, los informadores tienen intención de resistir y de no aceptar el oficialismo informativo que se impone a través de los nombramientos de adeptos de la Hermandad en los diarios y medios oficiales.
El episodio del miembro de la Shura interrumpiendo una película proyectada en pleno vuelo para defender la moralidad y proteger la conciencia de los egipcios —y no egipcios— que viajaban en el avión, se nos muestra como un anticipo de este totalitarismo pseudoreligioso que no esconde la prepotencia que anida en su mentes, la soberbia anuladora de los demás. La película que fue interrumpida era una simple comedia antigua. Con estos "criterios" se afronta el cierre de internet a los contenidos pornográficos y lo hacen personas que consideran la contemplación del cabello ya es perturbador. Este medievalismo político practicado por la Hermandad, saca al país del tiempo y lo arrastra, como es su ideal, al desierto.


Las imputaciones contra artistas por "ofensas" al presidente o al "islam" se suceden, como la que se ha dado esta misma semana contra el presentador televisivo Basem Yusef*, acusado de insultar a Mursi, difundir falsas noticias y perturbar el orden público. En cierto sentido, todo es lo mismo, ya que todo lo negativo que se diga de Mursi es un "insulto", una "mentira" y es "perturbador". Y todo ello, por supuesto, "ofende al islam". La ambigüedad de las leyes aprobadas en Egipto, cuyos principios quedan a la libre interpretación de generalidades, ha supuesto ya la protesta de cada una de las leyes, incluso artículo por artículo, en los que la trampa queda al descubierto, la más vieja trampa jurídica, la de la ambigüedad, la que deja en las manos del que interpreta el peso del cuándo, cómo y el a quién. Los efectos los vemos ya en un régimen que ya supera a la dictadura anterior en campos jurídicos, como es el caso de la legislación sobre derechos de las mujeres. Las luchas con el Consejo Nacional de la Mujeres son constantes porque no tienen control sobre él al estar nombrado con anterioridad a su llegada al poder. Su última denuncia es de los 12.000 matrimonios celebrados con mujeres sirias aprovechando la situación de guerra que vive el país:

Since the beginning of the Syrian uprising, women from the war-torn nation have fled to Egypt, marrying citizens here to secure their residency. Some men justified their actions by saying the marriage was an altruistic gesture saving the women from the burden of refugee status. The dowry for such marriages usually does not exceed LE500, forcing the women to be completely dependent on their Egyptian husbands financially and legally, the council alleged.**



Siempre encuentran una justificación para sus acciones. Estos matrimonios ya han sido calificados como "trata de personas" y son muestra de la profunda hipocresía que se esconde tras tanta beatitud y velar por las buenas costumbres. Las mujeres solteras son una "mala costumbre", como ya se encargaron de señalar; si además son mujeres sin familia, como ocurre con las refugiadas, alejadas de su país, la "mala costumbre" es doble.
Tras los primeros cafés separados —hombres, mujeres, familias—, las peticiones de policía de las costumbres virtuosas —según el modelo saudí— por parte de los salafistas, las denuncias contra periodistas, artistas, incluso contra todos los políticos de la oposición, por ofender al nuevo faraón o faltar con sus críticas a la "verdad" que ellos poseen en exclusiva, etc., el camino del islamismo egipcio está cada día más claro.


Aparcadas, de nuevo, quedan las esperanzas de modernización de un Egipto a mitad de camino entre sus deseos de futuro y el regreso a una "edad de oro" islámica inexistente, incapaz de resolver sus problemas y con toda la capacidad para agrandarlos. La Hermandad Musulmana es un anacronismo sin futuro, por eso debe crear las condiciones en el presente que justifiquen su propia existencia.

Las esperanzas de la Revolución deben seguir, pero el camino debe ser otro. Los que sueñan con otro Egipto deberán combinar sus sueños con sus esfuerzos en el presente, mantener viva la idea para que el país no se sumerja de nuevo en ese fatalismo nocivo, pesimista, que hace tirar la toalla y asumir, una vez más, que todo sueño es sueño y nunca llegará a ser realidad. Los egipcios han demostrado que pueden. El obstáculo no era solo Mubarak, sino la propia historia que lo había generado. Egipto no lucha contra un gobierno u otro, lucha contra su propia historia, combate titánico, heroico, mucho más difícil.
No se debe dar la espalda a Egipto; ni ellos ni nosotros. Todo el apoyo que se les pueda dar ayudará a que sigan creyendo en que el futuro es posible, que no sueñan en vano. No deben quedar aislados, por más que los intenten cercar.

* "Popular humorista egipcio comparece ante la Fiscalía General por ‘insultos’ al presidente" Euronews 31/03/2013 http://es.euronews.com/2013/03/31/popular-humorista-egipcio-comparece-ante-la-fiscalia-general-por-insultos-al-p/
** "Rights council: Ban Egyptian men from marrying Syrian refugees" Al-Masry Al-Youm 29/03/2013 http://www.egyptindependent.com/news/rights-council-ban-egyptian-men-marrying-syrian-refugees





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